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lunes, 1 de octubre de 2012

25-S: El coste del despliegue policial asciende a cerca de 300.000 sólo en dietas para los antidisturbios


A esta inversión habría que sumarle otros gastos como uso del helicóptero durante los tres días de protestas o los desplazamientos de la UIP 


   En torno a 300.000 euros aproximadamente es el coste que ha supuesto el extenso despliegue policial puesto en marcha con motivo del 25-S teniendo en cuenta sólo a las dietas recibidas por los centenares de agentes antidisturbios desplazados a Madrid para participar en el dispositivo, según han informado a Europa Press fuentes policiales.

   Estas mismas fuentes han precisado que las dietas oscilan entre los 80 y los 120 euros diarios, dependiendo de las escalas policiales. Para el plan de seguridad del 25-S se desplazaron a Madrid 17 grupos de la Unidad de Intervención Policial (UIP) compuesto por 50 efectivos cada uno. 

   Eso supone dietas para aproximadamente 850 agentes que permanecieron varios días en Madrid. Según otras fuentes consultadas no fueron movilizados todos los integrantes de cada grupo y hubo unidades que no estaban completas. Con esas dietas los agentes deben sufragarse el alojamiento en Madrid y la comida.  

OTROS GASTOS

   A partir de ahí, para calcular el gasto total asumido por la Policía en torno al 25S y los dos días de protestas sucesivos (el miércoles 26 y el sábado 29) habría que añadir otras partidas como la referente al desplazamiento de todas estas unidades. 

   Cada grupo de la UIP mueve cerca de siete furgones policiales, pero las fuentes consultadas advierten de que no es lo mismo un desplazamiento desde Valladolid que desde Coruña y para esta ocasión se requirió el apoyo desde prácticamente toda España.

   Asimismo, estas mismas fuentes llaman la atención sobre otros gastos que se asumieron durante el dispositivo como el uso de un helicóptero policial durante los tres días de protestas. El aparato estuvo sobrevolando el centro de Madrid todo el tiempo que duraron las concentraciones, todas ellas de larga duración.  

   Cerca de 1.300 agentes de antidisturbios participaron en el dispositivo policial que protegió el Congreso de los Diputados durante la protesta que llamaba a rodear el edificio de las Cortes. El dispositivo desplegó más de 25 grupos de la UIP. El peso del despliegue lo llevaron los grupos de Madrid, tanto los que corresponden a la Jefatura Superior de Policía de Madrid como los dependientes de la Comisaría General de Seguridad Ciudadana.


domingo, 30 de septiembre de 2012

29S: Así entraron a golpes los antidisturbios en los bares de Huertas


Este sábado, mientras los últimos manifestantes se retiraban cerca de la medianoche de la plaza de Neptuno tras la protesta del 29-S y después de que los antidisturbios cargasen para disolver la concentración, la tensión se multiplicaba en las calles cercanas del madrileño barrio de Huertas, una zona de bares por la que suelen salir muchos extranjeros. En la calle Cervantes se registraron choques entre la policía y los manifestantes y también en la calle Lope de Vega, donde los incidentes quedaron registrados en un vídeo que está teniendo mucha repercusión en Internet. Es, de hecho, la historia más vista del domingo en Menéame.


En las imágenes, se observa cómo un grupo de antidisturbios carga contra un grupo de gente. La calle está repleta de basura y de contenedores tirados. En un momento, la Policía pasa a la acción con fuerza, golpeando con violencia a los que se encontraban por allí, que intentaron buscar refugio en los bares. Esfuerzo inútil, dado que los agentes entraron tras ellos y los sacaron mientras les golpeaban con las porras.

El autor del vídeo es Arturo DM, que vive en un edificio muy cercano a donde se produjeron los incidentes. Explica que estaba en casa tranquilamente cuando escuchó «jaleo» fuera. Al asomarse, se encontró con un panorama dantesco. «Había bastante gente, contenedores tirados haciendo de barricadas para evitar el paso de la Policía. Los antidisturbios estaban en la parte baja de la calle y esperaron allí a que otros compañeros suyos subieran, para tener rodeada a la gente que estaba en la calle», recuerda en una conversación telefónica. 


«SENTÍ IMPOTENCIA»

«La mayoría de la gente se dispersó entonces, pero quedó un grupo que se vio rodeado y fueron a buscar refugio a los bares», rememora Arturo, que señala que él no vio ningún tipo de agresión de la gente a la Policía. «Los antidisturbios entraron en los bares a por ellos y les empezaron a sacar a base de porrazos», asegura. 

Uno de los bares en los que buscaron refugio fue el Terramundi. «Entraron entre cinco y siete antidisturbios golpeando. Iban solo a por ciertas personas que habían entrado, pero todos nos llevamos un susto muy feo. Gritaban: '¡Fuera, fuera!' y les daban porrazos», explica una empleada del establecimiento. Los antidisturbios también irrumpieron en el bar Quevedo, como recogen otros dos vídeos que circulan por la Red. Los testigos aseguran que en el local no había entrado ningún manifestante. Los propietarios del bar, sin embargo, prefieren no hablar de los incidentes. 

Arturo, que asistió a la manifestación del 25-S pero no a la del sábado, vio cómo para sacar «a dos chicas que pesarían 45 o 50 kilos» fueron cuatro policías «que las pusieron a caldo». «Luego, subieron tres lecheras, supongo que para dispersar la zona. Lo que yo pienso es que si esa gente hubiera hecho algo, les hubiesen metido en los furgones. Pero no, se limitaban a dar palos y les dejaban marcharse». Reconoce que desde su balcón no pasó miedo, aunque le daba respeto observar las escopetas apuntando hacia arriba mientras la policía caminaba. «Pensaba: a ver si se le escapa el gatillo y…».

«Sobre todo sentí impotencia. No sabía si bajar a abrirles el portal o qué hacer. Los policías no iban identificados», destaca.

25S: ¿dónde estaban los tanques?

El 23 de febrero de 1981 entraron en el Congreso asaltantes armados, con el apoyo de determinadas fuerzas del Ejército, con la finalidad de implantar una dictadura militar. Se decretó el toque de queda, se suspendieron las libertades y salieron los tanques a la calle, ante una población comprensiblemente atemorizada, por las similitudes con el alzamiento que dio lugar a nuestra guerra civil. Los hechos esenciales son bastante conocidos a través de numerosos estudios, entre los que cabe destacar la incursión histórica-narrativa de Javier Cercas en Anatomía de un instante.

El 25 de septiembre de 2012 se produjo una manifestación convocada con intención pacífica por un grupo de ciudadanos, que reclamaban alternativas ante la situación económica actual y una mejora de nuestro sistema democrático. Determinados gobernantes de bastante relevancia aseguraron que se trataba de un intento de golpe de Estado, comparable al 23-F. Semejante afirmación solo pudo formularse desde el desconocimiento histórico o desde la mala fe. Y, más probablemente, desde un intento de criminalizar una protesta que planteaba algunas preguntas incómodas.

Esa tentativa demonizadora se ha expresado con una deriva autoritaria que ha llevado a algunos excesos más propios de un Estado policial que de un sistema democrático. Hemos asistido a la irrupción de agentes en reuniones pacíficas en un parque público. Se han practicado cacheos sistemáticos en autobuses a ciudadanos sin que existieran indicios de delito. Con el pretexto de actuar contra unos pocos violentos, la manifestación del 25S fue disuelta con un uso desproporcionado de la fuerza institucional. 

Cualquier observador imparcial ha podido comprobar a través de numerosas imágenes cómo personas indefensas que se comportaban pacíficamente eran golpeadas con una saña difícilmente comprensible. Y la Delegación del Gobierno todavía no ha explicado por qué autorizó o consintió que los agentes no llevasen la preceptiva placa identificativa. Ello supone el incumplimiento de la normativa vigente, que expresa en su exposición de motivos el derecho de los ciudadanos a identificar a las fuerzas de seguridad, precisamente para controlar posibles abusos y que no se produzca indefensión.

Por supuesto, las propuestas de fondo de los promotores de la manifestación del 25S pueden ser discutibles. Pero una sociedad democrática avanzada debe ser capaz de integrarlas en el debate público y ofrecer respuestas adecuadas. La vía de la represión de la disidencia no resulta admisible. En un Estado constitucional los representantes institucionales deben garantizar el ejercicio de los derechos fundamentales, entre ellos el de manifestación, el de reunión y la libertad de expresión. Y en ningún caso utilizar fórmulas de disuasión del ejercicio de esos derechos. 

Además, no debemos culpabilizar exclusivamente a las fuerzas policiales, porque los agentes eran los mismos que hace poco más de un año durante las protestas del 15-M. Quienes han cambiado han sido los responsables políticos y sus directrices sobre el mantenimiento del orden público.

Ha quedado demostrado que los presuntos golpistas no llevaban tanques. Y han quedado en evidencia las autoridades que deslizaron comparaciones disparatadas, interesadas y oportunistas. Los manifestantes no llevaban tanques, pero sí que esgrimían argumentos que fueron apoyados por decenas de miles de personas en las calles de Madrid. Y formularon preguntas que son compartidas por millones de personas en nuestra sociedad. 

Pero se ha producido un silencio, en medio del aullido de las sirenas, del ruido de las salvas de pólvora y de los golpes del material antidisturbios. Un silencio casi ensordecedor, que no ofrece ninguna respuesta oficial a las preguntas de los manifestantes sobre las alternativas a la situación económica actual y a cómo podemos mejorar la democratización de nuestra sociedad. Como escribió Unamuno, a veces el silencio es la peor mentira.

ZONA CRÍTICA 
28/09/2012 


sábado, 29 de septiembre de 2012

El camarero-héroe del 25-S: 'El jefe policial me ha empujado y me he desmayado'


Alberto Casillas, camarero del Bar Prado, fue atendido por el Samur.
La Policía quiso identificar a un grupo de jóvenes que fueron a saludarle.
Presentará una denuncia: 'Es intolerable que estén acosando así'.


Alberto Casillas, el camarero del Bar Prado que el pasado martes se convirtió en uno de los protagonistas de la convocatoria para rodear el Congreso al impedir a los antidisturbios entrar en su establecimiento, vuelve a serlo en la reedición de la protesta, #Vamos29S, al sufrir una bajada de tensión después de que agentes de la Policía Nacional identificaran a sus clientes.

Casillas, de 49 años, ha sido atendido por el Samur en el Paseo del Prado, frente al local en el que trabaja, y después ha abandonado el lugar por recomendación de los servicios médicos.

Según ha explicado, «habían venido unos 25 chavales a saludarme, sencillamente a darme las gracias por proteger a unos ciudadanos el otro día, cuando de pronto han aparecido cinco lecheras de las que han salido un montón de antidisturbios, que han pedido a los chavales que se fueran con ellos aparte para identificarles».

Siempre según su relato, transmitido por él mismo a ELMUNDO.es, Casillas se ha acercado a los agentes «simplemente para decirles que para qué necesitaban identificar a unos chavales que no estaban haciendo daño a nadie, sólo saludándome. Les he dicho que si tenían que identificarles a ellos, que lo hicieran conmigo también».

Lo siguiente ha sido un forcejeo con quien Casillas ha distinguido como «el jefe del operativo»: «Le he pedido de forma educada su número de placa, que están obligados a facilitar si cualquier ciudadano se lo pide. El hombre se ha encarado conmigo, se ha negado a dármelo, me ha empujado y la verdad es que me he asustado y me he desmayado».

Casillas aseguraba esta tarde que se dirigiría a una comisaria de Policía para denunciar lo sucedido: «Es intolerable que estén acosando y amedrentando a los españoles así, ¡es absurdo! El policía me decía que yo estaba alterando el orden público y que me iban a imponer una sanción... ¡A mí, que sólo le pedía que se identificara!».

«Mi hijo se ha quedado discutiendo con él, pero ha sido un momento dramático porque cuando me he dado cuenta estaba tirado en el suelo, y me estaban dando aire. No puede ser lo que está pasando en este país... Yo voté a Rajoy, pero esto no puede ser», ha terminado.


miércoles, 26 de septiembre de 2012

El máximo responsable del SUP defiende «leña y punto» para los manifestantes del 25-S


 Mientras el Gobierno defiende la «magnífica» actuación de los antidisturbios, IU denuncia que hubo provocadores vinculados a «círculos policiales» para generar violencia


 El máximo responsable del Sindicato Unificado de la Policía (SUP), José Manuel Sánchez Fornet, incendió anoche Twitter al defender que los antidisturbios repartiesen «leña y punto» contra los manifestantes del 25-S. Esta mañana, el ministro del Interior ha defendido la «magnífica» actuación policial contra la concentración 'Rodea el Congreso'. El Gobierno ha salido en tromba a defender la constitucionalidad de las cargas policiales frente a la «manifiestamente inconstitucional» protesta.

Frente a ello, IU ha calificado de «totalmente desproporcionada» la actitud de la Policía y han anunciado esta mañana su intención de pedir al Gobierno explicaciones. Asimismo han denunciado cómo «determinados hooligans de la política» compararon el 25-S con el 23-F, en referencia a María Dolores de Cospedal, con la única intención de «calentar el ambiente».

Asimismo aseguran que hubo personas, de «círculos policiales», que provocaron la violencia y reclaman una investigación. Por su parte, Alberto Garzón ha denunciado el proceso de «criminalización» de la protesta ciudadana.  «Estamos ante un caso flagrante de coartar los derechos fundamentales», ha resumido.

El PSOE también ve desproporcionada la actuación de los antidisturbios. El secretario general del Grupo Socialista en el Congreso, Eduardo Madina, ha considerado que «al Gobierno el país se le está yendo de las manos y la contención de la manifestación también se le fue de las manos». En términos similares se ha expresado el portavoz socialista de Fomento, Rafael Simancas, quien ha coincidido con Madina en censurar el proceder de los agentes antidisturbios para evitar que avanzara una marcha en la que unos ciudadanos ejercían su derecho a manifestación junto a «unos cuanto radicales».

Sin embargo, Jorge Fernández Díaz cree que la Policía actuó «magníficamente» ante la violencia de algunos manifestantes.«Felicito a la Policía, que actuó extraordinariamente bien y gracias a ella esa intención manifiestamente inconstitucional e ilegal de ocupar el Congreso y coaccionar a los diputados cuando están reunidos en sesión, no se pudo llevar a cabo», ha enfatizado.

«Hubo una perfecta respuesta ante la agresión», ha puntualizado el titular de Justicia, Alberto Ruiz Gallardón. En su opinión, era una convocatoria «manifiestamente ilegal» porque según la Constitución es inviolable y porque el Código Penal tipifica como delito pretender ocupar el Congreso o coaccionar a los diputados cuando están reunidos. «Es evidente que no se podía permitir semejante agresión al orden constitucional y al orden jurídico-penal y la Policía actuó espléndidamente», sostiene.

Anoche, el secretario general del sindicato mayoritario de la Policía, Jose Manuel Sánchez Fornet incendió las redes sociales defendiendo que los policías no fueran identificados con su placa. «Para los de las identificaciones: no las llevan y apoyamos que no las lleven ante organizaciones violentas. Leña y punto», escribió en su cuenta de Twitter en torno a las diez de la noche del martes.

El comentario provocó la reprobación inmediata de los usuarios de esta red social se ratificó en la expresión: «Leña y punto. Esa es la expresión que veo que ha sentado muy mal en quienes ni han leído los tuits anteriores, ni les interesa saber más».

Sánchez Fornet también criticó al Gobierno de Mariano Rajoy por el dispositivo de seguridad. «Que a estas horas haya diputados, representantes que no puedan entrar o salir del Congreso habla del fracaso del Gobierno. Torpes», comentó. Sus críticas también se dirigieron a «los pijoprogres de IU, esos que en ayuntamientos permiten a sus policías locales acosar a jóvenes con perros, cachearlos y multarlos si llevan hatchís han hecho sus pinitos».