Por SHARON MOALEM y JONATHAN PRINCE
Nadie cree tanto en la eficacia de la «publicidad viral»[1] como Luis Villarreal. Al menos nadie cree que hay algo en todo el planeta que haga mejor que un virus la tarea de propagar su mensaje, meterse en todas partes y sobrevivir a la competencia. Villarreal es el director del Centro de Investigación de Virus de la Universidad de California, en Irvine, y ha seguido las implicaciones del impacto viral en la evolución humana hasta sus últimas consecuencias.
Villarreal atribuye al microbiólogo y ganador del premio Nobel Salvador Luria, que estudió el tema entre 1940 y 1980, la primera proposición de que los virus han ayudado a espolear la evolución humana desde dentro, y no sólo desde fuera. En 1959, Luria escribió que el movimiento de los virus en el interior de los genomas tenía el potencial de crear «las pautas genéticas exitosas que subyacen en todas las células vivas».
Villarreal conjeturaba que la idea no se impuso con rapidez porque la gente reaccionó con un rechazo visceral ante la insinuación de que podíamos haber estado determinados por parásitos:
Hay una reacción cultural negativa muy fuerte ante el concepto de que algún tipo de parásito pueda estar implicado. Lo irónico es que […] es una fuerza creativa muy importante. Si quieres evolucionar, tienes que estar abierto a la posibilidad de ser parasitado.
En su libro Los virus y la evolución de la vida, publicado en el año 2005, Villarreal distingue entre los parásitos conocidos y letales como el VIH y la viruela de los que llama «virus persistentes». Los virus persistentes son los virus que han migrado a nuestro genoma durante millones de años y pueden haber sido nuestros socios en la evolución.
Parece indudable que los virus obtienen un hogar permanente en nuestra nave nodriza genómica, un viaje gratis por la vida. ¿Y qué sacamos nosotros de eso? Los virus, auténticos maestros en el arte de mutar, son vastos almacenes de posibilidades genéticas. Además, esas posibilidades están disponibles con increíble rapidez, al poder mutar millones de veces más rápido que nosotros. Para dar una idea del enorme volumen de potencial genético en el mundo de los virus, Villarreal invita a la gente a imaginar la cantidad total de virus en los océanos: 100.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000 (o sea, 100 quintillones)[2]. Estos pequeños contenedores de código genético son microscópicos, pero si los pusiéramos en fila, la hilera tendría 10 años luz de longitud. Mañana mismo la mayoría de ellos habrá engendrado una nueva generación, y eso es lo que han estado haciendo básicamente durante muchos miles de millones de años. Villarreal considera a los virus «los supremos creadores genéticos, ya que inventan genes nuevos en grandes cantidades, algunos de los cuales encuentran su lugar en el árbol genealógico de los huéspedes después de haber establecido una colonia viral estable».
He aquí en qué nos beneficia todo esto a nosotros. Los virus persistentes de nuestro genoma se juegan tanto en nuestra supervivencia y reproducción como nosotros; al formar parte de nuestro ADN, tienen un interés evolutivo en que salgamos adelante. Puede que durante estos últimos millones de años les hayamos llevado por la vida y, a cambio, nos han dado la oportunidad de coger un poco de código de su inmensa biblioteca genética. Con toda esa capacidad de mutación, seguro que nos beneficiamos de genes útiles mucho más rápidamente de lo que lo hubiésemos hecho sin su ayuda. Es muy probable que esta asociación con virus nos haya ayudado a convertirnos en organismos complejos mucho antes de lo que lo hubiéramos conseguido por nuestros propios medios.
El estudio de los genes móviles[3] ha proporcionado evidencias que confirman la teoría de Villarreal. Como hemos visto, parece que los genes móviles descienden de virus. Resulta que cuanto más complejo es un organismo, más genes móviles tiene. Los humanos y nuestros parientes primates africanos tenemos en común un rasgo genético particular que facilita a nuestros genomas la negociación en el mercado viral. Nuestros genomas han sido modificados por un retrovirus específico, de tal manera que facilita el hecho de que seamos infectados por otros retrovirus. Según Villarreal, esta capacidad de los primates africanos para apoyar la infección persistente de otros virus podría haber acelerado nuestra evolución al haber permitido mutaciones rápidas mediante exposición a otros retrovirus. Esa capacidad podría haber ayudado a espolear nuestra evolución como humanos.
Eso significa que todo ese ADN basura podría habernos proporcionado el código de la evolución que nos alejo de nuestros primos peludos. De lo que se deduce que los virus nos habrían infectado con ese código. Lo que significa que… ¿no nos habrán diseñado las infecciones?
La ley del más débil
(2006)
NOTAS:
[1] La publicidad viral es una técnica de mercadotecnia que intenta aprovechar redes sociales preexistentes de una manera análoga a los procesos de autorreplicación de los virus. (N. de t.)
[2] 1032.
[3] Transposones y retrotransposones.
Conocidos y letales como el VIH, jajajajaja, eso ha sido lo mejor, a menos que entendamos el VIH por sus otras siglas más conocidas: $$$
ResponderEliminarLo de ADN basura, también es muy revelador de donde llevan sus dogmas los integristas pseudocientíficos que rechazan todo lo que no son capaces de entender.
Nuestro organismo contiene unos 50 veces más virus que células humanas, sin ellos no podríamos vivir y ese tan malo del telediario, el ébola, es uno de ellos.
- http://disiciencia.wordpress.com/2012/02/29/inesperado-hallazgo-el-virus-del-ebola-forma-parte-del-genoma-de-los-vertebrados-incluido-los-humanos/
El texto forma parte de un capítulo del libro La ley del más débil, que justamente rompe con muchos dogmas. Uno de ellos es el mal llamado ADN basura, que no es tan «basura», como da a entenderse en el texto, aunque lo ponga antes (debido a su extensión no he puesto todo el capítulo, me he dedicado a poner los últimos párrafos).
ResponderEliminarSe ve que desconoces tal libro, y te lo recomiendo antes de que lo juzgues sin leerlo.
Y como sí que se pone en el texto, parte de nuestro ADN es de orígen vírico (como los transposones y los retrotransposones).
El resto de nuestro genoma es de origen bacteriano. Y bacterias tenemos muchas, y muchas, en nuestro cuerpo (más que células propias)...
http://losdeabajoalaizquierda.blogspot.com.es/2011/12/sobre-nuestras-microscopicas-amigas.html
http://losdeabajoalaizquierda.blogspot.com.es/2012/11/las-bacterias-que-cada-uno-de-nosotros.html
Veo que este artículo
ResponderEliminarhttp://disiciencia.wordpress.com/2012/02/29/inesperado-hallazgo-el-virus-del-ebola-forma-parte-del-genoma-de-los-vertebrados-incluido-los-humanos/
obtiene sus datos de este otro (el original):
http://www.bioblogia.com/2010/07/encuentran-inesperados-fosiles-virales-en-el-genoma-humano-y-otros-vertebrados/
En el cuál reconoce el origen vírico (retrovírico=retrotransposón) de parte de nuestro genoma humano. Lo mismo, o algo parecido, a lo que dice el texto de esta entrada. Tal virus del ébola debió infectar a nuestros antepasados hace miles o millones de años, está en nuestro ADN, pero eso no quiere decir que el virus no pueda volver a infectarnos y no sea letal.
Este microbiólogo chileno en ningún momento niega la existencia del virus del ébola:
http://www.bioblogia.com/?s=%C3%89bola&x=21&y=8
Ni el del SIDA:
http://www.bioblogia.com/?s=VIH&x=0&y=0
Hay que saber leer e informarse mejor lo que se defiende.