Por MONCHO ALPUENTE
Este Gobierno de vagos y maleantes, de bárbaros aniquiladores de derechos y libertades, acosado en calles y plazas por amplios sectores de la sociedad, no ha tenido más remedio que recurrir a métodos de dudosa ortodoxia democrática para defenderse y defender a esa mayoría silenciosa de los que no tienen nada que decir, callan y otorgan, para apoyar a esos ciudadanos que se resignan, o se benefician de la situación, su sostén. Esa mayoría sumisa encabezada por los políticos, empresarios, banqueros, policías y ladrones de guante blanco y corazón negro que siempre prefirieron la injusticia al desorden.
Para ellos y contra nosotros el Gobierno prepara una nueva ley para reprimir a los que se atrevan a profanar la letárgica calma en la que vivimos anestesiados. Hartos de escuchar nuestras quejas y protestas, quieren acallarlas con multas, sanciones y prisiones para los que levanten la voz. Vivimos un momento excepcional y esto requiere medidas excepcionales, un estado de excepción permanente al peor estilo franquista, un paréntesis sin fecha de caducidad que durará hasta que se rompan todas las mareas y las aguas vuelvan a su cauce.
Multas de hasta 600.000 euros por convocar manifestaciones, para los que 'menoscaban' a nuestros policías o acosan a nuestros políticos. Con una pequeña aportación involuntaria de cada manifestante, la economía nacional experimentaría un empuje hacia arriba equivalente a la masa disidente desalojada.
Las viejas leyes de vagos y maleantes o de peligrosidad social, incluso la Ley Corcuera, solo han sido precedentes de la que se avecina. No seamos bárbaros, respetemos la paz de los cementerios donde reposan nuestros muertos vivientes.
Periódico CNT, 406
(Diciembre 2013)
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