tag:blogger.com,1999:blog-7771871253493323721.post1884477396177693845..comments2023-10-12T12:24:28.973+02:00Comments on Los de abajo a la izquierda: El Vaticano, la pobreza y HaitíLos de Abajo a la Izquierdahttp://www.blogger.com/profile/05543650639996129553noreply@blogger.comBlogger2125tag:blogger.com,1999:blog-7771871253493323721.post-57888061495307717072011-10-08T19:01:33.280+02:002011-10-08T19:01:33.280+02:00La escuela de Chicago ya quiere echar las garras a...La escuela de Chicago ya quiere echar las garras al pueblo Haitiano. Ya lo hicieron en Chile, Argentina, antiguos países de la URSS...La doctrina del Shock que tanto les ha ayudado a conseguir sus propósitos. El libre mercado y la Libertad caminando de la mano.<br /><br />Salud.Tonihttps://www.blogger.com/profile/01268581334215985197noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-7771871253493323721.post-60348955134982827072011-10-08T17:13:56.893+02:002011-10-08T17:13:56.893+02:00Y comparar el texto de V. Navarro con este otro de...<i>Y comparar el texto de V. Navarro con este otro de <a href="http://losdeabajoalaizquierda.blogspot.com/2009/07/eduardo-punset-divulgador-cientifico.html" rel="nofollow"><b>un falso divulgador científico</b></a>, que trabajó para el FMI:</i><br /><br /><b>¿QUÉ PONDRÁ OTRA VEZ DE PIE A HAITÍ?</b><br /><br />Dentro de muy pocas horas salgo para Alemania, donde voy a entrevistarme con paleontólogos de renombre internacional especializados en los mecanismos de la inteligencia. Pero no consigo salir de mi tristeza porque llevo días queriendo descubrir el paradero, tras el terremoto de Haití, de los amigos haitianos que allí dejé como representante permanente del Fondo Monetario Internacional.<br /><br />Me acuerdo de Origènes, el <i>tonton macoute</i> que me sirvió de conductor y amigo del alma; de Molière, el vigilante de la casa en el barrio de Petionville, en la ladera que conducía a Puerto Príncipe, a los pies; Francisque, el ministro de Hacienda licenciado por la Sorbona y casado por el rito vudú con la diosa Ezsrelé del amor; el inteligentísimo Antonio André, gobernador del banco emisor; Giselle, guardiana y sustento de mis hijas nacidas en París, Londres y Washington; Lourdes, que tampoco tenía un nombre compuesto por padre y madre, o por lo menos no formaban parte de sus vidas.<br /><br />¿Cómo volver a encontrarlos si sólo los conocíamos por su nombre de pila; si sólo hablaban <i>crêole</i> y muy pocos francés correctamente?<br /><br />Cuando de regreso a Europa, después de tres años en Haití, hicimos escala en Lisboa, nos alojamos todos en un céntrico hotel y les pedí a Giselle y a Lourdes —que decidieron salir de su mundo y aterrizar en Europa con mi familia— que vistieran a las niñas y despertaran a los padres cuando saliera el Sol para llegar a tiempo al aeropuerto, en la última escala del viaje Lisboa-Madrid.<br /><br />A las cuatro de la mañana nos despertaron a los mayores, después de haber arreglado y vestido a las pequeñas, porque confundieron la luz de las farolas que iluminaban la plaza con los destellos del Sol. En Haití, prácticamente, no había luz eléctrica.<br /><br />Es cierto que, probablemente, no vuelva a repetirse jamás un abandono tan ciego y desconsiderado como el de la población haitiana por parte de la comunidad internacional. Sobre todo, de un pueblo como el haitiano que, al contrario de lo que ocurre en otros países caribeños, nunca dio muestras de xenofobia.<br /><br />Los haitianos eran muy conscientes de haber disfrutado de la independencia antes que nadie —en 1804 nadie hablaba de estas cosas, salvo ellos— y son lo suficientemente inteligentes para saber que <b>parte de la culpa de su atraso hay que buscarla en sus propios actos y cultura. No fue sólo culpa de las multinacionales o de Estados Unidos</b>, como han repetido gratuitamente algunos a lo largo de esta crisis.<br /><br />La búsqueda del progreso requerirá también ahuyentar el dogma y el vudú, la cultura precientífica heredada de los tiempos de la esclavitud y que las élites corruptas siguieron alimentando. No bastará la intervención de Obama ni de la solidaridad internacional, que nunca debió haber fallado hasta los extremos que lo ha hecho.<br /><br />Que nadie se llame a engaño: hará falta que los gobernantes haitianos no repitan, levantando los brazos al cielo —yo he contemplado como <i>Papa Doc</i> lo decía en el balcón del ahora medio destruido palacio presidencial— <i>«je suis inmateriel»</i>, «yo soy invisible». La cultura vudú está reñida con el progreso.<br /><br />Es el mismo pensamiento dogmático que sigue amordazando a medio mundo. Hará falta reformar desde cero los sistemas de enseñanza; introducir desde la infancia más tierna el aprendizaje social y emocional; enfrentarse al machismo y restablecer la igualdad de sexos; eliminar la corrupción y las corruptelas características de las sociedades nepotistas; inculcar los procesos innovadores en la población y, a la vez que todo lo anterior —pero no antes—, recuperar la atención y el altruismo del resto del mundo.<br /><br /><a href="http://xlsemanal.finanzas.com/web/articulo.php?id_edicion=4907&id=52298" rel="nofollow"><b>Eduardo Punset</b></a>KRATEShttps://www.blogger.com/profile/16061938153466345554noreply@blogger.com