domingo, 18 de septiembre de 2011

¡¡Eres el mejor!!

Por CARLOS RODRÍGUEZ

La simple presencia de un animal hace que las personas se sientan más cómodas, relajadas, tranquilas, comunicativas y participativas, sobre todo si la actividad está relacionada con el felino o con el perro.

Los dueños de mascotas suelen ser personas mucho más seguras de sí mismas y con menos problemas de ansiedad, estrés o depresiones.

Algunos estudios han demostrado que acariciar a un gato o simplemente observarlo, relaja y consigue que las personas que comparten piso con el animal vivan más tranquilas y tengan una calidad de vida muy superior al resto, sobre todo si hablamos de personas que viven solas en la gran ciudad.

Muchos psicólogos afirman que los gatos nos ayudan a estar relajados con consciencia, puesto que los felinos duermen gran parte del día pero siguen estando atentos a todo lo que ocurre a su alrededor. Además, el ronroneo llena el ambiente de emociones positivas y está demostrado que ayuda a las personas a sentirse mucho mejor.

La vida en las ciudades ha hecho que muchas personas lleven una existencia solitaria y vivan bastante aisladas del entorno. Un animal puede ser una fuente de socialización bastante buena, puesto que tienen un tema de conversación y una excusa para conocer personas con sus mismas aficiones.

Otro de los problemas típicos de la vida sedentaria actual es la obesidad y los problemas cardiovasculares. Los animales contribuyen a que nos movamos más y hagamos ejercicio, aunque esto normalmente es más efectivo en el caso de los perros porque hay que salir a la calle, hacer deporte con él, pasear por el parque…

Un gato puede convertirse en el compañero de piso perfecto porque es agradable, no criticará nuestras acciones y creerá que somos la mejor persona del mundo. Esto en una sociedad competitiva, donde la empatía no está de moda, son dos características muy valoradas para hacernos sentir más positivos y de mejor humor.

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