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Terminado el vino, el ambiente de compañerismo de la asamblea aumentó. Muy pronto estuvimos los seis unidos de nuevo en círculo, nuestros cuerpos pegados unos a los otros, aquí una rodilla contra una entrepierna, allá una mano en una teta... La reverenda madre Delbéne aprovechó la oportunidad para pronunciar una de sus brillantes disertaciones.
-Amigos míos ―declaró—, la educación que se imparte en la actualidad a nuestras muchachas es incalificable. Produce prejuicios que contradicen todos los impulsos naturales. Esta educación impide a las pobres criaturas el aprecio de la belleza natural, y las hace esclavas de la vergüenza, el recato y la represión del más puro y providencial deseo natural.
-¡Por la verga y los huevos de Dios! —agregó el padre Ducrez, mientras el vino le chorreaba por la barbilla―. ¡Dice la verdad!
-Yo os pregunto: ¿De qué sirve una mujer «prudente» y de «buena conducta» en nuestra sociedad? ―prosiguió—. Es un eunuco hembra y nada más. ¿No creó la naturaleza a cada ser humano para que ayudara a sus semejantes? Pues bien, ¿existe mejor medio de ayudarse mutuamente que compartiendo los cuerpos que fueron creados precisa y sabiamente para ser compartidos?
-¡Por Jesús, que hermosa lógica, madre!, ―exclamó el padre Téleme, medio borracho—. ¿Sería tan amable de ampliar algo ese pensamiento?
-Muy bien ―contestó la abadesa—. Consideremos la verga; observad su forma: cilíndrica, suave en su extremo, rígida al excitarse... Ahora consideremos los diversos orificios: el coño, el ano, la boca... ¿No vemos que todos ellos están formados de tal suerte que pueden recibir la verga? ¿No nos indica eso cuáles son los deseos de la naturaleza? Pensad por un instante en la oreja; su forma y su ubicación son tales, que joderla sería casi imposible; me atrevería a decir que no existe un solo libertino en Francia que pudiera plantarse ante nosotros, y decir de verdad que ha follado una oreja. Pues bien, basándonos en esa evidencia, salta a la vista que la naturaleza no desea precisamente fomentar la fornicación acústica, pues de ser así la habría hecho más asequible. Ahora, para mayor aclaración, si la naturaleza no quisiera fomentar la fornicación por el culo, ¿no creéis que habría hecho ese orificio tan impenetrable para la verga como lo es la oreja? ¡Por supuesto! Amigos míos, lo habría hecho porque la naturaleza es sapientísima; así pues, podéis estar seguros de una cosa: el culo, la boca, el coño –sí, y cualquier otro orificio cuya forma y ubicación permita uso tal- están hechos para ser jodidos. ¡Punto!
-¡Magnífico! ¡Magnífico! ―dijo aplaudiendo el padre Ducrez, que oscilaba en su asiento debido a su abundante libación de vino―. Quisiera estar ahora en una grandiosa iglesia para poder repetir su erudito discurso desde el condenado púlpito.
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MARQUÉS DE SADE, Juliette.
Y con este texto del Divino Marqués, damos por concluida la 1ª SEMANA ATEA, BLASFEMA Y ANTICLERICAL de este nuestro Blog Colectivo y Experimental. Pero con esto no decimos que abandonaremos el tema religioso y anticlerical de lado.
Salud a todos.
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