Por Richard Milner
Uno de los intentos más infames y desastrosos de rastrear los orígenes raciales de Europa nació como una cuestión menor de lingüística comparativa, se desarrolló hasta formar una teoría pseudodarwiniana de la historia y acabó casi con la destrucción de la civilización.
En origen, el término ario se aplicó a un grupo de lenguas conocido como indoeuropeo. En la década de 1780, sir William Jones, orientalista inglés, llegó a la conclusión de que el sánscrito antiguo de la India estaba relacionado con el persa, el griego, el latín, el celta y las lenguas germánicas. Una serie de comparaciones detalladas entre vocabularios y gramáticas le permitieron demostrar que todas ellas debieron de haberse ramificado a partir de una lengua madre perdida. Jones llamó a esta lengua ario en recuerdo de los «arios», un pueblo antiguo que había invadido la India y Persia. A mediados del siglo XIX, algunos lingüistas, entre ellos los hermanos Grimm y Franz Bopp, en Alemania, desarrollaron los estudios «arios» hasta hacer de ellos una rama importante de investigación, recogiendo pruebas de la lingüística, e folclore, las tradiciones religiosas y la arqueología.
De la idea de una lengua madre única a la de una única raza originaria que habría civilizado Europa había sólo un paso corto, aunque ilógico. El romanticismo de la época alimentó la conjetura de que, mucho tiempo atrás, se había producido una migración aria, pero nadie estaba de acuerdo en cuánto ni dónde. En vez de preguntarse por la realidad de la raza aria, los estudiosos se centraron en la determinación de las características raciales de los arios y su tierra de origen.
El conde Arthur de Gobineau, periodista francés, orientalista, diplomático e historiador, se identificó con la nobleza francesa, aunque en realidad provenía de una familia burguesa próspera. Horrorizado por la revolución de 1848 y la «democratización» de la política francesa, desarrolló una teoría elitista según la cual la humanidad estaba dividida en tres razas, distintas por grados de superioridad: los negros en el nivel inferior, los amarillos en medio y los blancos en lo alto. En sus Ensayos sobre la desigualdad de las razas, publicados en la década de 1850, expuso su idea de que dentro de la raza blanca, la rama aria era la crème de la crème. Los arios, según él, tenían sus orígenes en Asia central y eran altos, rubios, despiertos, honorables y poderosos.
Gobineau estaba seguro de que «todo lo grande, noble y fructífero creado por el hombre sobre la Tierra… proviene de una sola raíz, brota de una sola idea y pertenece a una sola familia: la raza aria». En Inglaterra, Max Muller, profesor de filología comparada en Oxford, fue el adalid más elocuente del origen ario de la civilización europea.
Pero, a medida que recogía pruebas, se esfumó su creencia en que la cultura europea había sido fundada por una raza aria pura. En 1888, Muller volvió sobre sus pasos y defendió que el lenguaje no tiene nada que ver con la raza y que un individuo de cualquier raza puede aprender a hablar cualquier lengua. «El etnólogo que hable de raza aria, sangre aria, ojos y pelo arios ―escribía—, comete un pecado tan grande como el lingüista que hable de un diccionario dolicocéfalo (de cabeza alargada) o de una gramática braquicéfala (de cabeza corta).» Pero las anteriores enseñanzas de Muller habían ejercido una enorme influencia.
Con la difusión de los imperios coloniales europeos y las injusticias de la dominación económica, el darwinismo social se presentó como justificación adecuada de la conquista. Si los evolucionistas habían enseñado que la supervivencia de los «más aptos» es asunto de la «selección natural», sería correcto pensar que la raza blanca «superior» debía dominar y subyugar a los pueblos de piel amarilla o marrón. Y la gente rubia de ojos azules tenía que gobernar sobre la gente de ojos castaños, los alemanes sobre los judíos, y así sucesivamente. Darwin se habría sentido horrorizado. En muchas ocasiones había recalcado que no era un darwinista social, detestaba la esclavitud y se había quejado de que sus teorías sobre el mundo natural fueran aplicadas de manera abusiva al comercio y la política.
En Norteamérica, los abogados más famosos de la supremacía «aria» fueron Madison Grant, que escribió en 1916 The Passing of the Great Race (La muerte de la gran raza), y Lothrop Stoddard, cuya obra Rising Tide of Color Against White World Supremacy (Pleamar de color contra la supremacía mundial blanca) apareció en 1920. Los defensores norteamericanos del mito de la supremacía aria hicieron propaganda principalmente contra la «mezcla» con las gentes de color, aunque también intentaron impedir la inmigración de tipos europeos «inferiores», como gitanos y judíos. Escritores europeos como el inglés Houston Stewart Chamberlain (The Foundations of the Nineteenth Century [Los cimientos del siglo XIX] 1899) o el compositor alemán Richard Wagner (que publicó en 1850 la diatriba antisemita Das Judentum in der Musik [El judaísmo en la música]) lanzaron su veneno contra los judíos europeos. En sus populares obras, todo lo bueno, verdadero y puro era ario; todo lo bajo y degradado, judío.
A medida que iba en ascenso la histeria aria, cualquier examen serio de los datos lingüísticos o las historias étnicas quedaba aplastado bajo abrumadoras polémicas, odio y politiquerías. Chamberlain escribió en sus Foundations la siguiente declaración profética: «Aunque se demuestre la inexistencia de una raza aria en el pasado, deseamos que en el futuro pueda haberla. Esta es la postura decisiva para los hombres de acción». Cuando se le pidió que definiera a un ario en el momento cumbre de la locura nazi, Joseph Goebbels proclamó: «¡Yo decido quién es judío y quién ario!».
Durante el Tercer Reich alemán (1933-1945), el ideal de pureza y supremacía aria se convirtió en la política oficial de la nación. El programa de Adolf Hitler para trasladar como ganado a las razas «inferiores» a campos de concentración y cámaras de gas se racionalizó para dar paso al nuevo orden de una humanidad superior. Entretanto, se estimuló a los oficiales de las SS para que fecundaran a mujeres escogidas bajo el patrocinio del Gobierno a fin de crear una «raza de señores»…, experimento que produjo una generación de huérfanos normales y desconcertados.
Hitler se enfureció cuando el negro norteamericano Jesse Owens dejó atrás a los atletas «arios» en los Juegos Olímpicos de Berlín en 1936, contradiciendo sus teorías sobre supremacía racial. Y cuando Joe Louis, el «bombardero marrón», venció por KO al boxeador Max Schmeling, la propaganda alemana fue aún más vehemente en sus demandas de reivindicación de la raza blanca. No obstante, en cuanto Hitler necesitó a los japoneses como aliados en la Segunda Guerra Mundial, no dudó ni un momento en redefinir a los asiáticos como arios.
El historiador Michael Biddis ha comentado que «la historia del mito ario demuestra el poder de la fe sobre el conocimiento… Es posible que en la actualidad oigamos hablar más de caucásicos que de arios, pero la esencia y los errores de la fe en la supremacía blanca perdura».
Diccionario de la Evolución.
La humanidad a la búsqueda de sus orígenes, 1993.
un 10 a este post.
ResponderEliminarHabría que añadir al artículo que el concepto de raza en biología no tiene más significado que linaje o parentesco familiar. Subdividir las especies en razas o subespecies, no está reconocido por muchos científicos. Nuestra especie Homo sapiens es sólo eso, una especie zoológica más. La división en pueblos y naciones es geopolítica, pero no biológica. Y por ende, no existen las razas o subespecies humanas.
ResponderEliminara ver, si que existen razas, igual que los perros, asiaticos, africanos por ejemplo son dos razas bien diferenciadas, y muchas otras aunque mas complicadas de diferenciar, pero haverlas las hay, que sea moralmente correcto o no hablar sobre ello es otro tema
EliminarY los nazis, a pesar de todo, siguen siendo unos malditos "cabezotas". Que se fastidien y se extingan.
ResponderEliminarEste articulo esta muy interesante. Yo tambien estoy de acuerdo con eso de que no venimos de una raza especial, todos, con nuestro esfuerzo y dedicación podemos llegar a ser grandes, sin importar el color de la piel.
ResponderEliminarTodos los seres humanos, todos los que componemos la especie Homo sapiens, todos tenemos el mismo origen africano. Lo que nos diferencia aparentemente como el color de la piel o alguna otra característica morfológica externa es secundario. Las culturas diversas del planeta, no nos hacen realmente diferentes a uno/as de otro/as, pues, somos todos iguales, aunque otros no lo crean.
ResponderEliminarMuy interesante realmente es bueno saber, leer , sobre diferentes opiniones acerca de temas tan interesantes como este, muy bueno y si es verdad despues de todo tenemos un mismo empiezo como "Raza" o como se le quiera llamar,lamentablemente no muchos lo entienden o no lo entendemos ya que muchos o algunos hemos tenido un coqueteo con este tipo de ideas y no precisamente con ganas de discriminar abiertamente o ser grosero con las creencias o religiones de cada individuo( sin afàn de ofender a nadie)pero quiza la misma naturaleza de nuestro origen que nos hace competir o sobrevivir,no lo se interesante tema ,Gracias.
ResponderEliminarH3rs0n o como te llames, para sobrevivir no es necesario competir, el apoyo mutuo es otro factor de la evolución.
ResponderEliminarNo he entendido bien tu mensaje (por la forma como lo has estructurado), pero sólo sé que existe una única especie humana, actualmente, y las razas humanas no existen. Leer, por ejemplo, ésto.
Tenemos que deducir que las razas no existen y aceptar de forma categorica lo que los cientificos nos comunican al resto de los mortales y chiton...(Amen) que lo dice el de la sotana blanca...perdon quise decir el de la bata blanca, marioneta-pelele que amarrado por los testiculos de las subvenciones,(jodido dinero) amenazas y chantajes que impone los espurios intereses de lo politicamente correcto, fundaciones, universidades, sociedades secretas.etc.etc.
ResponderEliminarle impiden ser honrado consigo mismo, ser valiente y decir la verdad.
Ya que las razas humanas no existen, este fin de semana cuando visite a mi tio Onofre, ganadero de toda la vida le dire que se prepare para lo que se avecina, pues llegara un dia que uno de la bata blanca le comunicara con sesudos argumentos que eso de las razas vacunas es falso y mi tio Onofre se descojonara de la risa.
Disculpas por los acentos, no me funciona la tecla del tilde.
¡¡Claro!!...y que nos puede contar la Montalcini que no sea predecible.
ResponderEliminarHebrea al servicio del sionismo.
Las razas entre los gentiles no existen, ellos se lo creen y de paso nosotros con la ayuda de los movimientos internacionales revolucionarios y contestatarios que nosotros mismos hemos creado desde el siglo 18, impulsamos el multiculturalismo y el mestizaje racial y mientras los gentiles están en la faena del revoltijo multiétnico nosotros a lo nuestro, puesto que para raza, raza, la nuestra. Los demás, es decir los gentiles, son meros animales.
Las razas humanas, la raza aria, no existen. Se habla de razas cuando hablamos de animales domésticos, de ganaderia, que es otra cosa. Lo sé, porque desciendo de pastores y ellos sabían diferenciar a la oveja Churra de la Castellana o la Manchega; ahora, mis parientes que todavía viven de ello, crían ovejas Assaf, o también llamada oveja judia, que es el cruce de una raza alemana, la Milchaf, y otra israelita, la Awassi.
ResponderEliminarLo repito de nuevo para que se entienda: las razas humanas no existen. No confundas razas humanas con razas domésticas (perros, vacas, caballos, etc.), que seguro tu tío comprenderá la diferencia..., pero díselo bien Ottorino.
De todas maneras, se percibe un cierto tufillo antisemita en las declaraciones del tal "Ottorino".
ResponderEliminarContesto a los dos hilos.
ResponderEliminarEl pueblo siempre se equivoca, camina a trompicones por carecer de una inteligencia natural y apropiada intuición, este lastre le impide desechar las bajas pasiones y poder optar por otras que le impulsen a buscar metas más apropiadas, y así poder elevarse individualmente y desechar el lastre grupal que le paraliza y le mantiene pegado a la masa, al rebaño y, aquellos que le pastorean y dirigen..., siempre (claro está) por "su bien", y hacerles creer que la masa, la clase trabajadora, el lumpen proletario o como coño quieran llamarlo son, la sal de la tierra, el devenir seráfico tridimensional, la materia prima de la Nueva Jerusalén.etc.etc. en definitiva, retórica vacua, que impiden despegar del núcleo generador de las bajas pasiones, imposibilitando la búsqueda individual y transcendente de otros horizontes que le puedan ser útiles para poder elevarse y perfeccionarse de forma más refinadas. (Hay más cosas en el cielo y en la tierra de lo que tu mente puede imaginar querido Horacio)
No existe actividad más sencilla que la empleada en formar una masa homogénea y obediente a través de las pasiones y el apropiado enfoque y recreo de los sentidos para conseguir las respuestas correctas, primero en la mente y seguidamente en la acción y la conducta de la masa grupal que los "románticos" sociales denominan pueblo.
Para los que saben como se emplea y articula este arte de sofrología grupal, suele ser relativamente fácil manipular a las masas, sean incultas y poco exigentes e incluso a las más preparadas y orgullosamente envanecidas por el reconocimiento social, pues las bajas pasiones si no se reconocen y se localizan en nuestro interior para poder dominarlas, siempre existirán otros que las manejen, manipulen y las encarrilen por mediación del subconsciente y el inconsciente colectivo, y para esa labor... ¿quien mejor que los judíos y aquellos que sin saberlo se ponen a su servicio?
Por lo tanto sería más apropiado hablar de razas, seres humanos y personas individuales, que de pueblo y masa grupal; esta última es una opción más ventajosa con la que se manipula a la gente de forma cómoda para de tal manera poder enmascarar sus verdaderos propósitos.
¿No serás un puto nazi? ¿A qué viene semejante discurso "chorras"?
ResponderEliminarCitando a Ibsen: "La masa es la materia bruta que se tiene que transformar en Pueblo."
ResponderEliminarNo cabe duda de que lo mejor y mas realistica argumentación es la de Otorrino. Cuesta aceptar la realidad sobre todo en personas como la mayoría que todas sus obras las hace en base a credos y no en su propio pensar, apenas si piensan a cuanto estará el pan al otro día y se afligen como si les clavaran una aguja en un ojo. Pero bueno allá ellos o allá ustedes.
ResponderEliminarLo malo es que repiten tanto los mismos argumentos que terminan aburriendo a cualquier, para prefiero oir el eructo de una vieja ebria que oir semejantes disparates contra la realidad como los que pululan la igualdad de razas.
Saludos!
PD: Reviví el tema ¿y? El tema ha existido desde siempre jajaja...
No he hablado de igualdad, se ha hablado de supremacismo racial, que es un auténtico y cruel disparate.
ResponderEliminarLos "pensamientos" no surgen de la nada, por generación espontánea. Y cada cúal tiene sus propíos credos, incluidos tus "eruptos", Matias, quién seas. Tú también, no estás libre de prejuicios.
Al poner "eruptos", he querido jugar con las palabras: erupción y eructar... No ha sido error ortográfico.
ResponderEliminarClaro que cometiste un error ortográfico..
ResponderEliminarYa sé que no se escribe así, lo puse hace cinco años entrecomillado, fíjese bien. ¿A qué viene ahora recordarlo ahora?
ResponderEliminarFertuli- Sin tener ojos azules ni piel blanca, expreso mi opinión ante este entretenido intercambio de ideas. Llegué a este articulo, buscando las torturas en la revolución rusa, tema diferente, pero que de una u otra forma esta ligado con esto de la división de la raza humana. El termino ario puede sonar molesto, pero creo yo, que lo importante aquí es ir tras el origen de las teorías, mitos y creencias; que según creo tienen cierto porcentaje de realidad y otro tanto de fantasía de quien la formula. Es bueno saber de donde salió el termino ario, y a que se refiere, también es bueno entender que fue un concepto manipulado por los Nazis para perpetrar su genocidio. Lo que si puedo concluir después de leer las distintas opiniones es que no es posible clasificar a la raza humana como un todo. En realidad, todos los seres humanos somos diferentes, pues percibimos el mundo y lo que nos rodea de infinitas formas, la cuestión aquí es "el ser superior" que en definitiva es otro humano quien le puede dar ese estatus. El ser superior es entonces para mi, un estado mental de aquel que quiere someter y el "ser inferior" se refiere aquel que busca, quiere o desea ser sometido. Saludos desde la Patagonia.
ResponderEliminarKRATER, leerte es hacer un gran esfuerzo de compasión y tolerancia.
ResponderEliminarTu argumento único carente de contenido ni explicación científica es de risa: "las razas humanas no existen, no las confundáis con las razas domésticas o de animales"
(y también existe el ratoncito Perez y los niños vienen de Paris...)
Vamos a ponernos serios y dejarnos de pataleos progres : el hombre es un animal ,y al igual que en diferentes especies animales existen las razas, en el hombre también.
Confundís especie con raza y raza con especie.
La existencia de razas humanas no es una cosa que se reduzca al fenotipo(aspecto físico y manifestación de los mismos), sino que se encuentra en lo que no se ve, en el ADN, en la genética.
Para el estudio de muchos fármacos se tiene en cuenta el grupo racial porque no todos los grupos raciales tienen las mismas características y reacciones.
Las razas humanas son el resultado de milenios de adaptación y evolución genética. La teoría del"fuera de África" no está respaldada por todos los científicos y antropólogos y hay dudas al respecto y se sigue investigando. El concepto homo sapiens africano nada tiene que ver con lo que muchos piensan, que todos procedemos de los negros; eso es falso y fruto de la ignorancia. El homo sapiens africano no era negro, de hecho el negro actual es el resultado de decenas de milenios de adaptación, desarrollo e incluso aportes genéticos de homínidos predecesores(homo erectus).
Ese homo sapiens que salió de África, además, luego evolucionó durante decenas de miles de años, adaptándose e incluyendo genética nueva.
Mientras europeos y asiáticos tienen aportes neandertales, los negros tienen aportes de homínidos predecesores(todo esto, aunque muy disimuladamente y filtrado, ha sido publicado en medios científicos e incluso medios de comunicación de masas. Quien quiera que inestigue, que no es pecado). Dentro de las razas humanas hay numerosas subrazas(un khoisanido no es lo mismo que un conguido y un amerindio no es lo mismo que un mongol aunque procedan de una misma raza originaria). En la formación de las raza mongólida(asiáticos), también tuvo que ver el homo erectus asiático y el hombre de Denisova.
Está demostrado que por geética, los negros tienenden a ser superiores en deportes como la carrera de velocidad y peores en natación o ciclismo, al igual que en EE UU están por debajo de asiáticos y blancos en en los estudios sobre CI.
Entre un negro puro y un blanco o asiático, hay más diferencia genética que entre un blanco y un asiático(tenemos más antecesores comunes), pero nada, sigue pensando que no existen razas humanas, que un aborigen australiano es exactamente igual que un pelirrojo escocés biológicamente y genéticamente hablando, no vaya a ser que tu conciencia lavada y moldeada -por la religión fanatismo progre igualiarista- se resienta.
El progre izquierdista moderno(judeocristiano secularizado enfermo de autocensura) confunde igualdad en derechos legales con igualdad biológica o genética. En este punto su judeocristianismo igualitarista es bien claro. para ellos todos somos"hijos de Dios", es decir, todos somos iguales cuando eso es sencillamente ridículo. No hay ninguna persona igual a otra y la genética marca tanto nuestras capacidades como la educación.
Actualmente al poder le interesa un discurso y política de tipo globalista y alienador y como tal ejerce su inquisición sobr ela prensa y lo que e smás grave, la ciencia.
Pobre científico que ose hablar de"razas humanas" en vez de "grupos de población" como ya le ha pasado a alguno, será condenado al ostracismo por la inquisición del nuevo fanatismo religioso,el igualitarismo globalista alienador.
Sacado de wikipedía, la enciclopedia progre:
ResponderEliminar"... los actuales humanos de Papúa Nueva Guinea (población étnica papúa), Australia (aborígenes australianos e isleños del estrecho de Torres) y Melanesia (melanesios) tienen entre un 4% y un 6% de material genético de los homínidos de Denísova 10 (así como los europeos tienen un 2,5% del genoma heredado de los neandertales).11 12
Pero si, todos somos iguales(jajajaa...)
Entonces, listo, ¿cuántas razas humanas hay?
ResponderEliminarEl pana KRATES te pregunto cuantas razas hay .... kraterMAMON.... Responde ya paso un año y pico y no dices nada
ResponderEliminarLa especie humana es una especie polimórfica, hay una variedad en el color de la piel o la forma del pelo, así como de alturas, pero eso no implica que se tenga que subdividir en razas o subespecies biológicas.
ResponderEliminarLa historia de la humanidad nos enseña que las comunidades humanas no permanecen aisladas, se cruzan con el tiempo. Y, por eso, es un absurdo total hablar de razas puras.
La historia la escribe los vencedores, y el nazi-fascismo fue derrotado tras la Segunda Guerra Mundial; de lo contrario, los desvaríos pseudocientíficos de los racistas germánicos predominarían todavía. ¡Menos mal que no es así! A pesar de alguno que todavía no se ha enterado.
Y, ¿qué cosa más curiosa!, el sionismo bebe de las mismas fuentes nacional-etnicistas que el antisemitismo.
Dudo mucho que con los nazis viviésemos mejor, porque muchos habríamos acabado en campos de concentración.
ResponderEliminarCaballos, cebras y burros no son razas sino especies, ¡majete!
Igual que usted, los que son como usted, y yo tampoco somos iguales.
ResponderEliminar¿Por fin, qué?...
ResponderEliminarMusulmanes, judíos y gitanos no son razas, razas humanas.
Los seres humanos todos no somos iguales, porque no somos clones unos de otros. Los únicos clones humanos que existen son los gemelos, y, aún así, no lo son.
Cada persona tiene sus particularidades que les diferencían de los demás, pero esto no justifica ningún supremacismo, en especial el racial, por así definirlo; porque hablar de razas humanas, desde un punto de vista biológico —como subdivisión en el seno de nuestra especie (todos los seres humanos somos la misma especie)—, no tiene sentido.
Y, a pesar de las diferencias morfológicas, esa diversidad en el seno de nuestra especie no contradice una igualdad.
¡Iguales en la diferencia!
https://m.youtube.com/watch?v=0eGFkD_EFNU
ResponderEliminar¿Por qué no se debate esto abiertamente?
Arios o indoarios fueron los pueblos centroasiáticos que en torno al Segundo Milenio a.C. se expandieron por el subcontinente indio, por extensión se puede utilizar ario como sinónimo de las gentes cuyas lenguas forman parte componente de la familia lingüística indoeuropea, lo demás es palabrería innecesaria.
ResponderEliminarhttps://es.wikipedia.org/wiki/Migraci%C3%B3n_indoaria
https://es.wikipedia.org/wiki/Pueblos_indoarios
https://es.wikipedia.org/wiki/Lenguas_indoeuropeas
¡¡¡Debatido abiertamente!!!
No olvidar lo que ha evidenciado el ADN mitocondrial.
ResponderEliminarPoco más que la formación de los diferentes linajes humanos y su parentesco, pero de las 'razas' nada de nada.
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