martes, 1 de enero de 2013

La inteligencia del moho mucilaginoso


Autor: IIEH 

Los mohos mucilaginosos son seres extraordinarios. Aunque se les llama moho, sus casi mil especies no pertenecen al reino Fungi, no son hongos. Aunque pueden llegar a medir un metro de largo y pesar varios kilogramos, la mayor parte de sus vidas son seres unicelulares. Consumen materia orgánica en descomposición. Los bosques son su ambiente favorito pero también se les puede encontrar en desiertos, bajo el agua o la nieve, en todo el mundo. Aunque no tienen sistema nervioso ni mucho menos un cerebro, se ha descubierto que tienen una inteligencia rudimentaria infalible y memoria selectiva.

Lycogala epidendrum
Pero si no es un hongo, ¿qué es el moho mucilaginoso? Como reflejan los nombres que le ha dado el habla informal (caca de luna, huevos revueltos, leche de lobo o vómito de perro), poco se había estudiado y comprendido hasta hace unos años. La taxonomía actual lo coloca en el filo Amoebozoa (o Amebozoos, que antes se clasificaban como Protistas) del dominio Eucariota. En pocas palabras, son amebas, pero muy especiales. Un solo individuo unicelular puede agregarse con muchos otros (miles) para formar un plasmodio, o sea un saco de amebas que funciona como un solo ser: Una célula con miles o millones de núcleos que come bacterias y otros microorganismos y se reproduce mediante esporas. Aunque no hay un registro fósil del moho mucilaginoso, se cree que aparecieron en la evolución hace entre 600 y 1.000 millones de años.

Enteridium lycoperdon
Hace unos diez años, investigadores de la Universidad de Hokkaido, Japón, dirigidos por Toshiyuki Nakagaki, hicieron un estudio de ciencia cognitiva en mohos mucilaginosos. Sus resultados fueron sorprendentes: el moho mucilaginoso es capaz de encontrar y recordar la solución de laberintos. Lograron demostrar esto construyendo un laberinto y colocando bloques de agar (gelatina vegetal japonesa de origen marino) en la entrada y en la salida. Cuatro horas después, el moho mucilaginoso había no sólo encontrado la salida sino que ya crecía únicamente en el camino más cercano entre los dos puntos. El moho mucilaginoso puede tomar varias formas dependiendo de su entorno y de sus necesidades. Por ejemplo, en un bosque puede crecer hasta ser una enorme gota gorda, que avanza rebosando lentamente, o ser un simple manchón escondido en el reverso de una hoja. En el laboratorio, se extiende de forma tentacular, como el coral, en busca de alimento.

Experimentos posteriores descubrieron que la inteligencia del moho mucilaginoso va más allá. Al parecer, usa seudópodos para marcar y recordar los callejones sin salida del laberinto y siempre tomará el camino más corto y eficiente para conservar energía. Otro experimento, en 2009, duplicó las condiciones topográficas de Tokio; se colocó avena en los sitios correspondientes a grandes concentraciones de población y se dejó suelta la especie de moho Physarum polycephalum, que a los pocos días replicó con gran exactitud los sistemas de vías de tren de esa ciudad. Ensayos similares produjeron resultados igual de sorprendentes en el caso de las autopistas de Canadá y España. Por último, también se han hecho pruebas sobre la selectividad nutricional del moho mucilaginoso. Se le colocó en el centro de una superficie circular como la carátula de un reloj, con 11 diferentes composiciones de proteína y carbohidratos en diferentes «horas». Siempre escogió la que corresponde a su dieta natural de dos terceras partes de proteína y una tercera parte de carbohidratos.

Physarum polycephalum
A pesar de estos estudios, al día de hoy, la relación del moho mucilaginoso con otros seres vivos en su entorno casi no ha sido estudiada. Sin duda, tienen una función importante en los ecosistemas, ya que procesan microorganismos y moléculas vegetales, sirven de alimento a diversas especies de escarabajos, arácnidos y otras, y alojan a diversos organismos como dípteros, gusanos nematodos, hongos y bacterias de muchas especies. De hecho, su simbiosis con algunas bacterias le da nuevas características al moho mucilaginoso, como la tolerancia a metales pesados o la habilidad de producir enzimas que permiten el procesamiento de celulosas y otros compuestos orgánicos. Esperamos con ansia futuros estudios sobre el moho mucilaginoso, este olvidado ser que se desliza por el mundo.

 27 de noviembre de 2012


Fuentes:
Como redefine la inteligencia un moho sin cerebro
Inteligencia, resolviendo laberintos por un organismo amoeboide
El buen coco del moho mucilaginoso
Introducción a los mohos mucilaginosos
El moho mucilaginoso emplea memoria espacial externalizada para navegar entornos complejos


Ver más:
Video del moho mucilaginoso resolviendo un laberinto

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