Oso pardo del Himalaya. |
Según un estudio genético elaborado en la Universidad de Oxford (Reino Unido). El ADN de muestras de vello de dos animales sin identificar recogidas coincide al 100% con el de una mandíbula de oso polar hallada en Svalband (Noruega). El fósil encontrado en Noruega data de una época en la que los osos polares y los osos pardos se estaban separando en dos especies distintas.
El legendario Yeti, un supuesto animal de gran tamaño que habitaría en las nieves de la cordillera del Himalaya, es en realidad un pariente de los osos polares primitivos, según un estudio genético elaborado en la Universidad de Oxford (Reino Unido). El profesor de genética humana Bryan Sykes analizó muestras de vello de dos animales sin identificar recogidas en Ladakh (India) y Bután, y determinó que su ADN coincide al cien por cien con el de una mandíbula de oso polar hallada en Svalband (Noruega) de entre 40.000 y 120.000 años de antigüedad.
El fósil encontrado en Noruega data de una época en la que los osos polares y los osos pardos se estaban separando en dos especies distintas. «Creo que ese oso, que nadie ha visto vivo, quizás esté todavía allí y probablemente haya mucho de oso polar en él», afirmó Sykes a la cadena británica BBC. La muestra de Ladakh provenía de los restos momificados de una criatura que capturó un cazador hace unos 40 años, mientras que la segunda muestra era un único cabello que fue recogido en una zona de bosque de bambú por una expedición de documentalistas hace una década.
El científico subrayó que el mito del Yeti, un animal peludo con el que numerosos montañeros y habitantes del Himalaya han asegurado haberse encontrado durante siglos, podría tener una «base biológica». «Todavía hay mucho trabajo que hacer para interpretar estos resultados. Eso no quiere decir que haya osos polares primitivos merodeando por el Himalaya. Es posible que se trate de una subespecie de oso pardo que descienda de los osos polares», señaló el investigador. La leyenda del Yeti se popularizó en Europa después de que en 1951 el escalador británico Eric Shipton publicó la fotografía de una enorme huella que había tomado en la base del monte Everest.
El alpinista italiano Reinhold Messner, la primera persona que coronó las 14 cumbres de más de 8.000, ha dedicado esfuerzos a buscar al Yeti tras un supuesto encuentro con esa criatura en el Tíbet, en 1986. El montañero sacó a la luz un manuscrito tibetano de 300 años en el que se lee que «el Yeti es una variedad de oso que vive en regiones montañosas inhóspitas», una tesis en línea con el estudio del genetista de la Universidad de Oxford. Aquellas personas que buscan al Yeti «y otros entusiastas parecen pensar que la ciencia les ha rechazado, pero la ciencia no acepta ni rechaza nada, todo lo que hace es examinar las pruebas, y eso es lo que estoy haciendo», afirmó Sykes.
O mejor dicho, los osos del Himalaya conservan los genes del antepasado del oso polar: otro oso pardo.
ResponderEliminarY sobre sus pisadas que parecen humanas y, en especial, la huella de Shipton, recuerdo este texto:
«... La huella de las patas traseras es todavía más inconfundible, pues recuerda mucho, en su forma, a la de un pie humano (marca todo el talón) y es mucho más larga que ancha: entre 17 y 18 centímetros de anchura y hasta 30 de longitud —medida desde el centro del dedo medio al talón, sin incluir la marca de las uñas—. Cuando nuestro peludo amigo anda a paso normal sus huellas se disponen oblicuamente al avance del animal y las de las patas traseras se colocan a bastante distancia de las anteriores. Sin embargo, si se pone a trotar puede llegar incluso a superponer ambas marcas plantares, la anchura es mucho menor y su dirección casi coincide con la dirección y sentido del movimiento.»
(Jorge Bartolomé Zofío e Isaac Vega, 1999. El oso pardo. WWW/Adena, Debate. Colección Gran fauna ibérica e insular, nº 1.)