jueves, 31 de diciembre de 2015

El FBI espió al cantante Pete Seeger durante treinta años


Pete Seeger fue espiado por el FBI durante casi treinta años, según han revelado unos documentos desclasificados la semana pasada.

28/12/2015

La Oficina Federal de Investigaciones de Estados Unidos (FBI, por sus siglas en inglés) espió durante casi tres décadas al cantante Pete Seeger, un icono musical estadounidense por sus canciones a favor de los sindicatos y contra la guerra.

Seeger, fallecido en enero de 2014 a los 94 años de edad, fue objetivo del servicio de inteligencia estadounidense, según han desvelado las 1.800 páginas desclasificadas la semana pasada, tras una solicitud de Mother Jones y Associated Press. Unas 90 de esas páginas siguen ocultas.

La vigilancia empezó cuando Seeger protestaba contra la persecución de ciudadanos estadounidenses de origen japonés durante la Segunda Guerra Mundial. Siguió hasta principios de la década de 1970, a medida que Seeger escribía algunas de las canciones antibelicistas más famosas del siglo XX.

Seeger escribió algunas de las más características canciones del movimiento pacifista como If I had a hammer, Where have all the flowers gone? o Turn! Turn! Turn!, expresando las ideas de millones de personas que se opusieron a la guerra y a las armas nucleares.

En la década de los 50, Seeger se opuso a la caza de brujas orquestada por el senador Joe McCarthy y fue llamado a declarar ante el Comité de Actividades Anti-Americanas. Su negativa a responder las preguntas que le formularon estuvo a punto de llevarle a la cárcel. De hecho, le condenaron por ello a un año de prisión y a diecisiete meses de censura en todos los medios de comunicación estadounidenses.

Posteriormente, Seeger se convirtió en un destacado activista por los derechos civiles, ayudó a popularizar la canción We shall overcome, se mostró muy crítico con la guerra de Vietnam e inspiró a toda una generación de cantautores, como Bob Dylan, Joan Baez o Víctor Jara.

Por todo ello quizá no resulta sorprendente que Seeger fuese espiado durante treinta años por el gobierno de EEUU, como ahora han desvelado estos documentos.

Sin embargo, no fue un himno contra la guerra o una protesta lo que llamó la atención del FBI sino una carta.

Así, la vigilancia sobre Seeger comenzó en 1943 por una carta en la que criticaba la propuesta de deportar a todos los ciudadanos estadounidenses de origen japonés. «Si excluyes de la ciudadanía a quienes descienden de japoneses, ¿por qué no hacerlo de los británicos también? También luchamos contra ellos una vez, después de todo. América es grande porque hemos sido un refugio para los oprimidos», decía en la misiva. Ese mismo año Seeger contrajo matrimonio con Toshi, una de esas ciudadanas americanas de origen nipón.

Agentes de la Inteligencia Militar visitaron el colegio y el instituto de Seeger, investigaron a su padre, a Toshi y entrevistaron a Woody Guthrie, para llegar a la siguiente conclusión: «Sus simpatías comunistas, sus inapropiadas relaciones con los arrendadores o sus numerosos e indeseables amigos comunistas le hacen inadecuado para una posición de confianza o responsabilidad».

Los documentos muestran que el espionaje a Seeger continuó hasta principios de los años 70.

En una entrevista con Amy Goodman, editora y presentadora de Democracy Now!, en 2004, Seeger reconocía que «asumo que la mayoría de mi vida he tenido un micrófono bajo la cama o que de vez en cuando me grababan las conversaciones telefónicas o abrían mi correo, quién sabe».
 

Artículo publicado originalmente en Democracy Now!.

viernes, 25 de diciembre de 2015

El método científico como instrumento de liberación y de lucha


Por FABIO ESPÓSITO

Vivimos una época verdaderamente extraña, pero esto probablemente lo han pensado todos los que han sido hijos de su tiempo.

Sin embargo, lejos de ser un serio positivista seguidor de Popper, yo estaba convencido de que la acumulación de errores cometidos por nuestra especie permitiría tomar conciencia del camino alternativo a recorrer y qué errores no repetir.
No ha sido así. Probablemente no es raro, pero comienza a convertirse en un peso insoportable.

De hecho, en numerosos medios de información y de socialización, telemáticos o no, asistimos a la reiteración de creencias, supersticiones y fortalecimiento de la ignorancia. Las mentiras, la difusión y el mantenimiento de la ignorancia son instrumentos constitutivos del sistema capitalista.

Esta afirmación es comparable a los comportamientos asumidos por muchas personas que actúan sistemáticamente con falta de responsabilidad individual o colectiva respecto a las injusticias de todos los días, se empeñan en crear un sentido común de lo «apolítico» y de la indiferencia ante la acción directa. Este es el terreno en el que el capitalismo se reproduce y mantiene su dominio.

Así, si bien cada uno tiene su propio objetivo, en las redacciones de numerosos periódicos, en las sedes de los partidos, en las webs que reproducen deliberadamente noticias falsas o en los foros de grupos contra los residuos químicos se alimentan estereotipos y prejuicios.

Los prejuicios y los estereotipos confieren un aparente bienestar psicofísico porque simplifican la realidad.

Ligereza

Mientras vagamos ligeros, se refuerzan los poderes que mueven el capitalismo, la explotación de la persona sobre la persona.

Sin darte cuenta, el inmigrante es tu preocupación principal, el sindicato un instrumento útil a eliminar, la disconformidad un delito perseguible penalmente, la diversidad reprimible y cualquier noticia televisiva una verdad proclamada, salvo si es desmentida después de un tiempo sin que nadie se acuerde. Ocurre que quien vive en la Tierra del Fuego levanta los ojos al cielo todo el día publicando en Facebook fotos de estelas de condensación, espaciándolas por fantasmagóricas acciones de geoingeniería y envenenamiento químico organizadas por los Estados Unidos de América.

Entonces ¿qué modalidad se opone por naturaleza a los estereotipos, a las mentiras, a la ignorancia?

El método científico es un instrumento extremadamente útil para combatir y refutar los intereses del poder, o sea, para erradicar la ignorancia, las creencias y los estereotipos.

¿Por qué?

Porque es un modo de conocer la realidad. Atención: cuando hablo de método científico no hablo de «Ciencia», es decir, del saber, del conocimiento y de las diferentes disciplinas (potencialmente vinculadas u orientadas por un poder cualquiera) y que merecería una larga y conveniente reflexión, sobre todo en lo referente a las relaciones entre Ciencia y Anarquía, Ciencia y Capitalismo.

No me refiero a la categoría de los «científicos» (sociales o pertenecientes a las ciencias exactas), seres humanos que operan en el interior de la ciencia y utilizan métodos científicos, pero cuya investigación puede ser orientada por un determinado segmento de poder con intereses económicos o políticos precisos. A veces empeñados en dialogar entre sí en círculos cerrados o concentrados exclusivamente en la realización de su carrera, constituyen la denominada comunidad científica.

Finalmente, hay que subrayar que sobre el método científico se ha debatido durante décadas y existen posturas diferentes, pero no es este el objeto de este artículo.

Método y aproximación

Con «método científico» me refiero a un modo con el que se puede conocer la realidad que no ha sido compendiado por un científico, ni es empañado por multinacionales u organizaciones criminales.

Es cierto, existen diferentes modos con los que podremos conocer la realidad, pero el método científico garantiza la reproducibilidad del método en cualquier parte del planeta (por lo que es transcultural), puede ser practicado por todos, presupone la utilización de tecnología, tiende a la objetividad y es verificable.

En conclusión, debemos recordar que tanto los fenómenos naturales como las sociedades pueden ser indagados mediante el método científico, por lo que este método posee un amplio espectro de acción.

El método científico, sobre todo en el campo de las Humanidades, es posible definirlo como una aproximación.

En efecto, no se puede pretender que los fenómenos naturales puedan equipararse a los histórico-sociales porque no hay una exactitud tan clara, neta e indiscutible en los fenómenos culturales. Debemos ser conscientes de que se adopta una aproximación científica mientras estudiamos tales fenómenos, pero por comodidad aquí continuaremos genéricamente denominándolo método.

¿Cómo?

Estos son más o menos los pasos clave independientemente de que sea un método o una aproximación: observación, intuición, hipótesis, experimentación, resultados, verificación, prueba y contraprueba.

Sucesivamente se da la interpretación de los datos, que deben ser accesibles para todos, para que cualquiera pueda reproducir las fases, criticar e interpretar los datos.

Si el método fuese aplicado de manera coral, es decir, en equipo, seguramente tendría un efecto más eficaz respecto al de un solo individuo. La observación de muchos, de hecho, permite percibir aspectos y elementos que un único individuo no aprecia.

¿Qué más añadir?

Es fundamental reafirmar que en la base de la crítica a las fuentes reside el método/aproximación científico.

Internet, por ejemplo, expone a quien navega a un número elevado de informaciones y noticias.

¿Cómo se puede orientar y discernir la verdad de la mentira?

El método científico sugiere criticar y verificar las fuentes a través del cruce de datos, midiendo el grado de accesibilidad y trazabilidad del propio texto analizado, facilitando referencias eventuales a otras informaciones o estudios y notas; en conclusión, el método permite valorar la credibilidad singularizando el uso de estereotipos o la historia del espacio que publica o quién escribe esa fuente.
El método científico no es autoritario. Admite la posibilidad de error y parte de la certeza de que la propia interpretación pueda en el futuro ser parcial o totalmente definida.

A la luz de todo esto, el método científico no solo es un modo de conocer la realidad, sino que se convierte en un instrumento de emancipación de la Humanidad en la medida en que se libera del yugo del poder que la quiere ignorante y supersticiosa. Una forma de lucha contra la ignorancia, las creencias y las supersticiones, es decir, contra el capitalismo.

El método científico surge evidentemente como una práctica necesaria en este ciclo histórico.

¿Cómo llevarlo a la práctica?

Desde la escuela primaria a la Universidad, en los espacios sociales, en la calle, en los lugares de trabajo y en la web, debemos intentar practicar y difundir el método científico, unido a la denuncia de las mentiras y las distorsiones suministradas por la realidad.

Eso significa organizar momentos experimentales en los que es posible probar el método y ejercitarlo. Invitar a las familias y a los niños, a los trabajadores. Crear iniciativas que puedan transmitir una experiencia experimental. Pienso, por ejemplo, en la organización de actos públicos en parques o en la calle en los que colectivamente se aprende a efectuar la crítica a las fuentes y a identificar las mentiras o deconstruir los prejuicios difundidos. Lo puede hacer cualquier persona, aunque si se realiza colectivamente resulta más eficaz. Personalmente, he participado en algunas experiencias que juzgo positivamente y me pongo a disposición de quien tome en consideración una idea del género.

Debemos abrir un debate articulado y con espíritu propositivo porque son muchos los elementos a añadir. Ojalá pudiéramos hacerlo partiendo de Kropotkin.

Seguramente no basta con lo hasta aquí expuesto. Junto a su difusión, el método científico debe ser usado para una búsqueda orientada libremente y sin patronos, porque las universidades solas no bastan. Archivos y bibliotecas son la base del acto cognoscitivo porque la memoria y las fuentes son la base del conocimiento, pero pienso que también es importante crear y apoyar una investigación libre e independiente como acto cognoscitivo. Tenemos necesidad de todos los instrumentos eficaces y coherentes con los principios que caracterizan al anarquismo: la aproximación y el método científico lo son. Por ello estoy convencido de que el movimiento anarquista debe contribuir seriamente a la práctica y difusión del método científico.

Nº 329 - Diciembre 2015

lunes, 21 de diciembre de 2015

9 reglas de la democracia según Aristóteles


Repasamos algunas de las bases del sistema de gobierno ideado por los atenienses que se fundamentó en el poder del pueblo.


Hace más de dos mil quinientos años que los atenienses establecieron un sistema de gobierno que se sustentaba en el poder del pueblo. Esta invención griega se llamó democracia y vivió sus grandes años dorados de la mano del gobernante Pericles.

Repasamos algunas de las reglas de la práctica democrática que recogió el filósofo Aristóteles en su Política:

1. «Elegir todas las magistraturas entre todos».

2. «Que todos manden sobre cada uno y cada uno, por turno, sobre todos».

3. «Que los cargos públicos se designen por sorteo, todos o los que no requieran experiencia y conocimientos técnicos».

4. «Que la misma persona no ejerza dos veces el mismo cargo público o sólo en casos excepcionales».

5. «Que la misma persona ocupe pocos cargos públicos, con excepción de los relacionados con la guerra».

6. «Que todos los cargos públicos sean de corta duración, o al menos aquellos en los que sea posible».

7. «Que todos los ciudadanos, elegidos entre todos, administren justicia. Y que lo hagan sobre todas las materias o sobre la mayoría y, en cualquier caso, sobre las más importantes y primordiales: la rendición de cuentas, la constitución y los contratos privados».

8. «Que la Asamblea del pueblo tenga soberanía sobre todas las cosas, o sobre las más importantes. Ningún cargo público tendrá soberanía sobre nada o, en todo caso, sobre asuntos de escasa importancia».

9. «Que ningún cargo público sea vitalicio, y si alguno queda todavía, procedente de alguna costumbre antigua, debe despojársele de su poder y hacer que sea sorteable en lugar de electivo».

Iria Pena

lunes, 14 de diciembre de 2015

Totalidad y particularidad


Por HELENO SAÑA

Lo más difícil, para todo sistema de pensamiento que parta de una concepción integral de la problemática humana, es encontrar la fórmula que permita armonizar las nociones de sujeto y objeto y supere el enfoque unilateral de las corrientes teóricas que hipostasian uno de ambos momentos a costa del otro.

De la misma manera que la totalidad sin la particularidad es una abstracción, el individuo separado de la totalidad es otra abstracción. Sujeto y objeto son dos dimensiones intrínsecas de la verdad humana, y, por ello, inseparables como hermanos mellizos. Fichte los definiría como «simultáneamente originarios en su unión». El intento de prescindir de la totalidad y de edificar un mundo basado en la pura autoafirmación del yo es un contrasentido a priori. Pero lo mismo cabe decir si invertimos los términos y establecemos una totalidad desvinculada del sujeto. A nivel puramente especulativo y metodológico es sin duda posible imaginar una totalidad desligada de la particularidad, mas si queremos explicitar y tematizar esta totalidad tendremos que pasar inevitablemente al ámbito de lo concreto, cuya raíz es la particularidad.

El hombre no vive sólo integrado en una totalidad, sino que él mismo es una totalidad, a la que el pensamiento renacentista llamó, no sin fundamento, 'microcosmos'. Y es sólo en la medida en que el hombre puede realizarse como totalidad microscópica, que la macrototalidad adquiere su sentido. Si hay que rechazar la totalidad abstracta postulada por el organicismo, el panteísmo y otras variantes del holismo es precisamente porque destotaliza al hombre. La particularidad (la persona) no es un fragmento cuantitativo de la totalidad, sino que ella misma constituye una unidad cualitativa.

La tesis hegeliana de que lo verdadero es el todo, es unilateral, y, por ello, inaceptable; pero afirmar que el todo es lo no-verdadero (Unwahrs). Como hizo Adorno replicando airadamente a Hegel, es otro contrasentido. Si un modelo deformado de totalidad aboca necesariamente a la anulación del hombre como ente libre, una sociedad basada exclusivamente en el principio de la particularidad está condenada más tarde o más temprano a sucumbir a la incoherencia y a la ley de la selva. Sí, en efecto, el resultado final del imperio de la totalidad abstracta es la opresión de lo concreto-humano —como en el fascismo o en el comunismo—, el peligro que acecha a las sociedades liberal-democráticas radica en la absolutización de lo particular a expensas de lo común.

Cuando no existe otra norma de convivencia y de organización social que la voluntad de cada respectivo sujeto, lo que a la postre se va a pique es la propia libertad individual, como la experiencia histórica y la ciencia política a partir de Platón y Aristóteles nos enseñan. Un modelo de sociedad que en nombre de la autoafirmación ilimitada del individuo asfixie la categoría de lo común y dé rienda suelta a los intereses privados (que son a menudo corporativos y oligárquicos), está cavando su propia tumba.

Una parte de Europa vivió durante décadas bajo la camisa de fuerza de ideologías inspiradas directa o indirectamente en la totalidad abstracta de Hegel y su culto no menos abstracto al Estado. Después del fracaso del totalitarismo tanto fascista como estaliniano y neoestaliniano, lo que se ha impuesto y lo que se extiende cada vez más, es la tradición empírica e hiperindividualista del pensamiento angloamericano y su instintiva desconfianza hacia la categoría de totalidad. La profunda crisis que atraviesa el mundo a todos los niveles demuestra, por sí sola, que la cosmovisión angloamericana —sobre todo en su versión yanqui— no reúne tampoco las condiciones para aportar una solución fecunda al eterno problema de la relación entre totalidad y particularidad.

La globalización o mundialización que el sistema ensalza día tras día como sinónimo de universalidad no es en realidad más que un recurso semántico para encubrir la hegemonía que las metrópolis del Primer Mundo ejercen sobre la periferia tercermundista, esto es, una pseudototalidad basada en el primado absoluto de los intereses particulares de las naciones y grupos de presión dominantes.

La Clave
Número 33; 30-6 diciembre 2001

miércoles, 9 de diciembre de 2015

Venezuela: la «dictadura» que deja que la oposición gane en las urnas


 Por TOMMASO DELLA MACCHINA

Nuestra clase periodística no deja de alcanzar mayores cotas de indecencia y desvergüenza. Los mass media llevan años asegurándonos que el gobierno de la República Bolivariana de Venezuela es un régimen autoritario que persigue a la oposición «democrática». Pues bien ahora resulta que la «dictadura» permite que sus rivales políticos les venzan por las urnas. Y según sueltan nuestros periodistas tamaña patada a la lógica racional más esencial silban y miran al techo. Como si no hubiera pasado nada. Pues sí pasa, sí. Pasa que nos han estado mintiendo durante años, pasa que el gobierno de Venezuela fue elegido libremente por el pueblo venezolano. Pasa que la famosa oposición «democrática» de Venezuela a la que tanto apoya nuestra prensa (la que se dice de izquierdas también) como no podía vencer por las urnas se ha dedicado a dar golpes de Estado (uno como sabemos llevado a efecto aunque parado por el pueblo trabajador que voto a Hugo Chávez). Y pasa que nuestros medios son una máquina de mentir a sueldo de quienes nos han quitado el trabajo, nos han echado de casa y quienes están privatizando los servicios básicos como la sanidad y la educación. ¿Dictadura en Venezuela? No, dictadura mediática de la mafia financiera en España.

domingo, 6 de diciembre de 2015

Por qué no consumo productos que dicen ser saludables

 

MIKEL ÓPEZ ITURRIAGA
09/07/2015

Te bajan la tensión, reducen tu colesterol, mejoran tu rendimiento deportivo, te ayudan a perder peso o desatascan tu congestionado intestino. Se conocen como «alimentos funcionales», los fabrican grandes empresas como Danone, Unilever, Pascual o Kaiku, y si los tomas con regularidad, tus problemas de salud remitirán o desaparecerán.

¿Te lo crees? Yo no. Pero parece que mi escepticismo no es compartido por buena parte de la población, que ha acogido estos milagrosos productos con entusiasmo y los ha convertido en superventas con cifras de facturación de 2.900 millones de euros al año. La crisis parece haber frenado un poco el crecimiento del sector, ya que los alimentos funcionales suelen ser más caros que los que no lo son. Sin embargo, las marcas siguen apostando por ellos, sabedoras de su atractivo para un público cada vez más preocupado (¿u obsesionado?) por la salud.

¿Y por qué no me creo las maravillas de los actimeles, danacoles, vitatens, proactivs, l.caseis, omega treses, activias y demás inventos con nombres futuristas? En líneas generales, porque existen escasas o nulas evidencias científicas que demuestren sus presuntas virtudes. Como dice el escritor y activista Michael Pollan, las afirmaciones que se leen en sus etiquetas o que se escuchan en sus anuncios «suelen estar basadas en datos incompletos e investigaciones deficientes».

En su ultrarrecomendable libro Saber comer, recién publicado en España, Pollan ofrece 64 reglas básicas para comer bien. La octava es bien clara: «Evita productos que afirmen ser saludables». Y la 42, también: «Sé escéptico ante los alimentos no tradicionales». El autor estadounidense emplea como ejemplo la margarina, uno de los primeros productos industriales que afirmó ser más beneficioso para la salud que el alimento que sustituía. Años después de su invención, se supo que sus grasas trans eran mucho más perjudiciales para el organismo que las de la mantequilla. «La comida más sana del súper (los productos frescos) no alardea de lo saludable que es», escribe Pollan. «Sólo los grandes productores disponen de medios para conseguir que las autoridades sanitarias les aprueben esos lemas con los que venden sus productos».

La gran pregunta es cómo lo consiguen. Por qué nuestras autoridades sanitarias o alimentarias se muestran incapaces de obligar a las marcas a no decir mentiras, o mejor dicho, a no vender medias verdades o a afirmar hechos no demostrados.

El profesor y experto en bioquímica de la Universidad de Murcia José Manuel López Nicolas ha escrito mucho y bueno sobre el tema en su blog Scientia. En sus largas y documentadas entradas, desentraña los trucos que utilizan productos como el VitaTEN de Kaiku, el Actimel de Danone o la leche fermentada con L. Casei de Hacendado para poder publicitarse como saludables. ¿Que la EFSA (Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria) les impide publicitar las supuestas virtudes anti-tensión arterial y pro-defensas de los lactobacilus y demás bacterias-prodigio? Pues añaden a sus bebedizos potasio o vitamina B6, sustancias que sí están reconocidas legalmente como beneficiosas en esos terrenos, y santas pascuas.

Lo absurdo del boom funcional es que alimentos normales y corrientes poseen la misma o mayor cantidad de esas sustancias, y son mucho más baratos. López Nicolás pone dos ejemplos clarividentes: además de muchos otros nutrientes, un plátano aporta el triple de vitamina B6 que el Actimel o el L. Casei de Hacendado y cuesta tres veces menos. De igual forma, un aguacate contiene cuatro veces más potasio que un VitaTEN, y cuesta un 15% menos.

El profesor añade una reflexión a mi entender importantísima: «Según los últimos estudios nutricionales la deficiencia de potasio es muy rara en individuos que consuman una dieta equilibrada y no hay necesidad alguna de consumir suplementos en circunstancias normales». Lo mismo ocurre con el traído y llevado omega-3: con tomar pescado azul con cierta frecuencia, es más que suficiente. Yo aplicaría esta lección a todos los productos procesados enriquecidos con minerales, vitaminas o sustancias maravillosas: si tu dieta es variada y rica en alimentos frescos naturales, no necesitarás en absoluto de toda esa magia industrial.

Capítulo aparte merecen los productos de soja, la planta fetiche por excelencia del tinglado funcional-saludable. No tengo nada contra la salsa de soja, el tofu o cualquier alimento tradicional basado en ella. Pero cada vez que oigo palabras como «isoflavonas», «proteínas vegetales texturizadas», «lecitinas» y demás mandangas, me echo a temblar. Da igual que no existan estudios científicos serios que demuestren las bondades de la soja en la menopausia o contra el colesterol: los supermercados siguen llenos de sus esotéricos derivados. Por si alguno todavía no se ha enterado, vuelvo a recordar el libro de Pollan, que cita a un alto cargo de la FDA, el organismo controlador de los alimentos en EEUU: «La confianza en los derivados de la soja como alimentos seguros está claramente basada más en una creencia que en datos contrastables».

Las bebidas isotónicas, por su parte, acaban de recibir un buen varapalo científico. Un estudio de la revista médica British Medical Journal y la BBC pone en cuestión que líquidos como el Gatorade, el Lucozade o el Powerade mejoren el rendimiento físico o la recuperación tras el ejercicio. Lo que sí parece claro es que dichas bebidas son auténticas bombas de azúcar: entre 40 y 60 gramos por litro. El informe habla de una «sorprendente falta de pruebas» y aporta datos bastante tremendos: el 97,3% de los estudios en los que las empresas basaban sus afirmaciones carecían de rigor o directamente inaceptables.

La revista habla también del pasteleo entre la industria alimentaria y determinados científicos, que avalan virtudes no contrastadas de productos a cambio de una retribución económica. Algo que muchas personas relacionadas con este negocio saben, y que a mí, personalmente, me ha llevado a tomar la decisión de no dar bola a ninguno de los tropecientos estudios sobre las virtudes saludables de la cerveza, el vino, el queso, el café o el chocolate que se publican cada año. Ante la imposibilidad de saber de verdad quién los paga, me quedo sólo con los de instituciones de independencia y fiabilidad comprobada. Que son bien pocos, por cierto.

La misma sana desconfianza la aplico a todo producto que me venda sus propiedades beneficiosas para mi organismo. Entiendo los motivos de la industria para fabricarlos: la dificultad para hacer negocio con los alimentos de toda la vida les empuja a apostar por otros «de valor añadido» con los que pueden obtener un mayor margen. Al fin y al cabo, no hacen más que aprovecharse de la vagancia del consumidor, que prefiere confiar en ellos antes que esforzarse en mantener una dieta razonable. «Muy pocos ciudadanos leen la composición de la mercancía que adquieren y simplemente se dejan sugestionar por los reclamos de las etiquetas: 'con omega 3', 'reduce el colesterol', 'bajo en grasa'...», escriben el chef Andoni Aduriz y el filósofo Daniel Innerarity en Cocinar, comer, convivir. «Que los mensajes sean contradictorios, incompletos o que tengan fisuras informativas importa poco dentro del torbellino de datos en el que nos movemos actualmente».

A título personal, yo prefiero cuidar mi cuerpo ingiriendo la mayor variedad posible de verduras, frutas, pescados, lácteos, cereales, frutos secos y demás productos poco o nada procesados. Ellos me proporcionan toda la salud que necesito, están mucho más ricos y me cuestan menos dinero.



martes, 1 de diciembre de 2015

Michel Collon acusa a los [verdaderos] responsables del terrorismo


En estas horas dramáticas, recibimos gran cantidad de preguntas en nuestro sitio web, en nuestro Facebook, que tienen que ver siempre con dos preguntas: ¿Cómo es posible que cosas como estas se produzcan? y ¿cómo detenerlas, cómo impedir que esto recomience?

21 noviembre 2015

Un estudiante francés de origen marroquí, Amin, me escribe lo siguiente:

«Sin excusas o justificaciones a la barbarie, pero tomemos consciencia de que el monstruo no nace, se fabrica. Sobre nuestro territorio (En Francia, en Bélgica) él se fabrica en el rechazo, la exclusión, la humillación, la explotación y el abandono, frente al discurso de extremistas y fanáticos de todos los bandos. Fuera de aquí —dice él— él se fabrica en la matanza, la destrucción, la desesperación, y bajo las bombas de los sanguinarios de todos los bandos. —Él termina— la humanidad es una y es indivisible, no hay ninguna diferencia entre el llanto de una madre que ha perdido un hijo en el bombardeo del hospital de Kunduz por las fuerzas de la OTAN, y ese de un padre que ha perdido su hija en un concierto en el corazón de Paris.»

Como lo he dicho a menudo, nuestra emoción y nuestras condolencias son para las familias de la victimas de todos lados. Pero también plantean la exigencia de verdaderos debates. Insisto diciendo claramente, que más allá de los hechos, necesitamos las causas. E insisto y digo:

Yo acuso al seños Fabius, Hollande, Valls de ser responsables por lo que pasó en Paris, por la simple razón de que Fabius declaró: «Al-Nusra, es decir, Al Qaeda en Siria, hace un buen trabajo». Reconociendo la alianza de hecho entre Francia y los terroristas en Siria, y antes era el caso en Libia y en otros países.

Yo acuso las relaciones con los regímenes de Arabia Saudita y de Qatar que propagaron este adoctrinamiento, esta intoxicación, de algo que se pretende islamista pero que no tiene nada que ver con el Islam, que es una falsificación del Islam. Y yo no soy el único en acusar, ya que el señor Alain Chouet, quien era responsable de DGSC (Dirección General de la Seguridad Exterior) declaró, le cito:

«En Oriente Medio, en el Sahel, en Somalia, en Nigeria, nosotros Francia somos aliados de aquellos que esponsorizan, desde hace 30 años, el fenómeno terrorista, aliados con aquellos que esponsorizan los terrorismos. Y él continúa— nos cansamos atacando a los que ejecutan, es decir, a los efectos del wahabismo, pero no a sus causas y no lograremos detener los atentados, a menos que coloquemos un policía detrás de cada ciudadano.»

Yo acuso la alianza con Arabia Saudita y Qatar.

Yo acuso la alianza con Turquía que ha dejado pasar miles, decenas de miles de euro-yihadistas sobre su suelo, para ir a cometer en Siria, las mismas atrocidades que vemos ahora en Paris. Yo acuso a Turquía de ayudar a comercializar las reservas de petróleo de Daesh y a financiar este movimiento terrorista. Y yo no soy el único, la señora Hybaskova, quien es la embajadora de la Unión Europea en Irak, declaró a la Comisión de Asuntos Extranjeros del Parlamento Europeo, la cito: «Desgraciadamente, estados miembros de la Unión Europea compran este petróleo, no puedo dar más detalles.»

Yo acuso esta alianza con Turquía de ser funcional al terrorismo. Y de una forma general, yo acuso a los Estados Unidos de haber utilizado el terrorismo, donde sea que esto le fuese útil, donde sea que ellos mismos no se atrevieran a usar sus tropas terrestres. Esto comenzó con la operación Bin Laden en Afganistán, continuó en Yugoslavia, Bosnia-Kosovo, en el Cáucaso, luego en Irak, Libia y Siria, habiendo todavía otra serie de países. Los Estados Unidos en ciertos momentos combaten el terrorismo y en otros lo utilizan cuando eso les conviene.

Y, alguien dirá, ¿Cómo explica usted que si ellos financiaron el terrorismo, ahora estos terroristas vienen a golpear el centro mismo de Francia sobre el suelo europeo? No hay que ver esto como un complot donde la CIA organiza todo de A a Z y controla todo infaliblemente. Sí, ellos lo han organizado, pero no es un complot. Es una alianza entre fuerzas que existen y que tienen su propia agenda. Lo mismo que Bin Laden, quien había trabajado para los Estados Unidos y luego se volvió contra ellos. Ahora tenemos Al Qaeda en Siria y Daesh y todos esos movimientos terroristas que trabajaron para los Estados Unidos, pero que tienen su propia agenda, y ahora se ponen en contra porque la alianza no va más.

Yo acuso de una forma general también a los EEUU de haber mostrado el ejemplo de la violencia, de haber llevado guerras todo el tiempo desde hace 25 o 30 años y de haber mostrado a todos los pueblos que los problemas, se intenta, se quieren resolver por medio de la violencia. Les recuerdo que la Carta de la ONU prevé que todos los conflictos deben ser negociados, no tenemos el derecho de hacer la guerra. Esta estrictamente prohibido por la carta de la ONU desde 1945 y les recuerdo que Wesley Clark, un general de los EEUU había revelado que la administración de los EEUU en 2001 habían decidido de tomar, yo cito, siete países: Afganistán, Irak, Irán, Somalia, Sudán, Libia y El Líbano, ellos ya lo habían anunciado en 2001. Por lo tanto ya había un programa para desarrollar la guerra.

Yo acuso esta alianza con Israel por envenenar, por sembrar un clima de odio en  Oriente Medio y por mostrar que se mantiene el colonialismo por medio de la violencia y, de hecho, el rechazo a negociar. Esto es sobre el plano de las causas exteriores de este terrorismo, pero hay también causas interiores en Francia, en Bélgica, en los países europeos, que hacen que ciertas personas caigan en el engaño de este terrorismo.

Y yo acuso la discriminación racista hacia los inmigrantes, ya sea referida al empleo o a la vida cotidiana. La discriminación, el delito de portación de rostro, los controles, la humillación policial, es eso evidentemente que provoca una rabia, un enojo que, la mayoría de las veces, busca expresarse de una forma totalmente positiva, y en el caso de uno u otro que se vuelve loco a causa de esta indignación y de este desprecio, nos hacemos intoxicar pero por gente que, de hecho, son amigos, ya que es Arabia Saudita quien intoxica los jóvenes de los barrios populares para utilizarlos como carne de cañón.

Por lo tanto yo acuso esta discriminación racista y acuso igualmente, el hecho de que algunos le impiden a la escuela de desempeñar el rol que debe desempeñar. Quisiera recordarles, que cuando tuvimos los atentados odiosos contra Charlie, tuvimos enseguida la ministro de educación francesa Najat Vallaud-Belkacem que declaró, le cito:

«Hubo numerosísimos cuestionamientos de parte de los alumnos y todos hemos escuchado: "sí, yo apoyo a Charlie, pero las dos varas distintas, ¿por qué defender la libertad de expresión aquí y no allá?" Fin de comillas y la ministra continúa Esas preguntas nos resultan insoportables, sobre todo cuando las escuchamos en la escuela, que es la encargada de transmitir valores.»

Pero eso no es la escuela, eso es la Policía. Una ministro de la Educación que dice que los jóvenes no tienen derecho de cuestionarse y de discutir con sus profesores. Pero es así exactamente como empujamos a los jóvenes en los brazos del terrorismo. Yo estuve el sábado pasado en una reunión de profesores para la Escuela Democrática, aquí en Bruselas, talleres donde los profesores intercambian sobre la manera de formar, lo mejor posible sus jóvenes, y todos me decían lo extremadamente difícil que es actualmente, como nos faltan elementos y a menudo estamos desmotivados a lanzar verdaderos debates y desarrollar verdaderos conocimientos sobre todos estos problemas entre los jóvenes.

Yo acuso la amalgama hecha actualmente entre los migrantes, los refugiados, los terroristas, los islamistas, etc. No es un problema de migrantes. Esta gente no deja su país porque quieren venir a nuestro buen clima o porque tienen negros pensamientos. Esta gente deja su país para huir la miseria y la guerra que nosotros, gobiernos occidentales, hemos llevado a su país. Somos nosotros quienes hemos destruido su país. Los migrantes peligrosos, no son aquellos que intentan cruzar el Mediterráneo para salvar sus familias de la miseria o de la muerte. Los migrantes que son peligrosos son las personas como Sarkozy, como Bernard-Henry Lévy, que se dan el derecho de ir a Libia y decir, ustedes tienen que hacer esto, ustedes tienen que derribar este gobierno, ustedes tienen que darle el petróleo a Francia, obviamente. Esos son los migrantes peligrosos. O bien, Hollande, Valls, Fabius, que van a Siria como si fuera su casa y deciden todo lo que debe hacer Siria. Esos son los migrantes peligrosos desde mi punto de vista.

Y yo acuso finalmente, el hecho de que ciertas personas intenten utilizar estos eventos trágicos para propagar el odio hacia los musulmanes, para propagar la islamofobia. Esa es una cosa que yo ya había puesto a la vista y que todavía hemos visto recientemente. En la televisión no hemos tenido, prácticamente, debates donde pudiéramos verdaderamente discutir sobre el fondo de las cosas. Y en lugar de eso, hemos tenido, a veces, llamados al odio absolutamente asombrosos. El domingo pasado en la televisión belga, tuvimos un tal Moniquet que, dicho por él mismo, ha trabajado para el servicio secreto franco-israelí, alguien de la extrema derecha, y él dijo lo siguiente:

«No hay democracia en el mundo árabe, no hay una universidad válida en el mundo árabe, hay pocas creaciones artísticas en el mundo árabe, no hay creaciones científicas en el mundo árabe; bueno, ya sé, me dirán en el siglo VII, sí, pero estamos en el siglo XXI.»

Pero eso es completamente falso, ese es el problema. No es un problema de árabes o musulmanes o cristianos. Bush se decía cristiano e hizo los horrores que hemos visto en Irak y en otras partes, pero no vamos a tirar a todos los cristianos al infierno porque Bush haya hecho eso. Es lo mismo, lo que pasa acá, no tiene nada que ver con la religión del Islam. Y yo quisiera remarcar dos cosas. Cada vez que hubo, en el mundo árabe o musulmán, dirigentes que eran demócratas o que no eran demócratas pero que en todo caso eran laicos y querían modernizar su país, ¿que hizo el Occidente? EI los ha asesinado o los ha derrocado. Hemos hecho eso en Egipto, hemos hecho eso en Irán, hemos hecho eso en Libia, hemos hecho eso en Siria. Por lo tanto, hay de todas formas una hipocresía fundamental, ustedes se quejan porque el mundo árabe y musulmán no es democrático, pero cada vez que hay un demócrata ustedes lo derrocan para que las multinacionales puedan controlar el petróleo y robar los pueblos locales, lo que es evidentemente, muy democrático.

Por lo tanto, estamos en la hipocresía absoluta y entonces aprovechamos para divulgar un discurso de pánico y miedo hacia los musulmanes, que son peligrosos. Y evidentemente así, lo único que hacemos es tirar combustible sobre el fuego.

La pregunta que nos preocupa a todos es ¿Cómo vamos a impedir la repetición de tales atentados? Y nos dicen que nuestros gobiernos nos protegen. Por ejemplo, cuando un niño pregunta ¿qué es el terrorismo?, la television le responde lo siguiente:

«Es difícil luchar contra el terrorismo, ya que los guerrilleros se esconden y disponen de medios sofisticados para actuar. Pero la mayoría de los países hacen todo para proteger sus ciudadanos. Francia dispone, por ejemplo, del plan Vigipirata. Un conjunto de medidas basadas en la vigilancia que ya han permitido frustrar varios atentados

En realidad, nuestros gobiernos no nos protegen. Yo pienso que son ellos los que han creado el riesgo de estos atentados en Paris y en otras partes. Y no soy el único en decirlo. Alain Chouet, de quien yo he hablado, un ex dirigente de la Dirección General de Seguridad Exterior ha denunciado la actitud de Francia sobre la cuestión de la prevención del terrorismo, le cito:

«Los servicios de seguridad sirios le han ahorrado a Francia, en varias oportunidades, terribles catástrofes que terroristas de origen árabe, se disponían a provocar. Sólo la información provista por los servicios sirios nos han permitido frustrarlas y salvar vidas inocentes. Y da un ejemplo Hemos obtenido, gracias a la cooperación con Siria, informaciones invaluables, que nos han permitido frustrar en 2008, un plan terrorista que hubiese causado miles de muertes en el metro de Paris. Gracias al Coronel Makhlouf hemos podido desmantelar e interceptar un grupo de los más peligrosos terroristas de Al Qaeda. Y entonces él se sorprende de la política francesa y el dice ¿Cómo podemos meter en la lista de sanciones francesas y europeas este oficial Makhlouf, quien ha sido herido al momento de una operación contra terroristas que atacaban las embajadas francesa y americana en Damas. Imaginen que alguien salve nuestros hijos de una muerte segura y en lugar de agradecerle, nuestra diplomacia lo trata de terrorista y lo mete como un criminal sobre una lista de sanciones, y además —dice élle agradecemos, financiando, nosotros, atentados terroristas sobre su territorio. Es una política razonable

Esta es la opinión de un responsable oficial de la seguridad en Francia. En base a esto, yo insisto en enviar un llamado para que justamente, podamos movilizarnos para evitar la repetición de tales actos.

Yo creo que para detener este engranaje de guerras, de terrorismo, de atentados, es absolutamente necesario decir ¡STOP! a las guerras, a las intromisiones. Lo he dicho, la guerra es ilegal, no es una forma de resolver los conflictos internacionales. Y si se quiere hacer la guerra, sean claros: Es porque se persiguen otros intereses: el negocio, el petróleo, el gas, sus riquezas, etc. Entonces lo que quieren no es una solución, sino alejar la gente que no quiere que le robemos su petróleo.

Por otro lado, es muy importante decir ¡STOP! al colonialismo de Israel. Es bien sabido, que la gente aquí tiene rabia porque ellos ven que se apoya el terrorismo y el colonialismo de Israel, que podemos masacrar los palestinos, que podemos enviar la gente a los hospitales para matar gente, que podemos masacrar niños en la calle y que por todo eso, no solo que no hay sanción, sino que además lo apoyamos armando a Israel para hacer estas cosas. Es importante frenar el colonialismo de Israel. Es importante detener el rol espantoso desempeñado por Arabia Saudita y Qatar. Es necesario detener nuestras relaciones con estos países, en tanto y en cuento no hayamos puesto fin a este financiamiento del terrorismo, a este adoctrinamiento, y en tanto y en cuanto no dejemos a sus poblaciones evolucionar hacia una democracia.

Es necesario igualmente, dar fin a la injerencia de Turquía que ayuda a Daesh, permitiéndole exportar su petróleo y proveyendo todos estos combatientes que pasan por allí. Y yo creo necesario por todo esto, desarrollar absolutamente un debate en las escuelas. Es extremadamente importante que en las escuelas podamos hablar de todo esto. E igualmente son necesarios más y verdaderos debates en los medios de comunicación. Hasta aquí no ha habido, y las personas que dicen este tipo de cosas son excluidos y censurados en los medios. Es necesario que todo el mundo lo sepa. La gente como yo que hacemos investigaciones, hace 4 años que decimos lo que va a pasar. Hace 4 años que denunciamos el carácter criminal de esta guerra.

Hace cuatro años, por ejemplo, yo escribí un libro en el cual yo decía, la guerra de Sarkozy contra Libia es una guerra por el petróleo, una guerra por el dinero. Y en las grandes redacciones de los informativos de los grandes medios, decían: ¡Otro conspiracionista! Y ahora, aparece Clinton que en sus memorias dice: «Sí, Sarkozy lo que quería era el petróleo libio. Era una guerra por dinero.» ¿Cuántas veces vamos a esperar que esto sea confirmado?

Sobre el punto de vista de los medios. Si hubiésemos hablado como era necesario de la muertes en Libia, de las muertes en Irak, de las muertes en Siria, víctimas de los mismos actos terroristas y si hubiéramos dicho cuales eran la causas, puede ser que eso hubiera impedido los atentados como estos de Paris.

Mi llamado es el siguiente. Ahora estamos en el cruce de caminos. Podemos ir por mas represión, más espionaje, obviamente, hay que tomar medidas contra el terrorismo, pero espiar y restringir las libertades de todos los ciudadanos no es para nada una solución. Yo pienso que, es necesario, frente al terrorismo, no menos libertad sino más libertad. Y esto pasa por la libertad de debatir, esto pasa por la libertad de informarse. Y en este sentido yo he visto una cosa alentadora en uno de los debates del fin de semana en la televisión francesa, es la actriz francesa Catherine Frot que ha declarado:

«Me di cuenta que no comprendía nada y pienso que no soy la única a no comprender nada de esta historia, del pasado y del presente de esta historia en la cual estamos. Y me dije que tenía ganas de cultivarme, que hoy los jóvenes tenían interés por cultivarse, por comprender el sentido de la historia.»

Creo que ese es un llamado fundamental, para poder comprender la situación, para poder pesar sobre las decisiones debemos cultivarnos, formarnos para comprender la historia, para comprender los intereses económicos y estratégicos que están en todos estos conflictos, y para comprender los principios de la propaganda de guerra, es decir, la forma en la que nos manipulan. En Invetig’Action, una parte de nuestro trabajo, al lado de la Newsletter, del sitio web y la cadena de videos que es en formación, hacemos libros referidos a esto para que cada uno pueda formarse y ser capaz de debatir alrededor de sí mismo y de sobrepasar los medios mentirosos que escuchamos. Por ejemplo, La stratégie du chaos con Mohamed Hassan, todo un capítulo sobre Arabia Saudita, ¿Qué es el wahabismo, qué rol desempeñan y cuál es el lugar de Arabia Saudita en alianza con Israel y en las manos de los Estados Unidos?

O Syriana de Bahar Kimyongür quien explicaba, hace ya cuatro años, que son efectivamente terroristas que fueron usados y que las manifestaciones democráticas de partida y las manifestaciones sociales con respecto a la política del gobierno sirio que era legitimo, fueron enseguida utilizadas y transformadas, corrompidas hacia una violencia terrorista porque lo que se quería no era la democracia en Siria, sino tomar el control de Siria. En Libye, OTAN et médiamensonges : Manuel de contre-propagande, yo había analizado las verdaderas razones de la guerra contra Siria, contra Libia, disculpen, y explicaba que los Libios no estaban para nada liberados, pero que iban a enterrarse en el infierno como Irak y lamentablemente es lo que pasó.

En Jihad, made in USA, Grégoire Lalieu y Mohamed Hassan explican lo que pasó verdaderamente en Siria y en Egipto, explican también que no hay un sólo islamismo, que es un concepto vago y confuso, sino que en realidad hay varias corrientes, muy contradictorias entre . Hay islamistas que están en las manos de los Estado Unidos y hay quienes los combaten. Por lo tanto, hay que analizar esto de una manera fina y precisa.

Recientemente, Arabesque$, una investigación sobre el rol de los EEUU en la revuelta árabe de Ahmed Bensaada, es un análisis muy interesante para ver cómo los EEUU controlaron y manipularon los ciberactivistas y los movimientos de protesta en Egipto y en Túnez, para hacer de cuenta que se cambian las marionetas, pero que nada cambia y que sus intereses económicos sean preservados.

Y en Je suis ou je ne suis pas Charlie ? yo he estudiado el fenómeno de la islamofobia, los problemas de la inmigración y describo la complicidad permanente, desde hace 30 años, entre los EEUU y el terrorismo. La utilización del terrorismo por los EEUU. Y quisiera decir que mis fuentes en este libro son únicamente fuentes que provienen de los EEUU, obviamente.

Para terminar hago un llamado. Estamos en un cruce de caminos. El mundo está cambiando muy rápida y brutalmente. Esto puede bascular en el sentido de aún más peligro, aún mas guerra, y es eso lo que algunos quisieran. Utilizando los atentados de Paris como un pretexto para ir a invadir Siria y recolonizar todo Oriente Medio y luego ocuparse de Hezbo, Hamas, la resistencia palestina y a todo aquel que no se ponga de rodillas. Puede ir en ese sentido, más guerra y entonces más atentados y más terrorismo, o puede ir en el sentido contrario.

Comenzar a tomar conciencia de que esto ya no puedo continuar, que debemos escapar de este espiral, de este engranaje. Que debemos restablecer la fraternidad y el dialogo sin importar la religión ni los orígenes ni la cultura. Que debemos intentar comprendernos, y que debemos intentar comprender, todos juntos, como poner fin a la guerra. Poner fin a los atentados. Cómo podemos ir hacia un periodo que será marcado por la paz, la justicia, el progreso. Y eso, para mí, la lucha por la paz, pasa por una lucha por una información correcta.

¡Muchas gracias!

Michel Collon
 16 de noviembre de 2015, Molenbeek (Bruselas)