Por FERNANDO DE ORBANEJA
Se ha puesto de moda, desde hace unos años, aplaudir en actos en los que resulta absurdo, o ridículo, incluso insultante. Veamos unos ejemplos.
Una mujer es asesinada por su marido, exmarido o novio, con tal motivo en la localidad las autoridades y amigos guardan un minuto de silencio. Hasta aquí muy bien, pero pasado ese minuto se ponen a aplaudir. ¿Se puede saber a quién aplauden?, ¿a la mujer asesinada que ya no se entera?, ¿al asesino?, lo que sería el colmo, o ¿se aplauden a sí mismos por haber demostrado su pesar con un minuto de silencio? En todos los casos no sólo es disparatado sino también irrisorio.
Se muere un personaje ilustre o famoso. Se congrega numeroso público para darle el «último adiós», como dicen los periódicos. Todo correcto, pero en el momento que sale el féretro de la casa o del tanatorio, la gente comienza a aplaudir impetuosamente. Me gustaría saber qué es lo que aplauden, para qué y por qué. ¿Aplauden porque se ha muerto?, ¿a sus familiares?, ¿al fallecido que no puede enterarse?, o ¿quizá a ellos mismos por asistir al entierro?, ¿qué objeto tiene ese aplauso? Me parece que lo correcto sería guardar un emocionado silencio, reflejo de la pena por su pérdida, a la par que supone un respeto a sus familiares.
En los mítines resulta hasta jocoso ver a los incondicionales, pues son los únicos que van a ellos, aplaudiendo la menor frase que digan sus jefes; debe ser para dar la imagen de unanimidad o de triunfo. Recuerda a esos concursos de televisión ñeque tanto se aplaude al que gana como al que pierde, el caso es aplaudir, para dar la sensación de que lo están pasando muy bien. Ridículo, en ambos casos.
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Lo que podríamos llamar «cultura del aplauso» está llegando a extremos de una necedad inigualable. Vemos, enormemente sorprendidos y apenados, como se aplaude a un torero que, conduciendo borracho, ha matado a un padre de familia. Se aplaude a un bailarín que atropella a un peatón y sale huyendo en vez de auxiliarle. Se ovaciona a una tonadillera acusada de corrupción y que ha cometido fraude con la Hacienda pública (esa que somos todos, o eso dicen). Reciben aplausos y vítores dos ex presidentes de comunidades al entrar a declarar por corruptos, y no digamos al ser absueltos, y ya el colmo ha sido la prolongada ovación que ha recibido el rey por parte de diputados y senadores en el Congreso, cuando todos sabemos que ha amasado una considerable fortuna y ha recibido valiosísimos regalos, aprovechándose de su cargo, aparte del «poco ejemplar» comportamiento de él y de su yerno. ¿Se puede saber qué se aplaude en esos casos?
Por cierto, se empieza a hablar de abucheos, silbidos, pateos ¡ya era hora! Parece que empezamos a recuperar la capacidad de criticar, aunque aún hay gente que sigue teniendo miedo. Han sido tantos años de represión. Lo malo es que tratan de volver a imponerla.
La gran estafa del PP$O€
Demasiado tiempo en manos del patio de butacas. Ya va siendo hora de que el "gallinero" se haga oír, al menos para compensar tanto aplauso falso con auténticos y atronadores abucheos.
ResponderEliminarEso sí, el día que se vayan (todos y todas sabemos quienes) aplaudiré con todas mis fuerzas.
Salud!
¡Qué aplaudan lo que quieran! Ya llegará la hora...
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