Nº 18 – Otoño 2016
Las yeseras, esos peculiares paisajes de un singular aspecto, tienen un gran parecido con algunas de las formaciones geológicas que podemos encontrar fuera de nuestro planeta. Al yeso que forma sus suelos los árabes lo llamaron aljez. De este nombre deriva la denominación de aljezares a las comunidades de plantas y otros organismos que habitan suelos yesíferos. Esta vegetación esteparia forma sistemas que aparentemente tienen poco valor ecológico, nada más lejos de la realidad. Las plantas yipsófilas que habitan estos parajes son en su mayoría exclusivas de estas zonas como consecuencia de su clima y suelo muy especiales. Esta es la causa de que los aljezares tengan numerosas plantas únicas en nuestro planeta. Estas plantas llamadas endémicas tienen un gran valor, su pérdida implicaría el que la importante información de sus genes desapareciesen para siempre, con todo el conocimiento que esta planta encierra. Analizaremos un ejemplo de lo que comentamos a la luz de los últimos descubrimientos de la ciencia.
Nuestros suelos de yeso cuyo origen se remontan al Mesozoico tienen una importante relación con el agua. Su formación y evolución dependen de ello. Nuestro clima de veranos con prolongadas sequías hace de los aljezares más especiales todavía. La investigadora Sara Palacios declara a raíz de sus investigaciones:
«Algunos minerales contienen agua en su estructura cristalina. Es el caso del yeso, un mineral que aflora en zonas áridas y semiáridas. En condiciones naturales, el yeso puede perder el agua de cristalización (alrededor de un 20% de su peso). Esta capacidad de hidratarse y deshidratarse podría ser la clave de la supervivencia de muchas especies de plantas en épocas de sequía. Un estudio liderado por científicos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) aporta evidencias que apoyan esta posibilidad. Los resultados se publican en la revista Nature Comunication. Este trabajo constituye la primera evidencia experimental de que los organismos vivos pueden utilizar el agua de cristalización de minerales como el yeso.»
Una vez se conozcan los mecanismos que dan lugar a este proceso, sería posible desarrollar nuevas tecnologías que faciliten la reforestación y el cultivo en zonas áridas. El CSIC ha informado que el yeso es también un mineral frecuente en Marte, donde los expertos lo han identificado como un sustrato clave en la búsqueda de formas de vida extraplanetaria. Estos resultados modifican significativamente el paradigma actual sobre el uso del agua por las plantas, en los que el agua retenida en la estructura cristalina de las rocas minerales no se considera como una fuente potencial. El cambio climático y la fragmentación del hábitat afectan negativamente a las plantas en hábitats de yeso, y se encuentran entre las principales amenazas para estos ecosistemas. Estos estudios se realizaron sobre jarillas de flor amarilla, del mismo género que las que aparecen en las fotos de este artículo, pero sus resultados son ampliables a otras plantas como los linos azules y blancos que también aparecen en las fotos del artículo. Proteger estas plantas y sus ecosistemas es la mejor manera de conocer y proteger la vida en la Tierra y en consecuencia nuestra vida sobre ella.
Fernando Benito