Las grabaciones revelan la violencia de algunos agentes con los detenidos
Las grabaciones realizadas en los coches patrulla y en los móviles de los detenidos no arrojan demasiada luz sobre el homicidio del vecino de Las Seiscientas. Pero, según los investigadores de Asuntos Internos, ponen de manifiesto la agresividad de dos de los detenidos en sus intervenciones. En una charla grabada el 13 de junio de 2014 a las 13.32, J. L. S. A. y J. A. C. G., planean una agresión a un indigente que pide dinero a cambio de aparcar coches. Lo que sigue es la conversación que transcribe Asuntos Internos:
J. A. «Está muy chulo, está el hombre ahí».
J. L. «Le vamos a dar una de estas que se va a cagar».
J. A. «Le vamos a dar en condiciones, eh».
J. L. «El sábado que viene voy a coger la goma, porque ya estoy hasta el capullo de no tener goma, da igual, el primero que se deje una goma me la quedo, con las mismas voy a hacerle el rodaje al gordo ese».
J. A. «Y empezar a tirarle sartenazos pero donde pillemos».
J. L. «A las rodillas».
J. A. «Tio ahí, con ese vamos a disfrutar, con el gordo ese vamos a disfruta».
Los micrófonos en los coches patrulla recogen además la incautación de una pequeña cantidad de droga a otro vecino de Cartagena por parte de esta misma pareja el 19 de junio.
J. A. «Francisco, póngase usted ahí, eh, haga el favor». [Se escucha un manotazo].
Varón: «¡Ah!»
J. A. «Por decirme que no llevabas nada. ¿Llevas algo más? Como sigas sacando te voy dando».
Al terminar esta intervención, J. L. S. A. recrimina a su compañero J. A. C. G. que se le haya caido al suelo parte de la droga que se le incautó a este hombre. Y explica su enfado porque así podrían colocarle parte de la droga «a otro yonqui, a otro mierda de estos». Argumenta que de ese modo, tendrá dos actas de incautaciones que presentar a sus superiores.
Los seguimientos policiales también captaron una reunión celebrada el Mesón Yunke II el pasado 27 de junio. Durante un desayuno, los agentes ahora encarcelados hablan de la investigación sobre el crimen de Cala Cortina y uno de ellos, que no ha sido identificado, avisa a los demás: «Si es que no tienen nada, no tienen nada, no pueden tener nada».
El arresto de los policías ha propiciado un clima irrespirable en los barrios más conflictivos de la ciudad. El miércoles a media tarde, una pareja de agentes dio el alto a un joven recién salido de un local de trapicheo. Revisaron su coche y le quitaron un bate. El chaval contraatacó: «¿Qué? Le habéis dado una buena al chico ese antes de tirarlo al mar. Entre seis policías, ¡casi nada!». Era la segunda vez en una hora que estos dos agentes escuchaban cosas parecidas. La mayoría de compañeros han vivido esta semana episodios similares. La comisaría, que destaca en las calificaciones internas por sus incautaciones de droga y la lucha contra las mafias de la inmigración, está bajo sospecha. Dentro, un grupo de agentes intenta organizarse por su cuenta para afrontar una investigación paralela. Desconfían de la detención de sus amigos, dicen querer encontrar al verdadero culpable.
2 comentarios:
No es un caso excepcional, eso es lo que se pretende presentar debido a la alarma social y la poca credibilidad que tienen las fuerzas represivas de nuestro puto país.
Todo el mundo que conozca a policías, sabe de la corrupción que existe y del tipo de basura que son, a menos que solo los conozca por la tele,que es también muy corriente.
Salud!
Lo excepcional es que se hable de ello por los medios. Lo habitual es justo lo contrario, nadie sabe ni dice nada, pero ocurre, y con mucha más frecuencia de lo que muchos creen (en especial, los que se creen lo que dicen las series de televisión de policías y las películas similares). Las víctimas no pueden denunciarlo, porque sus testimonios no valen nada, en cambio, las mentiras de los uniformados son la verdad. Ya sabemos, la palabra de un policía vale más que la de un paisano.
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