Todos los datos permiten asegurar que una gran parte del incremento en el número de suicidios que se viene dando en España está relacionado con la forma en que se está gestionando la crisis. Actualmente, parece que en nuestro país se producen entre nueve y diez suicidios cada día y que un tercio de ellos, según se puso de manifiesto en un reciente congreso de Psiquiatría, son los que tienen que ver con problemas económicos de diverso tipo originados por la crisis.
Fundación Sistema
29 abril 2013
Ya he comentado en artículos anteriores y más extensamente con Vicenç Navarro en el libro Los amos del mundo. Las armas del terrorismo financiero (Espasa, 2012), que en todos los países en los que se han aplicado políticas de ajuste neoliberal se ha podido detectar este fenómeno, así que no es de extrañar que ahora se esté produciendo en España.
Y no hacen falta muchos estudios científicos para comprobar igualmente que una gran parte de esos suicidios se relacionan con los desahucios, que en estos momentos dejan sin vivienda a más de quinientas familias cada día en España. Ya son bastantes los casos en los que se han producido justo antes de que las autoridades y la policía procediesen a desalojar a las familias de sus viviendas en diferentes lugares de España.
Se trata de un verdadero drama que tiene una responsabilidad muy directa: las autoridades e instituciones del Estado que hasta el momento no han hecho nada efectivo para evitarlo. Todo lo contrario, lo han provocado con las políticas que vienen aplicando e incluso lo facilitan, como esos jueces que llegan a decretar que los desahucios se lleven a cabo sin previo aviso para evitar que la población acuda en ayuda solidaria de los afectados.
El Gobierno actual y el anterior han dedicado sumas millonarias a salvar y proteger a los banqueros y a los grandes propietarios, pero no han tomado ni una sola medida efectiva para acabar de una vez por todas con la desprotección de las familias de menos ingresos que pierden sus viviendas.
Cambiar las leyes para establecer medidas como la dación de pago, la creación de tribunales que gestionen la reestructuración de la deuda familiar, la disminución temporal de las cuotas para las personas sin ingresos o en paro, quitas familiares, u otras parecidas que podrían evitar los desahucios no comportan grandes dificultades legales ni supondrían demasiado coste económico (al revés, permitirían aumentar la demanda efectiva y así mejorar la situación económica). Por eso es injustificable que se sigan llevando a cabo desahucios que provocan docenas de suicidios y un sufrimiento personal y social tan extraordinario.
Que los dos grandes partidos se pusieran de acuerdo en unos pocos días para modificar la Constitución, y así contentar a los poderes financieros, y no lo hagan para adoptar medidas de rango muy inferior dirigidas a proteger a las miles de familias que se quedan en la calle solo refleja que se trata de dos organizaciones políticas que han perdido el norte para convertirse en simples piezas de un dominio oligárquico que ya es insoportable, y que requiere una respuesta social a la altura de su traición a los principios elementales de la ética, la justicia y el buen gobierno.
Es incomprensible, y empieza a producir una rabia inmensa, contemplar día a día a los parlamentarios ocupados en todo tipo de asuntos pero incapaces de acabar con el drama. Es desolador comprobar que los jueces no hayan reaccionado ya cuando llevan tanto tiempo como ejecutores de un derecho que es la antítesis de la justicia. Es patético e indignante ver a la policía defender día a día a las autoridades que echan a las gentes de sus casas y a los Bancos que se quedan con ellas, y golpear con saña a las pobres mujeres y hombres que las defienden. Es una vergüenza comprobar que hasta la jerarquía de la Iglesia Católica, que tanto habla de defender a la familia, llame a la policía para desalojar de sus templos (como en La Almudena de Madrid) a quienes quieren llamar la atención de la sociedad hacia lo que está pasando (en clara contradicción, hay que reconocerlo, con la inmensa mayoría de sus fieles de abajo que siempre suelen apoyarlos).
Tendríamos que dejar de hablar ya de suicidios y de poner sobre la mesa la comisión de un verdadero crimen de Estado porque sus instituciones, que tienen la obligación de evitar el dolor de los ciudadanos y cuentan con medios para ello, son las que lo están provocando. La gente normal y corriente tiene derecho a defenderse e incluso el deber de levantarse contra los tiranos.
Tendríamos que dejar de hablar ya de suicidios y de poner sobre la mesa la comisión de un verdadero crimen de Estado porque sus instituciones, que tienen la obligación de evitar el dolor de los ciudadanos y cuentan con medios para ello, son las que lo están provocando. La gente normal y corriente tiene derecho a defenderse e incluso el deber de levantarse contra los tiranos.
Tres personas se suicidan cada día en España por culpa de la crisis.
ResponderEliminarhttp://www.alertadigital.com/2013/03/04/tres-personas-se-suicidan-cada-dia-en-espana-por-culpa-de-la-crisis/
Crímenes de Estado, sin duda.
ResponderEliminarPorque ¿es esto realmente una crisis? ¿no será un plan urdido y bautizado como tal? En el blog de Ecomberoides leo: "Toda “ceremonia de la confusión” está orquestada y por lo tanto obedece a un protocolo, a unas pautas, a una liturgia, a las reglas del rito… ¿dónde la confusión?". Este mismo razonamiento puede aplicarse a la crisis y finalmente preguntarnos... ¿dónde la crisis?. Es una operación medida y orquestada por la oligarquía destinada a lo que tod@s sabemos o podemos imaginar. De crisis nada, por tanto: crímenes de Estado.
Totalmente de acuerdo con Loam, ésto es un plan urdido y totalmente premeditado para acabar con toda la gente que no alcanza el listón que éstos asesinos de tripa y corbata rancia han decidido que hay que alcanzar, para ser aceptado como Dios manda y poder vivir en las nuevas y modernas sociedades de mierda. Ya está decidido, hay que hacer criba y la hacen.
ResponderEliminar.....Ahí están entre otras cosas las nuevas medidas del sistema educativo, donde se habla ya sin rubor ni verguenza de segregación de los alumnos mas "torpes", o las nuevas propuestas de suprimir el sueldo mínimo a los demandantes de empleo sin formación adecuada y sin ayudas que llevan largo tiempo parados.
Tanto el mundo económico y laboral moderno, como los sistemas educativos que ensalzan la competitividad psicópata, son auténticos destructores y trituradores del alma, del espíritu, de la Razón y de la Conciencia. Y el que muestre debilidad o insumisión ética, que se joda o se mate.
Y ésto no se va a arreglar pegando cuatro voces en la calle, hay que actuar ¡yá!, hay que desobedecer ¡yá! individual y colectivamente.
¡Guerra total y sin miedo! ¡yá! a los de las corbatas, a los de la papada, a los tripudos, a los alopécicos y repugnantes asesinos.
Y estos malnacidos están aprovechando la llamada 'crisis' para imponer más medidas neoliberales:
ResponderEliminarhttp://www.20minutos.es/noticia/1830110/0/banco-espana/parados/sueldo-minimo-contratar/
Yo les acuso de tener también parte de responsabilidad de la muerte de Curio. ¡¡¡Canallas!!!
Más de 1000 muertos al año que se suman al libro negro del capitalismo, y solo en un supuesto país desarrollado.
ResponderEliminarPor otra parte, sacar teorías conspiranoicas me parece un poco excesivo. Muchas de las medidas que están aplicando ahora mismo llevan toda la vida de la "democracia" intentando aplicarlas, y a menudo sin éxito. La crisis no es más que una inevitabilidad histórica del capitalismo, debido a su sistema de deudas. No se puede decir que sea un plan premeditado por la oligarquía porque muchos de ellos están perdiendo dinero (incluso los grandes bancos tendrán que admitir sus pérdidas eventualmente, por ejemplo). Lo que sí que es incuestionable es que su forma de actuar es absolutamente egoísta (como les corresponde) y que no les importa dejar toda Europa en la ruina si con eso pierden un poco menos.