sábado, 16 de septiembre de 2017

Lo que aún no ha entendido Juan y Medio (ni la sociedad)


«Tras varios días leyendo sobre el sketch en Canal Sur, llego a una conclusión: no somos conscientes del daño que una broma como esa puede causar»

Por OLIVIA CARBALLAR

Creo que Juan y Medio apoyaría campañas contra la violencia machista —si no lo ha hecho ya— con pleno convencimiento. Tras varios días leyendo artículos sobre el sketch emitido en Canal Sur y hablando sobre él con amigos y amigas, llego a una conclusión: no somos conscientes del daño que una broma como esa puede causar. Por eso creo que Juan y Medio dijo que había que tomarse las cosas con calma y su compañera Eva Ruiz alegó que era una broma pactada —nunca pensé que no lo fuera—. Porque no somos conscientes. El problema es precisamente ese, que no somos conscientes de por qué no podemos hacer bromas como esa.

No podemos porque, a la vez, necesitamos explicar todos los días que cuando una mujer dice no, es no. No tengo ninguna duda de que Juan y Medio y Eva Ruiz apoyan también esas campañas contra el acoso y la violación —que han empezado a ser tenidas en cuenta no hace mucho, por cierto—. Pero el mensaje de esa broma —pienso que sin pretenderlo— hace saltar por los aires toda esa lucha. El problema de fondo, insisto, es que ni Juan y Medio, ni Eva Ruiz ni la sociedad en general somos conscientes de que bromas como esa alimentan la educación machista que con tanto esfuerzo estamos intentando combatir.

Por eso dijo también Juan y Medio aquello de «ladran, luego cabalgamos» y que lo que importa es que la gente se lo pase bien. Por eso respondió Eva Ruiz que no era víctima de nada. Porque todavía no hemos comprendido qué es y qué genera la violencia machista, porque en el imaginario colectivo aún creemos que la violencia machista solo es cosa de unos cuantos maltratadores que surgen de la nada, porque parece que si no hay moratón, no hay violencia, y por eso a muchas mujeres se las llama exageradas.

El problema no es solo la broma de Juan y Medio, son todas las bromas y mensajes que recibimos a diario, que van calando y alejándonos de esa educación que necesitamos para llegar a sociedades más igualitarias. Educación en la escuela, en el parque, en la tele —pública o privada, da igual, y con mucha más razón con más audiencia— y por supuesto en casa.

Todos somos responsables de las sociedades que creamos y todos tenemos que contribuir a mejorarlas, los medios de comunicación también. Sobre todo, por las nuevas generaciones —un estudio reciente, elaborado por Carmen Ruiz Repullo, identifica esas formas de violencia basadas en el control más que en los golpes como el gran problema en la adolescencia—. Pero también por los mayores. Hoy ya entendemos que detrás de las emotivas reconciliaciones de Lo que necesitas es amor se escondían muchas veces historias de violencia machista. Mañana entenderemos más cosas. Porque la igualdad avanza, entre otras cuestiones, por no dejar pasar ni una.

16 septiembre 2017

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