Como se viene haciendo todos los años en el municipio vallisoletano de Tordesillas, hoy 15 de septiembre otro toro ha sido sacrificado en el desigual «torneo» conocido como el Toro de la Vega. El ejemplar de este año se llamaba Moscatel, de 540 kilos, pelo cardeno oscuro y perteneciente a la ganadería de Victorino Martín (cuyo hijo dice sandeces como ésta: «la bravura del toro es el mejor antídoto contra el estrés»).
Después de media hora de recorrido fue abatido a las 11.30 h. de la mañana, aunque esta medianoche, en un encierro nocturno de la localidad, corneó a una persona que tuvo que ser trasladada al hospital. Que no se hubiese puesto delante de él, además de arriesgar su vida a lo tonto, por unos festejos absurdos.
El año pasado unos diputados presentaron una proposición en el Congreso.
Algunos defensores de la tauromaquia esgrimen argumentos como éste: «la fiesta de los toros hace que se conserve uno de los paisajes más significativos de la Península Ibérica como es la dehesa.»
ResponderEliminarUn argumento en contra de que la crianza del toro bravo protege tales dehesas... que yo sepa en las dehesas también se cría el cerdo ibérico y otras razas vacunas como la morucha, la retinta y la negra avileña. Además pasta la oveja merina y ramonea la cabra retinta extremeña como la verata. Se cría también el caballo cartujano o español. Además de encinas están los alcornoques de cuya corteza se extrae el corcho, útil para la industria vinatera muy extendida.
O sea, no es necesario el toro de lidia para la existencia de tales parajes seminaturales. Una raza doméstica más, producto de la selección artificial, que aunque desaparezca no supondría la extinción de toda la especie Bos taurus..