domingo, 30 de septiembre de 2007

Congo, la chimpancé pintora


Siendo director del zoo de Londres, Desmond Morris se sintió interesado por una chimpancé llamada Congo a la que le gustaba dibujar y pintar con pinturas de colores. En un libro titulado Biology of Art (Biología del arte) (1962), Morris reprodujo docenas de las obras de la chimpance, afirmando que mostraban «un estilo reconocible y personal».

Desmond Morris refería que Congo no había recibido ningún tipo de entrenamiento; en cuanto se le proporcionaba un pincel, comenzaba a producir sus dibujos característicos, descritos como figuras radiales en abanico. La chimpancé se hizo famosa en Inglaterra al haber realizado sus obras de arte en «Zootime», un programa popular de televisión de la década de 1950.

En 1957, una exposición de las pinturas de Congo en una galería de arte londinense difundió su fama por todo el mundo. Muchas se vendieron a precios fantásticos. Salvador Dalí declaró que Congo era mejor pintor abstracto que Jackson Pollock; Miró y Picasso colgaron en sus estudios «congos» originales.

RICHARD MILNER, Diccionario de la evolución, 1990.

viernes, 28 de septiembre de 2007

Sobre las creencias de Hitler

Leer este interesante artículo del Blog En Defensa del Materialismo titulado: El mito del ateismo de Hitler. En él se refleja que las creencias religiosas de Hitler, que estaban fundamentadas en el cristianismo católico, y en parte protestante, de este personaje histórico criminal, en contra de lo que defienden los creyentes.

También hace referencia a su ignorancia de la teoria de la selección natural de Darwin (más bien se basó en el llamado darwinismo social de Herbert Spencer y la eugenesia de Francis Galton) y la filosofía de Nietzsche.

Hablando del filósofo alemán Friedrich Nietzsche, citare unas frases de La voluntad de poder:

«Juzgar el carácter del europeo según su relación con el extranjero en la colonización: crueldad extrema.»

«Me parece cada vez más que no somos suficientemente superficiales y cándidos para ayudar a ese patrioterismo hidalgo brandenburgués y cantar a coro su consigna embrutecedora "Alemania, Alemania por encima de todo".»

«"Alemania, Alemania por encima de todo" es quizá el lema más estúpido que se ha dicho hasta ahora. Me pregunto por qué en particular Alemania, si no quiere, defiende y representa algo más valioso que lo que ha representado cualquier otro poder anterior. En sí sólo es un gran Estado más, una majadería en el mundo.»

«N.B. Contra lo ario y lo semítico.
Donde se mezclan las razas está el origen de una gran cultura.»

«Ser nacional, en el sentido y grado en que hoy es exigido por la opinión pública, me parece que sería para nosotros, hombres más espirituales, no sólo un absurdo, sino una deslealtad, un aturdimiento despótico de nuestros mejores saberes y conciencias.»

«Es antisemita, vulgar, de canalla grosera, que oculten su envidia de la prudencia en los negocios de los judios bajo fórmulas morales.»

sábado, 22 de septiembre de 2007

El mito de las serpientes marinas gigantes

El pasado 1 de septiembre de este año 2007, se encontró frente a la Isla de San Marcos, Mexico, este ejemplar de regaleco o rey de los arenques (Regalecus glesne) de poco más de seís metros de longitud [primera foto]. Este pez Lampridiforme, que puede llegar a alcanzar los siete metros, tambien llamado pez remo [oarfish], por la forma de sus aletas pélvicas que mueve alternativamente como los remos, o rey de los arenques (porque se creía que guiaba los cardúmenes de esta especie), de forma alargada y acintada es el pez óseo más largo de los existentes. Debido a su forma es el origen del mito de las grandes serpientes marinas. Se encuentra prácticamente en todos los mares del planeta, y con mucha frecuencia varado en la costa.

Aunque hay testigos que aseguran haber visto ejemplares de unos 10 metros, por lo que conoce el más grande fue de siete [foto segunda] extraido en 1996 frente las costas californianas. Poco se sabe de su forma de vida; se mueve mediante ondulaciones de la aleta dorsal y el cuerpo, las aletas pélvicas son sensitivas y quimiorreceptoras. Se alimenta de pequeños crustáceos.

El biólogo y periodista alemán Lothar Frenz en su libro de criptozoología (prologado por Jane Goodall) El libro de los animales misteriosos dice:

«Craig Thompson, un ex soldado americano, informó en 1998 de una experiencia que vivió en Vietnam durante su época militar. Montaba guardia mientras su destacamento se bañaba a última hora de la tarde en el mar, en la desembocadura del rio Bong Son. De repente divisó algo, en torno a los 10 metros de largo, con escamas doradas y brillantes, que se deslizaba serpenteando por el agua. Una cabeza desflecada asomó por encima del mar, el animal se deslizó raudo con movimientos ondulantes por la bahía, como si fuera una serpiente gigantesca. Thompson gritó inmediatamente a sus camaradas que regresaban a la orilla. Quién sabe si ese ser no sería peligroso. Sin embargo, no tuvo tiempo para sacar una foto: todo sucedió demasiado deprisa.

»¿Qué animal pudo ser? ¿Una serpiente gigante? ¿Una anguila gigante? Pasaron años hasta que el enigma quedó descifrado para Thompson. Hasta entonces nadie había dado crédito a su relato y continuamente se burlaban de él. Hasta que una noche, en un documental televisivo sobre la naturaleza, vio exactamente el mismo animal que había contemplado años antes en Vietnam.

»La película mostraba un pez largo, parecido a una serpiente, de cabeza similar a un caballo y con una cresta rojiza que se asemejaba a una melena. Era el rey de los arenques, uno de los teleósteos más raros y largos del mundo. En 1996 soldados de infanteria de marina sacaron intacto del mar delante de San Diego un ejemplar de esa especie que medía unos 7 metros de longitud, lo que es extrañísimo, porque el largo cuerpo, al ser capturado, suele romperse en varios trozos. Hasta ahora se sabe muy poco de este extraño pez, que suele vivir entre los 200 y los 1.000 metros de profundidad, aunque de vez en cuando también aparece en capas de agua menos profundas. La primera vez que se describió este animal fue en 1770, muy cerca de la localidad de Glesnaes, en Noruega, por lo que el rey de los arenques recibió el nombre científico de Regalecus glesne. Así pues, las serpientes marinas dotadas, en apariencia, de cabeza de caballo no tienen por qué haber sido productos de la fantasía de maríneros (una parte de las narraciones sobre largos monstruos marinos parece que se remonta al rey de los arenques). ¿Qué animales se ocultan detrás de los restantes relatos?»

domingo, 16 de septiembre de 2007

Los uniformes

Por FRANCISCO UMBRAL 

En tiempos de antimilitarismo, como éstos, lo que más gusta a la gente son los uniformes. Ya la generación pacifista de los hippies, que fue la mía, compraba viejas casacas marineras en los puertos de Europa, para fabricarse un uniforme personal y heterodoxo.

El precursor del autouniforme fue Lord Byron, que se compuso una cosa brillante y ambigua para luchar y morir por Grecia (y, de paso, lavar su mala fama oncestuosa en Inglaterra). Nuestro Eugenio d'Ors, cuando la cosa del 36, paseaba por Salamanca un uniforme que tenía un poco de todo. Alguien le hizo una broma al respecto:

-Me gustan los uniformes siempre que sean multiformes- susurraba el maestro.

En esto ha quedado como un precursor de los jóvenes de hoy, en España y en el mundo. Yo creo que esas formaciones de muchachos y adolescentes que ilustran nuestras calles (y las de Berlín, Londres, etc.), más que por una idea, una convicción, un salario (todo pudiera ser), una pasión o una obsesión, luchan por un uniforme. El éxito de los fascismos, en los años treinta, y de José Antonio en España, no fueron las palabras ni las ideas (pocas) ni los fanatismos, sino los uniformes. Pocos fuimos los chicos españoles que nos resistimos al uniforme falangista en los cuarenta. Luego, algunos pasaron directamente de Falange al Partido Comunista, que era el uniforme por dentro.

Porque la izquierda también se uniforma: melena, barbita, chaquetón, suéter, tejanos, botas, Gramsci, bufanda, Merleau-Ponty, Bogart, Triunfo, anorak, El País. La paz también quiere sus uniformes, que es el uniforme intelectual de la izquierda. Unos atacaban con pistolas Star y otros con Cuadernos para el diálogo. Yo era de Cuadernos para el diálogo, y lo sigo siendo, más por Pedro Altares («gloria a Pedro en los Altares», le escribió Ponce de León) que por Ruiz-Giménez, esa camella católica y buena que lleva toda la vida peregrinando a Lourdes con mejor intención que fortuna. El hombre joven, en fin, se resigna mal a entrar definitivamente en el gris marengo, en la «aventura en lo gris», que diría Buero Vallejo.

Tal que ayer me paraba una pareja joven en el hiper de mi pueblo:

—Los jóvenes le leeremos siempre.

Más vale. Veo las fotos de los últimos incidentes madrileños [20-N de 1993] y es un jaleo, porque todos van vestidos casi igual: guardias, ultras y extremistas de izquierda. Yo, con unos años menos, estaría entre estos últimos, pero creo que la confusión de los uniformes puede llevar a meter goles en la propia portería, o a partirle la inteligencia al coleguilla. Aparte los uniformes criminales que todos sabemos, es gloriosa esta tendencia de la juventud más joven a diferenciarse del cortefiel de sus padres. Uno no es mucho más que su indumentaria y sus versos. Quitarse la túnica hippy o el chaleco de rockero es desvestirse de la propia juventud. Como dice Almodovar «ya no hay ideologías, sólo hay marcas».

Prefiero ideología sin uniforme a uniforme sin ideología, que es lo que hoy abunda, porque los nuevos fascistas se diferencian de los clásicos en que no han leído a Nietzsche, a Hitler, a Mussolini, y no entenderían a José Antonio, si lo leyeran. Miguel García-Posada dice que Madrid 1940, mi último libro, es una de mis «novelas negras» (tiene muy clara la lista). Negra o no, es la novela de un fascista que sabía cosas. Estos de ahora yo creo que van un poco de oídas. Y, mayormente, por el uniforme.

Los Placeres y los Días/EL MUNDO
(28 de noviembre de 1993.)


La estúpida pescadilla que se muerde la cola


Del riñón del obrero nace la grandeza de las naciones. Y el estrés. Dicen los periódicos que el trabajo es el primer generador de estrés entre los españolitos de a pie; unos por demasiado trabajo y otros por demasiado paro vamos todos de ala camino del cementerio. Por cierto que, según los periódicos citados, los trabajadores menos estresados son los de servicios funerarios: nada como el trabajo para infundir amor a la vida.

Al parecer, los españoles hacen frente al estrés en sus lugares de trabajo fumando un pito, platicando con los compañeros, tomando café o dando un paseíto a la hora del almuerzo. Y después de su agotadora jornada, el español se relaja mayormente con la televisión y escasamente con un libro. A veces toma un baño o escucha música o se hace una paja. Pero por extraño que parezca, para aliviar su tensión el español nunca carga contra su jefe. Y, claro, así no hay manera de hacer la revolución y sacudirse de encima los horrores del trabajo: mientras el jefe siga vivo el trabajo será tajo por donde se escapa la vida.

Y en calidad de mientras: el estrés, la neura, la cabronada, el sufrimiento, tragar quina y saliva, aguantar mecha, volverse loco. Y contra tanto despeluzne, nada, un cafelito, una limonada, pincho de tortilla y televisión. Hay que ser gilipollas; coño, joder, cagonlaleche, vaya terapia, es que no puede ser, es que es imposible, es que le dan ganas a uno de agarrar la escopeta y liarse a tiros. Y todavía hay quien dice que Satán está en el opio: donde verdaderamente está lo malo es en la angustia que genera esa cosa tremenda e infame que es sudar la gota gorda. Maldito parné. El hombre es el único animal que se tiene que ganar la vida a base de dinero. Y el único que obedece a los que no tienen ningún derecho a mandar. El hombre es el único animal que trabaja para pagarse un café que le alivie la pena de tener que trabajar para pagarse un café. Gracias al trabajo el hombre echa los bofes, la hiel y los hígados; se rompe la cabeza y va de culo. Y muere de infarto. Y levanta la cabeza el Día de Todos los Santos y dice a los jóvenes que visitan el cementerio: «Solo tengo tres consejos que daros: trabajo, trabajo y trabajo». El hombre es una estúpida pescadilla que se muerde la cola.

Fernando García Tola, 1995.

miércoles, 12 de septiembre de 2007

El camarote de los Marx

Una de las mejores escenas cómicas de la historia del cine, la del camarote en Una noche en la Ópera del año 1935.

En este sketch llega a haber, en un espacio reducido, hasta quince personas, más una cama y un enorme baúl (y un Harpo dormido más vivo que despierto)...



David Trueba escribía al respecto:

La escena ha pasado a ser una frase hecha: "El camarote de los hermanos Marx". En ese lugar donde Groucho planea su íntima cita amorosa y acaba por convertirse en el rincón más poblado del planeta, se contienen algunas de las esencias de ese "más difícil todavía" que convierte a una buena comedia en mejor. Para acabar, ya abarrotado el camarote de polizones, fontaneros, camareros, masajista, aparece una manicura que pregunta a Groucho: "¿Cómo desea las uñas, cortas o largas?", y él responde: "Cortas, cada vez queda menos sitio por aquí".

sábado, 8 de septiembre de 2007

Calumnias antimajnovistas (II)

Otra vez los marxistas, en este caso trotskistas, difamando la figura del revolucionario Nestor Majno, continuación del anterior que ya puse en otra entrada de este Blog.

Lo primero que digo es que el movimiento guerrillero majnovista no era específicamente anarquista, sólo sus cabecillas lo eran, y reconocían que la verdadera labor revolucionaria era obra de las masas populares. Nunca se consideraron lideres o jefes, es más, todos los personajes que se citan como comandantes del Ejército Insurgente, todos, eran de origen humilde y campesino. El caso de Zadov es el típico «chaqueterismo» que hay en todas partes y opciones políticas.

Petliura dirigia un movimiento nacionalista y burgués opuesto al de Majno, llegaron a combatirse mutuamente a muerte y nunca se aliaron. Lo que pasaba es que el grueso de las tropas petliuristas eran obreros y campesinos que simpatizaban con los majnovistas, y muchos se pasaron. El Ejército Insurgente combatía por la libertad y la revolución en Ucrania antes que los bolcheviques, combatieron a los invasores austro-alemanes y sus colaboracionistas, después a los nacionalistas de Petliura, a los generales blancos Denikin y Wrangel y, tras alguna alianza efímera, al Ejército Rojo, el cual les venció y masacró. Majno murió en el exilio en 1934.

Los comunistas se valieron de las mentiras y los engaños para combatir a los majnovistas y destruirlos, como reconoce Volin en su libro La revolución desconocida:

Trasladado a la prisión de la Vecheka (la policía política Panrusa), en Moscú, tras de mi arresto de Jarkov, fui llamado un día por Samsonov, jefe de la sección de operaciones secretas de la Vecheka. Más que interrogarme, quiso entablar una discusión de principios. Y así llegamos a hablar de los acontecimientos de Ucrania. Yo le expresé sin ambages lo que pensaba de la actitud de los bolcheviques frente al movimiento majnovista, más que pérfida.

-¡Ah! -replicó vivamente-. Eso demuestra su arraigada ingenuidad. En cambio, nosotros, los bolcheviques, vemos en ello la prueba de que hemos aprendido mucho desde el comienzo de la Revolución y que ahora hemos llegado a ser verdaderos y hábiles hombres de Estado. Esta vez no nos hemos descuidado: mientras tuvimos necesidad de Majno, supimos aprovecharnos de él, y cuando pudimos prescindir de sus servicios -hasta empezaba a sernos molesto-, nos desembarazamos definitivamente de él.

Sin que Samsonov lo advirtiera, sus últimas palabras constituyeron la completa confesión de las mentiras y las reales razones de la actitud bolchevique. Palabras que deben retener quienes desean penetrar la verdadera naturaleza del comunismo de Estado.