«¿De qué tratáis de defender el matrimonio? No hay una
cantidad de amor limitada en Iowa. No es una fuente no
renovable. Si Amy y Barbara o Mike y Steve se aman, eso
no quiere decir que John y Mary no puedan también.»
Representante del Estado Ed Fallon, oponiéndose a la legislación
que prohíbe el reconocimiento de matrimonios gays
celebrados en otros estados.
cantidad de amor limitada en Iowa. No es una fuente no
renovable. Si Amy y Barbara o Mike y Steve se aman, eso
no quiere decir que John y Mary no puedan también.»
Representante del Estado Ed Fallon, oponiéndose a la legislación
que prohíbe el reconocimiento de matrimonios gays
celebrados en otros estados.
En diciembre de 1996 la prensa malaya andaba revuelta con la sensacional historia de una mujer de 21 años en el estado de Kelantan, que se hizo pasar por hombre para casarse con su amante, otra mujer. Después de ser recibido como el primer incidente de este tipo en la historia de Malasia, el caso continuó siendo fuente de noticias durante más de tres meses. Cada ángulo de la historia fue analizado.
Se dijo que la acusada, Azizah Abdul Rahman, había engañado a todo el mundo: a su novia, Rohana, al imán local, al funcionario del registro y a los testigos de la boda.
Todos declararon que no tenían ni idea de que Azizah fuera una mujer. No sólo se parecía y comportaba como un hombre, sino que había tomado también un nombre de hombre y poseía un documento de identidad masculino. A las tres semanas de su detención fue acusada y condenada a dos años de cárcel por dos cargos: el primero y más grave, por hacerse pasar por hombre y el segundo, por usar el documento de identidad de otra persona.
La cobertura mediática del caso de Azizah y Rohana creció y creció con descripciones detalladas de su aspecto (más parecida a un chico que a un hombre) y de su indumentaria (pantalones negros y una camisa morada). Se citaba al funcionario del registro que decía que tal vez el incidente era un signo de que el mundo estaba llegando a su fin.
Como consecuencia del caso, el gobierno anunció que endurecería el Estatuto de la Familia Islámica para evitar que tengan lugar matrimonios entre mujeres.
Viejas costumbres
El matrimonio entre personas del mismo sexo puede ser más noticiable en estos días, pero no es nada nuevo. Existía en la antigua Roma, aunque se creía que había desaparecido hasta el siglo XX. El trabajo de los antropólogos, sin embargo, ha revelado varios ejemplos de «matrimonio consuetudinario» en una gama de culturas diferentes.
En el antiguo Dahomey, hoy Benin, el antropólogo Herskovits halló pruebas de matrimonios de mujeres entre las guerreras amazonas del rey de Fon. Más recientemente, la antropóloga Saskia Wieringa contactó con una mujer local que estaba tratando de investigarlo a pesar de la desaprobación de su familia y las amenazas de su marido. Esta mujer reveló que su abuela había tenido de hecho dos mujeres. La historia cuenta que las Amazonas de Fon se dispersaron después de la conquista francesa de Abomey en 1894, narrada por Audre Lorde en su poema 125th Street and Abomey.
También en Lesoto los matrimonios voluntarios entre mujeres no eran extraños en los años 50, a menudo en paralelo con matrimonios heterosexuales obligatorios con hombres. La antropóloga Judith Gay escribió en 1985:
«informantes de edad avanzada me contaron que habían existido relaciones especiales afectivas con intercambio de regalos entre chicas y mujeres “en los viejos tiempos” de su juventud».
De la narración de Mpho Nthunya en su libro de 1997, Singing away the hunger. The autobiography of an African Woman, se podría colegir que las relaciones duraderas, amorosas, íntimas y eróticas entre mujeres eran la norma en el Lesoto rural de aquella época y eran reconocidas y honradas públicamente con fiestas y celebraciones. Parece que era un asunto vergonzoso para las generaciones más jóvenes. Gay describe cómo cuando tres mujeres mayores le estaban describiendo esto, fueron interrumpidas con palmadas por una nuera de 24 años:
«¿Por qué das palmadas?», preguntó sin rodeos una mujer de 97 años. «¿Nunca te has enamorado de otra chica?».
Hoy en día tales relaciones, o al menos su aceptación cultural y social, no parece existir por más tiempo.
El derecho humano al matrimonio
La Declaración Universal de los Derechos Humanos afirma que todos los hombres y mujeres tienen el derecho a casarse y a formar una familia. Prohibir el matrimonio de parejas del mismo sexo o de personas transgénero podría parecer que constituye una discriminación en el derecho a la vida privada y familiar, así como una negación del principio de igualdad ante la ley.
A primera vista, las normas de derechos humanos no excluyen la idea del matrimonio del mismo sexo. Pero hasta ahora la legislación de derechos humanos ha interpretado el concepto de matrimonio como estrictamente heterosexual. En las leyes internas de la mayoría de los países el matrimonio se define como la unión entre un hombre y una mujer. Esta restricción, según se argumenta cada vez con más frecuencia, niega los derechos humanos de las personas gays.
Negarse a reconocer las relaciones del mismo sexo en la ley es más que simbólico, puede tener consecuencias crueles y de largo alcance.
La falta de reconocimiento puede afectar al acceso a un compañero que está recibiendo tratamiento médico. Ha habido casos desgarradores en los que familias homofóbicas han sido capaces de impedir al compañero gay ver a su amado moribundo o gravemente enfermo en el hospital. Puede poner en la calle a personas gays al negarles el derecho a subrogar el arrendamiento de la vivienda a la muerte de su pareja. La falta de reconocimiento incide en el derecho a heredar y en los derechos a beneficios laborales para el cónyuge, a pensiones y a beneficios fiscales.
Mayormente como resultado de campañas de grupos de activistas, las relaciones del mismo sexo están comenzando a obtener reconocimiento legal en un número creciente de países y estados en todo el mundo.
El primer reconocimiento legal de las parejas del mismo sexo tuvo lugar en Dinamarca en 1989, cuando el estado permitió a los ciudadanos LGBT registrar sus relaciones con una ceremonia civil que confería muchos de los derechos asociados al matrimonio. Entre ellos, los derechos de propiedad, sucesión, inmigración, fiscales y de seguridad social. Desde entonces más países han incorporado el reconocimiento legal de las relaciones gays, aunque ha sido un proceso muy lento y parcial. A menudo las medidas han despertado protestas, especialmente de organizaciones religiosas y grupos de extrema derecha.
«Han robado el matrimonio. [Éste es ahora] el problema moral de nuestra civilización», fue la respuesta de la Coalición por los Valores Tradicionales encabezada por el reverendo Lou Sheldon, después de que en 1993 el Tribunal Supremo de Hawai dictaminara que impedir el matrimonio gay era una discriminación por motivos de sexo.
En 2001 Holanda se convirtió en el primer país del mundo en abrir la institución existente del matrimonio civil pleno a las parejas del mismo sexo. Bélgica lo hizo a continuación y después Canadá en 2003 y España en 2005. Más de veinte países o autoridades locales han aprobado alguna forma de legislación que proporciona reconocimiento legal a las parejas del mismo sexo. Entre ellos, Alemania, España, Gran Bretaña, Francia, Finlandia, Groenlandia, Hungría, Islandia, Noruega, Suecia y algunos estados de Estados Unidos.
En Sudáfrica, aunque los gays han conseguido los mismos derechos para las parejas del mismo sexo en los planes de salud y de pensiones del estado, los grupos de derechos gays se han guardado de presionar por el matrimonio gay reconocido por el estado por miedo a provocar a los grupos religiosos y a los grupos de presión de extrema derecha. Tampoco el partido gobernante, el Congreso Nacional Africano, ha estado preparado para aprobar legislación a favor de la igualdad de los gays, a pesar de las obligaciones constitucionales del país.
Algunos grupos gays de Brasil han emprendido una línea más osada: en 1995 algunos grupos de Rio de Janeiro y del estado de Bahía apoyaron su petición de reconocimiento de las parejas del mismo sexo con la amenaza de identificar a 18 personas gays del Congreso y a 50 de la iglesia católica local. La legislación para permitir contratos de unión civil para las parejas del mismo sexo fue aprobada.
Reconocidas o no por la ley, muchas personas LGBT celebran «bodas» gays igualmente. En diciembre de 2002, Brenda Fassie, la tempestuosa Reina del Pop de Sudáfrica, se «casó» con su pareja Sindi Nkambule en una boda espectacular en Yeoville, Johannesburgo.6 Otros se han procurado ceremonias religiosas. Los cuáqueros imparten bendiciones desde hace varios años, pero ceremonias similares en la Iglesia anglicana en Canadá han suscitado fuerte controversia.
En algunos países a las personas transexuales se les ha negado el derecho al matrimonio con su nueva identidad de género. A algunos transexuales operados los tribunales les han incluso ordenado divorciarse de sus ya cónyuges del mismo sexo. Pero en algunos casos la prohibición ha supuesto una ventaja. Por ejemplo, cuando una transexual británica de hombre a mujer quiso casarse con su pareja lesbiana a finales de los 90, pudo hacerlo porque su partida de nacimiento todavía la identificaba como hombre. Su pareja lesbiana vistió un elegante traje mientras que ella, la transexual de hombre a mujer, lucía un completo y largo vestido tradicional de novia.
Igualdad sin adornos
Los puntos de vista dentro de las comunidades LGBT están divididos. Algunos lo ven como un derecho legal y simbólico por el que se debe luchar y ganar. Otros ven el matrimonio como una institución opresora que imita las normas heterosexuales y tiene connotaciones mayormente negativas. Las personas homosexuales han sufrido durante siglos las rígidas concepciones acerca de la importancia del matrimonio y la familia nuclear. Muchos argumentan que la legislación antidiscriminación e igualitaria, independientemente del estado civil, el género o la orientación sexual, es un paso más apropiado hacia delante.
Se dijo que la acusada, Azizah Abdul Rahman, había engañado a todo el mundo: a su novia, Rohana, al imán local, al funcionario del registro y a los testigos de la boda.
Todos declararon que no tenían ni idea de que Azizah fuera una mujer. No sólo se parecía y comportaba como un hombre, sino que había tomado también un nombre de hombre y poseía un documento de identidad masculino. A las tres semanas de su detención fue acusada y condenada a dos años de cárcel por dos cargos: el primero y más grave, por hacerse pasar por hombre y el segundo, por usar el documento de identidad de otra persona.
La cobertura mediática del caso de Azizah y Rohana creció y creció con descripciones detalladas de su aspecto (más parecida a un chico que a un hombre) y de su indumentaria (pantalones negros y una camisa morada). Se citaba al funcionario del registro que decía que tal vez el incidente era un signo de que el mundo estaba llegando a su fin.
Como consecuencia del caso, el gobierno anunció que endurecería el Estatuto de la Familia Islámica para evitar que tengan lugar matrimonios entre mujeres.
César Cigliutti y Marcelo Suntheim felicitados por amigos fuera del
Ayuntamiento de la Ciudad de Buenos Aires, Argentina, 18 de julio de
2003. Su ceremonia matrimonial es la primera unión civil de una
pareja gay en Latinoamérica.
Ayuntamiento de la Ciudad de Buenos Aires, Argentina, 18 de julio de
2003. Su ceremonia matrimonial es la primera unión civil de una
pareja gay en Latinoamérica.
Viejas costumbres
El matrimonio entre personas del mismo sexo puede ser más noticiable en estos días, pero no es nada nuevo. Existía en la antigua Roma, aunque se creía que había desaparecido hasta el siglo XX. El trabajo de los antropólogos, sin embargo, ha revelado varios ejemplos de «matrimonio consuetudinario» en una gama de culturas diferentes.
En el antiguo Dahomey, hoy Benin, el antropólogo Herskovits halló pruebas de matrimonios de mujeres entre las guerreras amazonas del rey de Fon. Más recientemente, la antropóloga Saskia Wieringa contactó con una mujer local que estaba tratando de investigarlo a pesar de la desaprobación de su familia y las amenazas de su marido. Esta mujer reveló que su abuela había tenido de hecho dos mujeres. La historia cuenta que las Amazonas de Fon se dispersaron después de la conquista francesa de Abomey en 1894, narrada por Audre Lorde en su poema 125th Street and Abomey.
También en Lesoto los matrimonios voluntarios entre mujeres no eran extraños en los años 50, a menudo en paralelo con matrimonios heterosexuales obligatorios con hombres. La antropóloga Judith Gay escribió en 1985:
«informantes de edad avanzada me contaron que habían existido relaciones especiales afectivas con intercambio de regalos entre chicas y mujeres “en los viejos tiempos” de su juventud».
De la narración de Mpho Nthunya en su libro de 1997, Singing away the hunger. The autobiography of an African Woman, se podría colegir que las relaciones duraderas, amorosas, íntimas y eróticas entre mujeres eran la norma en el Lesoto rural de aquella época y eran reconocidas y honradas públicamente con fiestas y celebraciones. Parece que era un asunto vergonzoso para las generaciones más jóvenes. Gay describe cómo cuando tres mujeres mayores le estaban describiendo esto, fueron interrumpidas con palmadas por una nuera de 24 años:
«¿Por qué das palmadas?», preguntó sin rodeos una mujer de 97 años. «¿Nunca te has enamorado de otra chica?».
Hoy en día tales relaciones, o al menos su aceptación cultural y social, no parece existir por más tiempo.
El derecho humano al matrimonio
La Declaración Universal de los Derechos Humanos afirma que todos los hombres y mujeres tienen el derecho a casarse y a formar una familia. Prohibir el matrimonio de parejas del mismo sexo o de personas transgénero podría parecer que constituye una discriminación en el derecho a la vida privada y familiar, así como una negación del principio de igualdad ante la ley.
A primera vista, las normas de derechos humanos no excluyen la idea del matrimonio del mismo sexo. Pero hasta ahora la legislación de derechos humanos ha interpretado el concepto de matrimonio como estrictamente heterosexual. En las leyes internas de la mayoría de los países el matrimonio se define como la unión entre un hombre y una mujer. Esta restricción, según se argumenta cada vez con más frecuencia, niega los derechos humanos de las personas gays.
Negarse a reconocer las relaciones del mismo sexo en la ley es más que simbólico, puede tener consecuencias crueles y de largo alcance.
La falta de reconocimiento puede afectar al acceso a un compañero que está recibiendo tratamiento médico. Ha habido casos desgarradores en los que familias homofóbicas han sido capaces de impedir al compañero gay ver a su amado moribundo o gravemente enfermo en el hospital. Puede poner en la calle a personas gays al negarles el derecho a subrogar el arrendamiento de la vivienda a la muerte de su pareja. La falta de reconocimiento incide en el derecho a heredar y en los derechos a beneficios laborales para el cónyuge, a pensiones y a beneficios fiscales.
Mayormente como resultado de campañas de grupos de activistas, las relaciones del mismo sexo están comenzando a obtener reconocimiento legal en un número creciente de países y estados en todo el mundo.
El primer reconocimiento legal de las parejas del mismo sexo tuvo lugar en Dinamarca en 1989, cuando el estado permitió a los ciudadanos LGBT registrar sus relaciones con una ceremonia civil que confería muchos de los derechos asociados al matrimonio. Entre ellos, los derechos de propiedad, sucesión, inmigración, fiscales y de seguridad social. Desde entonces más países han incorporado el reconocimiento legal de las relaciones gays, aunque ha sido un proceso muy lento y parcial. A menudo las medidas han despertado protestas, especialmente de organizaciones religiosas y grupos de extrema derecha.
«Han robado el matrimonio. [Éste es ahora] el problema moral de nuestra civilización», fue la respuesta de la Coalición por los Valores Tradicionales encabezada por el reverendo Lou Sheldon, después de que en 1993 el Tribunal Supremo de Hawai dictaminara que impedir el matrimonio gay era una discriminación por motivos de sexo.
En 2001 Holanda se convirtió en el primer país del mundo en abrir la institución existente del matrimonio civil pleno a las parejas del mismo sexo. Bélgica lo hizo a continuación y después Canadá en 2003 y España en 2005. Más de veinte países o autoridades locales han aprobado alguna forma de legislación que proporciona reconocimiento legal a las parejas del mismo sexo. Entre ellos, Alemania, España, Gran Bretaña, Francia, Finlandia, Groenlandia, Hungría, Islandia, Noruega, Suecia y algunos estados de Estados Unidos.
En Sudáfrica, aunque los gays han conseguido los mismos derechos para las parejas del mismo sexo en los planes de salud y de pensiones del estado, los grupos de derechos gays se han guardado de presionar por el matrimonio gay reconocido por el estado por miedo a provocar a los grupos religiosos y a los grupos de presión de extrema derecha. Tampoco el partido gobernante, el Congreso Nacional Africano, ha estado preparado para aprobar legislación a favor de la igualdad de los gays, a pesar de las obligaciones constitucionales del país.
Algunos grupos gays de Brasil han emprendido una línea más osada: en 1995 algunos grupos de Rio de Janeiro y del estado de Bahía apoyaron su petición de reconocimiento de las parejas del mismo sexo con la amenaza de identificar a 18 personas gays del Congreso y a 50 de la iglesia católica local. La legislación para permitir contratos de unión civil para las parejas del mismo sexo fue aprobada.
Reconocidas o no por la ley, muchas personas LGBT celebran «bodas» gays igualmente. En diciembre de 2002, Brenda Fassie, la tempestuosa Reina del Pop de Sudáfrica, se «casó» con su pareja Sindi Nkambule en una boda espectacular en Yeoville, Johannesburgo.6 Otros se han procurado ceremonias religiosas. Los cuáqueros imparten bendiciones desde hace varios años, pero ceremonias similares en la Iglesia anglicana en Canadá han suscitado fuerte controversia.
En algunos países a las personas transexuales se les ha negado el derecho al matrimonio con su nueva identidad de género. A algunos transexuales operados los tribunales les han incluso ordenado divorciarse de sus ya cónyuges del mismo sexo. Pero en algunos casos la prohibición ha supuesto una ventaja. Por ejemplo, cuando una transexual británica de hombre a mujer quiso casarse con su pareja lesbiana a finales de los 90, pudo hacerlo porque su partida de nacimiento todavía la identificaba como hombre. Su pareja lesbiana vistió un elegante traje mientras que ella, la transexual de hombre a mujer, lucía un completo y largo vestido tradicional de novia.
Igualdad sin adornos
Los puntos de vista dentro de las comunidades LGBT están divididos. Algunos lo ven como un derecho legal y simbólico por el que se debe luchar y ganar. Otros ven el matrimonio como una institución opresora que imita las normas heterosexuales y tiene connotaciones mayormente negativas. Las personas homosexuales han sufrido durante siglos las rígidas concepciones acerca de la importancia del matrimonio y la familia nuclear. Muchos argumentan que la legislación antidiscriminación e igualitaria, independientemente del estado civil, el género o la orientación sexual, es un paso más apropiado hacia delante.
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