miércoles, 2 de mayo de 2012

Trailer «Yugoslavos»

Yugoslavos es un documental que tiene la intención de evitar prejuicios y hagiografías más que aceptadas por los medios y mucha bibliografía maniqueísta para echar algo de luz sobre los trágicos acontecimientos que se sucedieron en la antigua Yugoslavia durante la década de los años noventa.

El documental se centra especialmente en los años previos al estallido de los conflictos armados, 1989-1991, a los cuales consideramos que no se ha prestado la debida importancia y cuyo conocimiento es esencial para comprender los posteriores acontecimientos.

De mano de voces expertas y autorizadas (historiadores, políticos, periodistas, expertos en derecho internacional) analizaremos aspectos fundamentales con el objetivo de acercarnos a las múltiples causas de un conflicto que todavía no se ha cerrado.

Imágenes inéditas en nuestro país así como voces interesadamente marginadas completaran nuestro trabajo.




1 comentario:

  1. Uno de los argumentos que se esgrimieron contra Milosevic, como principal responsable de la «limpieza étnica» en la ex Yugoslavia, fue un dicurso pronunciado en 1989 en el Campo de los Mirlos. Esto es parte de su texto original, y para nada de nacionalista panserbio tiene como nos dijeron:

    Por el concurso de circunstancias sociales y políticas, esta gran celebración se inscribe en un año durante el cual, tras muchos decenios, Serbia ha reencontrado su integridad política, nacional y espiritual.

    Si hace seiscientos años perdimos la batalla, no fue únicamente debido a la superioridad social y a la potencia militar del Imperio Otomano, sino también por la trágica discordia que reinaba a la cabeza del Estado serbio.

    El hecho de que los serbios sean un gran pueblo de esta región no es ni un pecado ni una vergüenza. Es una ventaja que nunca han usado contra sus vecinos.

    Hoy Serbia está unida, en pie de igualdad con las otras repúblicas, y presta a hacer lo que sea para mejorar las condiciones de existencia material y social de sus ciudadanos. Mediante la concordia, espíritu de cooperación y seriedad, lo conseguirá.

    Serbia nunca estuvo habitada sólo por serbios. En ella viven hoy, más que nunca, muchos ciudadanos de otras naciones, de otras etnias. Esto no representa un handicap para el país. Yo estoy incluso sinceramente convencido de que es una ventaja. Es en este sentido en el que se está reorganizando la composición nacional de casi todos los Estados del mundo moderno, sobre todo de los más desarrollados. La cohabitación de ciudadanos de nacionalidades, confesiones y razas diferentes es cada vez más frecuente, cada vez mejor.

    El socialismo en tanto que forma de sociedad evolucionada y equitativa, no debería permitir que los hombres se dividan según las naciones o las confesiones. Las únicas diferencias que el socialismo puede y debe reconocer son las que distinguen a los trabajadores de los perezosos, a la gente honesta de la deshonesta. Por eso toda la gente que vive en Serbia de su trabajo, honestamente y respetando a los otros individuos y a los otros pueblos, viven en su república.

    Yugoslavia es una comunidad plurinacional y no puede subsistir más que mediante una igualdad total entre todas las naciones que cohabitan en ella. La crisis que ha golpeado Yugoslavia ha conducido a particiones nacionales, pero también sociales, culturales y confesionales. De entre todas las particiones, las nacionales se han mostrado como las más dramáticas. Su eliminación facilitará el apaciguamiento de otras disensiones y atenuará las consecuencias de éstas.

    Desde que existen comunidades plurinacionales, las relaciones que se establecen entre las diferentes naciones han sido siempre su punto débil. Como si tuvieran una espada suspendida encima de sus cabezas, han estado amenazadas sin cesar por la cuestión de la mutua opresión de las naciones, cuestión que, cuando se desencadena, arrastra tras ella una oleada de sospechas, acusaciones de intolerancia que no hacen más que inflarse. Y que a duras penas se puede frenar.

    Los enemigos de estas comunidades, sean interiores o exteriores, lo saben bien, y basan en general toda su actividad subversiva en la profundización de los conflictos interétnicos.

    Las relaciones de igualdad y de concordia entre los pueblos yugoslavos son una condición indispensable para la supervivencia de Yugoslavia, para una salida victoriosa de la crisis, y sobre todo para la prosperidad económica y social del país.

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