Si Aquiles es el héroe de guerra arquetípico, Sócrates es su equivalente civil. Sus enseñanzas resultaban tan amenazadoras para las autoridades de Atenas que se convirtió en blanco de su censura y al final fue juzgado y sentenciado a muerte por negarse a abjurar de sus ideas. Cuando equiparamos el heroísmo militar de Aquiles con el heroísmo civil de Sócrates vemos que, si bien los actos heroicos suelen realizarse al servicio de los demás o de los principios morales básicos de una sociedad, es frecuente que el héroe actúe en el punto de encuentro de fuerzas constructivas y destructivas. Según Hughes-Hallet, «las alas de la oportunidad están vestidas con las plumas de la muerte» porque los héroes se exponen a peligros mortales en su búsqueda de la inmortalidad. Tanto Aquiles como Sócrates, los dos grandes ejemplos de heroísmo, hallan la muerte siguiendo los códigos de conducta anticonvencionales de acuerdo con los cuales decidieron vivir.
La elección de Sócrates de morir por sus ideales es un ejemplo imperecedero del poder del heroísmo civil. Se nos dice que a la hora de cumplir la condena, Sócrates invocó la imagen de Aquiles en apoyo de su decisión de morir, en lugar de someterse a una ley arbitraria que silenciaría su oposición al sistema.
Recordemos el acto de audacia del «rebelde desconocido» que se enfrentó a una columna de diecisiete tanques que se dirigían a aplastar la revuelta de la plaza de Tiananmen, en Pekín, el 5 de junio de 1989. Aquel joven detuvo el avance mortal de una columna de tanques durante treinta minutos; luego se subió encima del primer tanque y allí, supuestamente, se puso a hablar con el conductor diciéndole: «¿Por qué estáis aquí? Mi ciudad es un caos por vuestra culpa; retroceded, daos la vuelta y dejad de matar a mi gente: marchaos de aquí». Aquel anónimo «hombre del tanque» se convirtió de inmediato en un símbolo internacional de la resistencia; encaró la prueba final del coraje personal con honor y definió para siempre la imagen emblemática del individuo que se enfrenta a un monstruo militar únicamente con su dignidad. Su imagen dio la vuelta al mundo y lo convirtió en un héroe universal. Hay muchas historias contradictorias sobre lo que le pudo suceder depués de estos hechos: algunos dicen que lo encarcelaron, otras que fue ejecutado, otras que pudo huir del país. Al margen de lo que pudiera haberle ocurrido, la revista Time reconoció su condición de héroe civil cuando lo incluyó en su lista de las cien personas más influyentes del siglo XX (abril de 1998).
El peligro físico que corren los civiles que actúan con heroísmo difiere de los actos heroicos de un soldado o de otros profesionales, porque éstos tienen un deber que cumplir y un código de conducta al que atenerse y porque han recibido una formación adecuada. De todos modos, aunque el heroísmo vinculado al cumplimiento del deber puede diferir del heroísmo que no tiene esta obligación, el compromiso y el potencial sacrificio que exige el acto heroico son muy similares en los dos casos.
Philip Zimbardo es un psicólogo norteamericano que es famoso por ser uno de los artífices del Experimento de Stanford, que inicialmente estaba planificado para que durase quince días y se tuvo que cortar al sexto, por los abusos que se estaban cometiendo dentro.
ResponderEliminarTambién declaró como perito judical en el consejo de guerra contra los soldados acusados por las torturas cometidas a los presos de la prisión iraquí de Abu Ghraib.
Estos dos hechos los relata en su libro El efecto Lucifer.