«Rompieron e incendiaron decenas de edificios históricos, casas de empeño, oficinas de políticos, bancos, en su camino, los "conocidos-desconocidos". Imágenes de destrucción bíblica. ¿Dónde estaba la Policía; ¿Por qué no aplicó la nueva Ley del asilo en la Facultad de Derecho ocupada? La Policía estuvo moderada (se comportó de forma comedida)!»…
Aquí tienen el modelo de los telediarios después del domingo, 12 de febrero. No, no es una noticia el hecho de que cientos de miles de personas abarrotaron el centro con ánimos de confrontación y se quedaron allí a pesar de la brutalidad ya conocida y el furor de los perros de la Democracia, ni el hecho de que vamos a estar trabajando por 450 euros y que con el nuevo memorándum nuestra vida se hipoteca así que tomen aliento los mercados (ah, estos mercados, hemos hecho de todo por ellos…) y que se ingrese dinero en efectivo en los bancos. Los canales televisivos, varios días antes de la aprobación del memorándum, habían comenzado a prepararnos, poniéndonos en la sien la pistola de la reputada ya quiebra, presentando una imagen muy distorsionada de lo que es una quiebra, hinchando los datos y planteando el dilema chantajista: o aceptas el memorándum o protestas y quebramos.
Para nosotros, que estuvimos en la manifestación en ese día, es necesario aclarar algunas cosas a fin de acabar con las chorradas de los medios de manipulación:
En primer lugar: No, la gente no se fue temprano a causa de los «encapuchados», en cambio se quedó hasta la madrugada. Los antidisturbios mantenían a la gente en las calles de los alrededores de la plaza de Síntagma y (hasta el barrio residencial de Kolonaki) abarrotándolas, así que en las pantallas de la televisión se transmitieran imágenes de una plaza vacía.
Segundo: Los disturbios no fueron iniciados por los «conocidos-desconocidos», sino por las propias fuerzas de represión, las cuales, violando el derecho fundamental y constitucional de la reunión, trataron de disolver la magnífica manifestación, y (a continuación) algunos manifestantes se defendieron.
Tercero: los medios de desinformación en otros casos son ultrasensibles (por ejemplo, las revueltas en Egipto, Siria, Libia, etc.), defienden los derechos de los insurgentes y no se preocupan de cuántas toneladas de mármol fueron tiradas, cuántos cócteles molotov, y cuántos bancos se incendiaron. Estas cosas que son insignificantes frente a la rabia de la gente, ahora se han convertido en el tema principal, silenciando las características insurreccionales de aquel día.
Cuarto: La podredumbre de los medios de comunicación se muestra en el que no se preocupan por los edificios históricos de propiedad pública que se van pudriendo día trás día, u por otros que están siendo deliberadamente destruidos por sus propietarios, así que no sean calificados como edificios catalogados de obligada conservación, y así poder construir viviendas de muchas alturas en su solar, y los recuerdan sólo cuando inmigrantes o personas sin hogar viven en ellos, o por otros que se están construyendo con dinero der errario público con concursos deficientes y se hunden con la primera lluvia (véase el hospital de la ciudad de Pirgos) y ahora de repente están llorando por ellos.
Quinto: No lloriquean oor las decenas de miles de los puestos de trabajo perdidos cada mes, como lo hacen por los que se han perdido ahora, según ellos. La hipocresía y el oportunismo en todo su esplendor…
Sexto: Durante la manifestación fueron difundiendo deliberadamente mentiras, como por ejemplo, que se estaba quemando la Biblioteca Nacional, que se había quemado el cine Attikón entero, si se quemó sólo su entrada.
Séptimo: La Policía trató de disolver la ocupación de la Facultad de Derecho, la cual funcionó como lugar de atención médica de los lesionados, pero los propios manifestantes la rechazó.
Es claro de qué lado están los medios de comunicación. Difamaron todo lo posible la reacción de la gente, que sobrepasó los límites que pone el mismo Poder. Ya han pasado los días de las protestas de gestos de abucheo pacíficos (y por lo tanto inofensivos)… Es por eso que nosotros les damos la espalda. La contra-información es un arma en nuestra lucha.
Aquí tienen el modelo de los telediarios después del domingo, 12 de febrero. No, no es una noticia el hecho de que cientos de miles de personas abarrotaron el centro con ánimos de confrontación y se quedaron allí a pesar de la brutalidad ya conocida y el furor de los perros de la Democracia, ni el hecho de que vamos a estar trabajando por 450 euros y que con el nuevo memorándum nuestra vida se hipoteca así que tomen aliento los mercados (ah, estos mercados, hemos hecho de todo por ellos…) y que se ingrese dinero en efectivo en los bancos. Los canales televisivos, varios días antes de la aprobación del memorándum, habían comenzado a prepararnos, poniéndonos en la sien la pistola de la reputada ya quiebra, presentando una imagen muy distorsionada de lo que es una quiebra, hinchando los datos y planteando el dilema chantajista: o aceptas el memorándum o protestas y quebramos.
Para nosotros, que estuvimos en la manifestación en ese día, es necesario aclarar algunas cosas a fin de acabar con las chorradas de los medios de manipulación:
En primer lugar: No, la gente no se fue temprano a causa de los «encapuchados», en cambio se quedó hasta la madrugada. Los antidisturbios mantenían a la gente en las calles de los alrededores de la plaza de Síntagma y (hasta el barrio residencial de Kolonaki) abarrotándolas, así que en las pantallas de la televisión se transmitieran imágenes de una plaza vacía.
Segundo: Los disturbios no fueron iniciados por los «conocidos-desconocidos», sino por las propias fuerzas de represión, las cuales, violando el derecho fundamental y constitucional de la reunión, trataron de disolver la magnífica manifestación, y (a continuación) algunos manifestantes se defendieron.
Tercero: los medios de desinformación en otros casos son ultrasensibles (por ejemplo, las revueltas en Egipto, Siria, Libia, etc.), defienden los derechos de los insurgentes y no se preocupan de cuántas toneladas de mármol fueron tiradas, cuántos cócteles molotov, y cuántos bancos se incendiaron. Estas cosas que son insignificantes frente a la rabia de la gente, ahora se han convertido en el tema principal, silenciando las características insurreccionales de aquel día.
Cuarto: La podredumbre de los medios de comunicación se muestra en el que no se preocupan por los edificios históricos de propiedad pública que se van pudriendo día trás día, u por otros que están siendo deliberadamente destruidos por sus propietarios, así que no sean calificados como edificios catalogados de obligada conservación, y así poder construir viviendas de muchas alturas en su solar, y los recuerdan sólo cuando inmigrantes o personas sin hogar viven en ellos, o por otros que se están construyendo con dinero der errario público con concursos deficientes y se hunden con la primera lluvia (véase el hospital de la ciudad de Pirgos) y ahora de repente están llorando por ellos.
Quinto: No lloriquean oor las decenas de miles de los puestos de trabajo perdidos cada mes, como lo hacen por los que se han perdido ahora, según ellos. La hipocresía y el oportunismo en todo su esplendor…
Sexto: Durante la manifestación fueron difundiendo deliberadamente mentiras, como por ejemplo, que se estaba quemando la Biblioteca Nacional, que se había quemado el cine Attikón entero, si se quemó sólo su entrada.
Séptimo: La Policía trató de disolver la ocupación de la Facultad de Derecho, la cual funcionó como lugar de atención médica de los lesionados, pero los propios manifestantes la rechazó.
Es claro de qué lado están los medios de comunicación. Difamaron todo lo posible la reacción de la gente, que sobrepasó los límites que pone el mismo Poder. Ya han pasado los días de las protestas de gestos de abucheo pacíficos (y por lo tanto inofensivos)… Es por eso que nosotros les damos la espalda. La contra-información es un arma en nuestra lucha.
Marcha de protesta estudiantil, lunes 20 de febrero, a las 11:00h.
Punto de reunión: Hospital de la Anunciación de Atenas.
Punto de reunión: Hospital de la Anunciación de Atenas.
Asamblea de Alumnos del Liceo 4 de Zografu.
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