sábado, 20 de noviembre de 2010

La Revolución Mexicana vista por los anarquistas españoles

 [Aunque la fecha del 20-N tenga connotaciones dentro de la historia española, los hispano-europeos dejaremos un momento de «mirarnos el ombligo» y recordaremos, más o menos, otras cosas del otro lado del Atlántico... Y ya que se cumple hoy el Primer Centenario del inicio de la Revolución Mexicana, pues, pondremos el extenso artículo del historiador mexicano Joaquín Beltrán Dengra, escrito por el año 2007, que estudiaba la impresión que se tuvo en el momento entre los anarquistas españoles sobre esta rebelión antiporfirista (y después), a través de la prensa libertaria consultada de la época (sobre todo Tierra y Libertad y Solidaridad Obrera). Los ácratas y sindicalistas de España veían con simpatía, a través de las publicaciones estudiadas, a los «magonistas» primero, y a los «zapatistas» agrarios después, como los únicos capaces de conducir a los obreros y campesinos mexicanos a la Revolución social (sin olvidar a la COM y su erróneo apoyo a Carranza). Pero sus opiniones no fueron monolíticas: hubo quienes pensaron que los indios eran incapaces de llevar a cabo la tan deseada revolución. Pero otros libertarios españoles sí aprobaron la lucha del campesinado indígena (y mestizo), porque valoraron su supuesto «comunismo primitivo». Por lo tanto, no todos los libertarios españoles enjuiciaron de igual manera la Revolución que se inició en México en noviembre de 1910, hubo dos posturas enfrentadas. Aunque la historia demostró que los campesinos y obreros mexicanos sólo sirvieron como «carne de cañón» en una revolución orquestada y dirigida por y para las clases medias.]

La opinión sobre la Revolución Mexicana (1911-1917) en la prensa anarquista española 
 
 JOAQUÍN BELTRÁN DENGRA
 
Espiral, Estudios sobre Estado y Sociedad. Vol. XIV, Núm. 41, enero-abril, 2008, pp. 169-205. Universidad de Guadalajara (México)
 
Introducción
 
El artículo trata de la acogida que tuvieron en la prensa anarquista del Estado español las noticias que les llegaban desde México sobre la Revolución que se había iniciado en noviembre de 1910. Para ello exploro la opinión del diario más representativo del anarquismo español: Tierra y Libertad; también de otros periódicos anarquistas y anarcosindicalistas como Solidaridad Obrera, Acción Libertaria y Reivindicación. Pero éstos tuvieron una corta duración: fueron clausurados por las autoridades políticas del régimen de la Restauración borbónica. He abordado sólo el periodo de 1911 a 1917 por la sencilla razón de que los diarios consultados únicamente valoraron la Revolución mexicana hasta principios de 1917. Después dejaron de juzgarla por dos razones: 1) Porque se desengañaron del alcance político del proyecto de los anarquistas mexicanos, en este caso del Partido Liberal Mexicano (PLM); y 2) Porque fueron suspendidos en muchas ocasiones por las autoridades del régimen de la oligarquía agraria, que era la que gobernaba el Estado español. Para elaborar este escrito he contextualizado la situación política en que se encontraba el anarquismo en el Estado español durante los primeros siete años de la Revolución mexicana y la importancia que le dieron a la prensa ácrata para educar a los trabajadores y enseñarles la teoría libertaria.
 
El proyecto político del anarquismo del Estado español desde 1910 hasta 1917 
 
El proyecto político del anarquismo español giró en torno al sindicato denominado Confederación Nacional del Trabajo (CNT), que se fundó en 1911. El origen de este sindicato se encuentra en la creación de Solidaridad Obrera (una federación de sindicatos de la ciudad de Barcelona) en agosto de 1907. Pero Solidaridad Obrera desde un principio tuvo vocación estatal; por eso, en octubre-noviembre de 1910 celebró un congreso en el Palacio de Bellas Artes de Barcelona; allí se decidió la constitución de una Confederación General del Trabajo, que al año siguiente se llamó CNT. Este sindicato siguió la teoría del sindicalismo revolucionario; y aunque no estuvo influenciado por los teóricos y dirigentes franceses, sí estuvo de acuerdo con ellos en sus aspectos básicos: rechazo de la identificación del sindicalismo simplemente con la defensa de los intereses laborales de los trabajadores y afirmación de la perspectiva de una revolución social anticapitalista, y consideración del sindicalismo como eje organizativo y cultural de la estrategia revolucionaria (Gabriel, 2002: 112). La CNT, hasta 1918 y en el contexto catalán, estaba centrada en Barcelona, que era el principal eje impulsor y articulador del movimiento obrero catalán (Gabriel, 2002: 109). Este sindicato, en el congreso de 1911 superaba los 26.000 afilados, de los cuales alrededor de 12.000 estaban en Cataluña, 6.000 en Andalucía y 1.000 en el País Valenciano. La CNT, al iniciar la reorganización en 1915, [1] tuvo casi el mismo número de militantes (Abelló, 1987: 77). Durante estos años, la CNT se organizó en federaciones locales de oficio, y de ahí se pasaba a las federaciones regionales o estatales que aglutinaban todas las federaciones de un mismo sector. A partir de 1917 se empieza a marginar, en la CNT, a los anarquistas más doctrinales y teóricos y a los dirigentes sindicales que habían dominado en la constitución de la CNT durante el periodo 1910-1914 (Monjo, 2003: 86-87). Este sindicato volvió a la legalidad en 1917, después del fracaso de la huelga general revolucionaria de ese año, en la que participó con el objetivo de modernizar el país, queriendo abolir para ello la Monarquía; por lo tanto, en aquel año confió en los políticos. Una de las consecuencias importantes del fracaso de la huelga revolucionaria de 1917 fue su reafirmación en el apoliticismo anarquista (Gabriel, 1981: 646, citado en Monjo, 2003: 87).
 
La prensa anarquista
 
Según Lily Litvak (1995) los periódicos anarquistas fueron una de las armas más efectivas en la difusión de la teorías ácratas en el Estado español a finales del siglo XIX y principios del siglo XX. Tierra Libre de Barcelona dijo, en agosto de 1908, lo siguiente al respecto:
El periódico es la acción más universal, más eficaz para la propaganda, la defensa y aún el ataque. Más que la palabra que se lleva el viento robustece a los débiles, da coraje a los tímidos y arraiga con más fuerza las convicciones y el amor hacia los ideales. La palabra impresa obra más y mejor en la conciencia del individuo; le sugiere pensamientos propios, comentarios íntimos que avaloran más los conceptos leídos, y en esa conversión periódica entre él y la hoja impresa, ve conceptos dilatados y nuevos horizontes […], el periódico leído viene a ser para él [del que lo lee] un compañero inseparable que presenta luego a los amigos del taller, de la fábrica o del terruño y se identifica con él como carne. [2]
Los periódicos anarquistas se leían colectivamente, dado el grado de analfabetismo existente. La función de la prensa sindicalista y anarquista fue informar de las cuestiones relativas al movimiento obrero (organización, conflictos…) y difundir la propaganda de sus principios ideológicos. Entre 1916 y 1917 las distintas federaciones regionales de la CNT disponían de su diario o periódico. En 1916 el semanario sindicalista barcelonés Solidaridad Obrera se transformó en diario y empezó a publicarse en otras ciudades del Estado español (Tavera, 1978: 99). En 1920 Solidaridad Obrera (órgano de los sindicatos de la CNT) lanzaba 4.000 ejemplares diarios. En 1924 ya eran 6.000, de los cuales 2.000 se vendían en Barcelona. Y en el mismo año, el semanario anarquista barcelonés Tierra y Libertad imprimía 30.000 ejemplares que se vendían en todo el Estado español.
 
Tierra y Libertad y Solidaridad Obrera [3]
 
Las noticias que les llegaban sobre México eran a través del periódico del Partido Liberal Mexicano Regeneración (este periódico los informó sobre la Revolución mexicana desde 1911 hasta junio de 1912) y de los anarquistas españoles ubicados en Nueva York y en La Habana. Tierra y Libertad (mientras no se diga lo contrario, me referiré siempre a este semanario) defendió a los magonistas o PLM al inicio de la Revolución —éstos se adueñaron de la ciudad de Mexicali en la Baja California a principios de 1911— por considerarlos anarquistas y porque incluyeron en su programa el reparto de la tierra. El semanario anarquista catalán opinó que la Revolución mexicana era libertaria:
[…] La tierra para los que la cultivan, es el punto principal del programa del partido liberal. Y por eso todas las banderas de los grupos revolucionarios ostentan el para nosotros doblemente simpático lema de «Tierra y Libertad». Revolución de carácter económico al par que político, es esta revolución mexicana superior a cuantas en estos últimos tiempos se han producido en las demás naciones del mundo, por cuando que sus propósitos no se reducen a cambiar un gobernante por otro, sino a transformar un régimen en su parte esencial: la propiedad de la tierra [4].
Después de haber progresado la revolución magonista, sobre todo en la Baja California, pero también en Chihuahua, aunque en menor grado; y estando a punto de dimitir Porfirio Díaz (lo hizo el 25 de mayo de 1911) por ser vencido en el campo de batalla por los antirreeleccionistas, el mencionado semanario anarquista barcelonés publicó, en mayo de 1911, un manifiesto del PLM, fechado en abril, en el que se criticaba a Madero por querer fundar una República burguesa. Al mismo tiempo, ese manifiesto demandó la colaboración de todos los trabajadores del mundo para que se opusieran a una intervención de los países que tenían intereses económicos en México; también pidió a los trabajadores que les ayudaran económicamente. La petición magonista tuvo efecto, ya que en mayo de 1911 el grupo anarquista barcelonés «Los invisibles» apeló desde las páginas de Tierra y Libertad a todos los ácratas de Barcelona que apoyaran moral y materialmente la Revolución mexicana con estas palabras:
Compañeros: en vista del incremento que está tomando la revolución de México creemos de suma necesidad exteriorizar nuestro apoyo moral y material a dichos revolucionarios, ya que la revolución existente difiere en absoluto de las demás por no ir a la toma de posesión de ningún poder autoritario. Todos los grupos de Barcelona que simpaticen en esta campaña se servirán pasar por esta redacción por toda esta semana, a fin de que nuestro apoyo sea grande y enterarles de los pormenores sobre dicha campaña [5].
Tierra y Libertad inició, junto con otros periódicos sindicalistas como Solidaridad Obrera y La Picota de Vilanova y la Geltrú (Barcelona), una suscripción el 3 de mayo de 1911 para ayudar a los libertarios mexicanos, recaudando hasta el 27 de mayo de 1912 la cantidad de 2.482,50 pesetas [6]. A finales de mayo de 1911 el susodicho semanario anarquista barcelonés maldijo a la prensa mexicana (la prensa anarquista siempre abominaba de la prensa burguesa por considerarla un instrumento del Capital) por vilipendiar a los magonistas que dominaban la península de la Baja California desde enero de ese año [7]. Al mismo tiempo comunicó el éxito que las noticias sobre la Revolución mexicana tuvieron entre los trabajadores españoles. Y de la solidaridad de éstos para con los libertarios mexicanos:
El entusiasmo de todos nuestros compañeros se está traduciendo en hechos, como puede verse por el éxito de la suscripción abierta en estas columnas, por lo rápidamente que se han distribuido por toda España varios millares de manifiestos de la Junta organizadora de la revolución mexicana que hace pocos días recibimos de allí y por las reimpresiones que varios grupos han hecho de ese mismo manifiesto para dar a conocer la grata nueva de la revolución por todas partes, así como por los acuerdos de ayuda moral, material y propaganda, que en su última asamblea tomó la Confederación del Trabajo [8].
Cuando los antirreeleccionistas vencieron al ejército de Porfirio Díaz, poniéndose fin a las hostilidades con la firma del Tratado de Ciudad Juárez en mayo de 1911; y al estar triunfando los magonistas en la Baja California, Tierra y Libertad apeló nuevamente a los trabajadores para que se solidarizaran con la Revolución mexicana. Y en caso de que las potencias extranjeras intervinieran en México, ir a la huelga general para llevar a cabo la revolución social en todo el mundo:
Revolucionarios: es necesario no dejar solos a los mexicanos que heroicamente luchan por su total emancipación y por eso hay que ayudarles; hay que probar a la burguesía de todos los países que nuestra solidaridad es bien sentida y no mera palabrería. Y si después, en vista del apoyo prestado por nosotros viniera como ha de venir, la bancarrota del capitalismo, nosotros estaremos a la expectativa por si los gobiernos todos pretenden intervenir con el propósito de detener la marcha de la Revolución mexicana, encendamos nosotros en todo el planeta el fuego sagrado de la Revolución Social, haciendo la huelga general y preparando a los sindicatos para que ya al día siguiente de la descomposición del principio de autoridad y de la desorganización del poder económico, tomen a su cargo la organización de la producción para que los revolucionarios no les falten los medios necesarios para luchar y para vencer. [9]
Como se observa, los anarquistas de Tierra y Libertad tenían esperanzas de que en México triunfara, por primera vez, la revolución social, y que ésta se extendiera al resto del orbe a través de la acción directa y la huelga general revolucionaria, que era la táctica de lucha que ellos empleaban. Tampoco hay que olvidar que a nivel internacional los anarquistas mexicanos estaban siendo apoyados por los libertarios estadounidenses (aunque el movimiento anarquista en Estados Unidos había perdido la importancia política de otras épocas) e ingleses. Pero no por los libertarios franceses de la revista Temps Nouveaux, quienes consideran que los magonistas no eran anarquistas porque estaban organizados en un partido (Hernández Padilla, [1984] 1999: 156). El 14 de junio de 1911 el mencionado semanario anarquista barcelonés informó del mitin que se celebró el 28 de mayo en Alicante, en solidaridad con los obreros detenidos por razones sociales y en protesta por la posible intervención en México de las potencias extranjeras con intereses económicos en aquel país. En ese mitin se hallaban todas las agrupaciones obreras de la localidad, y se adhirieron agrupaciones socialistas y republicanas. Se recogieron 1.155 pesetas, la mitad se destinó al socorro de los presos sociales y la otra mitad a los libertarios mexicanos. [10] A finales de junio de 1911, Tierra y Libertad dio a conocer la actitud hostil de los obreros de Vigo para con el ex presidente mexicano Porfirio Díaz, que no lo dejaron desembarcar en esa ciudad (había previsto estar algunas horas), y tuvo que continuar su viaje a Francia, y de allí trasladarse a un pequeño pueblo de Suiza, que es donde se exilió:
Porfirio Díaz ha llegado a España, pero ante la actitud de franca repulsa de nuestros compañeros de Vigo, resolvió no desembarcar, habiendo continuado su viaje a un pequeño pueblo de Suiza para esconder allí su sombría personalidad y comerse, no simplemente, los millones atesorados durante la dictadura, sino su soberbia, herida por la revolución de su trono tirano. [11]
A mediados de junio de 1911, Tierra y Libertad se volvió a quejar de la tergiversación de la prensa burguesa por distorsionar la información proveniente de México; y apeló a los trabajadores a que se rebelaran contra la intervención del ejército estadounidense, que colaboraba con el ejército federal mexicano en la dispersión de los magonistas de la Baja California. [12] Cuando los magonistas estaban siendo derrotados en el campo de batalla, Anselmo Lorenzo (tipógrafo y uno de los principales anarquistas que incidieron en la elaboración teórica del anarquismo y anarcosindicalismo español decimonónico) consideró, en un artículo publicado a finales de junio en Tierra y Libertad, que los anarquistas mexicanos estaban implantando en la Baja California el programa de la Primera Internacional. [13] A principios de julio, Tierra y Libertad dio a conocer la detención y encarcelamiento de la Junta del PLM, que residía en Los Ángeles (fueron detenidos el 14 de junio), y de la incautación de la imprenta del periódico Regeneración. El semanario anarquista barcelonés dijo que a partir de ahora se valdría del periódico anarquista de Nueva York Cultura Libertaria para enviar dinero y recibir información sobre la Revolución mexicana. [14] Cuando el presidente Madero (que fue reconocido por Estados Unidos en noviembre de 1911) se enfrentaba a las sublevaciones de Vázquez en Ciudad Juárez y de Orozco en Chihuahua, Sonora y Coahuila en los primeros meses de 1912; y una vez finalizada la rebelión magonista en la Baja California —que sufrió deserciones: algunos miembros del PLM se pasaron a las filas de Madero—, apareció, en marzo de 1912, un artículo en Tierra y Libertad, que tras comunicar las penurias económicas por las que atravesaba Regeneración (en 1913 dejó de aparecer) pidió solidaridad económica para que no desapareciera:
¿Permitirán los proletarios que por no sacrificarse en unos cuantos céntimos semanales, deje de publicarse el periódico, tenga que disolverse la Junta y cerrarse sus oficinas, quede abandonado el movimiento y la propaganda libertaria entre los campesinos y obreros mexicanos y desorientados éstos y por su inconsciencia el movimiento pierda su carácter económico y emancipador degenerando en político y embrutecedor? [15]
En abril de 1912 el mencionado semanario anarquista volvió a pedir dinero a los trabajadores para impedir que Regeneración dejara de publicarse, ya que aún creía que en México se podía realizar la tan anhelada revolución social. Aunque lo veía difícil porque temía que la impidiesen los países más poderosos del mundo de aquellos años, es decir, Gran Bretaña y Estados Unidos: «Por Regeneración sabemos la situación por que atraviesa la Junta y el peligro de que desaparezca el periódico. Nosotros hemos enviado las 500 pesetas que teníamos en nuestro poder como resto de la suscripción». [16] Como se observa, los anarquistas de Tierra y Libertad le concedían una importancia extraordinaria a la prensa ácrata, ya que según ellos educaba a los trabajadores en el terreno de la ideas. En el momento en que Ricardo Flores Magón estaba siendo blanco de duras críticas ideológicas por parte de los anarquistas franceses de la revista Temps Nouveaux de Jean Grave, [17] quien dijo que la Revolución mexicana sólo existía en la mente de los editores de Regeneración, apareció un artículo de Kropotkin, en mayo de 1912, en Tierra y Libertad, que señalaba que la Revolución mexicana merecía el apoyo de los anarquistas por ser una lucha de carácter agrario; por consiguiente, este artículo rectificaba la opinión de Jean Grave aparecida en Temps Nouveaux. Kropotkin, entre otras cosas, dijo lo siguiente:
[…] pero formaríase una idea absolutamente falsa de lo que son todos los movimientos agrarios, incluso los de julio y agosto de 1789, si no se viera que el movimiento mexicano tiene el carácter que han tenido todas las insurrecciones agrarias [...] Así se explica que algunos amigos se hayan desilusionado sobre la «revolución mexicana», y que muchos compañeros italianos, rusos y de otros países hayan soñado con campañas garibaldinas que no se han realizado. [18]
Como se ve, Kropotkin defende las revoluciones campesinas, ya que consideraba que el pueblo, en este caso el campesinado, es la «jacquerie», es decir, el que lleva a cabo la acción revolucionaria. Por eso compara la Revolución mexicana con la francesa que se inició en 1789, pues juzgó que durante la Revolución francesa, las comunas populares —comuna de los campesinos y comuna municipal en las Ciudades— eran el alma de la Revolución y un ejemplo de autogobierno popular. Para él, el final de la Revolución francesa fue luctuoso para los campesinos porque la burguesía deshizo en 1793 lo que anteriormente habían conseguido los campesinos. Y consideraba que la Revolución mexicana era similar a la que, hacía algo más de un siglo, habían llevado a cabo los campesinos franceses. Está claro que para Kropotkin la visión del progreso no pasaba por las revoluciones burguesas, al contrario de los pensadores marxistas y social liberales, para quienes es una condición sine qua non en su concepto del progreso. [19] En julio de 1912, cuando la Junta del PLM fue procesada y condenada a 23 meses de prisión en Los Ángeles, apareció un artículo en el susodicho semanario anarquista barcelonés (anteriormente, este semanario publicó tres artículos en los que se insistía en el carácter libertario de la Revolución mexicana y se pedía ayuda para que Regeneración continuara publicándose) en el cual Tierra y Libertad ratificaba su apoyo a los libertarios mexicanos por considerar que en México se estaba llevando a cabo una revolución agraria que daría al traste con el capitalismo, dominado en aquellos años por la oligarquía terrateniente, igual que en el Estado español. No hay que olvidar que el 25 de noviembre de 1911, los campesinos de Morelos, bajo el mando de Zapata, denunciaron oficialmente a Madero y proclamaron el Plan de Ayala, cuyo objetivo era que las haciendas devolvieran tierras a los pueblos. La jacquerie que defendía Kropotkin cobraba importancia:
[…] Creyendo un deber, continuaremos alentándolos en su titánica lucha. Que sería poco noble que los que aplaudimos todo espíritu progresivo de rebeldía, hiciéramos el vacío a los que sacrifican su vida agrupados en torno de la bandera que ostenta en su centro el lema de Tierra y libertad para todos. [20]
Se puede observar que a pesar de la persecución política contra los magonistas, y no obstante la actitud hostil de algunos anarquistas internacionales, Tierra y Libertad continuaba esperanzada de que en México todavía pudiera triunfar la revolución social antidictatorial, sin duda auspiciados por el comportamiento revolucionario de los zapatistas. En octubre de 1912 Tierra y Libertad imprimió un artículo que discurría sobre la revolución agraria. En su discernimiento, el autor refutó la colonización en la Nueva España por trasladar, con los nuevos inquilinos, la cultura europea occidental, que por aquel entonces era capitalista comercial; sin embargo, no se desembarazó de los prejuicios culturales de la Europa occidental que consideraban inferiores a los indígenas respecto a los europeos. Y es que los anarquistas del Estado español estaban influenciados por el pensamiento positivista, muy en boga en aquellos años:
Nuestros hermanos de México, trabajadores de toda su vida, han trocado el arado por el fusil; son los productores de ayer estos guerreros de hoy; guerrean empujados por el hambre y el atropello, por la falta de respeto a su derecho a la vida; por la poca consideración, si así se quiere, a su ignorancia; porque si Colón descubrió los territorios en que los habitantes vivían en estado salvaje, faltos de instrucción conforme las ciencias contemporáneas de aquella época, en buena lógica hemos de convenir han pagado justo tributo a los civilizadores, pues aquellas tierras han celebrado orgías interminables, bañando los céspedes que hollaban sus plantas de civilizadores con sangre de una raza humana inferior a la suya, y a la cual había que civilizar para hacerla digna de vivir desde aquellos momentos para siempre. [21]
Cuando el magonismo, ya agotado, se acercó a las fuerzas encabezadas por Emiliano Zapata a partir de 1912 [22], Tierra y Libertad, en diciembre de ese año, se pronunció a favor de los zapatistas por considerar que también luchaban para que triunfara la revolución agraria, asemejándose, de esa manera, a los magonistas. Sin duda, este acontecimiento ocurrió en el periodo en el cual la actividad revolucionaria era mantenida exclusivamente por la fracción zapatista: en la imposibilidad de derrotarlo, el gobierno trató de negociar la paz con Zapata y le envió sus agentes, a los que no quiso recibir pero les hizo saber que ya no se conformaba con el reparto de tierras a los campesinos, sino que pretendía acabar con el actual estado de bandidaje social implantando las sublimes e igualitarias ideas que había aprendido durante la campaña en los libros de Víctor Hugo y de Kropotkin. [23] Después del derrocamiento del presidente Madero en febrero de 1913, y tras asumir la presidencia del país el general Victoriano Huerta, Tierra y Libertad desautorizó las revoluciones políticas que acontecían en México: opinó que los trabajadores mexicanos estaban en contra del Estado porque engendra autoritarismo y clases sociales. Y creyó que la revolución libertaria mexicana era imparable:
[...] pero como en México la acción del Estado ha resultado impotente para proteger lo que debiera, la consecuencia inmediata ha sido su desprestigio, y hemos presenciado el caso de que mientras la roja bandera, símbolo de la lucha proletaria, pasea triunfante de uno a otro extremo, los propietarios de las grandes plantaciones y las empresas de ferrocarriles han organizado revoluciones políticas para derribar al presidente Madero, creyendo que cualquier Díaz, Vázquez u Orozco podía defender sus intereses desde el sillón presidencial [...] Así hemos visto que continuamente los presidentes andan a la greña, y como ninguno de ellos tiene arraigo en el pueblo, bastan unos cuantos batallones sublevados para derribar al que ocupa el poder, mientras los proletarios, indiferentes a estas luchas, simpatizan con las guerrillas libertarias o engrosan la columna de Zapata que con 40.000 hombres va implantando el comunismo. […] El caso del emperador Maximiliano ha estado a punto de repetirse. Si entonces el pueblo no quería soportar la tiranía republicana; pero en resumen, lo que no quiere soportar es la autoridad. Y esto está a punto de conseguirlo. Los libertarios mexicanos están asombrando al mundo con sus sublimes audacias, y parece que todo se declara en su favor. [24]
En abril de 1913 (cuando México atravesaba una seria crisis económica y las organizaciones laborales continuaban mostrándose combativas; y cuando el nuevo gobierno empezaba a afrontar una resistencia armada y extendida), Tierra y Libertad se reafirmó en su opinión de que en México se estaba dando una revolución de carácter libertario y ratificó que continuaría ayudando económicamente a los magonistas:
[...] Que a la opinión de Humbotl [25] oponemos la de los compañeros de tan notoria sinceridad como Greahge, que de la República Argentina fue a México para estudiar el movimiento; la de Esteve, [26] Vidal [27] y otros que por residir cerca de México deben estar al corriente de lo que allí ocurre; la de Kropotkin que después de un detenido estudio dijo que por ser una lucha de carácter agrario merece el apoyo de los anarquistas; la de Moncaleano, testigo presencial, y tantos otros que no pueden ser engañados [...] Seguros estamos que en el caso de que el movimiento sufriera desviación nos avisarían los compañeros que en Nueva York y La Habana siguen su desarrollo con tanto interés y que seguramente no se dejarán engañar por apariencias. [28]
En mayo de 1913 —cuando los zapatistas contaban con la organización necesaria para llevar a cabo una revolución social de carácter territorial— en el mencionado semanario anarquista barcelonés apareció un artículo de Vidal que defendía, otra vez, la revolución zapatista por considerar que estaba realizando una revolución social de tendencia anarquista, al tomar los indígenas (que según el autor eran el alma de esa fracción y de la Revolución mexicana) las tierras y trabajarlas para ellos mismos. Y que en la práctica, los zapatistas eran anarquistas, a pesar de desconocer la teoría de esa filosofía. Tierra y Libertad se volvió a ratificar, de esa manera, en el carácter libertario de la Revolución que estaba aconteciendo en México:
El alma de la revolución mexicana se encarna en el campesino indio, en el «peón» que surca el suelo fecundo, encorvado detrás de las yuntas de bueyes, y que habita alrededor de las «haciendas» en chozas de adobe, y que se nutre casi exclusivamente de maíz, y que cubre su cuerpo con una miserable «serapia» [sic]. [...], y lo más hermoso, lo más trascendental de esta revolución, es la expropiación capitalista, la toma de posesión de todas las riquezas producidas por los trabajadores, y el cultivo de la tierra por y para los trabajadores, aboliendo impuestos y derechos de propiedad y declarar a todos los gobiernos enemigos [...]. Decidnos a nosotros que en México no hay anarquistas, y que la revolución actual no tiene nada que ver con Pan, Tierra y Libertad, y os contestaremos que, o bien desconocéis completamente este hermoso movimiento, u os habéis convertido en «reventadores» de la acción revolucionaria [...] El alma de la revolución mexicana es virgen, es el resurgimiento de la raza india que destruye los vestigios tiránicos de la falsa civilización, dando oportunidad a los anarquistas para implantar la ideal filosofía de la completa libertad. [29]
Tierra y Libertad se quejó, en diciembre de 1913, de las amenazas que Estados Unidos, con el apoyo de las países europeos, sobre todo de Gran Bretaña, lanzó al presidente mexicano Victoriano Huerta para que renunciara a la presidencia del país. El semanario anarquista barcelonés opinó que los estadounidenses, con el consentimiento de Europa, intervendrían en México y acabarían con la revolución social que se estaba dando en aquel país e indujo a los trabajadores a que impidieran una intervención de las potencias europeas en México:
Europa, presa del sentimiento belicoso de que se halla saturada, ha entregado a los Estados Unidos carta blanca para que arroje sobre México la fuerza armada y reduzca a la obediencia a los que tienen sobresaltada a la burguesía de todos los países [...] No nos detengamos a discutir si la revolución de México es o no anarquista, es o no política; si Zapata es malo o si Vázquez procura la jefatura, si Huerta es un bandido o si allí se entregaron al pillaje desenfrenado la canalla ávida de dominio gubernamental; miremos solamente que allí hay proletarios que combaten por su emancipación, por cuya causa, debemos hacer cuanto nos sea posible demostrando que no estamos dispuestos a consentir que los gobiernos europeos se dejen caer como aves de rapiña sobre un pueblo que durante treinta años fue dominado por la denigrante dictadura del feroz Porfirio Díaz. [30]
El 11 de febrero de 1914 la redacción del semanario anarquista barcelonés informó de la puesta en libertad de los hermanos Flores Magón, de Librado Rivera y de Anselmo L. Figueroa, que habían sido condenados a 23 meses de prisión en Los Ángeles el 25 de junio de 1912; al mismo tiempo se resintió de que la Revolución mexicana no hubiera seguido por la senda anti-autoritaria:
[...] según carta que tenemos a la vista, han sido puestos en libertad los revolucionarios mexicanos hermanos Flores Magón, Rivera y Figueroa. Se hallan camino a Los Ángeles, seguramente para volver al puesto que ocupaban en Regeneración y continuar aquella hermosa labor que comenzaron en unión de Praxedis G. Guerrero, y que no haberla interrumpido la zarpa autoritaria, tal vez otros derroteros más en armonía con las necesidades del proletariado mexicano. Vaya un fraternal abrazo a aquellos luchadores, que vienen demostrando su temple de convencidos. [31]
El 28 de mayo de 1914 el semanario sindicalista-anarquista Solidaridad Obrera de Barcelona dio su parecer sobre el fracaso de los magonistas. Este semanario también opinó sobre el desembarco norteamericano en Veracruz, que aconteció el 22 de abril de 1914: dijo que los Estados Unidos intervinieron indirectamente en México desde el comienzo de la Revolución y que el desembarco en el puerto de Veracruz se hizo con la intención de combatir a todos los revolucionarios. El susodicho semanario criticó de espurio al PLM, al haberse pasado muchos miembros de esa organización a las filas de Madero, a excepción de la fracción magonista que procuró divulgar el anarquismo. Pero señaló que la fracción magonista no consiguió su cometido porque los campesinos mexicanos eran analfabetos y no podían leer Regeneración:
Sobre todo desde que Madero hizo huir a Díaz, que el Partido Liberal rebelde quedó desecho, haciéndose progubernamental, excepción de una fracción, la de Magón, que prefirió la cárcel a una cartera, honradez poco común que estimamos y que nos detuvo más de una vez en formular claramente nuestras dudas sobre hechos que nuestro cerebro no podía coordinar y que el tiempo nos ha venido confirmando en nuestra razón. Esa fracción del Partido Liberal en vez de agarrarse a los beneficios del Poder se lanzó por el lado opuesto, por el de la libertad, y procuró popularizar la anarquía. Desgraciadamente, el campesino mexicano, aunque comunista por intuición, desconoce el principio, y su analfabetismo le crea una muralla que le impide hacer el estudio necesario alejándoles los medios. Con gente así la prensa resulta inútil; es de viva voz y con el ejemplo como puede convencérseles, pero esto es peligroso en periodos revolucionarios como los que atraviesa México. [32]
A través de esta reflexión se comprende el motivo por el cual se retiró la suscripción para ayudar a los libertarios mexicanos; lo mismo que hizo Tierra y Libertad. El semanario anarquista Tierra y Libertad, a pesar de su frustración por el fracaso del PLM en su empeño de llevar a cabo la revolución social en México, continuó informando sobre los acontecimientos políticos mexicanos, aunque menos que antes, ya que consideraba que la Revolución mexicana no seguía la senda libertaria. A partir de este momento se centrará en los indígenas, por considerar que eran el alma de la Revolución, y porque los zapatistas (aunque en sus filas, según Womack, no había indígenas) estaban ganando territorios en su lucha revolucionaria, asemejándose, de esta manera, a los anarquistas; y que podían ser influenciados por éstos. En abril de 1914, un articulista de Tierra y Libertad pensó, cuando Estados Unidos ocupó Veracruz el 22 de abril de 1914, que los estadounidenses entraron para combatir a los revolucionarios agraristas. En el mismo artículo se valoró la civilización mesoamericana porque antes de la colonización española vivían comunitariamente [33]. Consideró que el motivo de la Revolución mexicana era el anhelo indígena a retornar a su pasado comunitario. Finalmente creyó que los Estados Unidos, con su intervención, podían inducir a los revolucionarios radicales a llevar a término el ideal anarquista:
Todos, todos hablan de México y hoy lo hacen con más insistencia debido a la intervención armada que han iniciado los bárbaros del Norte, con el propósito de ahogar un movimiento que, por su trascendencia y moralidad, ha prometido no hacer posible la vida de todos los que se han enriquecido por medio de la explotación y el agio allá en tierras mexicanas [...] El pueblo mexicano, pueblo en su mayoría compuesto por indios, era en el imperio de los aztecas un conjunto de hombres libres, que vivían su propia vida pastoril en convivencia con la madre naturaleza. Entonces existía en México, como en casi toda América Latina, la vida comunista, vida que a pesar de su estado primitivo, no alteraba las relaciones entre los que vivían aquella vida. Y es que entonces como no existía lo tuyo y lo mío no se alteraban las relaciones armónicas de la sociedad […] El europeo, a la par que se le apodera de su alma, también se le va apoderando de su cuerpo, hasta llegar a hacerse dueño de sus enormes riquezas; entonces empieza la lucha por la reconquista de las tierras que le han sido usurpadas. De ahí nace ese movimiento agrario que perdura a través del tiempo y que no puede terminar más que en un cambio de régimen, creando un estado factible; que el indio vuelva a hacer la vida comunista, esa misma vida que hacían sus padres y sus abuelos hasta que le arrebataron las tierras de que ellos eran propietarios legítimos. [34]
Cuando el movimiento zapatista se había hecho grande y estaba poniendo en práctica la revolución agraria en el estado de Morelos a través del Plan de Ayala, apareció un artículo, en mayo de 1914, en el mencionado semanario anarquista barcelonés, que publicó el anarquista argentino Juan Greaghe [35] (que abandonó su país a fines de 1911 para unirse a los magonistas) [36] en el que apoyaba a Zapata y a los que lo seguían porque abolía, allí donde triunfaba, la propiedad privada. El articulista también se posicionó a favor de los indígenas porque juzgaba que eran los que acrecentaban las filas anarquistas y porque tenían un instinto comunista antidictatorial, pues sus antepasados se repartían las tierras en común. Finalmente apelaba a los trabajadores españoles para que apoyaran el periódico Regeneración (en esos años su circulación era insignificante) para que continuara difundiendo las ideas libertarias en México:
Y hay que tener en cuenta que obran muchos otros partidos de la misma manera en todo el país, y que no podía ser de otro modo dado el hecho de que hace ahora más de dos años, casi tres, que Zapata, que domina en el estado o provincia de Morelos, procede así, implantando el comunismo de la manera más práctica, y en todo México los explotados le aplauden y se preparan a seguir su ejemplo, mientras los órganos de los explotadores piden contra él y sus compañeros las medidas de represión más bárbaras imaginables, reconociendo así la importancia enorme del movimiento comunista [...] Zapata, compañeros, es un indígena, un indio, si queréis, pero prefiero yo el primer calificativo para esta raza mexicana, tan inteligente y tan civilizada, tan diferente a la idea formada en general de «un indio». Zapata tiene, como todos los indígenas, un verdadero instinto a favor del comunismo; fue expulsado de sus tierras y encarcelado unos cuantos años por el tirano Porfirio Díaz (indio él también), teniendo la suerte de poder volver al mundo de la acción y tomar con creces la revancha. Es necesario, compañeros, hacer todo sacrificio para propagar en México la verdad, la idea, el principio que el pueblo no debe de ninguna manera y en ninguna parte aceptar menos que el comunismo, debemos ayudar a todos los que hagan la propaganda, empezando con el periódico Regeneración, que con sus pocos recursos ha hecho tanto para propagar las ideas libertarias entre todos los mexicanos a los dos lados de la frontera; con su página inglesa ha despertado los ánimos de los norteamericanos, haciéndoles comprender que la lucha en México es igual como la que sostienen ellos contra sus explotadores, incitándoles a levantarse, como mexicanos, en demanda de la devolución de la tierra en manos de cultivadores. [37]
Cuando los zapatistas se habían propuesto instaurar el anarco-comunismo en el estado de Morelos (Womack, [2001]2003: 174-175), y tras haberse incorporado al movimiento zapatista los anarquistas que fundaron el sindicato La Casa del Obrero Mundial en 1914, [38] apareció una controversia entre los semanarios anarquistas Acción Libertaria de Gijón (Asturias) y Reivindicación de Sabadell (Barcelona), entre junio y agosto de 1915, sobre el carácter anarquista de la Revolución mexicana, [39] que ilustra las diferentes corrientes filosóficas en que se inspiraba el anarquismo en el Estado español: la que tenía una concepción positivista del progreso, en este caso Acción Libertaria, y la que valoraba el comunismo primitivo, igual que Kropotkin, en este caso Reivindicación. Acción Libertaria consideró, en junio de 1915, que la Revolución mexicana no tenía un carácter anarquista, y que en ella predominaba el caudillaje. [40] En julio de ese mismo año volvió a enjuiciarla. Y opinó que la causa de la lucha armada en México obedecía a la pugna entre Estados Unidos y Gran Bretaña para adueñarse del petróleo, y que Zapata sólo era un nacionalista que quería que el petróleo perteneciera a México y no a otras naciones:
Pero el lector un tanto iluso, y más si es por temperamento catastrofista y cree que la anarquía ha de salir del humo de los cañones y del olor de la sangre, se preguntará todavía: ¿Y qué nos dice todo esto de Zapata, de nuestro Zapata, general comunista (antiautoritario), expropiador y revolucionario? Pues esto nos dice y nos explica, sencillamente, que Zapata ha permanecido neutral en esta lucha de ambiciones extranjeras, porque él es un verdadero patriota, que encarna simplemente la causa de la nación, a la que quisiera ver libre y dueña de sus destinos y no a merced de la influencia extranjera que aprovechándose de la ignorancia del pueblo y de la ambición de algunos de sus jefes, quiere extraer para sí la riqueza natural de México. [41]
El 30 de julio finalizó su discusión con Reivindicación, diciendo que no estaba de acuerdo con su tesis de que en México se llegaría a la anarquía por el mero hecho de que los indígenas hubieran vivido, en otro tiempo, en comunidades donde se practicaba el comunismo antidictatorial:
El argumento principal en que se basa el periódico barcelonés (en alusión a Reivindicación) para sostener que es posible la implantación de la anarquía en México, es éste: que los naturales de ese país vivieron durante siglos en pleno comunismo, de cuyo régimen quedan allí muchas supervivencias, y que por tanto, es lo más fácil del mundo que salga triunfante nuestro ideal de una lucha como la que actualmente se ventila en el antiguo imperio de Moctezuma […] [42]
El articulista volvió a hacer hincapié en que la Revolución mexicana no pretendía arribar al anarquismo. Y que la violencia existente en aquel país no era revolucionaria:
[…] los indios, los peones que siguen a unos u otros generalotes mexicanos, «expropian», saquean, incendian, matan, lo que se quiera; pero no llevados por un sentimiento ideal, por anhelos regeneradores. Ellos se aprovechan del desbarajuste creado en el país por los varios años de revuelta, con objeto de saciar sus bajos instintos, de dar rienda suelta a sus pasiones, de vengarse; nada más. [43]
A través de este parágrafo se nota el trato despectivo y eurocentrista hacia los que ellos consideraban un país «culturalmente inferior». Y su creencia de que la anarquía únicamente podía darse en países donde había más «progreso»; esta es una visión espenceriana de la historia que infravalora a los trabajadores rurales, [44] pero acorde con la ideología en boga durante aquellos años: el positivismo. Como contrarréplica, Reivindicación arguyó que en México se podía llegar a la anarquía porque los indígenas, que antaño habían vivido en sociedades donde se practicaba el comunismo antidictatorial, estaban recuperando sus tierras, verdadero objetivo, según ellos, de la Revolución; y que podían ser aleccionados por la Junta Organizadora del Partido Liberal Mexicano, que era quien encauzaba la revolución hacia el comunismo antiautoritario. [45] Como se ve, los anarquistas de Reivindicación no estaban bien informados de la endeble política del PLM en aquellos años. Ese semanario, entre otras cosas dijo:
[…] Por lo demás, hasta ahora, habíamos creído que tanto a los individuos como a las colectividades, era más fácil inculcarles una idea si sus inclinaciones estaban ya predispuestas a recibirla, y como los historiadores de México, y el mismo Eliseo Reclus en su famosa Geografía, nos cuentan que en aquel país había imperado desde tiempo inmemorial el comunismo (antiautoritario) aunque no de un modo perfecto, como enseña la filosofía anarquista por eso creíamos que al rebelarse el pueblo mejicano contra el despotismo de Porfirio Díaz y volver a recuperar las tierras que le habían sido robadas, con cuyo objetivo se hizo la revolución hacia el comunismo, según las modernas teorías anarquistas. Y, a la verdad, basándonos en esta idea, cuando leímos el «Manifiesto del 23 de septiembre de 1911» lanzado a los cuatro vientos por la Junta Organizadora del Partido Liberal Mexicano, en cuyo manifiesto está condensado el ideal comunista, sentimos gran regocijo. [46]
El semanario anarquista de Sabadell explicó, en octubre de 1915, el significado que para ellos tenía el programa de revolución social que presentó en Veracruz el general Carranza el día 26 de noviembre de 1914: opinó, al respecto, que los jefes políticos mexicanos estaban llevando a cabo una reforma agraria gracias a la presión y a la propaganda de los anarquistas. Para ellos, la Revolución mexicana intentaba conseguir la anarquía; pero aún no había triunfado en todo el país, y necesitaba más tiempo para vencer. Pero gracias a su publicidad y a su lucha los trabajadores rurales estaban consiguiendo mejoras:
[…] los proletarios de la regiones que, por estar ocupadas por fuerzas revolucionarias de carácter político, no han saboreado aún las dulzuras de la expropiación para el beneficio de todos, como las saborean ya los que residen en las regiones ocupadas o al menos visitadas por fuerzas revolucionarias de carácter netamente expropiador, ejercen presión tal sobre los jefes de las fracciones políticas que éstos se ven [?] mejoras a poner en práctica, desde [?] el movimiento revolucionario [?] y ponen en marcha las reformas que antes, hace un año o dos, solamente figuraban [?] programas políticos como promesas que debieran realizarse «al triunfo de la revolución» y así vemos cómo en la región dominada por el carrancismo, por ejemplo, se está realizando la reforma agraria contenida en el programa del constitucionalismo, con el hecho de ir recobrando los pueblos las tierras comunales de que fueron despojados y obteniendo millares de proletarios pequeñas fracciones de tierra para hacer su vida […] [47]
En 1916 y 1917 la prensa anarquista (Tierra y Libertad y Solidaridad Obrera) informó poco sobre la Revolución mexicana. Seguramente fue porque daban por fracasado el intento del PLM de arribar al comunismo libertario; también porque Regeneración apenas informó de la situación en México: sus páginas se vieron ocupadas, cada vez más, por notas y análisis sobre la situación internacional. En febrero de 1916 (cuando Carranza había clausurado la Casa del Obrero Mundial [48] y reprimía a los obreros mexicanos por las huelgas que estaban realizando, como consecuencia del alto costo de la vida, y estando detenidos en Los Ángeles los hermanos Flores Magón) Tierra y Libertad se quejó del convenio secreto entre Carranza y Wilson:
El convenio secreto entre Carranza y Wilson se cumple al pie de la letra: Carranza en México encerrando y fusilando a sus enemigos políticos y a los obreros, y Wilson por su parte en los Estados Unidos, en el país de las libertades, persiguiendo a los compañeros Magonistas, amenazándoles con la muerte del periódico que, hasta hoy, ha sido fiel a los principios del movimiento revolucionario y ardiente defensor de las justas aspiraciones de las masas pobres mexicanas. No solo Regeneración es perseguido, sino que también Blast, por atreverse a escribir contra la intromisión de este gobierno en los asuntos que sólo a los mejicanos conciernen, [49] siendo secuestrado y prohibida su circulación por correo. [50]
A finales de diciembre de 1916 el diario anarcosindicalista Solidaridad Obrera se resintió de la actitud coercitiva de Carranza por las mismas razones que Tierra y Libertad:
En cuanto Carranza, hombre despótico y soberbio, ha podido consolidar el poder, se ha vengado de los que le prestaron ayuda [...] El saldo de la cuenta ha sido —según noticias particulares recibidas de México— la clausura de todos los Sindicatos y la más encarnizada persecución contra los compañeros que más se distinguen en las luchas obreras. Los más caracterizados sindicalistas, han sido presos, otros detenidos..., algunos expulsados ¿a qué continuar, si por lo visto en todas partes sucede lo mismo? lo que sentimos en el alma, es que cuando los obreros tenían a su alcance los medios para derrocar y desterrar para siempre regímenes que aunque con la etiqueta democrática, no pueden sustraerse al deseo de seguir las huellas de los autócratas más significados, se entretuviesen precisamente en destituir a un gobernante reaccionario, para sustituirlo por otro más reaccionario todavía. Tomen todos los obreros nota de lo que sucede en México y piensen que si una revolución es llevada a cabo y no en provecho (de los trabajadores) es tiempo perdido. [51]
Como se observa, los anarquistas y anarcosindicalistas de Tierra y Libertad y Solidaridad Obrera estaban en contra del gobierno reaccionario de Venustiano Carranza, que siguió una política que no escapaba de la matriz cultural porfirista, a diferencia de la prensa republicana y socialista del Estado español, que pensó que Carranza iniciaba una época de mayor justicia social (Beltrán Dengra, 2004: 149-174). El 14 de febrero de 1917, Tierra y Libertad publicó una crónica, que escribió un anarquista de La Habana (según Tierra y Libertad, quienes más apoyaron a los anarquistas mexicanos fueron los libertarios del Estado español y de Cuba), que se congratulaba de los artículos más progresistas de la nueva constitución, que se promulgó el 5 de febrero de ese año, porque beneficiaba a los trabajadores. Poniendo como ejemplo a Yucatán, dijo lo siguiente:
En todo el territorio mexicano se acaba de prohibir a los frailes enseñar en las escuelas; y en Yucatán (donde gobierna una especie de dictador justiciero con ribetes de anarquista y socialista), se han reducido los templos católicos de 125 a 41; se ha prohibido la venta absolutamente de bebidas alcohólicas; se ha establecido una escuela por cada 125 habitantes; se concede un lote de terreno (durante dos años a prueba y después a propiedad) a cada familia; la jornada máxima de trabajo se ha fijado en ocho horas; se obliga a los fabricantes a pagar durante un plazo anterior y posterior al parto, el jornal íntegro a las obreras; se ha prohibido el trabajo de los niños; se trabaja por la higiene pública y se da una importancia especial a la cultura del pueblo. Todo eso, tiene seguramente sus faltas, dentro de la fórmula gubernamental, siempre hay mil medios de huir del cumplimiento del Capital... pero lo cierto es que todo esto y mucho más que no tengo tiempo ni espacio para relatar, y que se está realizando en Méjico (en ese pueblo de indios salvajes como lo llaman algunos que allí se enriquecieron) es un alegato a favor de la bondad de las revoluciones y de su necesidad, así como una esperanza y un aliento que necesitamos en esta tormentosa en que los pueblos cultos cubren de fango, amasando con sangre el rostro de Minerva. [52]
Este escrito hace referencia al periodo del general Alvarado, que llegó a Yucatán en 1915, poniendo fin, durante el tiempo que estuvo allí, al monopolio del poder de la burguesía terrateniente de aquella península. Para ello llevó a cabo una reforma agraria. Este general, que era miembro del Partido Socialista del Sudeste, cambió el poder de Yucatán a favor de los campesinos. Pero Alvarado se marchó en 1918, y Carranza, a través de sus oficiales, reprimió al Partido Socialista del Sudeste, con lo cual la movilización de los campesinos sufrió un grave retroceso. [53] 
 
Conclusiones
 
Los anarquistas de Tierra y Libertad y los anarcosindicalistas de Solidaridad Obrera creyeron, en un primer momento, que la Revolución mexicana era la primera revolución de carácter libertario que se gestaba en el mundo; por eso los anarquistas de Tierra y Libertad (Solidaridad Obrera fue suspendida por las autoridades) tuvieron esperanzas de que esa revolución se extendiera al resto del orbe. Tierra y Libertad apoyó, junto con otros periódicos anarcosindicalistas, económicamente al PLM a petición de su Junta Organizativa desde mayo de 1911 hasta julio o agosto de 1913, recaudando durante ese periodo de tiempo 3.695,42 pesetas. A parir de septiembre de 1913, que es cuando se dio cuenta de la declinación del movimiento magonista, dejó de apoyarlos económicamente. Los anarquistas de Tierra y Libertad concedieron mucha importancia al periódico magonista Regeneración porque consideraban que cumplía la misma función que la prensa anarquista en el Estado español: enseñar a los trabajadores la teoría anarquista; por eso lo ayudaron económicamente, sobre todo en los momentos de persecución política. Tierra y Libertad se pronunció a favor de Zapata a partir de diciembre de 1912 porque los magonistas, a través de su periódico, simpatizaron con él. El semanario anarcosindicalista barcelonés Solidaridad Obrera pensó, en mayo de 1914, que los magonistas fracasaron porque los campesinos eran analfabetos y no podían leer Regeneración. A partir de 1914, Tierra y Libertad informó menos sobre la Revolución mexicana. Y a partir de esa fecha se centró en los indígenas y en los zapatistas, porque Ricardo Flores Magón simpatizaba con ellos, ya que consideró que eran el alma de la revolución: valoró su comunismo primitivo. Entre junio y agosto de 1915 apareció una controversia sobre el carácter libertario de la Revolución mexicana entre los semanarios anarquistas Acción Libertaria de Gijón (Asturias) y Reivindicación de Sabadell (Barcelona) que ilustra las dos tendencias filosóficas en las que se desenvolvía el anarquismo del Estado español: la que tenía una visión espenceriana de la historia, esto es, progreso sin retorno, y la que veía la historia como progreso y retorno (retorno al comunismo primitivo, pero enriquecido por la Ciencia y la Técnica). A partir de 1916 Tierra y Libertad y Solidaridad Obrera apenas informaron sobre la Revolución mexicana. Pero, a través de algunos artículos aparecidos en sus periódicos, calificaron a Carranza (que era quien estaba triunfando en la contienda mexicana) de reaccionario por reprimir las luchas de los obreros mexicanos.
 
NOTAS: 
 [1] Fue clausurada por el gobierno a las pocas semanas de su creación por inmiscuirse en las protestas de septiembre de 1911.
 [2] Tierra Libre, núm. 1, 11 de agosto de 1908 (citado Ltvak, 1995).
 [3] Tierra y Libertad (Barcelona) apareció en Gracia el 2 de junio de 1888. Se empezó a publicar quincenalmente, pero a partir de 1903 fue semanario. En su primer momento fue anarquista-comunista. Desde el 25 de enero de 1902 hasta el 25 de agosto de 1904 estuvo ubicado en Madrid. Este semanario anarquista dejó de existir en septiembre de 1923, cuando se produjo el golpe de Estado del general Primo de Rivera. En 1911 tenía un tiraje de 11.000 ejemplares (v. en V. García «Tierra y Libertad, Diario» en Tierra y Libertad, 7 de junio de 1911). Solidaridad Obrera (Barcelona) apareció el 19 de octubre de 1907 y fue el órgano de las Sociedades Obreras. Hasta marzo de 1916 fue semanario, y a partir de esa fecha diario. El 1 de marzo de 1913 fue el Órgano de la Confederación Regional del Trabajo de Cataluña. Tuvo una orientación sindicalista-anarquista. Sufrió numerosas suspensiones, dejando de existir el 13 de octubre de 1923 a causa de la represión gubernamental. Para reseñar la prensa que cito, me he valido de la tesis doctoral de Francisco Madrid Santos (1991), La prensa anarquista y anarcosindicalista en España desde la 1ª Internacional hasta el final de la Guerra Civil, Facultad de Geografía e Historia de la Universidad Central de Barcelona. En 1911 contó con 18.036 suscripciones (v. en Solidaridad Obrera, Barcelona, 14 de julio de 1911, p. 3).
 [4] «Una revolución libertaria», Tierra y Libertad, 15 marzo 1911. Este artículo dio a conocer el programa de julio de 1906 del PLM, en cuyas reivindicaciones incluía pan, instrucción y bienestar para todos, la toma —por parte de los trabajadores— de la tierra que laboraban, la reducción del horario de trabajo y el aumento de los salarios. Anteriormente, el 15 de febrero de 1911, Tierra y Libertad informó del carácter anarquista que iba tomando la Revolución mexicana.
 [5] «A los grupos, colectivos e individuos que simpaticen con la campaña de México», en Tierra y Libertad, mayo de 1911.
 [6] Para tener una idea del importe que los anarquistas españoles, en este caso los de Tierra y Libertad, enviaron a los libertarios mexicanos hay que decir que en 1911 un libro de la Casa Sempere costaba 1 peseta, o sea, la cuarta parte del jornal de un obrero, cfr. en Tierra y Libertad, 7 de junio de 1911.
 [7] Las agencias informativas acusaron al PLM de filibustero, simplemente por el mero hecho de que en sus filas se encontraban extranjeros de diversas nacionalidades: estadounidenses, canadienses, italianos, galeses… cfr. en Hernández Padilla, [1984] 1999: 144-145.
 [8] «De la revolución mexicana», en Tierra y Libertad, 24 de mayo de 1911.
 [9] Antonio Laredo, «De la revolución de México. Hacia la anarquía», en Tierra y Libertad, 31 de mayo de 1911.
 [10]. «De Alicante», en Tierra y Libertad, 14 de julio de 1911.
 [11] «La revolución en México», op. cit., 21 de junio de 1911. Solidaridad Obrera de Barcelona reprodujo el comunicado que el Comité de la Federación Obrera de Galicia escribió en junio de 1911 en el periódico sindicalista de La Coruña La Voz del Obrero en el que llamaba tirano a Porfirio Díaz, culpándolo por haber sumido al pueblo en la miseria y por haber asesinado y encarcelado a los opositores. El mencionado comité también apeló a los trabajadores coruñeses a que protestaran cuando llegara el ex presidente de México al puerto de esa ciudad (cfr. Solidaridad Obrera de Barcelona, 23 junio 1911). Según Carlos Illades (1991: 169-170), el 25 de junio de 1911 se reunió un numeroso grupo de obreros en el Teatro-Circo Emilia Pardo Bazán de La Coruña para tomar medidas concretas en apoyo a los libertarios mexicanos, colectándose dinero para entregárselos y acordándose continuar ayudándolos moral y materialmente. El mencionado historiador basa sus aseveraciones en lo que reprodujo el periódico Tierra Gallega el 26 de junio de 1911.
 [12] M. P. «A todos», en Tierra y Libertad, 21 de junio de 1911.
 [13] «La revolución en México», op. cit., 28 de junio de 1911.
 [14] «La revolución en México», op. cit., 5 de julio de 1911. En palabras de Armando Bartra (1977: 52): «Regeneración sufrió serias dificultades: en 1912 siguió saliendo dirigido por el cantero Blas Lara y con la colaboración de Antonio de P. Araujo y en 1913 prácticamente dejó de aparecer, reanudándose su publicación normal en 1914 con la salida de la prisión de los Magón, Rivera y Figueroa el 14 de enero de ese año».
 [15] Juan Sintierra, «La revolución en México», en Tierra y Libertad, 27 de marzo de 1912.
 [16] «La revolución en México», op. cit., 17 de abril de 1912.
 [17] Este anarquista francés fue hostil a la organización permanente de un partido, pues consideraba que el anarquismo se encargaba de las revoluciones sociales y no de las políticas. Para él la tarea del anarquismo consistía en despejar el terreno para permitir que los individuos se organizaran libremente según sus afinidades y sus tendencias. Por eso refutó el magonismo, ya que consideraba que había creado un partido, cfr. Jean Maitron ([1975] 1992), Le mouvement anarchiste en France. Des origines à 1914, I, París, Gallimard, p. 440.
 [18] P. Kropotkin, «La revolución de México», Tierra y Libertad, 8 de mayo de 1912.
 [19] Los artículos de Kropotkin sobre la Revolución francesa aparecieron en Tierra y Libertad.
 [20]. Federico Fructidor, «Sobre la revolución mexicana», en Tierra y Libertad, 17 de julio de 1912.
 [21] «Los comunistas de México», op. cit., 23 de octubre de 1912.
 [22] Armando Bartra (1977) dice que desde 1912 hasta 1916 el periódico Regeneración puso de manifiesto un gran acercamiento del grupo magonista y las fuerzas encabezadas por Emiliano Zapata. Salvador Hernández Padilla ([1984] 1999: 95) sostiene también que Ricardo Flores Magón siempre tuvo gran simpatía hacia el zapatismo. Pero piensa que Ricardo Flores Magón vio muy limitada la demanda zapatista de restituir a los pueblos las tierras que les fueron arrebatadas. De todos modos, hay que decir que Ricardo Flores Magón no tuvo contacto personal con Emiliano Zapata porque estuvo en las cárceles estadounidenses desde 1907 hasta agosto de 1910 y luego se fue a Los Ángeles para dirigir la invasión de la Baja California (Womack, [1969]1985: 62, nota 101).
 [23] «La revolución en México», en Tierra y Libertad, 11 de diciembre de 1912. El artículo acaba de la siguiente manera: «Y véase lo que dice desde La Coruña el compañero Moncaleano [anarquista colombiano que llegó a México, después de una breve estancia en La Habana, en junio de 1912. En México creó el grupo anarquista Luz y una escuela racionalista. En Colombia había sido profesor universitario], testigo presencial de la revolución mexicana: “Las represalias no se hicieron esperar; nuestros compañeros rodeaban a los cabecillas revolucionarios y les inculcaban las verdaderas ideas anárquicas; muchos de los que se llamaban magonistas y que no son otros que los anarquistas, se intercalaban con los de Zapata y es como se ve después el desarrollo de una revolución social, en la cual están muchos compañeros venidos de España, Buenos Aires, Chile y otras partes del mundo, que han llegado a México a luchar en pro del ideal”».
 [24] «La revolución en México», en Tierra y Libertad, 26 de febrero de 1913.
 [25] Socialista que publicó un artículo en El Porvenir Obrero, en el que trató de desvirtuar el empeño de los libertarios mexicanos para conseguir el anarquismo.
 [26] Nació en Cataluña. Fue tipógrafo de profesión e ideológicamente anarquista. En el año 1892 se exilió a Nueva York, donde mantuvo una intensa actividad para promover la formación de organizaciones obreras anarcosindicalistas. En esta gran ciudad fundó la revista ácrata Cultura Obrera.
 [27] Fue un anarquista catalán que se exilió en Cuba.
 [28] «Sobre México», en Tierra y Libertad, 9 de abril de 1913.
 [29] J. Vidal «El alma de la revolución mexicana», op. cit., 21 de mayo de 1913.
 [30] Juan Gallego Crespo, «Miremos hacia México», op. cit., 17 de diciembre de 1913.
 [31] «Flores Magón en libertad», op. cit., 11 de febrero de 1914.
 [32] «Sobre México», en Solidaridad Obrera, 28 mayo 1914. Este semanario divulgó la Revolución mexicana hasta el 15 de septiembre de 1911 a través de Regeneración. Solidaridad Obrera dejó de aparecer el 15 de septiembre de 1911 al ser suspendido por las autoridades.
 [33] Se puede observar la otra concepción de la historia que tenían los anarquistas españoles: la que se entendía como un retorno al comunismo primitivo, pero que, al mismo tiempo, la sociedad se debía perfeccionar con el progreso científico (era la visión, entre otros, de Anselmo Lorenzo y José Prat, que estaban influenciados por Kropotkin). La otra opinión entendía la historia como un progreso unilineal (era el parecer de Ricardo Mella, que estaba influenciado por Spencer; aunque después cambió de opinión y valoró la sociabilidad y el apoyo mutuo de las primeras sociedades), cfr. Girón Sierra (1996: 103-118).
 [34] Antonio Laredo, «El problema mexicano», en Tierra y Libertad, 29 de abril de 1914.
 [35] El médico Juan Greaghe también tenía una visión kropotkiana de la Historia, esto es, retorno y progreso.
 [36] Según Adolfo Gilly ([1971] 2002: 302), Ricardo Flores Magón apoyó en agosto de 1914 a los zapatistas a través de una carta en la que explicó a su corresponsal en Montevideo su escasez de recursos y su escasa importancia en México. La carta decía lo siguiente: «El único grupo afín a los nuestros es el de Zapata y, sin embargo, de ser él más fuerte que los nuestros, tampoco puede hacerse del dinero fácilmente. El único medio que tienen los llamados “zapatistas” y los nuestros para hacerse de algún dinero, es atrapando ricos y frailes, y quitando lo poco que puedan. Pero ese dinero les hace falta para hacerse de más armas y sobre todo de municiones, que son tan costosas y tan escasas en México. Lo único que sí pueden expropiar son las cosechas y los ganados, a más de lo que haya de existencia en las tiendas, pero dinero en efectivo casi nada, pues lo que no han sido enviado a los bancos de las grandes y bien guarnecidas ciudades, ha sido remitido al extranjero», en Carlos Rama, Historia social latinoamericana, citado en Gilly ([1971] 2002).
 [37]. Juan Greaghe, «Sobre México», en Tierra y Libertad, 27 de mayo de 1914. Anteriormente aparecieron dos artículos en que se decía que la Revolución mexicana tenía un carácter agrario y que la protagonizaban, mayoritariamente, los campesinos indígenas porque querían redimirse de la sojuzgación a que los sometían los terratenientes, la cual venía desde el tiempo de la Colonia, y repartirse las tierras, v. Rafael L. Tello, «Hablar de México», op. cit., 13 mayo 1914 y Ariel, «El indio mexicano», op. cit., 20 de mayo de 1914. También es importante señalar que en el Congreso Anarquista Internacional, celebrado en julio de 1914 en Londres, la Junta Organizadora del PLM, conminó a que éste se posicionara sobre el carácter libertario que los campesinos le estaban dando a la Revolución mexicana, para así disipar las dudas de muchos anarquistas internacionales, y para que el Congreso aprobara el carácter ácrata de la lucha de los rurales mexicanos, y de esa forma la aprobaran. Pero parece ser que no lo consiguieron, véase Bulletin du Congrés Anarchiste International, núm. 2, Londres, julio de 1914, pp. 1 y 6.
 [38] Salvador Sánchez Padilla, op. cit., p. 198.
 [39] Acción Libertaria apareció en Gijón en 1910 y dejó de existir en enero de 1916 con motivo de la represión gubernamental. Salió cada semana. Fue de tendencia anarquista y su director fue Eleuterio Quintanilla. Reivindicación apareció en Sabadell (Barcelona) el 3 de junio de 1915 para defender la revolución expropiadora de México. Sus redactores suspendieron en varias ocasiones el semanario por razones económicas. El 30 de diciembre de 1915 inició su segunda época. Es probable que desapareciera el 16 de febrero de 1916. Aparecía semanalmente y fue anarquista. Se imprimían alrededor de 2.500 ejemplares.
 [40] «Para un nuevo colega», en Acción Libertaria, 18 de junio de 1915.
 [41] Enrique Nido, «Causas de la revolución mexicana», op. cit., 1º de julio de 1915.
 [42] «A propósito de la revolución mexicana», op. cit., 30 de julio de 1915.
 [43] Ibidem.
 [44] Respecto al juicio de la CNT para con los trabajadores rurales véase Beltrán (2000: 51-67).
 [45] El PLM participó en un intento armado, durante todo el año de 1915, basado en el Plan de San Diego. Este plan pretendía desencadenar un levantamiento chicano el 20 de febrero de 1915 para establecer una República autónoma en los territorios anexados por Estados Unidos en 1848. Sin embargo, la actitud de Flores Magón fue ambivalente; y en el levantamiento armado más que magonistas participaron ex magonistas, cfr. Gómez-Quiñones ([1973]1977: 78).
 [46] Joaquín Estruch Simó, «Acción Libertaria y la revolución de México», en Reivindicación, 27 de agosto de 1915. Se puede observar como Reivindicación tenía una visión kropotkiana del anarquismo, esto es, retorno a las sociedades pre burguesas pero enriquecidas por el progreso científico y técnico.
 [47] Rosendo Salazar, «Viva Tierra y Libertad», en Reivindicación, 22 de octubre de 1915.
 [48] La Casa del Obrero Mundial fue inaugurada el 12 de septiembre de 1912 y a ella se sumaron antiguos miembros del PLM como Antonio Soto de Gama, Lázaro Gutiérrez de Lara, Manuel Sarabia y Santiago de la Vega. Los miembros de la COM se declararon partidarios del sindicalismo revolucionario. A finales de 1914, (aunque algunos de sus miembros estuvieron en contra de esa decisión), y en febrero de 1915 se firmó el pacto de unión entre la COM y los constitucionalistas, creándose los Batallones Rojos (en estos batallones se alistaron los obreros del mencionado sindicato para proporcionar ayuda militar a los constitucionalistas) a cambio de que el constitucionalismo atendiera las reclamaciones de los obreros en los conflictos que se suscitaran entre ellos y los patrones. Pero los constitucionalistas dieron por terminada la alianza con la COM el 13 de enero de 1916. Ese día se disolvieron los Batallones Rojos (durante el año 1915 los obreros de la COM habían realizado numerosas huelgas) y a finales de ese mes Carranza ordenó la detención de los delegados de ese sindicato en varios estados y la clausura de sus filiales. El 1 de febrero de 1916 el general constitucionalista Pablo González ordenó a sus tropas cerrar la sede de la Casa de los Azulejos (era donde la COM tenía su local principal en México, DF) y arrestar a todos los que se encontraran en el local. Los constitucionalistas reprimieron, también, la huelga que los electricistas afiliados a la COM empezaron a hacer en la Ciudad de México el 31 de julio de 1916 y encarcelaron a varios de sus líderes. En agosto de 1916, después de la división interna que se produjo en la COM entre los partidarios de la moderación y del posibilismo —que planteaba la colaboración con el Estado— la COM dejó de existir, véase en Ribera Carbó (2002: 155-165). «Notas internacionales», en Tierra y Libertad, 7 de junio de 1916.
 [49] Estados Unidos entró, nuevamente, en México el 14 de marzo de 1916 al ordenar el presidente Wilson que las tropas de su país cruzaran la frontera de Chihuahua para capturar a Villa, que asaltó y dio muerte a 17 mineros norteamericanos en Santa Isabel (Chihuahua) el 10 de enero de 1916.
 [50] «Notas internacionales», en Tierra y Libertad, 7 de junio de 1916.
 [51] «Carranza contra el proletariado», en Solidaridad Obrera (Barcelona), 28 de diciembre de 1916.
 [52] Jorge Gallart, «Desde la Habana», en Tierra y Libertad, 14 de febrero de 1917.
 [53] Véase en Gilbert ([1980] 1996). en 1907 y en 1912. Jean Maitron ([1975] 1992: 29-30) también expone la opinión del pensador ruso sobre la Revolución francesa.
 
http://redalyc.uaemex.mx/src/inicio/ArtPdfRed.jsp?iCve=13812034006 http://redalyc.uaemex.mx/pdf/138/13812034006.pdf

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