He encontrado este documental en You Tube que trata sobre los abusos sexuales a menores en el seno de la Iglesia católica y os pongo este enlace de como se defienden los meapilas y los asotanados.
La clericaya es una pandilla de hipócritas que se escandaliza ante la posibilidad de adopción de niños, por parte de parejas homosexuales, apelando a los derechos de los menores; mientras que otros niños que padecen abusos sexuales, por parte de "asotanados", no tienen ningún derecho de ser protegidos de esos pervertidos.
Entre las diez mentiras de la Iglesia está la de no cometer actos impuros, como bien reflejamos en este video que sacamos en abril.
Pepe Rodríguez en su libro Pederastia en la Iglesia católica, nos comenta sobre varios casos de abusos a menores por sacerdotes y el encubrimiento posterior, por parte de sus superiores, en diversos países del mundo como Irlanda, Estados Unidos, Austria, Francia, Polonia, México, Chile, Argentina e, incluso, en España, donde el cardenal Ricard Maria Carles Gordo y otros obispos notables catalanes encubrieron una red clerical de corrupción de menores y protegieron a sus protagonistas.
Si rebuscamos en lo más profundo de la mierda, hallaremos lo más sagrado.
La clericaya es una pandilla de hipócritas que se escandaliza ante la posibilidad de adopción de niños, por parte de parejas homosexuales, apelando a los derechos de los menores; mientras que otros niños que padecen abusos sexuales, por parte de "asotanados", no tienen ningún derecho de ser protegidos de esos pervertidos.
ResponderEliminarEntre las diez mentiras de la Iglesia está la de no cometer actos impuros, como bien reflejamos en este video que sacamos en abril.
ResponderEliminarPepe Rodríguez en su libro Pederastia en la Iglesia católica, nos comenta sobre varios casos de abusos a menores por sacerdotes y el encubrimiento posterior, por parte de sus superiores, en diversos países del mundo como Irlanda, Estados Unidos, Austria, Francia, Polonia, México, Chile, Argentina e, incluso, en España, donde el cardenal Ricard Maria Carles Gordo y otros obispos notables catalanes encubrieron una red clerical de corrupción de menores y protegieron a sus protagonistas.
Si rebuscamos en lo más profundo de la mierda, hallaremos lo más sagrado.