Siempre hemos considerado a los fascismos como movimientos políticos erradicados en la extrema derecha, aunque con matices. Mezclaban, y siguen mezclando, ideas socializantes y hasta revolucionarias con la espiritualidad religiosa y el patriotismo más atávico. Un batiburrillo de lo más confuso que en el período de entreguerras sirvió, con el apoyo de la burguesía, para combatir y neutralizar al movimiento obrero revolucionario. Algunos de estos movimientos facistas llevaron los desconcertantes apelativos como nacionalsocialistas, nacional-sindicalistas, nacional-revolucionarios, etc. El dirigente nazi Gregor Strasser llegó a considerar al marxismo como un falso socialismo; éste, igual que Ernst Röhm, fueron asesinados por orden de Hitler durante la noche de los cuchillos largos en 1934, para así eliminar al sector izquierdista del partido nazi (las SA) que propugnaba por la nacionalización de la Banca y la industria pesada alemanas. O el caso de uno de los fundadores de la FE-JONS, Ramiro Ledesma Ramos, que admiraba a Lenin.
Con el parrafo anterior he querido avisar sobre el complejo discurso fascista de siempre, y aún existente. Como el caso de algunos falangistas «democratizados» de ahora:
Esta Falange Auténtica tiene sus raices en los hedillistas que mantuvieron una actitud crítica durante la dictadura de Franco y con la Transición tuvieron sus peleas con los de Fuerza Nueva y la FE de las JONS, aunque los de ahora sean de formación más reciente (vinculados a lo que se puede denominar como el ala izquierdista del falangismo).
Su discurso democrático, es creíble; y también el anticapitalista, aunque no es nuevo, lo vienen defendiendo desde sus inicios, incluso durante el franquismo:
Y lo más llamativo es que en estas fechas algunos de estos neofalangistas reciben el apoyo de gente de Izquierda Unida. Menudo «potaje».
No me extraña este hecho, por parte de militantes de una organización política que cuando comenzó a andar, allá por 1986, integraba su coalición organizaciones como el Partido Carlista (reconvertido entonces al socialismo autogestionario) y el Partido Humanista (brazo político de la secta destructiva La Comunidad), sin olvidar el pasado estalinista del PCE.
¡Allá que cada cual saque sus propias conclusiones...!
Sí... y no hay que olvidar uno de los ingredientes principales de este potaje: el maromo ese que no para de decir que es anarquista y que se dedica a todas horas a hacerle el juego al Partido Popular. Un gran ejercicio de coherencia ideológica, sí.
ResponderEliminarPor cierto, ¿éste no era antes maoísta o algo de eso?
Menudo potaje el articulo de este blog. En fin... informese mejor.
ResponderEliminar¿En cúal, señor Astroac? Para poder confirmar o refutar...
ResponderEliminarMe da la impresión de que tu pregunta va a quedar sin respuesta
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