jueves, 13 de septiembre de 2012

BANCOS RESCATADOS FACILITAN 21 BILLONES DE DÓLARES EN METÁLICO OCULTADOS EN PARAÍSOS FISCALES

Islas Caimán, un paraíso fiscal donde los ricos bastardos ocultan su dinero

Por NICK MATHIASON
(Traducción gracias al compañero SORROW)

El economista investigador James Henry siguió de cerca la estela de la información financiera en poder del FMI, el Banco Mundial, el Banco de Pagos Internacionales, los bancos centrales y las tesorerías nacionales para elaborar el más contundente informe jamás escrito sobre la riqueza en paraísos fiscales de los súper ricos.

El Precio de los Paraísos Fiscales
estudio realizado por James Henry encargado por la Red por la Justicia Fiscal (Tax Justice Network) demuestra que:

- Entre 21 billones y 32 billones de dólares de activos financieros son propiedad de grandes patrimonios en paraísos fiscales. Esto no incluye los bienes raíces, el arte o las joyas.

- Una declaración del 3% de esos 21 billones de dólares al tipo del 30% generaría, calculando por lo bajo, 189 mil millones —una cifra que fácilmente eclipsa lo que los países industrializados de la OCDE gastan en ayuda al desarrollo en el extranjero.

- Los 50 principales bancos privados manejan colectivamente más de 12,1 billones de dólares en activos transfronterizos invertidos para clientes privados, incluyendo sus fideicomisos. Esto contrasta con 5,4 billones de dólares en 2005.

- Menos de 10 millones de miembros de los súper ricos mundiales han amasado una fortuna de 21 billones en paraísos fiscales. De éstos, menos de 100.000 personas en todo el mundo poseen 9,8 billones de patrimonio en paraísos fiscales.

Junto a El Precio de los Paraísos Fiscales hay un trabajo separado (coescrito por el autor). Éste revela que los datos utilizados por cada país para evaluar la brecha entre ricos y pobres es inexacta. Y como resultado, la desigualdad es mucho más extrema de lo que las autoridades dan cuenta.

Esto es porque los economistas al calcular la desigualdad no incluyen en sus resultados la gran mayoría de dinero en efectivo en paraísos fiscales. Así que los ricos son mucho más ricos de lo que los estudios sugieren.

En Desigualdad: no sabes ni la mitad, a ocho de los principales economistas del mundo se les preguntó si la riqueza de los paraísos fiscales fue excluida en gran parte de los estudios sobre la desigualdad. Desde la economista jefa interina del Banco Mundial, a los académicos de la Escuela de Economía de París y en el Instituto Brookings en los EEUU, todos confirmaron que esto era así.

Esto es porque los ricos no revelan sus ingresos reales. También rara vez participan en las encuestas. Los académicos sí que compensan la falta de participación pero admiten que los datos oficiales subestiman enormemente la situación real.

Sacrificios


Combinados, los dos artículos publicados por la RJF ponen fin a cualquier noción de que hacer sacrificios —la doctrina de Thatcher/Reagan que sugiere que las exenciones fiscales para los ricos beneficia a toda la sociedad— funciona.

Ya sabemos que en los EEUU entre 1980 y 2010, los ingresos del 1% más rico se duplicaron y los del 0,1% se triplicaron, mientras que el 90% más pobre vio disminuir sus ingresos un 5%. Sin embargo, los estudios de la RJF demuestran que esta disparidad de riqueza sería estadísticamente aún peor si se incluyera el dinero de los paraísos fiscales en los estudios oficiales.

Tal vez lo más revelador es que los informes ponen en primer plano cómo los grandes bancos —a los que se llama «bancos piratas»— han permitido a los súper ricos eludir sumas inimaginables de impuestos y al mismo tiempo disfrutar de dinero de los contribuyentes a través de los rescates bancarios del gobierno. Un verdadero doble golpe de oscuras proporciones.

Algunos de estos bancos han sido etiquetados de «demasiado grandes para quebrar» a raíz de la crisis financiera. Pero después del escándalo de Libor, el papel clave del HSBC en el lavado de dinero en efectivo de drogas en México y el desastre bancario de las hipotecas subprime, existe evidencia convincente que sugiere que también son «demasiado grandes para ser sinceros».

Lo que nos lleva a un tema que es el de los reguladores financieros globales que se alteran rápidamente: la llamada «enfermedad de Londres». No ha pasado desapercibido que muchos de los escándalos financieros de los últimos años tienen una conexión con Square Mile. No importa Libor, fueron las oficinas de Londres de AIG, Lehman Brothers y Bernie Madoff las que ayudaron a destruirlos. Los comerciantes deshonestos de JP Morgan y UBS que perdieron miles de millones tenían ambos sede en Londres.

El Reino Unido es también sin duda el centro del mundo de los paraísos fiscales. Es uno de los mayores centros de banca privada y las normas fiscales de no domiciliación de Gran Bretaña permiten a lo súper ricos del mundo eludir legalmente los impuestos sobre sus ingresos en el extranjero durante su residencia aquí. Además, muchos de los territorios de ultramar del Reino Unido y dependencias de la Corona, como Jersey, Isla de Man, las Islas Caimán y las Islas Vírgenes Británicas son importantes paraísos fiscales. Esto tal vez explica por qué el gobierno británico, a pesar de su retórica, no ha podido poner freno al sistema financiero en la sombra.

Ha hecho falta el arduo trabajo de la RJF de Henry para sacar a la luz el verdadero precio de los paraísos fiscales. Que el FMI, el Banco Mundial o la OCDE no hayan hecho este trabajo es preocupante sobre todo porque su falta de supervisión efectiva contribuyó a la crisis económica que ha causado dificultades significativas para cientos de millones de personas.

Una buena manera de repara esto es comenzar a desplegar sus miles de economistas para implementar medidas que introduzcan transparencia en el sistema financiero en vez de políticas que faciliten el acaparamiento en secreto en paraísos fiscales por una pequeña élite.

The Bureau of Investigative Journalism
(23-julio-2012)

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