jueves, 4 de octubre de 2012

Las bacterias cooperan para luchar contra otras

Las bacterias, a menudo consideradas como criaturas 'egoístas', también pueden colaborar en una estructura social similar a la de plantas y animales. El descubrimiento, que publica esta semana la revista Science, podría ayudar a encontrar nuevos antibióticos para tratar infecciones humanas.


Cuando hablamos de estructura social, las poblaciones de bacterias no son tan diferentes de las poblaciones de otros organismos. Un nuevo estudio, publicado esta semana en la revista Science, demuestra que en estado salvaje las bacterias forman unidades sociales y cooperativas que compiten contra otras poblaciones de bacterias.

Estos microorganismos pueden tener una estructura social similar a la de animales y plantas, es decir que «algunos individuos dentro de las poblaciones realizan funciones que benefician potencialmente al grupo», señala a SINC Martin F. Polz, uno de los autores del estudio e investigador en el departamento de Ingeniería Civil y Medioambiental del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT, en EEUU).

«Nunca antes se habían observado estas interacciones entre bacterias en estado salvaje», afirma Polz, quien destaca que estas poblaciones «están organizadas con principios más unificadores de lo que se creía».

El equipo analizó las interacciones dentro y entre las poblaciones de bacterias oceánicas pertenecientes a la familia de las Vibrionaceae, que incluye las especies responsables del cólera. Los investigadores examinaron su diversidad genética y determinaron que solo un puñado de miembros de cada población produce antibióticos (un arma contra otros grupos de microorganismos), pero todos los demás miembros de su población son resistentes.

Hasta ahora los científicos suponían que esos antibióticos beneficiaban más a los individuos productores, que matan a 'un pariente cercano' para no coincidir en el nicho y para obtener el acceso máximo de recursos. Se consideraba que esta parte de las poblaciones se guiaban por dinámicas egoístas y centradas en la defensa de sus propios genes.

«Pero lo que demuestra el estudio es que a primera vista estas interacciones parecen beneficiar a todo el grupo, y los antibióticos funcionan como un bien público», apunta Polz. Los nuevos hallazgos, por tanto, revelan una estructura total de las poblaciones bacterianas más organizada de lo que se pensaba.

Bacterias marinas Vibrionaceae cholerae.

 Una nueva función para los antibióticos 

El trabajo aporta una nueva dimensión a la función de los antibióticos en poblaciones naturales, libres del uso antropogénico, y subraya que existe una larga lista potencial de recursos de antibióticos en la naturaleza.

«Hasta la fecha, la mayoría de los antibióticos comerciales procedían de una sola familia de bacterias del suelo. Pero si las interacciones en una familia de bacterias marinas que hemos demostrado están presentes en otras familias, podemos encontrar una gran diversidad de nuevos antibióticos, algunos de ellos podrían ser incluso útiles para luchar contra infecciones humanas», destaca a SINC el experto.

A pesar de que las bacterias que no producen antibióticos y son resistentes son «traidoras» –no sufren el desgaste de producirlos pero se benefician de ellos–, existen beneficios globales para los productores.

«No sabemos por ahora cuáles son, pero una explicación es que los productores de antibióticos también podrían ser infieles con otros bienes públicos (como los nutrientes producidos por un individuo que beneficia a otro)», plantea el investigador.


    Referencia bibliográfica:
    Otto X. Cordero, Hans Wildschutte, Benjamin Kirkup, Sarah Proehl, Lynn Ngo, Fatima Hussain, Frederique Le Roux, Tracy Mincer, Martin F. Polz. «Ecological Populations of Bacteria Act as Socially Cohesive Units of Antibiotic Production and Resistance», Science vol 337, 7 de septiembre de 2012


5 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy interesante el artículo. De hecho, una de las críticas principales al modelo neodarwinista de la evolución es que no tiene en cuenta la cooperación existente dentro de los diversos niveles de complejidad de los sistemas vivos. Autores como Peter Corning atacan por ello el neodarwinismo y proponen en cambio un modelo que podemos llamar Darwinismo Holístico, en el que la sinergia es el principal mecanismo que explica la evolción progresiva de la complejidad.

Un saludo.

http://pensaryvacio.wordpress.com/

KRATES dijo...

¡Saludos otra vez JC!

Hacía tiempo que no se sabía nada de usted.

Yo soy de los que considera que a Darwin hay que dejarlo en su lugar: en el siglo XIX. Aunque sus ideas hayan influenciado en el pensamiento científico y filosófico actual, no debemos pecar de «religiosos» y lo convertamos en un mito o un profeta moderno. Ya a finales de ese mismo siglo XIX Kropotkin en su libro El apoyo mutuo defendía que la cooperación, y no solamente la lucha, es fundamental para el desarrollo de la vida. La ecología es la ciencia que estudia la relación de los seres vivos con su entorno, y en cierta manera nos describe que existe una cierta armonia en la naturaleza. Todos los seres vivos están relacionados entre sí, no son entes aislados.

La tesis genocentrista defendida por algunos darwinistas y neodarwinistas es limitada y, como bien nos dice Brian C. Goodwin en Las manchas del leopardo, tiene que ser necesaria ahora una revolución organocéntrica, como en su momento en heliocentrismo sustituyó al geocentrismo.

PD: No veo tu artículo —y lo hecho de menos— sobre Skinner titulado «Todos somos 'roborratas'...»

Anónimo dijo...

Hola, Krates.

Yo creo que no hay que confundir a Darwin con el neodarwinismo. Darwin no defendió nunca que la unidad de la herencia (que entonces, por otra parte, no se conocía) fuese la unidad selectiva. Darwin, de hecho, no reconocería apenas su teoría en el actual neodarwinismo.

Darwin sigue siendo un gran científico, descubridor de la selección natural como mecanismo esencial de la evolución (aunque no el único, como el propio Darwin no dejó de señalar). Yo prefiero hablar de un nuevo paradigma que habría de sustituir al neodarwinismo, y que podría denominarse, siguiendo a Peter Corning, "Darwinismo Holístico":

Holistic Darwinism

Corning cita a Goodwin como un autor clave, defensor de una visión organocéntrica en vez de genocéntrica. El propio Corning señala que la visión de Darwin era organocéntrica, y que Darwin llegó a considerar a la psicología como ciencia clave para explicar la evolución.

P.D: El artículo sobre Skinner me parece ahora profundamente erróneo. Skinner no tiene nada que ver con Lacan ni con el culturalismo. De hecho, hay un libro escrito por Paul Naour donde se describe la afinidad intelectual entre Skinner y E.O.Wilson: el propio Skinner llegó a mostrarse partidario del reduccionismo sociobiológico y genocéntrico, mientras que Wilson siempre dedicó enormes elogios a Skinner:

E.O. Wilson and B.F. Skinner: A Dialogue Between Sociobiology and Radical Behaviourism

Saludos.

KRATES dijo...

Darwin es del siglo XIX y el neodarwinismo es del XX.

El conductismo forma parte del determinismo cultural y la sociobiología es determinismo biológico, no son lo mismo, unos son ambientalistas y los otros innatistas. Lo que pasa ahora, es que el enfrentamiento entre lo genético y lo adquirido, no es tal, ambos son complementarios. Skinner ha sido y fue siempre ambientalista. Como se refleja en esta entrevista efectuada en 1987 por el psiquiatra argentino Guillermo Blanck (el mismo año de la charla en Harvard con E.O. Wilson que se recoge en el libro de Paul Naour que me has recomendado):

Blanck: Me ha impresionado el resurgir del creacionismo en los EEUU.

Skinner: ¡Oh, sí! Estoy enterado. Mi colega Hernstein ha estado involucrado con Edward O. Wilson en la búsqueda de evidencias de bases genéticas de la criminalidad.

Blanck: Ese es un enfoque lombrosiano, del siglo XIX.

Skinner: ¡Ja, ja! Si, lo sé, lo sé.

Blanck: Cuando yo era aún un estudiante de Medicina lo leíamos en medicina forense. Ese enfoque tiene sus seguidores también en la Argentina, todavía hoy.

Skinner: También ha escrito un libro sobre el CI y la inteligencia. Cree que tiene bases genéticas.

Blanck: Como sostiene Eysenck.

Skinner: Así es.

Blanck: Yo tengo puntos de vista fuertemente ambientalistas.

Skinner: Yo también. Supongo que una pequeña parte puede ser genética, pero las evidencias en el otro sentido son mucho más fuertes.

Anónimo dijo...

Hola, Krates:

Darwin es del siglo XIX, del XX y del XXI. Todavía tenemos mucho que aprender de él. El neodarwinismo, en cambio, es una moda y un dogma cada vez más cuestionado desde dentro de la propia biología.

Por supuesto que conductismo (radical) y sociobiología no son lo mismo, aunque sólo sea por el hecho de que el primero es una escuela psicológica que estudia el comportamiento observable sin preocuparse de la "caja negra", y la segunda pretende explicar los mecanismos evolutivos filogenéticos que dan cuenta de la conducta humana, apelando a la seleccion natural como fuente casi exclusiva de explicación.

El conductismo radical puede definirse como un determinismo ambiental, pero no es un determinismo cultural. Porque a Skinner no le interesa estudiar la cultura, ni las instituciones, ni las estructuras sociales, políticas o económicas, sino única y exclusivamente las contingencias de reforzamiento, es decir, la relación entre un estímulo antecedente, una conducta y un estímulo consecuente o reforzador. Nada más. De hecho, este análisis funcional de la conducta es tan aséptico que puede resultar perfectamente compatible con la sociobiología: Herrnstein, un conductista radical skinneriano, defiende el determinismo biológico en el ámbito de la inteligencia.

El propio Skinner señala él que no niega en ningún caso el papel fundamental de los factores genéticos en la conducta. Más aún, el determinismo ambiental de Skinner podría considerarse también una forma de determinismo genético, por cuanto el condicionamiento operante es una forma de aprendizaje determinada genéticamente, como Skinner enfatiza en Sobre el Conductismo, donde Skinner quiere dejar claro que él no se opone tanto a los reduccionistas biológicos como a los psicólogos cognitivistas, a los que denomina "mentalistas". No hay que olvidar contra quiénes dirigió siempre sus ataques Skinner: no contra los biólogos neodarwinistas ni contra los geneticistas, sino sólo contra los psicólogos que pretendían hablar de la mente o de procesos mentales, y también contra los conductistas que pretendían explorar la "caja negra", un papel que Skinner creía reservado en exclusiva a los biólogos.

Por otro lado, Richard Dawkins también ha afirmado en varias ocasiones que las diferencias en inteligencia son debidas en su mayor parte a diferencias de educación y culturales. Lo que ocurre es que incluso esas diferencias culturales y educativas son entendidas por Dawkins en términos selectivos, los cuales remiten en última instancia al mecanismo que es la panacea, el arjé cuasi metafísico que lo explica todo: el gen egoísta autorreplicador.

El propio Skinner, en el libro de Naour, afirma explícitamente que el conductismo radical es un proyecto complementario de la sociobiología y no opuesto a ésta. Cuando pueda copiaré las palabras exactas de Skinner, muy elogiosas hacia Wilson y la sociobiología y que echan por tierra muchas concepciones falsas sobre el conductismo radical.

Por tanto, entender el conductismo radical y la sociobiología en términos de una oposición esquemática entre determinismo ambiental y determinismo biológico es una simplificación. Si serán ambos compatibles que Paul Naour ha desarrollado una teoría a la que llama "conductismo racional", y que es una combinación del conductismo radical de Skinner y la sociobiología de Wilson y Dawkins.