lunes, 30 de agosto de 2010

La última faena

Documental sobre el ex torero colombiano Álvaro Múnera y firme defensor de la abolición de la tauromaquia, espectáculo sangriento o un sacrificio ritual que no tiene sentido en pleno siglo XXI.




1 comentario:

  1. La España feroz

    Por Rafael Torres

    Los aficionados al tormento de los toros, que no otra cosa es la tauromaquia en sus diversas modalidades, parecen cada vez más empeñados en reforzar el argumentario de aquellos que, por un prurito de empatía natural con los animales, combaten pacíficamente esa expresión de la barbarie nacional.

    Si éstos señalan el efecto embrutecedor de esas prácticas salvajes, cuya causa es asimismo la brutalidad, los que las ejecutan en los zugarramurdis de tantas fiestas patronales, sin sujeción al raciocinio y las más de las veces completamente curdas, exhiben, en efecto, una ferocidad tan delirante que les lleva, en un momento dado, a acometer a las personas como hacen con las bestias.

    Ese momento suele coincidir con la aparición de algunos chicos y chicas de buen corazón, que despliegan sus pancartas como capote simbólico para llevarse al pobre toro de allí, y la pena es que no coincida también con la de una compañía o dos de antidisturbios que les proteja. Como se ha visto recientemente en Sacedón, donde mozos furiosos a punto estuvieron de linchar a unos pocos antitaurinos y a un equipo de Tele 5 por quererles estropear la juerga, esta cuestión no atañe sólo a la higiene y al decoro social, sino también al orden público.

    La Federación de Asociaciones de la Prensa ha deplorado el suceso por la parte que le toca, la agresión a los periodistas, y está bien, pero también le tocaría velar por un más cabal enfoque de la información sobre esas violencias de los atávicos, que suele despacharse con el titular: «Enfrentamiento entre taurinos y antitaurinos».

    Como si fueran dos bandos, como estableciendo una simetría que no existe. Lo que existe es un imperativo de la civilidad, el fin del maltrato a los animales, expresado sin violencia, y enfrente, piedra y palo en mano, agresores. Y en el caso de Sacedón, entremedias, un par de guardias civiles del lugar que bastante tuvieron con salir indemnes.

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