Los nacidos en la generación de la posguerra sufrimos en nuestras carnes sus duras consecuencias. Mi generación, con mucho esfuerzo y en silencio, se fue abriendo camino, a pesar de las infinitas trabas. Creamos, con nuestro trabajo, riqueza para el país hasta encumbrarlo en lo más alto. Se nos exigió una norma de obligado cumplimiento, la de suscribirnos en la Seguridad Social, creada para «nuestro futuro sin sobresaltos». Pero la dicha en casa del humilde es efímera: los políticos corruptos nos la están desmontando poco a poco. Para que ellos puedan seguir con sus privilegios hay que recortar, y el recorte es para los jubilados como el que suscribe, con una mermada pensión congelada por ellos, con una insuficiencia renal crónica y, además, con incontinencia urinaria total. Por prescripción de mi urólogo, debo cambiarme el pañal de orina de noche cada seis horas. Pero desde que empezaron los recortes en la Seguridad Social sólo me recetan uno cada doce horas; el resto corre de mi cuenta, de modo que he de pagar en farmacia más de 100 euros, que he de restar de mi menguada pensión. Cosas como éstas y muchas más que se nos recortan a los pensionistas para que ellos sigan con sus privilegios se las debemos a nuestros 'políticos'.
ILDEFONSO GARCÍA MARTÍN
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