domingo, 15 de enero de 2012

¡¡¡El estúpido nacionalismo de izquierdas!!!

Desde luego la gente que se define «independentista de izquierdas», siempre «meando fuera del tiesto». A la gente, al pueblo, lo que le preocupa es la situación socio-económica actual. La cuestión de la «identidad nacional» es solamente importante para las mentes calenturientas de unos pocos que se creen a su vez revolucionarios, un producto de su imaginación, secundario y carente de importancia social.

Y lo peor es recurrir a la «pseudohistoria de hoy en día». Mira que los jovencitos de Purna (¿¡la Juventud Revolucionaria e Independentista de Aragón!?) en su homenaje del mes pasado a un noble feudal del siglo XVI, el Justicia de Aragón, suelten lindezas como ésta, es para reírse:
«Los hechos que hoy conmemoramos aquí, los de las Alteraciones de Aragón, son la culminación de una crisis nacional que había durado un siglo entero. A este respecto queremos valorar la actitud valiente de esa juventud aragonesa que en Zaragoza salió en 1592, con el invierno a sus espaldas, a enfrentarse al poder real del imperialismo español. Debemos emular una vez más esa actitud y enfrentarnos a los herederos de aquellos invasores que hoy por todo el Estado Español reprimen a la juventud y a los diferentes pueblos. Queremos recuperar el espíritu del joven Justicia Chuan de Lanuza y oponernos a las fuerzas del Capital encarnadas hoy bajo el estandarte de España.»
¡¡¡ALUCINANTE, SORPRENDENTEMENTE ABSURDO!!!

¿A qué viene mezclar el pasado con el presente? Siempre idealizando un pasado idílico, pero inexistente, como buenos criptorreaccionarios que son (pero inconscientes de ello). Si supiesen algo de su historia se darían cuenta de que en el siglo XVI Aragón estaba dominado por una nobleza con raíces feudales, como nos dicen los profesores de Historia Moderna de la Universidad de Zaragoza G. Colás Latorre y J. A. Salas Ausens en el número 60 de Cuadernos Historia 16, titulado Antonio Pérez y su época, hay un apartado bajo el título de «La revuelta zaragozana» (y que antes salió en el número 68 de la revista Historia 16 de diciembre de 1981):
«Durante el siglo XVI el régimen foral se había mostrado incapaz de responder a las exigencias de los aragoneses. Como régimen político de una sociedad feudal obedecía en su contenido a las diferencias existentes entre los diversos estamentos. Pero estas diferencias eran tan acusadas que necesitaban de una urgente revisión.

»El régimen feudal aragonés resultaba tal vez el más duro del Occidente europeo, los señores eran dueños absolutos de sus tierras y vasallos, quienes carecían de los más mínimos derechos. Los concejos gozaban de una gran autonomía. El poder se hallaba fragmentado en multitud de compartimientos estancos que limitaban el desarrollo económico y el mantenimiento del orden social.

»Pero esos mismos fueros contenían principios políticos muy avanzados. Todos los hombres libres gozaban de una serie de derechos que aun hoy en día son dignos de admiración por su carácter progresista.

»En 1592 parecía llegado el momento tan esperado por los vasallos y por otros aragoneses para acabar con lo que tenían de ancestral y anacrónico. Eliminada toda oposición, el rey gozaba de plena libertad para introducir reformas. Es la oportunidad que busca un reformador, pero Felipe II no lo era.»
O como lo que nos cuenta el historiador británico John H. Elliott en su libro Imperial Spain 1469-1716 sobre la revuelta aragonesa de 1591:
«A pesar de la proclama del joven Justicia, Juan de Lanuza, animando al país a unirse en defensa de sus fueros, la mayoría de los aragoneses no se mostraron inclinados a ofrecer resistencia a un ejército real que muchos de los campesinos veían incluso como un ejército de liberación, frente a la opresión aristocrática. Tampoco los catalanes se mostraron dispuestos a acudir en ayuda de sus hermanos.»
¿A qué hechos históricos se refieren estos nacional-independentistas?

¡¡¡ESTÚPIDO NACIONALISMO DE IZQUIERDAS!!!

21 comentarios:

  1. El presente es la evolución del pasado, todo lo que en él hay tiene implicaciones con lo que ocurrió anteriormente. No hay presente sin pasado, máxime cuando el recordar, el hacer memoria de ese pasado, es lo que nos dice quienes somos. Por eso el pasado es relevante, porque nos constituye, nos determina aunque no lo queramos, conforma nuestro entorno sociocultural y acaba por construirnos a nosotros mismos.

    El hecho de que tu mayor aportación a nivel personal en este post sean insultos y menosprecios dicen mucho de tu persona y de tu capacidad de respetar a los demás. Buena cualidad para un anarquista, sí señor.

    En primer lugar decirte que en el fragmento del discurso que has copiado no hay ninguna incorrección histórica. Efectivamente fue el pueblo, esto es, las clases populares las que se amotinaron en el diciembre de 1592 en Zaragoza en rebeldía por una violación del derecho foral. Dentro de ese pueblo en clara revuelta estaba, como no podía ser de otro modo, la juventud zaragozana que, tal y como se dice en ese fragmento, se levantó contra lo que en último término era el imperialismo español ¿A caso no es ese un comportamiento admirable?

    Nadie idealiza el pasado, que de idílico más bien tenía poco, pero los pocos episodios históricos en los que la voluntad popular se expresa en forma de rebelión son, al menos, dignos de mencionar. En el caso de las Alternaciones de Aragón, el pueblo aragonés se levantó en Zaragoza no sólo por sentirse ofendido al haberse violado la foralidad aragonesa sino en clara oposición a la Inquisición católica, institución que no se caracterizaba, precisamente, por ser la amada del pueblo. Del mismo modo se levantaron en contra de la monarquía, no como institución, sino como gobierno extranjero que había dejado obsoleta toda la legislación aragonesa, más por abandono del país y sus gentes que por oposición de su nobleza.

    De hecho, el carácter marcádamente popular de estos episodios se evidencia cuando la alta burguesía aragonesa, preeminentemente proespañilista y con claros intereses en el imperialismo hispánico, abandonaron Aragón y se marcharon a Castilla para no ser vinculados con los exaltados. Sólo se quedaron los nobles que defendían la identidad aragonesa frente a las continuas agresiones españolas, caso del Justicia, el Conde Aranda, Juan de Luna y el Conde de Villahermosa. Pero todo lo demás era plebe, algún infanzón o unos pocos caballeros pero el maltrecho ejército que marchó a enfrentarse a los Tercios Reales del Imperio Español estuvo conformado por voluntarios del tercer estado.

    Sobre lo citado, acerca del espíritu de Juan de Lanuza, se refiere a que era un justicia joven, probablemente idealista, que había visto los desmanes que provocaba para Aragón la dejadez de la administración imperial y que no iba a dejar que la ley foral aragonesa fuera violada por el poder extranjero. Ciertamente era un señor feudal, nadie lo niega, pero para la actualidad no es el símbolo, precisamente, del sistema feudal sino de la identidad aragonesa, de una soberanía que fue injustamente truncada. No hay que quedarse con lo coyuntural sino como lo que cada cosa representa, como un símbolo. En el caso del Justicia Juan de Lanuza el Mozo, era previsiblemente amado por el pueblo ¿por qué si no clavar su cabeza en una pica a las puertas de la ciudad para que fuera expuesta al gentío como muestra de sometimiento?

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  2. [2ª parte]


    Referente a las citas acerca del régimen feudal, me gustaría señalar que es completamente cierto que representaban una legalidad feudal, injusta desde la perspectiva actual de la lucha de clases y de la lucha de los oprimidos, pero también es cierto que este no es un hecho casual. En primer lugar porque las legislaciones del momento eran todas por un estilo con respecto al vasallaje y si la aragonesa parece a finales del XVI más anticuada es porque, entre otros factores, no había sido actualizada sustancialmente desde hacía más de un siglo cuando anteriormente a la conformación de la Corona Hispánica los reyes aragoneses mediaban para actualizarlos. Pero los españoles no lo hicieron y dejaron caer gran parte del derecho foral aragonés en la obsolescencia.
    Como contrapartida ahí mismo nombras el hecho de que los concejos fueran muy autónomos, un rasgo muy interesante visto desde nuestra perspectiva municipalista o comunal actual, de igual forma que la división de poderes y una organización estatal casi inexistente que se oponía al nuevo paradigma protoabsolutista traído por los reyes españoles. También que, más allá de los injustificables desmanes con la legalidad del campesinado, es de destacar avanzado de dicha foralidad. Ésta tiene que ser entendida en su contextualización y no con catalogaciones arbitrarias desde nuestra perspectiva actual, del mismo modo que hacemos con la democracia ateniense o la república romana, ambas esclavistas, y que no dudamos en señalarlas como precursoras de las instituciones modernas.

    Y bien es cierto que el pueblo amotinado de Zaragoza no recibió ayuda del medio rural ni de otras ciudades, quizá porque más allá de la capital el motín no se había vivido con tanta intensidad. Sin embargo, las universidades de Jaca, Daroca, Teruel y Caspe estuvieron por al labor de apoyar al ejército aragonés en rebelión contra el español.

    Estos y no otros son los hechos históricos a los que nos referimos.


    A ver si comenzamos a entender que el reclamar un símbolo no te convierte directamente en un neofeudalista, que los personajes, como las banderas, no son más que símbolos que representan y significan cosas, con las que el pueblo o un movimiento político puede sentirse identificado. «No hay incongruencia alguna en nuestro discurso pues el Justicia es el símbolo de la resistencia de nuestro pueblo y la ley foral el de nuestra soberanía».

    Por cierto, qué curioso eso de que al pueblo no le importa la cuestión nacional, que lo que le mueve la situación económica. Menudo discurso reduccionista, lo mismo dice Mariano Rajoy al hilo de la memoria histórica o del matrimonio homosexual ¡Pero qué importa el pasado! ¿Verdad? ¡Si el presente no tiene nada que ver con él, hemos salido de la nada y como somos unos dogmáticos carecemos de toda identidad cultural! ¡Viva el cosmopolitanismo burgués, el internacionalismo sin pueblos!
    Habría que ver si eso de que la cuestión nacional no le importa a la gente se puede decir en serio en naciones como Euskal Herria o en los Països Catalans, que casualmente son los lugares donde más movimiento popular hay y la clase obrera está más organizada y concienciada. Claro, es muy fácil decir que la identidad cultural no le importa a nadie en un país como Aragón donde la aculturación ha sido tan contundente y nos han asesinado hasta la conciencia de la existencia de nuestro propio idioma.


    Saludos

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  3. En pocas palabras, Anarco...¿qué?, todo lo que has dicho es falso, las Alteraciones de Aragón de 1591 de revuelta popular tuvieron muy poco. Es imposible que aquello que llamamos «pueblo» salga a luchar por los derechos y privilegios de sus explotadores, que era lo que defendían los fueros aragoneses.

    Los municipios medievales eran auténticas oligarquías urbanas. Y cualquier anarquista que se precie, y con algo de inteligencia, no puede defender tal tipo de modelo social.

    El presente es la evolución del pasado, pero el presente no se debe justificar por el pasado, en concreto por unos hechos de hace cuatro siglos (¡anda que no ha llovido y escampado desde entonces!). Y ¡claro que sí!, reclamar un símbolo feudal no te convierte en neofeudalista... Te convierte, más bien, en un perfecto ¡¡¡gilipollas!!! (Y perdona que te hable así, pero es lógico.) Y si te fijas con más detalle, en otras entradas de este Blog sí que he aportado —yo y mis compañeros— bastantes argumentos sobre este tema, otros similares y muchos más, para que usted me venga juzgando tan a la ligera. ¡Búscalos!

    Y lo de la cuestión nacional que no preocupa al pueblo, no lo digo solamente yo, un ejemplo lo tienes en lo que se conoce como el Movimiento 15-M, movimiento social contestatario que no ha mostrado ningún interés por tal sandez cultural-nacional-identitaria, y sí por otros asuntos más relevantes.

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  4. Bien demuestras que el que vende mitología eres tú y no los que luchamos por la emancipación nacional de Aragón. Dices: «todo lo que has dicho es falso,[...] Es imposible que aquello que llamamos «pueblo» salga a luchar por los derechos y privilegios de sus explotadores, que era lo que defendían los fueros aragoneses»

    ¿En qué te basas para decir eso? Los documentos históricos acreditan que fue el pueblo el que se amotinó en Zaragoza, fue una revuelta popular frente a la violación del derecho foral. Pero tú sólo argumentas que "es imposible", eso es mito, el mito de la simplificación, del discurso reduccionista que pretende comprender toda lucha por la liberación nacional de un pueblo como mero nacionalismo burgués. Eso que dices, que «es imposible», no es historia, es ideología. Y la prueba es que tal y como se recoge en la Gran Enciclopedia Aragonesa (basa en estudios históricos y comentarios de las épocas), fueron las clases populares las que rescataron a Antonio Pérez de la inquisición, las que hacían propaganda contra la monarquía española y que sufrieron la represión tras la derrota.

    Te vuelves a equivocar, nadie defiende ningún tipo de organización feudal medieval. Hay que contextualizar las cosas, los fueros podían ser una justificación jurídica de orden económico injusto, pero también es cierto que contenían artículos muy avanzados para la época. Es más, de nuevo contextualizando, la existencia de los fueros suponía un símbolo de lo que era propio de los aragoneses, por ello no se aceptaba que fueran violados.

    Según parece de la historia sólo nos importan los hechos que nos interesan políticamente, lo que pasó hace cuatrocientos años no, pero lo que ocurrió hace doscientos evidentemente sí ¿Cuál es la vara de medir que utilizas para contabilizar los hechos que pueden ser tenidos en cuenta a lo largo de la historia? Lo digo porque no comprendo tu lógica, ¿A caso comenzó la historia cuando comenzó el movimiento obrero? De nuevo, puro reduccionismo.

    Por cierto, en el 15M no se ha planteado la cuestión nacional como tampoco se ha abordado seriamente el cambio de sistema, o cuál debía ser la economía hacia la que caminar, qué estrategia seguir o como tantas otras cosas. El 15M ha sido muy positivo en muchas cosas pero eso no quiere decir que pueda ser utilizado como una vara de medir para los temas que son relevantes y los que no lo son.
    Tenemos que entender que el pueblo se encuentra alienado no sólo en su virtud económica (razón por la que la causa obrera pasa maquillada por el 15M) sino también en su virtud nacional. En España se dan las circunstancias esenciales para que cualquier revolucionario con dos dedos de frente se de cuenta de que la nacionalidad española es una pantomima, algo que no ocurre en otros lugares como Grecia o Portugal (que carecen de problema nacional). Ahora bien, parte de los revolucionarios españoles que adecuadamente niegan su españolidad no se dan cuenta de que España se construye mediante la negación de otros pueblos con sus respectivas identidades. El obviar esto les convierte en seres etéreos, con una identidad clara pero con una autoconsciencia nula, niegan su determinación cultural y se proclaman como internacionalistas sin pertenecer a ningún pueblo, parecen ser simples individuos aislados. Una pena porque eso, efectivamente, es contrarrevolucionario.

    Además, el 15M nace enfocado a lo económico, lo que no quiere decir que eso sea toda la dimensión política que constituye a los sujetos. Ese «no mojarse» en la cuestión nacional lo ha llevado a extinguirse, por ejemplo, en Euskadi donde la Izquierda Abertzale tiene un movimiento consolidado, con asambleas de barrios y pueblos que no va a ser sustituido por un movimiento nuevo como el que ha surgido en la España más colonizada.

    Algo sobre las Alteraciones de Aragón, con bibliografía incluida:
    http://www.enciclopedia-aragonesa.com/voz.asp?voz_id=826&tipo_busqueda=1&nombre=ALteraciones%20de%20zaragoza&categoria_id=&subcategoria_id=&conImagenes=

    Saludos

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  5. Y para que no te resuene tan raro esto de mezclar cuestión nacional con anarquismo, ahí va una cita de Bakunin;
    “La patria y la nacionalidad son, como la individualidad, hechos naturales y sociales, fisiológicos e históricos al mismo tiempo; ninguno de ellos es un principio. Sólo puede considerarse como un principio humano aquello que es universal y común a todos los hombres; la nacionalidad separa a los hombres y, por tanto, no es un principio. Un principio es el respeto que cada uno debe tener por los hechos naturales, reales o sociales. La nacionalidad, como la individualidad, es uno de esos hechos ; y por ello debemos respetarla. Violarla seria cometer un crimen; y, hablando el lenguaje de Mazzini, se convierte en un principio sagrado cada vez que es amenazada y violada. Por eso me siento siempre y sinceramente el patriota de todas las patrias oprimidas. (...) Cada pueblo y hasta la más pequeña unidad étnica o tradicional tiene su propio carácter, su específico modo de existencia, su propia manera de hablar, de sentir, de pensar y de actuar; y esta idiosincrasia constituye la esencia de la nacionalidad, resultado de toda la vida histórica y suma total de las condiciones vitales de ese pueblo.”
    Bakunin, M.

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  6. Que participasen sectores populares en los motines de mayo y septiembre en la Zaragoza del 1591 (¡y no 1592, Anarco... ¿qué?!), no implica que fuesen revueltas populares. Los verdaderos instigadores fueron los miembros de la oligarquía dominante zaragozana, y no el pueblo. A lo largo de la historia las masas populares han sido, muchas veces, manipuladas por los intereses de unas minorías privilegiadas, y el caso aragonés en un ejemplo más. El Justicia de Aragón defendía los privilegios de la nobleza aragonesa, y no los del ¿pueblo? aragonés. Cosa muy utilizada la de identificar los intereses de unos pocos con los del resto de la población, y en eso los patriotismos son expertos.

    Aunque ejecutasen a los cabecillas más importantes, muchos de los instigadores huyeron a Francia, entre ellos Antonio Pérez. Y la Inquisición represalió mayoritariamente a gente del pueblo llano que participaron en los alborotos. Pero bien es verdad, que la mayor parte del pueblo aragonés se desentendió del asunto y no apoyo a los sublevados.

    Y la nobleza que durante todo el siglo XVI porfió con el rey y la Inquisición, por sus fueros y competencias jurisdicionales (y en la mayor parte responsable de todo), al final no salió perjudicada, igual que los derechos de los municipios. El rey fortaleció más su poder pero no eliminó las libertades aragonesas.

    Todo esto de la defensa de las libertades del pueblo es un mito decimonónico liberal posterior, al igual que el de los comuneros de Castilla. Esa burguesía capitalista que creó el Estado moderno y eliminó los bienes comunales de los pueblos, fue la misma que en nombre de la patria, la libertad y la democracia o el bien común explota a sus conciudadanos más humildes. Muy parecido a lo que hacían los nobles en nombre de los fueros de Aragón.

    Un personaje histórico, ¡y aragonés!, más digno de respeto por mi parte, y un auténtico símbolo en defensa de los derechos humanos fue Miguel Servet. Aunque teólogo, se le puede considerar como un auténtico mártir de la libertad de conciencia y de expresión. En cambio, Lanuza es un símbolo de la defensa de los derechos de unos pocos privilegiados (el mito liberal es un constructo posterior).

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  7. Sólo el último Bakunin es plenamente anarquista. Antes había defendido el nacionalismo paneslavo. De ahí que buena parte de sus escritos sean contradictorios con respecto a la cuestión nacional (no es extraño pues que en el texto que cita Anarcoindepe se reconozca que "la nacionalidad separa a los hombres" y luego dice, a pesar de eso, que "hay que respetarla"). Pero estas líneas en el pensamiento anarquista constituyen una excepción. Bakunin llegó al internacionalismo de muy mayor y se admiraba de que Marx, que era algo más joven, lo hubiera hecho mucho antes que él. Sin embargo después de Bakunin TODOS los grandes pensadores anarquistas han defendido de manera inequívoca lo universal, lo que vale para todos los seres humanos, o lo que es lo mismo, han defendido el internacionalismo, abjurando, como consecuencia, de todo nacionalismo. Ejemplos hay muchos:

    1) los obreros socialistas (en todas sus ramas, incluida la libertaria) de la I Internacional escribieron:

    “la emancipación del trabajo, no siendo un problema local ni nacional, sino social, abraza a todos los países en los que existe la vida moderna y necesita para su solución de su consumo teórico y práctico.”

    2) Rudolf Rocker, gran figura intelectual del anarcosindicalismo alemán escribió en su libro Nacionalismo y cultura:

    “La nación es una categoría histórica, que se identifica con la burguesía en su origen, que no se puede imaginar sin el Estado, está anudada a él en todo y a él debe únicamente su existencia. Por eso la esencia de la nación nos será siempre inaccesible si intentamos separarla del Estado y atribuirle una vida propia que nunca ha tenido"

    3) El anarquista italotunecino Niccoli Converti opinaba que:

    “Cuando el municipio era la patria, teníamos la guerra entre municipios. Ahora que la patria es la nación, tenemos la guerra entre naciones. La patria, pues, es causante de guerras. Y de igual modo que al municipio sucedió la nación, el mundo debe sustituir a las naciones. Cuando todo el mundo sea patria no habrá más guerras."

    4) Otro grande del anarquismo, Eliseé Reclus se manifestó a favor de la abolición de las naciones de esta guisa:

    "En realidad, todas las naciones, incluso las que se tienen por enemigas, constituyen, a pesar de sus jefes y de las supervivencias de odios, una sola nación cuyos progresos locales reaccionan sobre el conjunto y constituyen un progreso general"

    5) El gran ácrata italiano Errico Malatesta, dijo tajantemente:

    “Nuestra patria es el mundo, nuestro culto la libertad”

    6) En 1905 en los EE.UU. (uno de los países más cosmopolitas del planeta) se fundan (en parte a instancias de grupos de trabajadores que simpatizaban con el anarcosindicalismo) los Indusrial Workers of the World, o sea, los Trabajadores Industriales del Mundo, que es una denominación que ya transciende las fronteras del estado nación para organizar a los trabajadores mundialmente.

    7) Por otra parte, la CNT se defineen sus estatutos:

    "de clase, autónoma, autogestionaria, federalista e internacionalista."

    8) Por último y para no extenderme más, el último gran clásico del pensamiento anárquico, Ángel J. Cappelletti, señaló:

    "El anarquismo es esencialmente internacionalista (...) Mientras en el marxismo la actitud internacionalista (...) se funda en la idea de que la clase social constituye, por encima de toda frontera política y cultural, un vínculo universal más sólido que la pertenencia a un mismo Estado o a una misma raza o nacionalidad, en el anarquismo se funda simple y absolutamente en la convicción de que no hay unidad más real (puesto que no hay ninguna más natural) que la de la especie humana".

    Por tanto, a pesar de ciertas contradicciones en lo tocante a la cuestión nacional en algunos escritos de Bakunin, el anarquismo es internacionalista, o lo que es lo mismo, antinacionalista.

    Saludos.

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  8. El Sr. Anarcoindepe dice: «El presente es la evolución del pasado, todo lo que en él hay tiene implicaciones con lo que ocurrió anteriormente. (…) Por eso el pasado es relevante, porque nos constituye, nos determina aunque no lo queramos, conforma nuestro entorno sociocultural y acaba por construirnos a nosotros mismos.»

    En efecto, el pasado condiciona el presente, un presente donde, a nivel mundial, predomina las relaciones de producción capitalistas; y políticamente las sociedades de clases actuales son los denominados estados nacionales, estados donde la clase dominante es la burguesía.

    Pero estos estados no surgieron espontáneamente, ni son eternos ni inmutables, estos estados surgieron de la conquista de unos reinos sobre otros; unos reinos que en un principio, durante el Antiguo Régimen, estaban divididos en varios principados, condados, señoríos, obispados y ciudades libres, cada cual con sus leyes (sus fueros), sus aduanas, sus sistemas de medida y sus monedas propias.

    Durante la edad moderna, siglos XVI-XVIII, los monarcas empezaron a centralizar sus estados, por la fuerza y con la oposición de la nobleza y otras clases sociales. Pero esto que parece muy malo para muchos, en el fondo fue algo progresivo, ya que posibilitó el desarrollo de la burguesía, que cuando tomó el poder en el siglo XIX continuó el proceso de centralización política y homogeneización legislativa que posibilitó el desarrollo del capitalismo en ese país.

    Y el capitalismo trajo consigo el proletariado y consecuentemente el movimiento obrero: comunistas, anarquistas y socialistas. Es decir, que los déspotas de siglos precedentes hicieron, sin proponérselo, algo históricamente progresista. Mientas que aquellos que siguen defendiendo la división aduanera, monetaria y legislativa del Antiguo Régimen son históricamente unos reaccionarios. Y tú lo eres por reinvindincar los fueros de un reino del siglo XVI frente al despotismo del monarca absoluto del momento, que en ese tiempo hacia algo progresivo, como he dicho antes.

    Por tanto, deja de repetir el mismo discurso de los nacionalistas reaccionarios pequeñoburgueses, que ante el avance de la burguesía y el temor a ser proletarizados, quieren recuperar medios de producción del pasado y restaurar instituciones medievales que han acabado en el basurero de la historia.

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  9. Estos de Purna son la misma gente con la que discutí el año pasado sobre lo mismo, porque mezclaban en el acto a diversos anarquistas aragoneses con el tal Lanuza:

    «¡Libertades nacionales para Aragón! ¿A qué viene mezclar con esto a los anarquistas aragoneses? Que antes que aragoneses eran anarquistas.

    »Hacer el favor de no insultar al Movimiento Libertario, en especial al recuerdo de lo que fue el Consejo de Aragón. Y menos juntarlo con personajes como el Justicia Mayor, que era el defensor de los privilegios feudales de la nobleza aragonesa, y para nada de un pueblo aragonés que ni existía.»


    Y algo más como esto otro también les dije:

    «En tiempos del rey Jaime I, el Conquistador, por el siglo XIII, las Cortes de Ejea (1265) exigieron que el Justicia de la Corte fuese siempre un noble (en las Cortes medievales aragonesas había una alianza entre la nobleza y las élites urbanas contra el autoritarismo real) que garantizase las libertades y privilegios de los nobles (y no del pueblo). La figura del Justicia Mayor de Aragón viene de ahí. Durante la Edad Media y la Moderna (el Antiguo Régimen) la "gente menuda" no pintaba nada, estaba sometida a los grandes y privilegiados. Los concejos municipales estaban controlados por las oligarquías urbanas. Cuando las ciudades se rebelaban contra el rey o los nobles, estos patricios, miembros de la alta burguesía o de la pequeña nobleza, recurrían al discurso del "bien común" para tener apoyo popular, pero siempre guiándose por sus intereses egoistas. Igual que pasó entre 1520-1521 con la Revuelta de los Comuneros de Castilla. Lo demás que defendéis es mito, pero no historia.

    »De ahí que no tiene sentido mezclar al Consejo de Aragón con el Justicia Mayor de Aragón, son épocas distintas y objetivos y motivos distintos. ¿He defendido el nacionalismo español en algún sitio? Cuando no cuadran las cosas con vuestras ideas, simpre recurrís a la misma acusación de "españolismo". ¡Sed más originales!»


    http://purnaindependentista.wordpress.com/2010/12/26/cronica-18-d%E2%80%99abiento-de-2010/

    Y por lo que veo, siguen igual de contumaces, pues los que metemos ideología y no historia somos nosotros... ¡Allá ellos!

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  10. El proletariado no existia en el siglo XVI, sino a partir del XIX, porque no existía el capitalismo.

    Para ello era necesario eliminar todo tipo de trabas internas que impedían a la burguesía comprar y vender dentro de los límites de un estado, trabas como las aduanas internas y la diversidad de leyes en los distintos territorios de ese estado.

    Eso lo hicieron los despotas por la fuerza y lo continuó la burguesía cuando llegó al poder. Defender la diversidad de leyes es reaccionario.

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  11. [I]

    Para Krates:

    Esa interpretación de las Alteraciones es interesante y valdría para comprender el proceso si no tuviéramos en cuenta todo lo ocurrido anteriormente, el siglo entero que precedió este hecho.
    Un siglo convulso cuya culminación habían de ser las alteraciones pero en el que Aragón sufrió durante más de 90 años una especie de estado de excepción permanente, con contínuas guerras intestinas no sólo a causa de los privilegios de la nobleza (razón por la que proliferó el bandolerismo) sino también de luchas entre señores, ataques étnicos contra moriscos y rebeliones contra el poder monárquico.
    Hubo también insurrecciones contra los señores y los independentistas no dudamos en reivindicarlas también pero hay que ser conscientes de que no se deben únicamente a la situación jurídica de indefensión del campesinado sino también a causas como la crisis económica que azotaba al país y el crecimiento demográfico.

    Lo cierto es que en la segunda mitad del siglo XVI los fueros habían sido violados habitualmente. Esto había creado una situación de crispación patente entre la población -que no sólo entre la nobleza- y que cristalizaría en los sucesos de Zaragoza.
    Que las revueltas fueran instigadas por la nobleza es mucho suponer, de hecho, tal y como parece testimoniarse de la actitud nobiliar tanto el justicia como el resto de nobles intentaron contener, temiendo el enfrentamiento armado con España. Tal y como he comentado, la alta nobleza se desvinculó de las revueltas y sólo permanecieron junto al pueblo los nobles que, aunque pudieran salir beneficiados de la foralidad, sabían que una derrota les costaría la pena capital.
    Entonces ¿Cómo explicar bajo tu teoría que fuera la nobleza aragonesa la encargada de instigar la rebelión cuando los más poderosos nobles "desaparecieron"? ¿No sería a caso, las Alteraciones de Zaragoza, como digo, la cristaliación de un descontento popular con la gestión de la monarquía española y con sus métodos de represión? ¿Cómo explicar bajo este pretexto que el pueblo causa la muerte del Marqués de Almenara, un noble castellano enviado desde el gobierno español para controlar Aragón?
    Más bien parece que el Justicia, conjuntamente al Conde Aranda, Villahermosa y todos los pocos nobles aragoneses que participaron de este embrollo lo hicieron o bien por convicción con la foralidad y su propia imagen de lo que fuera la aragonesidad, o bien llevados por las masas populares que salieron en un momento dado para rescatar a Antonio Pérez de la cárcel.
    Pero no puede ser que lo que defendieran fuera únicamente la foralidad pues, tal y como sabía el resto de la alta nobleza aragonesa, el Rey Felipe I era de los suyos y que en realidad nunca aboliría el derecho de la nobleza aragonesa sobre sus vasallos pues él, como rey, era soberano absoluto sobre las vidas de todos sus súbditos (a excepción de los nobles -especialmente aragoneses- claro).
    Por tanto ¿por qué sublevarse si se sabía perfectamente que el rey no sólo mantendría los privilegios nobiliares sino que además pacificaría la situación con los vasallos que tan de cabeza traía al justicia y al resto de nobles? No, esa afirmación no se sostiene, en la invasión española de Aragón se jugaba algo más, se jugaba lo que Aragón representaba en cuanto a tal y que llevó a una serie de nobles, despreciables por su carácter de dominadores, a seguir las aspiraciones del pueblo zaragozano en rebeldía.
    Es evidente que no se trata de una revolución socialista ni nada por el estilo pero es un conato de insumisión, como lo fue la rebelión de los vasallos de la Ribagorza en ese mismo siglo.

    [continúa...]

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  12. [II]

    Al respecto de lo del "mito liberal", he de decir que es muy posible que así sea si se hace desde la perspectiva burguesa pero en ningún caso lo es si se entienden en su contextualización con una apreciación pretendidamente objetiva, es decir, si se atienda a lo que significan históricamente los fueros en cuestión de identidad y de expresión cultural (de barbarie of course) de un pueblo. Los que reivindican el contenido foral son los carlistas, el «continente» es algo que sobrepasa lo propiamente jurídico y se enmarca dentro de una imagen de soberanía e identidad cultural que fue truncada con la invasión de 1591 (gracias por el apunte, estaba cometiendo el fallo de confundir el año con el de las Cortes de Tarazona) y cuyo símbolo más evidente es la decapitación sin juicio previo del Justicia de Aragón.

    Comparto tu apreciación sobre Miguel Servet pero eso no ha de cambiar la expresión simbólica de lo que supone el justiciazgo y la pérdida de libertades forales.


    Para Sorrow:

    Gracias por el apunte, no soy un amplio conocedor de la obra de Bakunin pero sí es un autor con cuyo trabajo teórico me identifico en gran medida.
    Es cierto que no se puede comprender a un autor como una mente unitaria sino que, como todos, va pasando por épocas, por fases que determinan su pensamiento. Sin embargo, eso no quiere decir que lo citado de Bakunin no tenga valor para el movimiento libertario actual, por muy prematuro que pueda considerarse.

    Eliminando la consideración acerca de la patria, que por cuestiones lingüísticas hoy los libertarios hemos de abandonar (si no lo hemos hecho ya por completo) lo que Bakunin dice no es ningún disparate. Al final, de su concepción se extrae algo que muchos anarquistas hoy han olvidado, y es que la identidad, esto es, la cultura, al fin y al cabo la nación, son elementos que preceden a toda forma de administración estatal que por su propia consideración ontológica son derivados irremediables de una línea cultural determinada. Así, tomando este hecho fundamental en consideración podemos advertir que reivindicar la nacionalidad, las formas particulares de expresión humana, no es reivindicar una forma estatista o lo que es lo mismo, ser independentista no acarrea irremediablemente el ser estatista y, por tanto, salvando un juicio prematura sobre la identidad cultural, es posible un independentismo libertario. Porque como el pensamiento contemporáneo ha demostrado, las líneas de opresión humanas, de poder al fin y al cabo, no son únicamente económicas, también lo son de género, lingüísticas, estilísticas... y cómo no, también nacionales.
    Es, por tanto, el deber de todo anarquista estar con todos los oprimidos, sea cual sea la forma en la que la opresión se manifieste, luchar contra la injusticia histórica y solventar los errores del pasado, es decir, salvaguardar el valor que tiene la tremenda diversidad cultural humana.

    Además, creo recordar (ya digo que no soy nada experto en Bakunin) que en una obra tan tardía como Estatismo y Anarquía se posiciona claramente en favor de la causa eslava, como había hecho anteriormente, corregidme si me equivoco. En cualquier caso, como digo, el hecho del cambio ideológico en un autor no resta valor a los textos que va dejando tras de sí.

    [continúa...]

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  13. [III]

    Más aún, ¿Cómo sería pensable un internacionalismo sin la idea implícita de naciones, de pueblos culturalmente diferenciados? ¿Cómo negar y calificar de negativas las posibilidades de la cultura diferencial que dotan de diversidad y valor a la especie humana, el que no todo sea monótono sino que haya color, cromatismo y melodía? ¿Cómo pensar un cosmopolitanismo sin un arraigo inicial? ¿Cómo pensar la igualdad si no es partiendo de la radical diferencia que hay entre los individuos y entre los colectivos de individuos? Estos son problemas que el anarquismo no está resolviendo adecuadamente y que necesariamente debemos abordar. ¿A caso es innegable que yo, como aragonés, estoy hablando en castellano? ¿Por qué lo hago? ¿No tendrá algo que ver con que a mi abuela le obligaran en la escuela a olvidar su lengua materna, el aragonés? ¿Nada tiene el anarquismo que decir sobre ese tipo de cuestiones, sobre ese tipo de opresiones? A mí me parece que sí y que el negacionismo y la dogmaniticidad no son el camino. La cuestión nacional es un problema que se encuentra ahí y que no puede ser solventada con tópicos sobre el nacionalismo burgués.

    Con respecto a los textos que pegas, Sorrow, tal y como los leo me siendo identificado con todos y no veo que ninguno contradiga en absoluto los postulados del independentismo. Si a caso una cuestión de interpretación, el intento de considerar a toda la humanidad como una nación que, a mi juicio, es una cuestión más lingüística que práctica pues de algún modo, aunque llames nación al mundo, habrá de haber un nombre para designar la multiplicidad cultural humana.


    Para Curio Dentato:

    Ciertamente, como comentas, el origen de todos los estados nacionales, o todos los pueblos-nacionales (que son cosas distintas), es un origen de violencia, luchas y contradicciones. A mi juicio esto es producto de la lucha de clases pero que no resta valor a la existencia fáctica de la identidad cultural de los diversos pueblos nacionales ¿A caso el resultado feliz de un proceso revolucionario se deslegitima por haber sido una revolución violenta? A mí me parece que no pero eso es otro debate.
    Ya lo decía el marxista Walter Benjamin; «todo documento de cultura es un documento de barbarie» pero lo que tenemos que hacer es no despreciarlos en función de ese origen violento sino convertirlos en un arma revolucionaria al servicio de la clase obrera.

    Pero lo que me asombra de tu comentario, más bien me preocupa, es que alguien que por participar aquí presumo de creer que es anarquista, tenga una concepción tan cerrada de la historia, una concepción progresista que según se ha estudiado con posterioridad sí que es verdaderamente reaccionaria.

    [continúa...]

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  14. [IV]


    Me explico;
    En primer lugar se trata de una posición de origen hegeliano, romántico, que cala en el marxismo de una forma exacerbada. La postura progresista deviene desde la idea dialéctica de la historia, una idea de necesidad pseudocientífica que aspira a crear un saber empírico de lo que por definición es pura interpretación (la historia). De hecho, esa idea de «progreso» necesario e inevitable ha sido abandonada casi por la totalidad del marxismo siendo una idea más marxiana que otra cosa, una concepción fruto de los desvaríos teóricos de Engels. Dicha idea llevaba a estos pensadores a argumentar el colonialismo o el sometimiento del pueblo irlandés a Gran Bretaña en función de un proceso necesario que ha de darse y por el que tienen que pasar todas las culturas, el de la industrialización. Es la postura menchevique que ni los anarquistas rusos ni los makhnovistas defenderían.
    Es un error decir que los reyes absolutistas practicaban, sin proponérselo, políticas progresistas puesto que la centralización absolutista realmente no tuvo incidencia real en la aparición del capitalismo industrial. Sí lo hizo en la concepción administrativa que heredaría la burguesía, de estados centralizados y burocratizados. Pero no hay ni una sola prueba que atestigüe que un estado absolutista podía tener más posibilidades de desarrollo capitalista que un país con divisiones territoriales (caso de Alemania, por ejemplo).
    Decir pues, y te cito, que: «Pero esto que parece muy malo para muchos, en el fondo fue algo progresivo, ya que posibilitó el desarrollo de la burguesía, que cuando tomó el poder en el siglo XIX continuó el proceso de centralización política y homogeneización legislativa que posibilitó el desarrollo del capitalismo en ese país». Es un error pues el capitalismo no se produce por el cambio de administración sino por un proceso íntegramente económico que hunde sus raíces en otros hechos, a saber, el expolio de riquezas coloniales por parte de la Corona Hispánica que posibilitó el proceso de acumulación originaria dando lugar a la burguesía inglesa que daría pistoletazo de salida al capitalismo, esto ha sido estudiado por filósofos como Foucault o Althusser. La burguesía se desarrolla a consecuencia de un proceso de robo constante, como herencia del capitalismo mercantil, el saqueo colonial y la piratería corsaria inglesa. El cambio de administración corresponde a una reestructuración dentro de la propia clase dominante de la época moderna, un modelo organizativo cultural que provendría de Francia y que, repito, no está demostrado sea la causa del origen del capitalismo.

    [continúa...]

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  15. [V]

    Siguiendo esa misma lógica, por la que oponerse al proceso absolutista es «contrarrevolucionario» habría que justificar el colonialismo español y el genocidio de índigenas (y de su cultura) puesto que, como he dicho, ese proceso posibilitó el capitalismo y la aparición del movimiento obrero. O habría que defender las masacres y continuas desvergüenzas de la Iglesia Catolica por facilitar la aparición del protestantismo, verdadera base cultural del capitalismo. No, yo no me lo trago.


    «Y tú lo eres por reinvindincar los fueros de un reino del siglo XVI frente al despotismo del monarca absoluto del momento, que en ese tiempo hacia algo progresivo, como he dicho antes». Te vuelves a equivocar, los que defienden los fueros son los carlistas, los independentistas defendemos la foralidad, y al Justicia, como un símbolo (el «continente» al que hacía referencia un poco más arriba) no por lo que en ellos se contiene.
    Es más ¿A caso se puede afirmar esa tontería cuando los fueros no fueron abolidos hasta 1707? ¿Cómo van a ser reaccionarios los fueros si pervivieron y no imposibilitaron la aparición del capitalismo? Ese «hacer progresivo» que señalas de manos de Felipe I no es tal pues, como te digo, los fueros sólo fueron modificados en un par de puntos, casualmente los que permitían al rey español controlar Aragón imponiendo un virrey no aragonés. El resto del contenido retrógrado continuó rigiendo el reino hasta la Guerra de Sucesión.
    Y ¿Cómo se puede decir que la existencia de los fueros es contrarrevolucionaria cuando uno de los países con más desarrollo capitalista de la península ha sido históricamente foral (Euskal Herria)? Para mí eso que comentas es un sinsentido, un absurdo.


    Para Pavel:

    Hola de nuevo Pavel, he de decirte que tras la discusión del año pasado me leí el trabajo de vuestro blog, aquel de «Que ardan todas las patrias» y aunque no he hecho ninguna crítica textual he de decir que me decepcioné bastante porque el grueso de la crítica a las posiciones independentistas eran un ataque directo contra el nacionalismo burgués y que, como es de suponer, nada tiene que ver con nosotros.


    Saludos

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  16. ¡Voy a ir despacito!

    Y lo primero que digo, (y no me canso de repetirlo), una gran puntuación:

    Aunque este Blog se defina de «izquierdas» no es específicamente anarquista, es diverso.

    Que algun compañero no dé una versión libertaria, ¡es lógico! Porque este lugar no está definido ideológicamente.

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  17. Voy a basarme ahora en la misma fuente en la que te basas Sr. Anarco..., en la Gran Enciclopedia Aragonesa de El Periódico de Aragón. Cuando habla sobre las Alteraciones de Zaragoza de 1591 dice quienes fueron los protagonistas del motín de 24 de mayo:

    «Los alborotadores, entre quienes se encontraban caballeros, clérigos, artesanos, agricultores.»

    Había de todo. Pero los caballeros comprendían la pequeña nobleza, formaban parte de los privilegiados. Y muchos de los componentes de este estamento social formaban el patriciado urbano, la oligarquía dominante de los municipios, el pueblo menudo no pintaba nada. Como ya expuse antaño en otra entrada en el caso castellano, pero vale igual el ejemplo.

    http://losdeabajoalaizquierda.blogspot.com/2010/04/sobre-los-comuneros.html

    Y la cosa se fue radicalizando a lo largo del verano:

    «Durante el verano del año 1591, Zaragoza vivió una época de intensa agitación popular.

    »Pasquines, sermones, continua propaganda por la calle fueron los elementos de los revoltosos. Si el móvil aparente era el caso de Antonio Pérez, en el fondo se estaban cuestionando otros asuntos de mayor trascendencia como la viabilidad del sistema foral frente a un nuevo concepto de la Monarquía, o instituciones como la Inquisición. Los más radicales llegaron incluso a cuestionar la propia Monarquía. Todos eran conscientes de que el motín el 24 de mayo no era más que el inicio de un proceso cuyo final resultaba imprevisible.

    »Ante el cariz que estaban tomando los acontecimientos, la alta nobleza comenzó a desmarcarse de los fueristas exaltados...»


    Y como dijiste, la alta nobleza, los grandes señores, abandonaron.

    Se repitió lo mismo ante el intento de traslado de Antonio Pérez a la cárcel de la Inquisición, el 24 de septiembre:

    «El pueblo, nuevamente amotinado impidió su traslado. Las precauciones del gobernador fracasaron al sumarse parte de los soldados a los revoltosos. El descrédito de las autoridades era total, al considerar que no defendían los Fueros aragoneses. La alta nobleza, a excepción el conde de Aranda y del duque de Villahermosa, huyeron de Zaragoza. Los amotinados pusieron en libertad a Pérez que aprovechó la ocasión para huir de la capital.»

    El pueblo zaragozano participó nuevamente, pero entre los fueristas radicales había caballeros, como ya se dijo antes. El joven Lanuza, empujado por las circunstancias y ante el avance de las tropas del rey, pide ayuda al resto del reino:

    «Las universidades del reino, a excepción de Jaca, Daroca, Teruel y Caspe, con los pueblos de su entorno, se mostraron indecisas ante la orden de los diputados de que se les enviaran tropas. En Zaragoza comenzó a cundir el desánimo. El 8 de noviembre Vargas entraba en Aragón. A su encuentro salió un pequeño grupo de hombres mal armados, encabezados por el nuevo Justicia, Juan de Lanuza y por el viejo fuerista, Juan de Luna. Poco antes Aranda y Villahermosa habían huido a Épila. A la vista de las tropas castellanas, el 9 de noviembre, en Utebo, se produjo la detección de Lanuza y Luna, que se refugiaron en Épila. Hubo una desbandada general entre las tropas zaragozanas y Vargas, sin hallar resistencia alguna, entraba en Zaragoza el 12 de noviembre. Los refugiados en Épila intentaron, cada vez con menos vigor, continuar en la defensa de los Fueros. Los grupos más exaltados, temiendo una fuerte represión, huyeron a Francia, desde donde intentarían invadir Aragón, con ayuda de los bearneses, pero su acción fracasó rotundamente.»

    Los responsables huyeron, y ajusticiaron al joven Lanuza. ¿Por qué no recibió ayuda del resto del reino en defensa de los fueros? Porque la mayor parte de los aragoneses o temían las represalias del rey o no se identificaban para nada con los fueros.

    Luego continúo...

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  18. Y sigo con la Gran Enciclopedia Aragonesa, en este caso cuando nos habla sobre Felipe y Dos Palitos (Felipe I de Aragón) y la oposición aragonesa a su absolutismo regio:

    «Tradicionalmente se ha afirmado que esta oposición a Felipe I fue practicada por una minoría privilegiada deseosa de conservar sus privilegios. Esta afirmación, si tenemos en cuenta el estado de la investigación, resulta precipitada. Sólo después de estudiar los registros de los brazos de las Cortes, la documentación municipal que recoge las instrucciones dadas por los concejos a sus síndicos, y los pasquines y panfletos que vierten opiniones sobre el reinado de Felipe I, podremos conocer las dimensiones exactas de la misma. En estos momentos podemos decir que Aragón estuvo muy lejos de formar un frente común ante su rey. Más aún, hubo muchos aragoneses que por ambición o por convencimiento sirvieron los intereses reales antes que los de su reino. En cualquier caso, hubo dos grandes grupos, fueristas y realistas, mientras una gran parte de la población por sus condicionantes socioeconómicos y políticos permanecieron al margen de la lucha. En ambos partidos formaron gentes de los estamentos privilegiados y del pueblo...»

    Aunque el parrafo manifiesté que la nobleza no fue la única en oponerse al rey, en la totalidad del reino y en todos los estamentos, no había gran unanimidad, y los sublevados para nada representaban a todo Aragón.

    «Los verdaderos dueños de la situación eran los más exaltados, que habiendo conquistado la voluntad del pueblo zaragozano no dudaron en enfrentarse, mediante las correspondientes movilizaciones populares, a la autoridad real, a la Inquisición y a las mismas autoridades aragonesas. De esta forma, no sólo evitaron la extradición de Antonio Pérez, sino que además propiciaron su huida. Los desacatos a la autoridad real y a la Inquisición y, sobre todo, las graves consecuencias políticas que llevaba consigo la huida del ex secretario decidieron a Felipe I a intervenir militarmente.»

    En Zaragoza tuvieron apoyo popular los radicales, pero poco en el resto del reino. Ya sabemos que los grandes señores se pusieron de parte del monarca, y en la Cortes de Tarazona del año siguiente, 1592, salieron bien parados aunque se incrementase el poder de Felipe II:

    «Contrariamente a lo que se ha dicho hasta ahora, el gran vencido de 1591-1592 fue el pueblo aragonés. La nobleza y el alto clero no sufrieron merma en sus privilegios, incluso llegaron a conservar la potestad absoluta sobre sus vasallos, potestad que ha sido objeto de las más duras críticas por parte de la historiografía conservadora...»

    Parece que todo aquel que cuestione el sistema señorial es conservador, ahora resulta que el vasallaje era mejor de lo que se ha contado.

    Este último parrafo me dió la pista... Estos dos textos parten de una misma fuente. Fuente que ya he citado en la entrada, es de un número del año 1981 de la revista Historia 16.

    Después sigo...

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  19. Los profesores de Historia Moderna de la Universidad de Zaragoza Gregorio Colás Latorre y José Antonio Salas Ausens, en el número 68 de la revista Historia 16 de diciembre de 1981, publicaron un artículo titulado «La revuelta zaragozana», y al final ponen esto, muy similar al texto anteriormente citado de la GEA (y muy posiblemente la fuente principal):

    «No es, por tanto, aventurado afirmar que el gran derrotado de 1592 fue el pueblo aragonés.»

    Si leemos lo siguiente vemos también las semejanzas con los textos de la Gran Enciclopedia Aragonesa, por ejemplo, tras decisión de Felipe II de enviar tropas castellanas a Aragón bajo el mando de Alonso de Vargas:

    «En 1591, aunque no había posibilidades de éxito, la preocupación por los fueros era tal que las autoridades del reino, empujadas por la demagogia de los más radicales y por la propia monarquía, que no ofrecia otra salida, condujeron al reino y a la normativa foral a una especie de autoinmolación. la empresa era del todo imposible.

    »Los diputados carecieron de tiempo y medios para ofrecer resistencia. El 1 de noviembre se enviaban cartas a todo el reino solicitando concurso de gentes: once días después Vargas entraba en Zaragoza. El intervalo —sin entrar en otras consideraciones— era demasiado pequeño como para pensar en la menor posibilidad de éxito.

    »Las cartas escritas a los diputados catalanes y valencianos fueron respondidas con evasivas por los primeros y negativas rotundas de los valencianos.

    »Las universidades del reino, a excepción de Jaca, Daroca, Teruel y Caspe, con los pueblos de alrededor, que mostraron total adhesión a los diputados enviando tropas, dudaron si cumplir la orden de las autoridades del reino o seguir las instrucciones del rey.

    »Ante los escasos refuerzos recibidos, en Zaragoza cundió el desánimo. Villahermosa y Aranda, que tras el 24 de septiembre habían permanecido contra su voluntad en la ciudad, lograron huir a Epila. El 8 de noviembre Vargas entraba en Aragón y a su encuentro salió un grupo de hombres mal armados, encabezados por el joven Justicia Lanuza.

    »Al día siguiente, en Utebo, el Justicia y Juan de Luna, convencidos de la imposibilidad de resistir en aquellas condiciones a los castellanos, huían a Epila. Se produjo en las tropas del reino una desbandada general, y sin encontrar resistencia, Vargas entraba en Zaragoza el 12 de noviembre.

    »Los prohombres refugiados en Epila intentaron cada vez más débilmente continuar la defensa de los Fueros, pero todo era inútil. Los radicales huyeron a Francia, desde donde intentarían invadir Aragón con la ayuda de bearneses, pero todo terminó en el fracaso más estrepitoso.»


    Consideraban un desafuero el envio de tropas extranjeras (castellanas) al reino, pero no lo consideraron cuando desde Francia proyectaban invadir el reino aragonés. Ellos mismos se contradecían.

    Y sobre los alborotos zaragozanos, el papel cobarde de la alta nobleza y quienes eran los fueristas radicales:

    «La alta nobleza procuró desmarcarse con mayor nitidez del grupo de fueristas exaltados. Estos no sólo eran caballeros, también provenían del clero zaragozano y de ciertos sectores del pueblo.»

    (Sigue...)

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  20. (... Y sigo)

    Ciertos sectores del pueblo, no es el pueblo entero. Parece que los caballeros y algunos curas fueron los verdaderos instigadores, y los que huyeron a Francia. Sino quiénes salieron poco afectados tras las Cortes de 1592, las que dieron más poder al rey. En el mismo texto se dice:

    «Nada se aprobó respecto a los graves problemas que tenía Aragón. La nobleza, en medio de la frustación de los vasallos, continuó con sus privilegios y los municipios siguieron acantonados en sus derechos.»

    Y los municipios estaban gobernados por el patriciado urbano, la pequeña nobleza de caballeros e hidalgos o infanzones.

    Recordemos otra vez más lo que estos mismos autores escribieron sobre el feudalismo de aquellos tiempos en Aragón:

    «El régimen feudal aragonés resultaba tal vez el más duro del Occidente europeo, los señores eran dueños absolutos de sus tierras y vasallos, quienes carecían de los más mínimos derechos.»

    Creo que, partiendo solamente con esto, el hecho de convertir los hechos de 1591 como un acto de rebelión popular... Pues no es muy acertado.

    (¡Ya seguiré con lo mismo más adelante...!)

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  21. Y ya que es de mucho suponer que las revueltas fueran instigadas por la nobleza... Me parece que dije que fueron instigadas por miembros de la oligarquía urbana y no la nobleza. Y no solamente lo digo yo, en «Conflictos sociales y políticos en el siglo XVI» de Eliseo Serrano Martín, también de la Universidad de Zaragoza, sobre quienes intervinieron y encabezaron los disturbios del 24 de mayo de 1591 en la capital maña, nos cuenta:

    «La Inquisición ordena el encarcelamiento de Antonio Pérez en sus propias cárceles.

    »Ante estos hechos los fueristas acusaron de injerencia al tribunal y de cometer contrafuero al acceder a sus pretensiones, extremo que negó la Corte del Justicia.

    »No se sintieron satisfechos con esta respuesta e involucraron a los Diputados quienes expresaron a la Corte del Justicia similares temores y recibieron la misma respuesta. La tensión saltó a la calle. Grupos de artesanos y labradores, el componente popular del motín, capitaneados por los caballeros que habían actuado de embajadores ante la Corte del Justicia salieron a la calle. Formando dos grupos marcharon uno hacia la casa del marqués de Almenara a quien los fueristas consideraban "instigador y autor de todas estas maldades" y otro hacia la sede de la Inquisición, la Aljafería.

    »El grupo que asaltó la casa del marqués después de largo asedio logró herir gravemente al de Almenara, a pesar de la intervención del Justicia y trasladarlo a la cárcel donde moriría el 7 de junio.

    »Nuevamente se producía una fuerte división entre la débil clase dirigente aragonesa. Antonio Pérez sirve como detonante. Un sector de la nobleza regnícola junto con el castellano Almenara, como virrey y "portavoz" del monarca, intentará hacer valer los intereses del poder absoluto frente a los aliados de Pérez, que más tarde serán los dirigentes del motín y que de alguna manera se opondrán a la autoridad regia al defender el ordenamiento jurídico y desenmascarar la operación política que había detrás de la acusación de herejía.»


    Parece ser que los cabecillas no pertenecían al pueblo llano. Fue una revuelta con participación popular, y no una revuelta popular, porque los privilegiados eran los que instigaron a las clases populares. Si fuese aragonés, no me sentiría muy identificado con tales personajes y hechos históricos.

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