viernes, 1 de julio de 2011

Las mentiras mediáticas de Israel

 


Preparando el libro Israël, parlons-en! («¡Hablemos de Israel!»), preguntamos por las calles a gente de Bruselas al azar qué sabía de Israel y de su historia. La respuesta fue catastrófica. Había una gran ignorancia en el público y yo no creo que esto se deba a una casualidad.

Hace más de 70 años que los medios de comunicación, los «media» europeos —que se dicen los mejores del mundo— informan al público y, sin embargo, el público no sabe lo esencial. Yo pienso que se debe a una operación de propaganda israelí realizada con la ayuda de los grandes «media» y los he resumido en las 10 grandes mentiras mediáticas que justifican a Israel.

La primera gran mentira mediática es que se dice que Israel fue creado en reacción al genocidio de los judíos entre 1940 y 1945. Esto es totalmente falso. Esto era en realidad un proyecto colonial que ya estaba previsto y decidido en el Congreso de 1897 cuando el movimiento nacionalista judío (sionista) decide colonizar Palestina. En aquellos momentos, el colonialismo estaba en auge y ellos recurren a las potencias colonialistas de la época, porque se dan cuenta de que necesitan una protección. Primero, se la piden al Imperio turco, pero no está interesado. Luego, al Imperio británico que sí estaba interesado porque necesitaban colonos que se instalasen en medio del mundo árabe, entre la parte este y oeste, para así poder debilitar una potencia como Egipto, —¿qué les inquietaba?—, controlar el Canal de Suez, que era la ruta hacia la India que tenía muchas riquezas.

Después, Estados Unidos tomará el relevo porque le interesa el petróleo, el control del petróleo. Por tanto, la creación del estado de Israel no es algo de 1940/45, sino es más bien el fruto de un proyecto colonial. Hay que recordar que en esa época las potencias europeas se reparten África como un pastel. En la Conferencia de Berlín de 1885, se la reparten entre Inglaterra, Francia, Bélgica, Portugal, Alemania y no hay ningún país africano que sea invitado. Se trata pues, de una época colonial e Israel es un proyecto colonial. Es necesario decirlo.

Entonces, el segundo gran mito que justifica a Israel es que los judíos regresan a la tierra que les fue arrebatada por el Imperio romano, en el año 70 d. C. Esto también es un mito totalmente, porque yo he entrevistado en este libro al historiador Shlomo Sand que ha hablado a su vez con arqueólogos e historiadores de Israel y todos dicen «no ha habido éxodo (diáspora) y por tanto no ha habido retorno». El grueso de la población se quedó siempre allí. Claro que hubo invasiones, guerras, mezclas de gentes, pero el grueso de la población estuvo allí. Esto tiene dos consecuencias. La primera es que, en el fondo, los descendientes de los judíos que vivieron allí en la época de Jesucristo, son los palestinos que viven allí ahora. Y la segunda es que, en consecuencia, si la gente que había jamás salió, ¿quienes son esas gentes que nos dicen que regresaron? En realidad son conversos: europeos del Este y del Oeste, y magrebíes, que se habían convertido al judaísmo en diferentes momentos y por diferentes razones, pero no son el antiguo pueblo judío. Y, como dice Sand, el pueblo judío no existe simplemente. No hay una historia común, ni una cultura común, ni una lengua común. Sólo comparten una misma religión, pero la religión no es un pueblo. No se habla de un pueblo cristiano, ni de un pueblo musulmán, así que tampoco de un pueblo judío.

El tercer gran mito es que «no es tan grave si han colonizado ese territorio palestino porque aquello era un desierto, sin gente, vacío». Esto también es una mentira total. La realidad es que testimonios de la época de finales del siglo XIX dicen que Palestina era un océano de trigo. Había cultivos, exportaciones —por ejemplo a Francia— de aceite, de jabón, de sus famosas naranjas de Jaffa. Y desde que los colonos británicos y después los judíos vienen a instalarse en Palestina desde 1920, los campesinos palestinos se niegan a darles sus tierras, hay revueltas, huelgas generales, manifestaciones con numerosos muertos. Y mismamente hay una guerrilla en Palestina. Todo queda hecho un desierto, ha destruido todo la enorme y feroz represión del ocupante británico y sionista después.

Y luego se dice «sí que había palestinos, pero se fueron ellos mismos». Esto también es falso. Yo mismo me lo había creído, todo el mundo lo ha creído. Ha sido la gran versión de Israel hasta que nuevos historiadores israelíes como Benni Morris en mi libro, o Ilan Pappe y otros dicen «no, los palestinos han sido expulsados por la violencia, por el terror, por una operación sistemática para echarlos del país y de sus tierras (limpieza étnica)». Por tanto esto es también otro mito absoluto.

Esta es la parte histórica de Israel, todo lo que nos ocultan pero que es importante comprender.

Si nos referimos al período actual, se dice que de todos modos Israel es la única democracia de Oriente Medio, que hay que defenderla porque es un Estado de Derecho. En primer lugar, Israel no es un Estado de Derecho. Es el único país del mundo cuya Constitución no establece los límites de su territorio. En todos los países del mundo, su Constitución establece dónde comienza ese Estado y dónde termina, que es ya otro país. En Israel no, porque es un proyecto de expansión que no tiene límites. Además es una Constitución totalmente racista porque dice que Israel es el Estado de los judíos. Esto quiere decir que los otros ciudadanos son de segundo orden. Y eso es la negación de la democracia. Así que Israel no es una democracia.

Y quiero decir que Israel es el colonialismo, es el robo de la tierra, es la limpieza étnica de una población. Y eso no se puede considerar una democracia. Habrá quien diga que hay un Parlamento, unos «media», profesores universitarios críticos y demás. Es verdad. Pero, dado que es un Estado que se basa en el robo de la tierra, esto quiere decir que será una democracia entre ladrones para saber cómo van a seguir robando. Eso no es democracia, eso es colonialismo y dictadura siempre.

Y nos dicen que Estados Unidos, el país que protege a Israel y le da tres mil millones de dólares cada año para atacar y bombardear a sus vecinos, dicen que Estados Unidos lo que quieren es proteger la democracia en Oriente Medio. Bien. Si los Estados Unidos lo que quieren es proteger las democracias, no habrían puesto y protegido las dictaduras de Arabia Saudí, Kuwait o Egipto. Estados Unidos ha puesto todo eso. Lo que quiere Estados Unidos, e Israel, es el petróleo. En absoluto la democracia. En realidad, juegan el papel de guardianes del petróleo. Esto lo explican muy bien en mi libro Chomsky, Samir Amín y otros. Los Estados Unidos quieren controlar totalmente el petróleo en Oriente Medio y querrían destruir cualquier país que se oponga a dar por nada su petróleo. Lo hemos visto en la guerra de Irak y en otras agresiones. Pero Estados Unidos no puede atacar solo a todos los países de Oriente Medio. Por eso precisa la ayuda, el papel de lo que Chomsky llama «el gendarme del barrio». Esto es Israel.

Hace tiempo, Estados Unidos tenía ese gendarme en el Sha de Irán, una dictadura espantosa que se había puesto quitando de en medio en 1953 al que era Primer Ministro democráticamente elegido, Mosadeq. Pero Estados Unidos perdió Irán y solo le quedaba Israel. Es por esto que protege a Israel, aunque viole la legislación internacional, viole las Convenciones de la ONU, viole la igualdad entre los Estados. Es claramente una guerra económica lo que está haciendo allí Estados Unidos.

Europa quiere hacer ver que es más neutra, que está buscando una solución entre israelíes y palestinos. Es totalmente falso. Europa ha declarado hace tiempo, a través del Ministro de Asuntos Extranjeros, que Israel es el Estado 28 de la Unión Europea. La industria europea del armamento financia y colabora con la industria israelí del armamento. Hay gente en Francia como Lagardère o Dassault que son muy próximos a Sarkozy y colaboran con la industria israelí armamentística. Además, cuando los palestinos eligieron su gobierno, la Unión Europea se negó a reconocerlo y así dio alas a Israel para bombardear Gaza. Por tanto, cuando Netanyahu, Barak, Olmer y demás bombardean a los palestinos, está claro que son Sarkozy, Merkel y los gobiernos europeos quienes bombardean también. Se debe saber todo eso y dejar clara nuestra opinión.

Cuando se cuenta la verdadera historia de Israel y Palestina, cuando muestras los intereses escandalosos de Estados Unidos y Europa, intentan cerrarte la boca acusándote de antisemita, racista judío. Pero hay que dejar una cosa clara. Cuando se critica al gobierno de Israel, no se es racista antijudío. Al contrario, lo que hacemos es criticar a un gobierno que niega la igualdad entre los seres humanos, entre judíos y musulmanes. Nosotros queremos, al contrario, que sea posible un futuro, una armonía, una paz, un entendimiento entre judíos, musulmanes, cristianos y laicos. Y es por esto que es necesario parar al gobierno de Israel en este crimen porque eso no hace más que generar odio. Y ésa es su estrategia. Y los «media» responden a menudo que los palestinos son violentos y terroristas. Yo quiero decir una cosa: la verdadera violencia es el colonialismo, es el ejército de ocupación israelí que ha robado a los palestinos sus tierras y sus casas desde hace 60 años. Es el ejército israelí el que impide a los palestinos tener una vida normal: allí están los check-point para ir de su casa al trabajo, allí tienen que esperar unas horas o un día, hay mujeres encinta que han muerto porque estaban bloqueadas, ya que los soldados les han impedido arbitrariamente pasar el check-point. Por tanto, la violencia es la propia ocupación. Y quiero decir una cosa: en sus textos fundamentales, la ONU reconoce a todos los pueblos colonizados, a todo pueblo ocupado, el derecho a resistir por todos los medios que considere buenos. La resistencia es legítima y la violencia es la ocupación. Y eso es todo.

Evidentemente, el problema que se plantea mucha gente es que, frente a tanto odio como provocan voluntariamente Israel y los que le apoyan, éste es un conflicto que va a durar siempre, que no hay solución, que hay mucho odio, etcétera. Es necesario saber que la solución existe porque, en efecto, las grandes organizaciones palestinas han propuesto desde mediados de los años 60 soluciones democráticas muy simples. A saber: un solo Estado sin discriminación donde haya igualdad de derechos para palestinos, judíos, cristianos y laicos. Es la propia definición de la democracia: un hombre, una mujer, un voto.

Israel siempre se ha negado a negociar esta solución. Y ¿qué es lo que ha hecho? Ha encarcelado o asesinado no sólo a los dirigentes de Hamas sino también a los de Al-Fatah, FPLP, FPDLP, etcétera.

Por tanto Israel rehúsa una solución que es clara y hay que preguntarse por qué. La razón, ya lo he dicho, es que Israel es para los Estados Unidos el seguro del petróleo. Así que es una guerra económica por el petróleo, por las multinacionales y la única cosa que puede parar eso es la presión de todo el mundo, de los ciudadanos de Europa, de América Latina, África, Oriente Medio… la presión sobre los dirigentes que son cómplices de Israel, la presión sobre los «media» que no dicen la verdad; y hacerlo todos nosotros a través de Internet, como la iniciativa que lanzamos de información sobre Palestina. Que cada uno elabore la información y restablezca la verdad, que desenmascaren las mentiras mediáticas que justifican a Israel. Y si aplicamos esa idea de «somos todos periodistas» entonces creo que rápidamente habrá realmente una posibilidad de negociar para restablecer la paz en Oriente Medio.

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