martes, 22 de marzo de 2011

No es verde todo lo que reluce

¿Una zona de exclusión aérea en Libia?
El imperialismo verde de Daniel Cohn-Bendit

Por Jutta Ditfurth



Daniel Cohn-Bendit, el presidente del grupo de los Verdes en el Parlamento europeo, es un amante de las intervenciones militares siempre que respondan a los intereses imperialistas. Su petición de que se establezca una zona de exclusión aérea en Libia es el primer paso. No sería la primera guerra que pretende que otros hagan por él. Con ese propósito relativiza desde hace años el nazifascismo, y en 1993, en un congreso de Los Verdes, dijo a gritos que había que emprender la guerra contra Yugoslavia porque los musulmanes bosnios son «parte de la cultura europea» y «gente de nuestra misma sangre» [1]. En 1994 comparó con toda seriedad la situación en la sitiada Goražde con el gueto de Varsovia.

Ahora mancha el recuerdo de la Guerra Civil española, de la derrota de la revolución social por los fascistas, para justificar una guerra contra Libia: «... sé que toda comparación histórica es un poco estúpida, pero pese a todo, en el 36 permitimos que Alemania y Franco masacraran a los republicanos. Fue horrible, pero ni los franceses ni los ingleses hicieron nada. Creo que nuestra generación debería actuar de otra manera». [2]

La guerra: ¿una cuestión generacional?

¿Por qué esta guerra? ¿Por qué no por ejemplo una guerra contra Marruecos, donde una dinastía absolutista oprime a la población, en 1975 ocupó violentamente el Estado vecino del Sahara Occidental, y hace que los opositores sean encerrados y asesinados? (Naturalmente, tampoco estaría a favor de esa guerra, sólo pongo a prueba la lógica de este agitador verde.) El movimiento de resistencia saharaui, Frente Polisario, abandonó la lucha armada en 1991 porque la ONU prometió un referéndum que podría llevarles a la independencia. Desde entonces los saharauis están siendo engañados por la ONU y por la UE, con la que Marruecos coopera preferentemente: juntos saquean los recursos del Sahara, y capturan y encierran a los migrantes africanos que se dirigen a Europa.

¿Qué se pretende en Libia? ¿Quién es la «resistencia» a la que Cohn-Bendit —como acaba de proclamar histéricamente en la ZDF— quiere suministrar armas y prestar ayuda bombardeando Libia?

Muamar el Gadafi fue un buen amigo de los Estados capitalistas. Aceptó los «programas de ajuste estructural» del FMI y suministró petróleo. Ben Ali, Mubarak y Gadafi no fueron amigos únicamente de Angela Merkel y de Nicolas Sarkozy, como ahora pretende Cohn-Bendit. Recuerdo la visita de Otto Schily a la tienda de Gadafi. Y las reuniones que gustosamente ha mantenido a lo largo de los años el ministro verde de Exteriores, Joschka Fischer, con Hosni Mubarak.

Si lo analizamos objetivamente, la situación en Libia es muy diferente a la de Túnez o Egipto. Son pocos los jóvenes en paro o sindicalistas que se rebelan. El héroe de los «rebeldes» libios en el este del país es el rey Idris, derrocado en 1969, tan estrechamente vinculado al Gobierno estadounidense como el sha de Persia. Ni en Túnez ni en las protestas contra Mubarak en Egipto se veían banderas monárquicas.

¿Es casualidad que en el este de Libia se concentren los campos petrolíferos más ricos? ¿Justo ahí donde viven los «rebeldes» elegidos que se beneficiarían de una intervención militar? Dos representantes de la «resistencia» libia han convencido a la UE y a Cohn-Bendit de la conveniencia de la guerra. Pero se estima que en Libia hay unas 140 «tribus» sobre las que poco sabe la UE.

¿Por que será que me vienen a la cabeza los talibanes, que crecieron al amparo de EE UU? ¿Por qué me viene a la mente la repulsiva e injustificable comparación Kosovo-Auswitz que en 1999 sirvió al ministro verde de Exteriores Joschka Fischer para justificar la guerra de la OTAN contra Yugoslavia? ¿Y por qué aseguró EE UU que Irak disponía de unas fábricas de gas venenoso que nunca existieron? Son preguntas que los asilvestrados diputados verdes deberían responder en lugar de empujar a otros a que hagan la guerra por ellos.

La mejor manera de ayudar a un movimiento emancipatorio de resistencia en Libia, si lo hay, es entre otras cosas impedir una intervención militar y fortalecer los movimientos que ha de surgir desde abajo.

NOTAS:

[1] Citado por Mathias Geis en «Immun gegen Mitleiden» («Inmunes a la compasión»), en: Die Tageszeitung, del 11 de octubre de 1993.

[2] Entrevista de Theo Koll a Daniel Cohn-Bendit, en un programa especial de la ZDF, «Blutiger Machtkampf in Libyen» («Lucha sangrienta por el poder en Libia»), el 24 de febrero de 2011. Disponible en Youtube: http://www.youtube.com/watch?v=Xsk6QsiI9X4

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