Las circunstancias que viven millones de personas en este país, los afectados por el drama del paro hace que sus vidas, sea un auténtico sin vivir que esta ocasionándoles una pobreza, económica, moral y física, impensable para los tiempos en que vivimos. Es lamentable que se siga hablando de conservar el estado del bienestar cuando mas de un 20% de la ciudadanía está en la pobreza y un alto porcentaje esta en el umbral de la misma, es increíble un estado del bienestar cuando a más de 6.000.000 de personas se les priva del derecho y del deber de trabajar, ¿qué Estado del Bienestar es éste?, donde las personas pierden su empleo, se les reduce y se eliminan las prestaciones y subsidios, se expropia a los ciudadanos de sus casas por no pagar su hipoteca y lo que es peor donde otros recurren a quitarse la vida al no sentirse capaces de tener una vida digna para él y para su familia.
La dejación de funciones, o más bien el incumplimiento de las mismas por parte de gobierno y administraciones es manifiesto, el abandono que sufren millones de desempleados-as es tal que el drama descrito anteriormente corre el riesgo de aumentar y, más grave todavía, convertirse en crónico. Las políticas de austeridad solo repercuten en los mas débiles, siendo estos testigos de la implicación de bastantes de nuestros gestores en casos de corrupción y saliendo diariamente a la luz pública casos de despilfarro que nada tienen ver con la austeridad que aplican sin piedad sobre los mas débiles.
La privación de derechos que conlleva la pérdida del empleo son tantos, que la distancia entre paro y pobreza se ha visto reducida a la mínima expresión. Los recortes en sanidad, dependencia, educación y en las prestaciones y subsidios, alejan a desempleados/as del mínimo atisbo de esperanza y en exclusión social en muchos casos. Tener que recurrir a la caridad como medida de subsistencia, tener que renunciar a una educación para los hijos-as por que las subidas de tasas no nos lo permiten, verte expulsado sin piedad de tu vivienda por no tener recursos y lo más grave caer en la desesperación, con los problemas de salud (y más graves) que esto conlleva, nos coloca en una situación de debilidad, totalmente inaceptable al vulnerarse derechos reconocidos en nuestra Constitución.
Los mas débiles, ahora mismo lo somos en todos los sentidos y ese es nuestro problema, porque los débiles solo son un problema para ellos mismos, para otros la existencia de los débiles es puro negocio al poder abusar de su debilidad. El problema de los débiles para los que podían poner remedios es que solo escuchan a los que se benefician de nuestra existencia, nos hemos convertido en la coartada para recortar en todo; suben impuestos y aprovechando las circunstancias adelgazan las funciones del Estado privatizando servicios esenciales, a la vez nos endurecen los requisitos para acceder a una pensión y bajan las cuantías de las mismas. Está claro: no solo se mejora nuestra situación si no que se utiliza la misma para sin ningún pudor empeorarla. ¿Por qué no se nos tiene en cuenta para nada? ¿Alguien sabe de que alguna vez se haya consultado a los parados/as a la hora de legislar sobre modificar unos derechos que le afectan de una manera brutal? Nuestra debilidad nos condena, el control de los poderes económicos sobre los gobiernos es total, nos engañan constantemente y cada vez tenemos más claro el intento de globalizar la miseria como elemento de control y de sumisión. El reparto de la riqueza la quieren convertir en quimera. La justicia social ¿dónde está? ¿Cómo hablar de reparto del trabajo en una economía global donde se permiten jornadas de doce horas y muchos van al tajo a sabiendas que allí pueden quedar el pellejo al incumplirse las más elementales normas de seguridad?
Si somos un problema, somos los débiles, y se abusa descaradamente de los débiles, hoy rendiremos homenaje a dos personas. Su debilidad les invito a dejar esta vida. Como ellos todos los días compañeros y compañeras lo hacen. Os decimos ni que se os pase por la imaginación, no seáis tan débiles; por mucho que os sintáis maltratados, tenemos lo que otros no tienen: dignidad. Sabemos que un débil roba una lechuga y poco menos le meten en la cárcel. Fijaros el gran número de golfos que andan sueltos viviendo en un mundo de lujo y sin afectarles para nada sus golferías.
La dignidad de las personas no se debería medir por su estatus social. Tenemos que cambiar solo nosotros; somos la solución, nuestra debilidad desaparecerá con nuestra unión, ésta hará que nos tengan en cuenta. Si no luchas nadie te escucha, ¡qué gran verdad! Planteémonos el hacer algo por cambiar nuestra situación. Somos la solución, si el mayor problema es el paro pongámonos todos-as a trabajar en la exigencia de nuestros derechos y cumpliendo con nuestro deber.
Nuestro silencio, nuestra resignación y nuestra debilidad ha sido su coartada. Desde hoy seremos más fuertes, no nos callemos, no nos resignemos y acabemos con nuestra debilidad uniéndonos en la exigencia de un trabajo digno, en la misma proporción de personas dignas, que lo somos, para dejar de ser un problema y ser la solución.
José Luis Gallardo (Humanes, provincia de Madrid, 20-5-2013), 45 años, no aguantó su situación desesperada por la pérdida de su empleo, al no poder hacer frente a sus gastos y no querer implicar a su familia. Se quitó la vida.
Jesús Gómez (Valladolid, 26-5-2013), también 45 años, incluso nos había acompañado un «Lunes al Sol». Su situación, afectado por un ERE y sin cobrar (no sabemos si responsabilidad de la empresa o del ECYL) le invitó a dejar esta vida que le estaba dando un injusto trato.
Nunca éste debe ser el camino pero que sepáis compañeros que nuestras conciencias os recordaran como mártires de una crisis de la que no sois culpables.
Guardemos dos minutos de silencio, uno por cada compañero.
Guardemos un minuto de silencio que albergue nuestro grito de protesta. No más muertes.
ResponderEliminar(Me ha sorprendido la coincidencia del título con lo que acabo de publicar en mi blog).