domingo, 3 de febrero de 2008

La causa de la eutanasia voluntaria activa

 

Manifiesto publicado en Free Inquiry, nº.1, Invierno 1988-1989.

Los abajo firmantes declaramos nuestro apoyo a la descriminalización de la eutanasia activa, inducida por un médico a petición de un enfermo terminal.

Considerando: Que las técnicas desarrolladas por la medicina moderna han sido beneficiosas, en el sentido de mejorar la calidad de la vida y aumentar la longevidad, pero que otras veces se presentan acompañadas de efectos perjudiciales y deshumanizadores. Que muchos enfermos terminales son mantenidos con vida contra su voluntad mediante las técnicas médicas más adelantadas, y que se les ha negado la ayuda para morir, por lo que al intentar ellos mismos poner fin a sus tormentos, o con ayuda de parientes legos en medicina, han fracasado en el intento y se han inflingido mayores sufrimientos a sí mismos y a quienes les rodeaban. Que ya va siendo hora de que la sociedad supere prohibiciones arcaicas del pasado y reconozca que los enfermos terminales tienen derecho a elegir la hora, el lugar y la manera de morir.

Declaramos tolerar las opiniones de quienes aseguran que sólo a la divinidad incumbe el determinar el instante del traspaso, o que encuentran ciertos valores espirituales en el sufrimiento, pero discrepamos de sus argumentos. Nos declaramos partidarios de la defensa de los derechos humanos, de la dignidad humana y de la autodeterminación, sin exceptuar el derecho a una muerte digna. Nos mueve también la compasión a los que preferirían poner término a sus padecimientos abreviando la agonía.

Algunos quieren establecer una distinción entre eutanasia «activa» y «pasiva» y propugnan el abandono de los esfuerzos «heroicos» de prolongación de la vida, pero oponiéndose a cualquier acción positiva que acelere la muerte mediante el aumento de la dosificación de los fármacos habituales, o la administración de una inyección letal. Por nuestra parte declaramos que tanto la eutanasia pasiva como la activa implican la intención de poner fin a la vida de una persona.

Nos afirmamos partidarios de la eutanasia voluntaria exclusivamente. Creemos que el adulto que haya firmado una última voluntad en la que declare sus deseos en relación con el tratamiento de una posible enfermedad terminal, o bien haya otorgado ante notario poder irrevocable y perpetuo autorizando a otra persona a actuar en ese sentido, tiene derecho a que sea respetada esa voluntad. Y dado que muchas personas carecen de los conocimientos profesionales necesarios en relación con los métodos para inducir la muerte, consideramos que sólo un cooperador médico puede administrar la inyección o la poción letal al paciente que la haya solicitado, y debe poder hacerlo sin temor a las represalias ni denuncias.

Respetamos el derecho del médico y del personal sanitario a negarse a participar en la administración de estas medicaciones terminales. Deseamos que la profesión médica informe a los pacientes de su derecho a cambiar de médico o de hospital, caso de ver denegada su petición de muerte asistida. Instamos a que no escatimen medios para que el enfermo terminal pueda ver satisfechas sus peticiones en orden al lugar y la hora de su muerte, y si por ejemplo solicita la presencia de sus familiares para que le consuelen en esa hora, que ese deseo sea respetado.

Admitimos que algunos podrían querer explotar ese derecho a la eutanasia voluntaria activa para lucrarse con los enfermos y dolientes, pero creemos en la posibilidad de promulgar disposiciones protectoras que eviten o en todo caso castiguen tales acciones.

Respetamos el derecho de los enfermos terminales que no deseen recurrir a la eutanasia ni precipitar el momento de su muerte. Pero afirmamos que la voluntad de quienes creen en el derecho a morir con dignidad debe ser respetada, y que al hacerlo damos testimonio y máxima expresión de compasión moral y beneficencia.

Firmantes:
Pieter Admiraal, Bonnie Bullough, Vern Bullough, Francis Crick, Albert Ellis, Roy Fairfield, Joseph Fletcher, Peter Hare, Sidney Hook, Derek Humphrey, Edna Ruth Johnson, Marvin Kohl, Helga Kuhse, Paul Kurtz, Gerald A. Larue, Henry Morgenthaler, Robert L. Risley, B. F. Skinner, Rob Tielman y Mitsuo Tomita.

(Extraído en: R. M. Baird y S. E. Rosenbaum.
Eutanasia: Los dilemas morales, 1992.)

2 comentarios:

  1. La eutanasia es un tema muy pantanoso. Se habla de legalización de la eutanasia para casos límite. Pero en Holanda, donde lleva legalizada años, no es así; se va haciendo habitual y va calando la mentalidad de que si estás enfermo lo mejor -para todos- es pedir la eutanasia, en detrimento de los cuidados paliativos

    Preguntar a un enfermo si desea pedir la eutanasia es ponerle ante un dilema y ya tiene consecuencias en él. Si pide la Eutanasia, se le quita la vida y acaba el dolor, claro. Pero ¿y si pidiera medicina paliativa? Algunos dirán, con tono comprensivo, que no pasaría nada, todo sigue como siempre, se le cuida hasta que muera. Pero no. Ya nada es como antes. Si elige seguir viviendo, siempre tendrá que explicar por qué ha optado por una solución que supone más sacrificios a sus cuidadores, más dinero al Estado por gastos de la Ley de Dependencia y gastos sanitarios. El mismo personal sanitario que le cuida es el que le hubiera quitado la vida. Y como el enfermo no ha querido, hay que seguir cuidandole. Y total, para seguir sufriendo. Y los familiares, que quizá le sugirieron la eutanasia, son los que deben seguir viniendo a verle no se sabe cuantos meses o años más. Y quitando tiempo de dedicación a los niños, y con la hipoteca que les agobia, y en vacaciones, a ver que pasa... Los médicos o los familiares, no va a decir así las cosas, claro. Pero no somos tontos y sabemos cuando algo que hemos decidido no ha caído bien o resulta un engorro.

    Encima, el Estado es parte interesada. Aunque los políticos se indignen, saben perfectamente que cuanta más eutanasia, más millones de euros para otros gastos sanitarios. Cuestan mucho menos dinero los trámites de defunción que un día más de cuidados paliativos. Para un contable sin prejuicios morales la mejor solución está bien clara: animar a pedir la eutanasia a todos. Sin embargo, nuestros mayores y nuestros enfermos, que con su vida han colaborado a hacer un mundo más humano, se merecen la mejor solución aunque cueste más. Si alguien quiere tener más reflexiones de interés sobre este tema en la etiqueta: http://opinionciudadano.blogspot.com/ se encontrará unas cuantas

    Gracias por ofrecerme la opción de opinar,

    Santiago

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  2. ¡De nada! Bienvenido a nuestro humilde Blog.

    Como ponen en el título del manifiesto "la eutanasia voluntaria activa" es voluntaria, y a nadie se le debería obligar a optar por algo que no comparte ni cree. Es cierto, y debe ser así. Pero, tampoco se debería criminalizar por los que opten por esta opción.

    ¿Qué la voluntad de las personas es manipulable? Es cierto. Como dices, la eutanasia es un tema "pantanoso", pero también es personal. Respetemos y valoremos todas las posturas. Y cada cual opte por lo que mejor considere, sin la imposicion de determinadas creencias ajenas a cada uno/a.

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