Sergey Prants*, investigador en la Academia rusa de Ciencias
La contaminación radiactiva de la central nuclear de Fukushima (Japón) se sigue propagando por el océano hasta alcanzar el continente americano. Y lo seguirá haciendo hasta 2013, aunque no sea peligrosa. Así lo predice Sergey Prants, jefe del departamento de Física de la Atmósfera y el Océano en el Instituto Oceanográfico del Pacífico (Rusia), gracias a un modelo matemático que aúna imágenes de satélite y datos oceanográficos.
Adeline Marcos - Agencia SINC
La semana pasada la comisión de investigación sobre el accidente nuclear de Fukushima tras el terremoto y el posterior tsunami que devastó la costa japonesa en marzo de 2011 confirmó que el desastre se debió a errores humanos. Pero a pesar del informe, la propagación de la radiación no cesa.
Según la estructura matemática que ha elaborado, ¿cómo cree que se va a seguir propagando la contaminación?
La propagación de la radiación de Fukushima se debe sobre todo a la fuerza de la corriente de Kuroshio, una de las más fuertes del mundo y que fluye desde Taiwán hasta Japón. Las simulaciones indican que habrá un ligero aumento de la contaminación radiactiva hacia el norte de Fukushima, pero será relativamente pequeña y poco peligrosa.
¿Qué zonas ha alcanzado o alcanzará la contaminación?
Lo que podemos decir por ejemplo es que no habrá absolutamente nada de contaminación en el Mar de Japón (situado al oeste de Japón) porque toda la radiación irá hacia el este y una pequeña parte hacia el noreste, pero no hacia la Península de Kamchatka (noreste de Rusia). No hay peligro que alcance esta zona de gran belleza natural y repleta de volcanes.
Aunque la concentración de la radiación sea muy baja, ¿existe algún peligro?
Existe un riesgo y es que al centrarnos en los remolinos marinos donde la radiación queda atrapada, hemos observado que los peces prefieren estar en lo que matemáticamente se denomina frente Lagrangiano, una ruta muy larga de cientos de kilómetros y estrecha que está conectada con los remolinos. Si la radiación es atraída y entra en este frente llega hasta los remolinos, donde aumenta la contaminación y la presencia de los peces. Los científicos han capturado pequeños peces y organismos como el fitoplancton y zooplancton para medir el nivel de radiactividad.
¿Podrían llegar a los consumidores peces contaminados?
Hay una probabilidad muy pequeña de que se capturen los mismos peces que han sufrido la radiación y que hemos podido seguir a través de estas estructuras matemáticas. Podría darse la casualidad, pero repito, no es peligroso. En ciudades como Vladivostok, en Rusia, frente al Mar de Japón, hemos recibido contaminación más peligrosa a través de los coches exportados de Japón, ya que algunos de ellos eran radiactivos al haber estado expuestos a la fuga en la zona afectada por el tsunami.
Según los datos que está recogiendo el buque de investigación de su instituto, ¿cree que la radiación permanecerá durante mucho tiempo?
Es posible. Si consideramos que los remolinos marinos donde queda atrapa la radiación duran un máximo de unos dos años, la contaminación permanecerá dos años desde que se produjo el accidente en esta región. Pero como decía no será en grandes concentraciones. Los remolinos atrapan el agua pero no lo hacen de forma infinita. En un momento dado se colapsan. Durante esos dos años que suele durar el remolino, incluso es posible que algo de agua radiactiva sea liberada hacia las aguas de alrededor, pero tampoco es preocupante.
¿Cómo han logrado comprobar que esta radiación provenía de Fukushima?
En todas partes, incluso en España, hay radiación pero es muy baja. En Japón, tras el desastre de la central nuclear esta contaminación aumentó sobre todo en el Pacífico. Ahora, aunque siga siendo baja, la radiación es diez veces mayor que la del resto del océano por lo que hemos podido medirla. Y como hemos encontrado que este dato se repetía en diferentes zonas, estamos seguros de que se trata de la radiación de la central, y no de otras fuentes.
Su modelo matemático se aplica también a los peces llamados saury, uno de los más comerciales del Pacífico occidental. ¿En este caso qué permiten saber las matemáticas?
Podemos predecir los lugares donde se dan las condiciones favorables para que se desarrollen los peces saury y así poder capturarlos después. El modelo lo podemos aplicar en cualquier lugar. En el Mediterráneo por ejemplo serviría también para las posibles pesquerías ya que este mar está bien cubierto por mediciones vía satélite y podemos obtener el campo de velocidad de las corrientes. Esto ya se hace en España para simular estructuras matemáticas, pero nuestro modelo permite conectarlo a las pesquerías. En los próximos años se aplicará en el Mediterráneo.
Pero al igual que se predice la presencia de los peces, ¿es posible prever cuántos puede haber?
No, porque la simulación aporta otros resultados. Podemos encontrar la localización donde potencialmente hay peces, pero los pescadores utilizan las propias olas de migración, como pasa con los millones de antílopes que cada año toman las mismas rutas en África. Los peces hacen prácticamente lo mismo, toman más o menos las mismas rutas y eligen las más favorables para ellos. Lo que hemos observado es que hay muchos más lugares en los océanos con condiciones favorables para los peces que lugares donde en realidad se capturan.
¿No se pesca donde se debería entonces?
En general a los buques de pesca no les gusta alejarse mucho de la costa porque es caro, salvo los atuneros. Prefieren pescarlos cerca y pescan pequeñas piezas. Pero podemos prever los lugares con buenas condiciones pesqueras, e indicar el camino, pero haya peces o no, esa es otra cuestión…
* Sergey Prants participó en el congreso Segundo Encuentro Internacional de Procesos no Lineales en Flujos Oceánicos y Atmosféricos, organizado por el Instituto de Ciencias Matemáticas (ICMAT) en Madrid del 3 al 6 de julio de 2012.
La contaminación radiactiva de la central nuclear de Fukushima (Japón) se sigue propagando por el océano hasta alcanzar el continente americano. Y lo seguirá haciendo hasta 2013, aunque no sea peligrosa. Así lo predice Sergey Prants, jefe del departamento de Física de la Atmósfera y el Océano en el Instituto Oceanográfico del Pacífico (Rusia), gracias a un modelo matemático que aúna imágenes de satélite y datos oceanográficos.
Adeline Marcos - Agencia SINC
La semana pasada la comisión de investigación sobre el accidente nuclear de Fukushima tras el terremoto y el posterior tsunami que devastó la costa japonesa en marzo de 2011 confirmó que el desastre se debió a errores humanos. Pero a pesar del informe, la propagación de la radiación no cesa.
Según la estructura matemática que ha elaborado, ¿cómo cree que se va a seguir propagando la contaminación?
La propagación de la radiación de Fukushima se debe sobre todo a la fuerza de la corriente de Kuroshio, una de las más fuertes del mundo y que fluye desde Taiwán hasta Japón. Las simulaciones indican que habrá un ligero aumento de la contaminación radiactiva hacia el norte de Fukushima, pero será relativamente pequeña y poco peligrosa.
¿Qué zonas ha alcanzado o alcanzará la contaminación?
Lo que podemos decir por ejemplo es que no habrá absolutamente nada de contaminación en el Mar de Japón (situado al oeste de Japón) porque toda la radiación irá hacia el este y una pequeña parte hacia el noreste, pero no hacia la Península de Kamchatka (noreste de Rusia). No hay peligro que alcance esta zona de gran belleza natural y repleta de volcanes.
Aunque la concentración de la radiación sea muy baja, ¿existe algún peligro?
Existe un riesgo y es que al centrarnos en los remolinos marinos donde la radiación queda atrapada, hemos observado que los peces prefieren estar en lo que matemáticamente se denomina frente Lagrangiano, una ruta muy larga de cientos de kilómetros y estrecha que está conectada con los remolinos. Si la radiación es atraída y entra en este frente llega hasta los remolinos, donde aumenta la contaminación y la presencia de los peces. Los científicos han capturado pequeños peces y organismos como el fitoplancton y zooplancton para medir el nivel de radiactividad.
¿Podrían llegar a los consumidores peces contaminados?
Hay una probabilidad muy pequeña de que se capturen los mismos peces que han sufrido la radiación y que hemos podido seguir a través de estas estructuras matemáticas. Podría darse la casualidad, pero repito, no es peligroso. En ciudades como Vladivostok, en Rusia, frente al Mar de Japón, hemos recibido contaminación más peligrosa a través de los coches exportados de Japón, ya que algunos de ellos eran radiactivos al haber estado expuestos a la fuga en la zona afectada por el tsunami.
Según los datos que está recogiendo el buque de investigación de su instituto, ¿cree que la radiación permanecerá durante mucho tiempo?
Es posible. Si consideramos que los remolinos marinos donde queda atrapa la radiación duran un máximo de unos dos años, la contaminación permanecerá dos años desde que se produjo el accidente en esta región. Pero como decía no será en grandes concentraciones. Los remolinos atrapan el agua pero no lo hacen de forma infinita. En un momento dado se colapsan. Durante esos dos años que suele durar el remolino, incluso es posible que algo de agua radiactiva sea liberada hacia las aguas de alrededor, pero tampoco es preocupante.
¿Cómo han logrado comprobar que esta radiación provenía de Fukushima?
En todas partes, incluso en España, hay radiación pero es muy baja. En Japón, tras el desastre de la central nuclear esta contaminación aumentó sobre todo en el Pacífico. Ahora, aunque siga siendo baja, la radiación es diez veces mayor que la del resto del océano por lo que hemos podido medirla. Y como hemos encontrado que este dato se repetía en diferentes zonas, estamos seguros de que se trata de la radiación de la central, y no de otras fuentes.
La propagación radiactiva en el Pacífico a finales de junio de 2012, según el modelo numérico.
Su modelo matemático se aplica también a los peces llamados saury, uno de los más comerciales del Pacífico occidental. ¿En este caso qué permiten saber las matemáticas?
Podemos predecir los lugares donde se dan las condiciones favorables para que se desarrollen los peces saury y así poder capturarlos después. El modelo lo podemos aplicar en cualquier lugar. En el Mediterráneo por ejemplo serviría también para las posibles pesquerías ya que este mar está bien cubierto por mediciones vía satélite y podemos obtener el campo de velocidad de las corrientes. Esto ya se hace en España para simular estructuras matemáticas, pero nuestro modelo permite conectarlo a las pesquerías. En los próximos años se aplicará en el Mediterráneo.
Pero al igual que se predice la presencia de los peces, ¿es posible prever cuántos puede haber?
No, porque la simulación aporta otros resultados. Podemos encontrar la localización donde potencialmente hay peces, pero los pescadores utilizan las propias olas de migración, como pasa con los millones de antílopes que cada año toman las mismas rutas en África. Los peces hacen prácticamente lo mismo, toman más o menos las mismas rutas y eligen las más favorables para ellos. Lo que hemos observado es que hay muchos más lugares en los océanos con condiciones favorables para los peces que lugares donde en realidad se capturan.
¿No se pesca donde se debería entonces?
En general a los buques de pesca no les gusta alejarse mucho de la costa porque es caro, salvo los atuneros. Prefieren pescarlos cerca y pescan pequeñas piezas. Pero podemos prever los lugares con buenas condiciones pesqueras, e indicar el camino, pero haya peces o no, esa es otra cuestión…
* Sergey Prants participó en el congreso Segundo Encuentro Internacional de Procesos no Lineales en Flujos Oceánicos y Atmosféricos, organizado por el Instituto de Ciencias Matemáticas (ICMAT) en Madrid del 3 al 6 de julio de 2012.
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