domingo, 13 de julio de 2014

Apoyo para abortar en el extranjero


Voluntarias españolas de media docena de ciudades europeas ofrecerán alojamiento y asesoría

12 julio 2014

Las impulsoras de la Red Federica Montseny preferirían no haber tenido que crear la plataforma que está a punto de nacer. «Lo hemos pensado como una necesidad. Es la respuesta obligada a la agresión que supone la ley del aborto anunciada por el Partido Popular», explica Candela Girón, una de las integrantes del grupo de Feministas vinculado al Movimiento 15-M de Berlín. La idea es sencilla: si el Gobierno pone demasiadas trabas a las mujeres que quieran abortar, estas se verán obligadas a hacerlo en otro país. Y aquí es donde intervienen Girón y sus compañeras.

Una página web que el equipo de voluntarios está ultimando, y que presentarán la próxima semana, ofrecerá a las interesadas información sobre la interrupción del embarazo en los países donde haya gente dispuesta a colaborar. Por ahora, la red cubre Berlín, Bruselas, Lisboa, Londres y Viena. París, Burdeos y Stuttgart han mostrado su interés en sumarse al proyecto. Y los grupos del 15-M de México, Buenos Aires y Montevideo también han expresado un apoyo que en principio será solo simbólico, ya que parece poco probable que una española vaya a cruzar el Atlántico para abortar.

Esta plataforma nace como reacción a la reforma que el Gobierno está a punto de presentar y que amenaza con convertirse en la más restrictiva de la democracia. Todavía no están claros los detalles, pero sí es seguro que la iniciativa del ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón, acabará con la ley de plazos aprobada por los socialistas en la anterior legislatura. El punto más caliente del proyecto, y que ha despertado las críticas en el propio PP, es la inclusión o no de la malformación del feto como motivo para abortar. Las últimas informaciones sugieren que las mujeres podrían interrumpir su embarazo en este caso, aunque con más dificultades que con la ley aprobada en 1985.

Las militantes feministas quieren dar un apoyo integral a las mujeres que se vean obligadas a abortar lejos de casa. «Estaremos allí para lo que necesiten. Les ofreceremos alojamiento en casa de un voluntario, les ayudaremos con los trámites o haremos de traductores si lo necesitan. No queremos solo ofrecer información sobre las leyes del aborto en cada país. También acompañarlas si, por ejemplo, necesitan tomar una coca-cola y hablar con alguien», explica Sara Jiménez rodeada de sus compañeros en una terraza berlinesa.

Todos ellos son jóvenes que abandonaron España forzados por la situación económica y la falta de perspectivas laborales. En Berlín, la red está formada por un núcleo de unas 25 personas, a las que se podrán sumar voluntarios que quieren ofrecer, por ejemplo, su casa o su tiempo para acompañar a las mujeres. En el resto de ciudades europeas el grupo es menos numeroso, pero las impulsoras confían en que vaya creciendo si se encuentran con muchas peticiones.

«Nuestra iniciativa tiene un doble objetivo. Por un lado, ayudar a las mujeres que lo necesiten por no tener recursos económicos o información para abortar en el extranjero. Pero además es una forma de intervenir en el debate político español. Nos hemos ido de nuestro país porque nos han forzado, pero eso no quiere decir que nos mantengamos al margen de lo que ocurre», dice Jiménez. La red está formada por jóvenes españoles, pero para su puesta en marcha han recibido el apoyo de colectivos feministas de otros países. Las alemanas, por ejemplo, les asesoraron en el aspecto legal. «Aquí está castigado hasta con dos años de cárcel incitar al aborto si se hace con ánimo de lucro. Pero nosotros ni ganamos dinero con esto ni incitamos a nadie a abortar. Sólo queremos ayudar a aquellas que hayan decidido libremente dar ese paso», continúa la activista.

Los motivos que pueden llevar a una mujer a decidirse por una ciudad u otra son muy variados. «En Berlín, el viaje sería más complicado que, por ejemplo, a Lisboa. Pero la intervención no es cara. Oscila entre los 200 y los 400 euros. En cada caso intervendrán factores que no podemos prever», explica Joan Ardiaca, de 26 años. La red sirve además como homenaje a Federica Montseny, una de las primeras mujeres europeas que alcanzaron el cargo de ministra. Esta dirigente anarquista redactó en 1936, cuando estaba al frente del Ministerio de Sanidad, el primer proyecto de ley para despenalizar el aborto en España. La iniciativa nunca entró en vigor. Su rápida salida del Gobierno y la guerra civil y posterior dictadura lo impidieron. Pero ese es el espíritu que hoy, casi 80 años después, quieren recoger las activistas españolas en Berlín y otras ciudades europeas.


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