Por MICHEL ONFRAY
¿Quién fue Saulo de Tarso?
Más conocido como San Pablo; este hombre histérico e integrista pasó de perseguidor de los primeros cristianos, a perseguidor de paganos.
Su conversión en el camino de Damasco y todo lo que nos cuentan, (ceguera durante tres días, en los que no come, no habla, no bebe), también podemos encontrarlo en cualquier manual de psiquiatría básico en el capítulo de las neurosis, sección histerias, como síntomas de lo que realmente padeció este hombre:, una verdadera histeria… ¡De conversión!
Y puesto que Pablo de Tarso era un histérico, un neurótico, que mejor que hacer al mundo a su imagen y semejanza y así poder convivir con su propia enfermedad, al hacer de ésta el común denominador del resto de los mortales.
Y la imagen resultante no puede ser más trágica, más lamentable: fanática, enferma, misógina, masoquista… ¿Cómo no ver en el mundo el reflejo de la personalidad de este individuo? Porque, si echamos la vista atrás, y no tan atrás, veremos como el mundo cristiano exhibe de forma eficaz esa manera de ser y de actuar. Brutalidad ideológica, intolerancia intelectual, esto es, aversión por la inteligencia y todo conocimiento; el culto por la mala salud, el odio al cuerpo del goce, desprecio por las mujeres y el desprecio por la tierra en nombre de un más allá de pacotilla.
Otro de los rasgos o síntomas que constituyen su histeria, es el aborrecimiento por todo lo relacionado con la carne, por la sexualidad; su alabanza de la abstinencia sexual, su elogio de la viudez, del celibato y su invitación a comportarse como él, y a aceptar el matrimonio como último recurso, como un mal menor, ya que lo mejor es renunciar a la carne. Y con todos estos ingredientes, Pablo transforma la necesidad, el deseo, en virtud y así no perder cierto prestigio. Incapaz de poder tener una vida sexual normal, decreta nula y sin valor cualquier forma de sexualidad para él y para todos los demás. ¡Qué espabilado!
Y en todo esto Jesús, símbolo de la iglesia que estaba creando Pablo, nada tiene que ver; entre otras cosas, porque no «habla» de nada lo relacionado con celibatos, abstinencias y demás «memeces». Todo es por obra y gracia de nuestro personaje.
Este misógino, acepta la idea nefasta proveniente del primer libro de la Biblia, donde es condenada la mujer, la «primera pecadora», y causa del mal del mundo.
De esa aceptación provienen las prohibiciones que afectan a las mujeres, y de ahí también surgen los consejos y advertencias que da a cerca de ellas: definitivamente débiles, cuyo destino es el de obedecer y someterse a los hombres. Las mujeres, tentadoras y seductoras, sólo pueden acceder a la salvación en, con y para la maternidad. ¡Dos mil años de castigos por culpa de un neurótico!
A Saulo de Tarso también le debemos que, afortunadamente, se perdiese la costumbre de la circuncisión en esta nueva religión. En el primer Concilio, en Jerusalén año 50 de nuestra era, se opone e impone su tesis sobre esta cuestión, se establece la circuncisión «mental». Aquí hago un pequeño inciso sobre este tema. El sentido de la circuncisión, al igual que la ablación, no es otro, lejos de las excusas sobre higiene, que disminuir el placer sexual. Al dejar al descubierto el glande, y debido a la callosidad que se forma al cicatrizar el tejido cortado, lo que se produce es una insensibilización de una de las zonas con más terminaciones nerviosas del cuerpo en el hombre; en la mujer ésta sería el clítoris. Aclarado este punto, qué más podríamos decir de nuestro personaje…
Elogio de la esclavitud, del goce de la sumisión, la obediencia con el pretexto de fondo de que el poder proviene de Dios y que la situación en la que viven los pobres, los humildes, los modestos…, es voluntad divina. Contrario todo esto con lo que nos dijeron que dijo Jesús.
A todo lo dicho, que no es poco, he de añadir… EL ODIO A LA INTELIGENCIA.
Ya en el Génesis se muestra el desprecio por el conocimiento. Condenados generación tras generación (el pecado original), por querer saber y no contentarse con la obediencia y la fe que Dios exige para acceder a la felicidad.
Este hombre inculto, que es el hazmerreír de los estoicos y de los epicúreos, vuelve a hacer de la necesidad virtud y transforma su estupidez en odio a la inteligencia, invitando a todos a rechazar las búsquedas tontas y locas y los engaños fútiles de los filósofos. Sólo se dirige a un público compuesto por gente humilde e iletrada, y por lo tanto, no tiene necesidad de cultura alguna, sólo le basta con su demagogia y su eterno aliado: el odio a la inteligencia.
A Saulo de Tarso también le debemos que, afortunadamente, se perdiese la costumbre de la circuncisión en esta nueva religión. En el primer Concilio, en Jerusalén año 50 de nuestra era, se opone e impone su tesis sobre esta cuestión, se establece la circuncisión «mental». Aquí hago un pequeño inciso sobre este tema. El sentido de la circuncisión, al igual que la ablación, no es otro, lejos de las excusas sobre higiene, que disminuir el placer sexual. Al dejar al descubierto el glande, y debido a la callosidad que se forma al cicatrizar el tejido cortado, lo que se produce es una insensibilización de una de las zonas con más terminaciones nerviosas del cuerpo en el hombre; en la mujer ésta sería el clítoris. Aclarado este punto, qué más podríamos decir de nuestro personaje…
Elogio de la esclavitud, del goce de la sumisión, la obediencia con el pretexto de fondo de que el poder proviene de Dios y que la situación en la que viven los pobres, los humildes, los modestos…, es voluntad divina. Contrario todo esto con lo que nos dijeron que dijo Jesús.
A todo lo dicho, que no es poco, he de añadir… EL ODIO A LA INTELIGENCIA.
Ya en el Génesis se muestra el desprecio por el conocimiento. Condenados generación tras generación (el pecado original), por querer saber y no contentarse con la obediencia y la fe que Dios exige para acceder a la felicidad.
Este hombre inculto, que es el hazmerreír de los estoicos y de los epicúreos, vuelve a hacer de la necesidad virtud y transforma su estupidez en odio a la inteligencia, invitando a todos a rechazar las búsquedas tontas y locas y los engaños fútiles de los filósofos. Sólo se dirige a un público compuesto por gente humilde e iletrada, y por lo tanto, no tiene necesidad de cultura alguna, sólo le basta con su demagogia y su eterno aliado: el odio a la inteligencia.
Este es el legado, para no extenderme más, de Saulo de Tarso. Después vendría San Agustín a marcar las bases del derecho canónigo, pero eso es otra historia.
Tratado de ateología
Luego vendría San Agustín... el ideólogo de las persecuciones contra los cristianos no católicos (es decir, aquellos que osaron seguir con un cristianismo diferente a la versión oficial de los emperadores romanos). Decía San Agustín que estaba justificada la muerte de los herejes ya que, como al final todos tenemos que morir y es Dios quien salva o condena, poca importancia tenía entonces el momento y las circunstancias de estas muertes. Teoría que aplicó en las persecuciones a otros pero que no se aplicó a sí mismo en cuanto fue él el perseguido: en vez de aceptar el martirio huyó a Roma, se ve que la vida terrenal le gustaba demasiado.
ResponderEliminarCoincido contigo en lo referente al carácter neurótico de Saulo de Tarso, el autodenominado Apóstol de los Gentiles (vaya, éste se proclamó apóstol sin intervención divina, simplemente porque le dió la gana... en el más puro estilo "porque yo lo valgo"). De todos modos, hace tiempo leí que este hombre había exagerado su pasado como perseguidor de cristianos para dar así más énfasis a su conversión. Vamos, que el hombre no había destacado ni como perseguidor. Pero bueno, su conversión fue el "pelotazo" que le hizo importante... y así hasta ahora.
Respecto a la circuncisión, cuidado... que se vuelve a poner de moda sobre "bases científicas".
En primer lugar, y antes de que se me olvide como ayer, mi más sincero agradecimiento al compañero y amigo Krates por las correcciones de los signos de puntuación.
ResponderEliminarDicho esto...
Con respecto a la circuncisión y su posible incidencia en el avance del SIDA, mi más enérgico escepticismo.
Una de las causas de la propagación del SIDA en el continente africano la tenemos en la propia Iglesia, a través de sus misioneros, y en su rechazo sistemático al uso de métodos anticonceptivos y de prevención de las ETS.
Recuerdo un texto del libro La otra historia de la sexualidad de Chimo Fernández de Castro:
ResponderEliminar(...)San Pablo (Saulo de Traso), fervoroso cumplidor de la Ley mosaica como buen judío... y respetuoso con las leyes del Imperio como buen ciudadano romano, era célibe; soltero. Pues si, es cierto; se podría objetar. Lo dice él mismo: "... mi deseo sería que todos los hombres fuesen como yo" (I Co. 7, 7). Pero esa posible contradicción se desvanece tras una lectura atenta de sus propias cartas, donde se ve que Pablo padecía una tenaz enfermedad crónica (sin duda algo contagioso) que le eximía de la univeral obligación de unirse a una mujer.
Recordad, o mejor coger la Biblia y comprobadlo, que en cierta ocasión habla de una enfermedad que le retiene en Galacia; y agradece que a pesar de lo "desagradable" de su cuerpo, la gente no le hubiera mostrado "desprecio ni repulsa" (Ga. 4, 13-15). En otro momento de su epistolario, nos cuenta que Dios puso en su carne un "aguijón" que le golpeaba constantemente (II Co. 12, 7-10); lo que se puede interpretar como algo infeccioso o purulento. Todo esto nos ha permitido suponer que era un hombre de gran fortaleza espiritual (de la que nadie duda) pero físicamente inaprovechable para el matrimonio. En otra de sus cartas, él mismo reconoce la obligación que tiene la gente de emparejarse, cuando les dice a los de Corinto: "... bien le estaría al hombre abstenerse de mujer, mas por razón de impureza, tenga cada hombre su mujer y cada mujer su marido" (I Co. 7, 1), donde se ve que Pablo tiene muy claro, aunque él no pueda cumplirlo, que el matrimonio lava la impureza social que prescribe la Ley mosaica para los célibes.
El Vaticano, con su antinatural campaña contra el sexo, temió durante muchos siglos la aparición del investigador que sacase una conclusión tan lógica: TODOS LOS VARONES JUDÍOS TENÍAN MUJER; CRISTO ERA VARÓN JUDÍO, LUEGO CRISTO TENÍA MUJER. Y lo que hizo fue arropar la Biblia en un misterioso arcano de código indescifrable, al que sólo tuvieron acceso los eruditos de confianza (...)
No tengo nada más que agregar, los prejuicios personales de un individuo con influencia, terminan siendo generales. Y más cuando sus creencias se hacen las dominantes en un momento histórico.
Si alguno se siente molesto por haber escrito parte del comentario anterior en letras mayúsculas, que significa gritar a voces en los foros internautas, ¡lo siento!
ResponderEliminarPues el texto del libro citado es así: Ficha 14, "La vida sexual de Jesucristo"; La otra historia de la sexualidad de Chimo Fernández de Castro; Ediciones Martínez Roca,1990. Lo he trascrito literalmente, no he añadido nada.
No se preocupe Don Krates... a nosotros no solo no nos disgusta que usted nos grite sino que incluso nos agrada...¡¡¡ Está usted tan guapo cuando nos levanta la voz !!!
ResponderEliminar(léase con tonillo irónico y cabroncete, :-p)
Señor Rado, no te respondo porque acabo de salir del "curre", y sabes como me pongo cuando acabo la jornada.
ResponderEliminarNo coincido con tu punto de vista sobre la circuncisión. En primer lugar, tiene beneficios médicos: reduce el riesgo de contraer cáncer de pene, sífilis e infecciones urinarias, favorece la higiene genital y podría (subrayo esa palabra) reducir el peligro de contraer SIDA. En segundo lugar, su efecto no puede compararse al de la mutilación genital femenina, algo que me parece una aberración. Un pene circuncidado pierde un poco de sensibilidad y, por ende, tarda algo más en eyacular. Pero eso no significa que los hombres circuncidados pierdan totalmente el placer sexual, como sí ocurre con aquellas pobres mujeres a quienes se les extirpa el clítoris al nacer (de hecho, hay estudios que demostrarían que los hombres circuncidados tienen una vida sexual un poco más activa que los que no lo están; si no me crees, fijate en el príncipe Carlos).
ResponderEliminarSaludos
En primer lugar, bienvenido Martín a este nuestro blog y gracias por leernos y comentarnos.
ResponderEliminarEn segundo lugar, los estudios a los que seguramente te refieres al hablar de los beneficios médicos de la circuncisión, hoy en día están en entredicho.
En Europa donde la circuncisión es práctica nada habitual, la tasa de cáncer de pene, de infecciones urinarias y de infecciones por VIH es menor que en Estados Unidos donde sí que es habitual la circuncisión neonatal.
Pero al margen de esto, que los judíos pensasen en cuestiones médicas o de higiene hace más de 3000 años a la hora de ponerla en práctica, sinceramente cuesta creerlo.
Y en lo referente a la ablación, no lo he comparado en absoluto con la circuncisión, he dicho simplemente que el sentido de las dos prácticas no es otro que disminuir el placer, y es cierto que las mujeres en esto, como en otras muchas cuestiones a través de la historia, se llevan la peor parte.
Y me reafirmo en lo dicho, tanto una como otra práctica, en cuanto a cuestiones religiosas, tiene su razón de ser en dar a la sexualidad el único fin de la procreación. Con la salvedad de que la ablación busca además convertir a la mujer en un mero objeto en manos del marido de turno y tener así su "fidelidad" evitando la promiscuidad.
Lo dicho, gracias por leernos y comentarnos.
Un saludo Martín.
Hola,
ResponderEliminaren primer lugar os felicito a todos por el debate tan provechoso que teneis. Os escribo principalmente para pedir algo mas de rigor. Me alegro de que tengais vuestra opinion propia sobre el asunto, pero a los demas, por lo menos a mi, no nos sirve de nada si no esta argumentada, por ejemplo con citas a las epistolas.
Hay especialmente en la primera intervencion muchas cosas q son opiniones, e incluso falsedades. Hay que distinguir tambien entre la doctrina de San Pablo y la actuacion posterior de la Iglesia Catolica, esto es evidente.
Se afirma sin ton ni son que Pablo tiene aversion por el conocimiento cuando es claro q era un hombre bastante culto, tanto por la rama judia como por la griega. Tampoco decreta abstencion para sus seguidores, sino q la aconseja, cuidado con las palabras(1Cor7,6-7). NO es cierto tampoco que haga elogio de la esclavitud, lo que hace es al igual q Jesus hacer elogio de la actitud de generosidad hacia los demas; creo yo, no?
Os pido q el tono reinante sea mas objetivo y cientifico. Asi todos podremos aprender mas.
Un saludo
Claro que no hicieron Jesús, Pablo, Pedro y sus seguidores cristianos un elogio directo a la esclavitud, pero tampoco la condenaron. En aquellos tiempos era algo normal y aceptado por la gente, pero hubo unos pocos filósofos como los cínicos y los estóicos que defendieron a ultranza la igualdad humana. Como dice el historiador Adolfo Domínguez en un artículo sobre la esclavitud en el mundo antiguo para Historia 16:
ResponderEliminar«La Iglesia cristiana, durante todo este tiempo, no ha levantado su voz contra la esclavitud. Ella misma y sus ministros hacen uso habitual de esclavos. Lo más que ha hecho es, sin dejar de reconocer la validez y legalidad del sistema, tratar de aliviar los sufrimientos espirituales de los esclavos y predicar la resignación.»
En el Nuevo Testamento hay citas como: «Los siervos estén con todo temor sujetos a sus amos, no sólo a los bondadosos y afables, sino también a los rigurosos» (1 Ped,2,18). O esta: «Que los siervos estén sujetos a sus amos, complaciéndoles en todo y no contradiciéndoles ni defraudándolos en nada» (Tito,2,9). Esta última cita forma parte de una de las epístolas que se le atribuye a San Pablo o a alguien muy cercano a él.
¡Cada cual saque sus conclusiones...!
No extraña ver este tipo de petardismo anticlerical, cómodo, vacío. Barato además porque hace una melange que sólo puede ser digerida por aquél que jamás se ha alimentado con la palabra de Vida.
ResponderEliminarTraten de cambiar el rumbo un poco más. A la izquierda ya no están. Salgan por lo menos de abajo
Pues vale.
ResponderEliminar¿Por qué será que cada vez que alguien escribe o se pronuncia públicamente criticando la religión o sus dogmas, o por lo menos los cuestiona, siempre sale el típico y simple meapilas de turno insultando o tocando los c...? Y encima a destiempo.
ResponderEliminarKrater, yo no he insultado a nadie. A no ser que una opinión distinta a la tuya sea un insulto para ti.
ResponderEliminarEn cambio tu has hecho gala de tu falta de ideas al contestar como lo has hecho. Igualmente, por mi está todo bien. Piensa tu si es coherente con lo que pregonas tu reacción
Ahora me entero que usted ha sido diplomático. Lease mejor su comentario, que empezo usted hablando de petardismo anticlerical. Yo sólo me refiero a que cada vez que nos manifestamos en contra de la religión, siempre hay uno de ustedes que nos entra a criticar. Yo en sus lugares no me meto, porque cada cual manifieste sus creencias como quiera. Y si yo me cago en Dios, os aguantais, como vosotros haceis lo vuestro y yo lo soporto. ¿Dónde está vuestra tolerancia?
ResponderEliminarGracias po tus palabras Krater. Me sirven para comprender mejor vuestro pensamiento... Un acné intelectual.....pasa
ResponderEliminarHombre, pues a ver:
ResponderEliminar- No extraña ver este tipo de petardismo anticlerical, cómodo, vacío.
- Barato además porque hace una melange que sólo puede ser digerida por aquél que jamás se ha alimentado con la palabra de Vida- Traten de cambiar el rumbo un poco más- Salgan por lo menos de abajo- ...vuestro pensamiento... Un acné intelectual...pasa... si bien mi compañero Krates quizás no ha estado muy afortunado, tú tampoco lo has estado, porque tus comentarios tienen cierto aire de prepotencia y de chulería en plan "perdonavidas": consejos muy subjetivos que nadie ha pedido y crítica destructiva, porque tus comentarios no aportan ni una sola idea sino que simplemente dicen "mal, mal, mal, mal, mal, todo mal".
Por no hablar de la maravillosa frase "sólo puede ser digerida por aquél que jamás se ha alimentado con la palabra de Vida": si a ti te encanta leer biblias, me parece genial, tanto como si te da por leer "El señor de los anillos" o cómics de Superman, por hacer maquetas de barcos o por ver la tele, no es problema mío, pero no le concedas a esa afición una importancia que no tiene. Ah, y si a Krates le da por decir que le apetece defecar sobre alguna deidad, pues también genial.
Y nada, finalmente comentarte que admirar "la palabra de Vida" (con mayúscula, como tú lo escribes) y elegir como nombre de usuario "Francotirador urbano" puede resultar contradictorio.
Mi comentario aporta, si estás preparado para entender. NO recuerdo haber mencionado que alimentarse de la Palabra de Vida sea leer la Biblia. Es una conclusión tuya...
ResponderEliminarY digo también, si este sitio es pletórico de Cristofobia. Además no puedo protestar (es un derecho humano), ¿quién es aquí el autoritario?
El camarada Krater a bravuconeado entiendo que quizás pensando en ofenderme y, sabrás, me causa lo mismo que cuando berrean los niños o converso con mis adolescentes y esgrimen primigenias paradojas.
Quisiera saber, así, abiertamente si en este espacio molesta la opinión discordante.
Será que no estoy preparado para entender.
ResponderEliminarRespecto a tu derecho a protestar, lo estás haciendo. Que yo sepa nadie ha borrado ninguno de tus comentarios. ¿Dónde está entonces el autoritarismo? ¿O es que acaso ahora "autoritarismo" significa "no dar la razón a todo aquel que afirma tenerla"? Tú opinas, yo opino,... ese es el juego.
Tú estás opinando, nosotros también.
Si con lo de "palabra de vida" no te refieres a la Biblia o al mensaje del más que probablemente personaje de leyenda Jesucristo ("el camino, la verdad y la vida", como le llaman sus entregados fans), pues entonces me habré equivocado al hacer esa valoración... pero ten en cuenta que con ese término el clero y sus seguidores suelen referirse a dicho libro, y a fin de cuentas yo no tengo por qué saber a qué te refieres si no te explicas más.
Respecto a si molesta o no la opinión discordante, a mí personalmente me da bastante igual. Si la opinión aporta algo y es respetuosa (y eso excluye las actitudes de prepotencia), bienvenida sea.
Y finalmente, respecto a la cristofobia, si das un paseo por el blog verás que otras religiones también se llevan lo suyo, no es sólo con el cristianismo. Pero también hay que tener en cuenta que, por motivos culturales, nos ha tocado convivir con el cristianismo en su versión católica: de ahí nuestro especial "cariño" hacia esa religión.
Y ya puestos con el tema de la cristofobia y las otras religiones... ¿Qué te parece esta frase de Stephen Roberts?:
"Yo digo que ambos somos ateos. Yo simplemente creo en un dios menos que tú. Cuando entiendas por qué descartas a todos los otros posibles dioses, entenderás por qué yo descarto al tuyo."A mí me encanta.
Por algún extraño motivo, hay algún problema con blogger para añadir etiquetas html, desaparecen los saltos de línea.
ResponderEliminarMe han llamado «cristofriki», ahora «cristófobo». Nos han llegado a condenar al Infierno, y este personaje, de buenas a primeras entra en plan agresivo, le respondo como se merece, y se hace la víctima. Tirar la piedra y esconder la mano. Y ahora soy el malo de la película, por refutar otra opinión distinta a la mía.
ResponderEliminarCosas que pasan, compa.
ResponderEliminarRado, !!excelente la frase!!! Desde luego que soy Cristiano (Católico), mas no estoy dispuesto a creer en todo.
ResponderEliminarEntiendo al que no cree. Lo que no entiendo es que pierdan el tiempo buceando en la Biblia. A no ser que sea el acné de marras....
Krater, nadie en su sano juicio puede mandarte al infierno. Además, siendo ateo, no veo por qué te pueda preocupar. Cualquier creyente sabe que esa decisión está sólo en manos de Dios.
Pues vete a sus manos, que a mí no me hace falta ningún dios.
ResponderEliminarY Blogger sigue haciendo cosas raras
ResponderEliminarahora resulta que en "comentarios más recientes" no aparecen los más novedosos sino los anteriores a ellos.
Este texto está extraído de "Tratado de Ateología" de Michael Onfray, verdad?
ResponderEliminarPues sí, es un extracto del Tratado de ateología de Michel Onfray. Entonces éramos más gente (y empezábamos) y el compañero en cuestión que lo puso olvido poner el título. Si entramos ahora en la susodicha entrada, se altera y preferimos dejarlo tal como está. Se le pasó, se nos pasó, un error que cometimos en su momento.
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