Por CÉSAR-JAVIER PALACIOS
Su nombre le ha traído mala suerte. 'Elegido', un «toro del frío», burgalés de pelo negro y 600 kilos, será el Toro de la Vega de este año. El próximo 16 de septiembre morirá alanceado a orillas del río Duero por culpa de un rito tan salvaje como vergonzante que se repite desde hace cientos años en la histórica villa de Tordesillas.
Pablo Puyol, Gabino Diego o Beatriz Rico han grabado un vídeo sumándose a la campaña Rompe Una Lanza del Partido Animalista, invitando a los ciudadanos a sumarse a una manifestación este sábado 13 de septiembre en Madrid.
Pero en Tordesillas contraatacan y acaban de celebrar su primer Congreso Internacional «para combatir falsedades». En él, diferentes especialistas han «reflexionado y profundizado» sobre los aspectos éticos, legales, históricos, antropológicos y culturales de tan sangriento festejo.
Todos a favor de la tortura pública de animales, han concluido que la UNESCO debe declararlo Patrimonio de la Humanidad, ahí es nada.
Una fiesta blindada, pues la Guardia Civil enviará 121 efectivos al municipio vallisoletano «para garantizar que el torneo del Toro de la Vega transcurra con total normalidad». No vayamos a ir los antitaurinos y les agüemos la matanza.
En la página web oficial del Patronato del Toro de la Vega, el periodista Vidal Arranz, uno de sus defensores más acérrimos, firma un artículo sonrojante titulado Distorsiones en la mirada. Asegura este colaborador de El Norte de Castilla que detrás de la polémica está el choque entre lo rural y lo urbano [sic], entre los distintos modos de concebir la fiesta.
En su discutible opinión, los urbanitas pasivos somos anodinos espectadores de espectáculos enlatados, como los partidos de fútbol o el cine. Mientras que los rurales activos son valientes protagonistas en el alanceo y tortura de los toros. Espectáculos urbanos esos de fútbol y cine donde, y cito textualmente:
«La sangre no es sangre real. La muerte no es muerte real. El dolor no es dolor físico real. El sexo no es sexo real».
En cambio,
«... en los festejos taurinos populares es el cuerpo el que se pone en juego, en primer término, y la mirada pasa a ser un elemento de apoyo».
Y concluye Arranz:
«Ésta es una diferencia esencial para entender buena parte de los problemas de comprensión que rodean al Toro de la Vega».
¿Lo entienden ahora? Pues qué quiere que le diga, señor Vidal. Ahora sí que me preocupan ustedes mucho más.
12 septiembre 2014
Todas estas bestialidades son contrarias a los acuerdos internacionales firmados por nuestro puto país, así que el propio estado es responsable de que esto no se cumpla y al protegerlos con sus fuerzas represivas, son cómplices.
ResponderEliminarMe refiero al tratado de derechos de los animales, que prohíbe todas estas gilipolladas.
Lamentablemente los gobernantes de este puto país no han firmado ningún tipo de acuerdo internacional de estas características...
ResponderEliminarhttp://es.wikipedia.org/wiki/Declaraci%C3%B3n_Universal_sobre_Bienestar_Animal
... Pero, al menos, entre nuestros paletos (y que conste que mis raíces son también rurales, pero buena parte de los pueblerinos son muy conservadores) defensores de tales costumbres están surgiendo voces discrepantes. ¡Ya era hora!
http://www.diariodelaribera.org/aranda/11443-la-reina-de-las-fiestas-se-declara-antitaurina-y-anuncia-que-no-ira-a-los-festejos-en-la-plaza.html