por Iñaki Esteban
Extraído de El Correo de 03/09/10
El científico sostiene que la Física basta para explicar el 'Big Bang' en un libro que sale justo antes de la llegada del Papa al Reino Unido
El físico británico Stephen Hawking suele decir que si no hubiera sido por la última frase de su 'Breve historia del tiempo', la obra no habría vendido ni la mitad de los millones de ejemplares que se adquirieron en todo el mundo. En el párrafo final, Hawking afirma que si alguna vez se llega a confirmar una teoría completa del Universo, «entonces conoceríamos la mente de Dios».
El científico, de 68 años, daba por hecho que un ser superior había prendido la mecha del 'Big Bang' para que naciese el Universo. Pero ahora, más de veinte años después, niega que Dios tenga algo que ver en ese origen, según argumenta en 'El gran diseño', escrita con el físico estadounidense Leonard Mlodinow, que con el título de 'The Grand Design' aparecerá el próximo martes en los países de habla inglesa.
El libro llegará a las librerías una semana antes de que el Papa visite Gran Bretaña, un país que está viendo cómo la polémica sobre la existencia de Dios, con partidarios radicales del sí y del no, y con campañas publicitarias de uno y otro bando en los trolebuses londinenses, está cobrando una segunda vida.
La Ley de la Gravedad es suficiente para explicar la creación espontánea de las fuerzas explosivas que dieron origen al Universo, defiende Hawking. El científico se dio cuenta de que por ahí iban los tiros cuando descubrieron, en 1992, un planeta que giraba en órbita en torno a una estrella distinta del Sol. «Eso hace que las coincidencias planetarias de nuestro sistema -la feliz combinación de la distancia Tierra-Sol y masa solar- sean menos singulares y no tan determinantes como prueba de que la Tierra fue cuidadosamente diseñada por Dios para solaz de los humanos», escribe el británico.
Durante el proceso de divorcio con su primera mujer, Jane Wilde, ésta desveló que Hawking era ateo, un motivo más para separarse de él, además de la presión de la fama, según alegó. El científico no le contradijo entonces, principios de los noventa, así que los argumentos de su nueva obra no deberían sorprender a nadie.
Desde el mismo título, 'El gran diseño', el libro parece ir contra los conservadores que defienden el 'diseño inteligente' de la vida y de su evolución, solo que esta vez a un nivel cosmológico. Un debate que suena a la Edad Media, aunque poco después se resolvió asignando a la ciencia y a la fe un sitio específico. Hasta ahora, que ha experimentado su particular 'revival'.
El físico británico Stephen Hawking suele decir que si no hubiera sido por la última frase de su 'Breve historia del tiempo', la obra no habría vendido ni la mitad de los millones de ejemplares que se adquirieron en todo el mundo. En el párrafo final, Hawking afirma que si alguna vez se llega a confirmar una teoría completa del Universo, «entonces conoceríamos la mente de Dios».
El científico, de 68 años, daba por hecho que un ser superior había prendido la mecha del 'Big Bang' para que naciese el Universo. Pero ahora, más de veinte años después, niega que Dios tenga algo que ver en ese origen, según argumenta en 'El gran diseño', escrita con el físico estadounidense Leonard Mlodinow, que con el título de 'The Grand Design' aparecerá el próximo martes en los países de habla inglesa.
El libro llegará a las librerías una semana antes de que el Papa visite Gran Bretaña, un país que está viendo cómo la polémica sobre la existencia de Dios, con partidarios radicales del sí y del no, y con campañas publicitarias de uno y otro bando en los trolebuses londinenses, está cobrando una segunda vida.
La Ley de la Gravedad es suficiente para explicar la creación espontánea de las fuerzas explosivas que dieron origen al Universo, defiende Hawking. El científico se dio cuenta de que por ahí iban los tiros cuando descubrieron, en 1992, un planeta que giraba en órbita en torno a una estrella distinta del Sol. «Eso hace que las coincidencias planetarias de nuestro sistema -la feliz combinación de la distancia Tierra-Sol y masa solar- sean menos singulares y no tan determinantes como prueba de que la Tierra fue cuidadosamente diseñada por Dios para solaz de los humanos», escribe el británico.
Durante el proceso de divorcio con su primera mujer, Jane Wilde, ésta desveló que Hawking era ateo, un motivo más para separarse de él, además de la presión de la fama, según alegó. El científico no le contradijo entonces, principios de los noventa, así que los argumentos de su nueva obra no deberían sorprender a nadie.
Desde el mismo título, 'El gran diseño', el libro parece ir contra los conservadores que defienden el 'diseño inteligente' de la vida y de su evolución, solo que esta vez a un nivel cosmológico. Un debate que suena a la Edad Media, aunque poco después se resolvió asignando a la ciencia y a la fe un sitio específico. Hasta ahora, que ha experimentado su particular 'revival'.
Con todo el respeto para el señor Hawking, sé que sus ideas están cimentadas en la lógica y el conocimiento humano y son bastante razonables desde el punto de vista del estado del conocimiento humano a hoy; sin embargo, me parece que es como una pequeña termina en una pieza de madera de un gran buque tanquero petrolero. Nació, creció y toda su vida ha vivido en ese buque, no conoce nada más que el buque y la termina analiza y ve que existen reglas y principios que mantienen el buque funcionando, pero no sabe quién mantiene esas reglas y principios. Cómo él dice, la gravedad en si misma es capaz de crear el universo por sí mismo; bien, pero quien creó y mantiene la gravedad funcionando? Es evidente que si la gravedad es la que forma el universo, entonces la gravedad es exterior al Universo y, y si la gravedad es algo exterior, es porque existe un mundo fuera de lo que ponemos concebir y entender que es totalmente exterior al Universo. Y sino podemos conocer y comprender ese mundo exterior, entonces como podemos hacer juicios como los que hace el Sr. Hawkings?
ResponderEliminarAdvierto que no estoy comparando al Sr. Hawkings con una termina para menospreciarlo o insultarlo. Soy respetuoso de él y sus ideas. Es sólo para poder explicar la idea que hago esta comparación.
Para la termita del ejemplo, el buque es todo lo que existe (en este caso el Universo para el Sr. Hawkings), pero no sabe que el Universo que él puede concebir y ver es apenas una pequeña parte de todo lo que existe. Hay una creación invisible mucho más grande y de la cual apenas si se nos revelan algunos pequeños detalles en la palabra de Dios. Así que resulta absurdo que la termina haga un juicio de toda la creación con sólo un poco de conocimiento que tiene del buque en que se encuentra. Sobre todo porque el buque sería parte de una creación visible y lo que existe fuera de ella, es una creación invisible que, precisamente por ser invisible, se rige por principios y leyes totalmente diferentes y que no se pueden deducir de los principios y reglas de la creación visible. (Visible e invisible se refieren en este caso, como creo que lo hace la Biblia, a creaciones de diferentes naturaleza o esencia, no simplemente a si son visibles al ojo humano o no).
Dios sigue en su trono a pesar de lo que como niños jugando con los primeros conocimientos que nos llegan, terminamos en conclusiones equivocadas. (Igual que lo que pasa con los niños que se creen ya mayores y toman decisiones y creencias que se creen ya capacitados para tomar).
Tal y como el mundo existe aunque la termita crea que el buque es todo lo que existe y que las reglas que mantienen el buque unido son parte de la misma creación del buque, de igual manera Dios gobierna sobre una creación muy superior de la cual lo que conocemos apenas es una pequeñísima parte.
¿Y cómo nosotros las termitas del trozo de madera del buque sabemos que existe algo más que la gran embarcación? ¿No será producto de nuestra imaginación eso que llamamos Dios?
ResponderEliminardioses creadores de el mundo nos dicen de tantos: que si Alá, Yavhe, y tantos que se han jubilado, Zeus, Thor, Ra, que al final hacen sospechar al más pintado que eso de que un dios creo al mundo solo sea producto de nuestra imaginación.
ResponderEliminarEs lógico fantasear con lo que hay más afuera del llamado "buque" pero los sueños sueños son, por muy bonitos que sean esos sueños.
Hasta que la termita no sea capaz de descubrir y demostrar con su propio entendimiento que hay algo más afuera del "buque", es muy posible que otras termitas traten de aprovecharse del desconocimiento de esa termita sobre lo indeterminado y digan cosas puramente fantasiosas para que los hagamos el rey del termitero para toda la eternidad.
Es muy probable que fuera del buque exista la nada, y como sabes la nada es la no existencia, con lo cual lo unico que hay fuera del "buque" es nada. Un consejo, quedate en el "buque", lo más probable es que fuera de él te ahogues.
Pues hay "termitas" que no quieren, o querían, que se indagase en lo que hay fuera del barco, que prefieren creer en la existencia de un ser divino creador de todo a otras cosas posiblemente más verídicas o diferentes. Stephen W. Hawking en el capítulo octavo de su libro Historia del tiempo ya nos lo explicaba:
ResponderEliminar«Durante la década de los setenta me dediqué principalmente a estudiar los agujeros negros, pero en 1981 mi interés por cuestiones acerca del origen y destino del universo se despertó de nuevo cuando asistí a una conferencia sobre cosmología, organizada por los jesuitas en El Vaticano. La Iglesia católica había cometido un grave error con Galileo, cuando trató de sentar cátedra en una cuestión de ciencia, al declarar que el Sol se movía alrededor de la Tierra. Ahora, siglos después, había decidido invitar a un grupo de expertos para que le asesorasen sobre cosmología. Al final de la conferencia, a los participantes se nos concedió una audiencia con el Papa. Nos dijo que estaba bien estudiar la evolución del universo después del big bang, pero que no debíamos indagar en el big bang mismo, porque se trataba del momento de la Creación y por lo tanto de la obra de Dios. Me alegré entonces de que no conociese el tema de la charla que yo acababa de dar en la conferencia: la posibilidad de que el espacio-tiempo fuese finito pero no tuviese ninguna frontera, lo que significaría que no hubo ningún principio, ningún momento de Creación. ¡Yo no tenía ningún deseo de compartir el destino de Galileo, con quien me siento fuertemente identificado en parte por la coincidencia de haber nacido exactamente 300 años después de su muerte!»