Hace unos diez mil años, tras la retirada de los hielos de la última glaciación, el incremento de las temperaturas, la subida del nivel del mar y la desaparición de la megafauna pleistocénica, en algunos puntos del planeta las poblaciones humanas se concentraron y se hiciceron sedentarias, como pasó en Oriente Próximo. Tuvieron que adoptar otros medios de producción de alimentos en vez de dedicarse a la recolección-caza. La abundancia de cereales silvestres fueron la base de la primitiva agricultura en la zona (como la domesticación de animales), conllevó a un crecimiento demográfico y, por ende, a más necesidad de tierras. Estamos hablando de la expansión del Neolítico.
Dos vías de neolitización tuvo Europa, desde la Península de Anatolia (Turquía) pasó a los Balcanes y de ahí remontando aguas arriba la cuenca del Danubio, la continental, y la marítima, a través del Mediterráneo, de península en península (Balcánica-Itálica-Ibérica). La llegada a la Península Ibérica ocurrió a lo largo del sexto milenio anterior a la Era Vulgar.
En el interior de una cueva de la sierra de Guara, en el Alto Aragón, se llevaba tiempo estudiando uno de los yacimientos neolíticos más importantes de la Península: la cueva de Chaves. El yacimiento databa del V Milenio a. C., cuyos habitantes se dedicaron al pastoreo de ovicaprinos y el cultivo complementario de cereales, además de la caza ocasional de conejos y ciervos, dominaban la cerámica y la talla del hueso. Era un ejemplo para comprender nuestro pasado, de como dejaron nuestros antepasados de ser cazadores-recolectores nómadas a la economía agropecuaria sedentaria. Y como los foráneos neolíticos, provenientes de tierras orientales, influyeron y se mezclaron con los autóctonos mesolíticos. Apenas se analizó una décima parte, la última investigación fue en el verano del 2007. Cuando fueron a reiniciar los estudios en la primavera del año pasado, lo que vieron fue algo desolador, el yacimiento había sido arrasado por el propietario actual del coto en el que está asentado, una finca cinegética polémica por sus cercados que ocupan caminos y montes públicos así como cauces de ríos.
La finca, que ocupa el antiguo término municipal del despoblado de Bastarás (Huesca), pertenece al presidente de la patronal del carbón del norte de España, ha sido varias veces denunciada por las irregularidades e incumplimientos de la legislación medioambiental, además del vallado ilegal, hay roturaciones indebidas e introducción de especies aloctonas, con la pasividad y permisividad de la administración pública autonómica... Claro, como el propietario, Victorino Alonso, tiene sus contactos con el Poder (donde hay dinero, hay poder, y viceversa), pues se lo toleran. Fiel reflejo de la impunidad con la que siguen actuando nuestros caciques ibéricos. Y la información de nuestro pasado eliminado para siempre (un legado de cómo nos mezclamos los grupos humanos desde tiempos inmemoriables), destruido por los caprichosos intereses de este «elemento»: la prepotencia caciquil autóctona.
Y esto ocurre nada más y nada menos que DENTRO DE LOS LÍMITES DE UN PARQUE NATURAL, el de "La Sierra y Cañones de Guara", concretamente en la parte sumital del extremo oriental de la sierra homónima (entre los ríos Alcandre y Guatizalema) ya que el parque incluye toda las sierras vecinas (Sevil, Balcés, Gratal,...) que comúnmente se agrupan bajo la denominación genérica de "sierra de Guara". Luego, a un montañero "de toda la vida" (de los que respetamos el entorno) nos puede caer un multazo por, p.e., vivaquear en una travesía.
ResponderEliminarSi serán "importantes" los gerifaltes estos del coto, que en el mapa topográfico 1:50.000 del IGN, edición de los años 70's, lleva la leyenda, sobre la sierra, en un cuerpo destacado y en negrita "Coto de Caza Fimbas"... Aparte de recorrer el cañón del Alcanadre, he recorrido el acantilado que lo bordea por el Sur, desde el pico del Cabezo (1.870 m), atrincherado en toda su longitud como un campo de minas, con alambradas de 2 metros de altura... acorde con el paisaje, vamos.
Prohibiciones de barrancos, cuevas,... y derecho de pernada para la gentuza facinerosa de siempre!
Manel