martes, 1 de noviembre de 2011

El oro croata

Por JOHN CORNWELL

Las investigaciones llevadas a cabo por los aliados tras la guerra revelan que el tesoro saqueado por los ustachis huidos sumaba unos ochenta millones de dólares, y estaba formado en gran parte por monedas de oro. Las pruebas de colusión del Vaticano con el régimen ustachi incluyen la hospitalidad de una institución religiosa pontifical, y la puesta a su disposición de facilidades de almacenamiento y servicios de depósito seguros para el tesoro ustachi, parte del cual fue robado a las víctimas del exterminio, serbios y judíos.

Durante la guerra, el Colegio de San Girolamo degli Illirici en Roma se convirtió en hogar de los sacerdotes croatas que recibían educación teológica bajo el patrocinio del Vaticano. Luego se convirtió en cuartel general de los ustachis clandestinos de la posguerra, proporcionando a los criminales de guerra croatas pasaportes e identidades falsas para que pudieran eludir la detención por los aliados. La figura dirigente en San Girolamo era el padre Krunoslav Draganovic, ex profesor de un seminario croata, descrito por los oficiales de inteligencia norteamericana como el «alter ego» de Pavelic. Draganovic llegó a Roma en 1943 con el pretexto de trabajar para la Cruz Roja, pero según las fuentes de la inteligencia norteamericana, su verdadero objetivo consistía en coordinar determinadas actividades con los fascistas italianos. Tras la guerra se convirtió en una figura central en la preparación de vías de escape para los antiguos ustachis hacia Sudamérica, principalmente Argentina. Las fuentes de la CIA aseguran que se le permitió almacenar los archivos de la legación ustachi dentro del Vaticano, así como los bienes que los ustachis huidos habían sacado de Croacia. El padre Draganovic trabajo también con el Cuerpo de Contraespionaje (CIC) del ejército norteamericano para organizar la huida del confidente anticomunista y criminal de guerra nazi Klaus Barbie a Sudamérica. Barbie como jefe de la Gestapo en Lyon de 1942 a 1944, había torturado y asesinado judíos y miembros de la resistencia francesa. Durante la guerra fría, el CIC protegió a Barbie y le ayudó a llegar a Bolivia, después de que hubiera vivido bajo la protección de Draganovic en San Girolamo desde principios de 1946 hasta finales de 1947. Hasta que pasaron unos días de la muerte de Pacelli, a mediados de octubre de 1958, no se expulsó a Draganovic del Colegio de San Girolamo por órdenes de la Secretaría de Estado vaticana, lo que sugiere que ese sacerdote contó con la protección personal de Pío XII hasta su muerte.

Si se cree que Pacelli en sus afirmaciones de que utilizó la extraterritorialidad de los edificios religiosos como hogares seguros para algunos judíos durante la ocupación alemana de Roma, igualmente se le debe acusar del uso de los mismos edificios como hogares seguros para criminales nazis y ustachis.

El Papa de Hitler
(Cap. 14: «Amigo de Croacia», 1999.)


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