jueves, 1 de abril de 2010

Credo consolans

Más que ninguna otra, la razón de que la gente crea en cosas raras es que quiere creer en ellas. Se sienten bien. Es reconfortante. Es un consuelo. Según una encuesta realizada en 1996 por Gallup, el 96 por ciento de los adultos estadounidenses creen en Dios, el 90 en el cielo, el 79 en los milagros y el 72 en los ángeles (Wall Street Journal, 30 de enero). En sus intentos por socavar la fe en un poder superior, en el más allá y en la divina providencia, los escépticos, los ateos y los militantes antirreligiosos tienen que pelear contra diez mil años de historia y, posiblemente, contra cien mil años de evolución (si es que la religión y la creencia en Dios tienen una base biológica, como creen algunos antropólogos). Según dice la historia conocida, tales creencias y porcentajes similares son comunes en todas las partes de la Tierra. Hasta que aparece un sustituto secular adecuado, es improbable que esas cifras cambien significativamente.

Los escépticos y los científicos no son inmunes. Martin Gardner —uno de los fundadores del movimiento escéptico moderno y azote de todo tipo de credos raros— se define como teísta filosófico o con un término más amplio: fideísta. Y explica:
El fideísmo alude a la creencia en algo sobre la base de la fe o de las razones emocionales más que intelectuales. Como fideísta, no creo que existan argumentos que demuestren la existencia de Dios o la inmortalidad del alma. Es más, creo que los mejores argumentos están del lado de los ateos. Así que más bien se trata de un caso de fe quijotesca verdaderamente en contra de las pruebas. Si contamos con grandes razones emocionales para la fe metafísica y ni la ciencia ni el razonamiento lógico las contradicen tajantemente, tenemos derecho a un salto de fe si nos proporciona satisfacción suficente. (1996)
De igual modo, a la frecuente pregunta «¿Cuál es su opinión sobre la vida después de la muerte?», yo suelo dar la siguiente respuesta: «Estoy a favor, naturalmente». El hecho de que yo esté a favor de que haya vida después de la muerte, no significa que la haya. Pero ¿quién no la querría? Y ésa es la cuestión. Es una respuesta muy humana creer en cosas que hacen que nos sintamos mejor.

4 comentarios:

  1. Quiza fuera tiempo ya de quitarnos de encima la herencia cristiana que impregna todo el territorio de la piel de toro. Años de fideismo totalitario nos debería haber enseñado que quiza no todo es como nos decían los curas y las monjas mientras ellas fornicaban con ellos en tuneles enterrados, repletos de los desechos de sus pecaminosas interelaciones. La creencia es un rasgo humano que manifiesta una parte salvaje e indomable enfrentada a nuestro racionalismo postmoderno, que ha intenta fagocitar nuestras sensaciones en sus frios esquemas lógicos. El mensaje de Gardner no puede ser más epicureo, en la estela del Gadamer de los años 20.
    Sin embargo, una lección que aprenDió Europa de esa epoca dorada y que parece que gardner no ha tenido mucho en cuenta es que el fideismo, por puro principio, no está sujeto en absoluto a lo que nos haga sentir mejor (como la Iglesia de Roma enseña constantemente), sino que supone el sometimiento voluntario a algo que aceptamos que escapa de nuestra comprension. Este proceso de sumisión, ya sea a un codigo moral o una regla monástica, es un paso obligado en el transito de destrucción de la imaginacion y la libertad a la que SIEMPRE desean exterminar aquellos que, incluso defendiendo los mejores valores, desprecian desde su trono el mundo que les rodea y que, con una sonrisa sardonica, les alimenta.
    Si Dios ha muerto, que le acompañen quienes mantienen la absurda creencia de la permanencia, el destino y la justicia, espíritus abotargados que hurgan en su ombligo en busca de pelusas. Yo, por mi parte, dejo esa tarea para otras y dedico mi voluntad a mi misma, no a otra cosa que no sea yo.Yo soy unica, como dijo alguien...

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  2. Como hay más argumentos a favor de la inexistencia de un Dios que al contrario... Pues prefiero ser ateo y pasar del tema de la religión, porque no me hace falta.

    Otra cosa son las castas sacerdotales y semejantes que sí existen y son de carne y hueso. En este caso no me son indiferentes y sí preferiría que no existiesen, porque no sirven para nada.

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  3. Vivo en una sociedad donde todas las creencias son respetadas, siempre y cuando se crea en Dios. Pero a pesar de ello, todavía hay algunas buenas razones para ser ateo.

    Personalmente, me gusta el horario –todos los días, en todo momento- . Eso esta muy bien, ciertamente.

    La gente a menudo me pregunta acerca de ser ateo, y siempre surgen ciertas preguntas.

    Por ejemplo: ¿Cómo puede distinguir el bien del mal sin la religión para guiarlo?

    Bien. Ese es exactamente el punto, ¿cierto? La religión me guía. Pienso que son malas la mayoría de las cosas que veo que la religión hace. Me doy cuenta que es una referencia bastante útil. Si la religión está presente, sé que el mal no estará demasiado lejos de allí.

    Otra pregunta es: ¿No es el ateismo realmente sólo otra religión?

    Bueno, supongo que el ateísmo es una religión de la misma manera que el creacionismo es una ciencia, o el islam una religión de paz. Es decir, cuándo el lenguaje y la razón ya no tienen mucho significado. Vamos a ver ¿cómo puede ser el ateísmo una religión? ¿a quién veneramos? ¿y quién nos va a matar si no lo hacemos?

    El ateísmo no exige una obediencia absoluta e incuestionable, ni amenaza con una condenación eterna, ni se ofende infantilmente por tonterías. No protege a delincuentes sexuales de la justicia, ni trata a las mujeres como ganado, de cierta forma, es una lástima que no sea una religión porque quizás podríamos obtener exenciones fiscales, pero no, el ateísmo no tiene ningún privilegio especial. No hay escuelas que enseñen el ateismo a los niños como un sistema de creencia, pagadas con dinero público, ni el ateismo le exige a nadie un diezmo de sus ingresos para mantener a unos pocos estafadores cínicos con lujos.

    Así que veras, ni tan siquiera comienza a calificar para ser digno de ser llamada así.

    No. Para mí, ateísmo es sólo otro significado de la palabra realidad. Significa simplemente no ver ninguna necesidad de disculparse por ser humano, y de estar lo suficientemente feliz con vivir la vida que tengo, y no fantasear en trucos de magia celestiales que me dicen: el cielo está allí esperándote, y todo lo que tienes que hacer es morir. Es un alto precio a pagar, ¿cierto?, por entrar a un lugar el cual es probable que este lleno de clérigos y cristianos nacidos de nuevo, lo cual considero que lo hace un destino peor que la muerte.

    continua

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  4. Pero ciertamente la gente necesita que la religión conteste ciertas preguntas.

    Si, preguntas como, ¿cuál es la mejor manera de sofocar el espíritu humano? ¿Cuánto podemos exprimir al pobre y al crédulo? y ¿en cuántos palacios podemos vivir a la vez sin ruborizarnos?

    Estas preguntas, la religión las contesta muy bien. Pero hay desafortunadamente otras preguntas a las cuales no tiene respuestas, así que las inventa. Y allí es donde el ateismo entra. El ateismo dice, Oye, eso sólo lo inventaste. Y la religión dice, no, a esto es a lo que llamamos la teología. ¿Cuál es la diferencia entre un doctor en medicina y doctor en teología? Uno prescribe drogas medicinales, y el otro como que quizás se pasa al usarlas. Un teólogo es alguien que es un experto en lo que no se sabe, y tiene todos los requisitos para demostrarlo. Si, es un verdadero especialista. Y es por esto que pienso que la pregunta que debemos hacer no es si el ateismo es una religión, sino ¿por qué se le considera a la teología como una rama de la filosofía, y no como un arte creadora? Porque si que es muy creativa. Puedes vestir a tu dios en cualquier conjunto de ropa nueva de rey que te guste. Y debe ser algo muy divertido para todo al que le concierne, pero personalmente no veo mejores razones de enseñarla en las universidades que enseñar la astrología.

    Bueno, ya entendimos, no cree en Dios. Pero al menos las asociaciones religiosas hacen mucho trabajo de bien, especialmente en países del tercer mundo. Seguro que no pueden criticar eso.

    Pero, ¿qué es lo que me están diciendo? ¿Qué si no fueran religiosos, no estarían haciendo ese trabajo? ¿No les sale realmente del corazón? ¿Lo hacen sólo porque siguen órdenes? ¿Es eso lo que están diciendo?

    Supongo que si fueran ateos paganos no tendrían tiempo de hacerlo, porque estarían demasiado ocupados en el libertinaje y satisfaciendo cada impulso malvado que sus imaginaciones fébriles podrían idear, porque eso es lo que nosotros los ateos hacemos, por supuesto, ¿no es así? Nuestras almas están corrompidas y manchadas por el pecado, porque, claro es un gran estilo de vida, francamente. De hecho, cuando termine de hablar con usted, pienso pasarme el resto del día pecando, porque sé que no seré castigado por ello.

    Pat Condell
    Traducción libre

    http://www.youtube.com/watch?v=4O91-rCMjKk

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