sábado, 12 de abril de 2014

Las contradicciones de la extrema derecha que llegó del frío

Ultraderechistas húngaros quemando
la bandera de la Unión Europea.

LOS RADICALES DE LA EUROPA DEL ESTE

Hay similitudes con los activistas franceses, griegos u holandeses pero también diferencias. A veces mezclan su racismo y homofobia con políticas abiertamente de izquierdas

06/04/2014

El patrón es el mismo en casi todos los países: populismo, ultranacionalismo, supremacía racial y, paradójicamente, políticas económicas de izquierdas. Son las características principales de los movimientos de extrema derecha que han surgido en la Europa del Este y que vuelven a apoyarse en la crisis económica y los flujos migratorios para intentar crecer. Frente a la extrema derecha de la Europa rica, los analistas destacan además que estos grupos contrarrestan una menor organización y experiencia política con mayores dosis de radicalismo y violencia.

Junto al Jobbik húngaro, otro de los movimientos con mayor respaldo es el búlgaro Ataka (en español «Ataque»), que el pasado año obtuvo en 7,3% de los votos en las elecciones nacionales y cuyo líder, Volen Siderov, llegó a ser el segundo político más votado en las presidenciales de 2006. Más que su presencia en el Parlamento nacional, lo que preocupa es la cada vez mayor representación en la política local, desde donde intenta combatir la llegada de refugiados procedentes de la guerra de Siria así como la población gitana.

Este partido cuenta con dos representantes en el Parlamento Europeo y los sondeos apuntan a que podría conseguir un asiento más en los comicios del 25 de mayo, adonde acude con un programa en el que pide la salida del país de la OTAN y muestra su apoyo a la intervención de Rusia en Crimea.

Similar en ideas pero sin representación política en Rumania está Nueva Derecha, un movimiento integrado en el Frente Nacional Europeo y que se define como antisemita, nacionalista y contrario a la democracia parlamentaria. En este grupo europeo se encuentra afiliado también la Falange Española y el partido Renacimiento Nacional de Polonia, que por el momento no tiene presencia en la Cámara Baja del país.

El Partido Nacional Eslovaco registra un ideario político similar, pero en las últimas elecciones perdió parte del respaldo del electorado y no logró formar grupo político. Con todo, llegó a tener 20 de los 150 escaños del Parlamento y en Bruselas cuenta con un eurodiputado, alineado con los representantes de la extrema derecha búlgara y conocido por su rechazo a los gitanos y los húngaros.

En la República Checa el equivalente a este grupo radical sería el Partido de los Trabajadores, que ejemplifica esa difusa frontera entre los planteamientos ideológicos de la extrema derecha —defiende un ultranacionalismo contrario a las minorías y es abiertamente homófobo— y de la extrema izquierda, ya que recibe la herencia del partido comunista y defiende la nacionalización de las empresas privadas. Su mayor logro político tuvo lugar en las elecciones de 2010, aunque no ha llegado a tener representación en el Parlamento.

 Orgullo frente a la Europa rica

Los movimientos de estos países encuentran además otra razón de ser, como es la necesidad de preservar el orgullo de sus naciones ante la humillación que sufren sus ciudadanos en la Europa rica. Porque, a pesar de que el proceso de ampliación de la UE tiende a generar una convergencia económica entre sus Estados miembros, para los grupos populistas y radicales la amenaza tiende a venir siempre del Este.

De ahí que para grupos como el Frente Nacional francés o el Partido de la Libertad (PVV) holandés, el enemigo número uno sean los ciudadanos rumanos, búlgaros y polacos que, según critican, se aprovechan de la protección social creada durante décadas de prosperidad sin aportar nada a cambio.

No obstante, según los expertos la extrema derecha no es exactamente igual en la Europa Occidental que en la Oriental. «Más que un simple partido nacionalista, Ataka es un grupo definido por su violencia racista y su antisemitismo», explicaba en un reportaje de The New York Times Krassimir Kanev, jefe del Comité Helsinki, una organización de Bulgaria que promueve la defensa de los derechos humanos.

4 comentarios:

Javier Del Canto dijo...

¿Política económica de izquierdas? Que cachondos estos del mundo, hemos llegado a un punto en el que todo lo que no es neoliberal en materia económica, es de izquierdas.

KRATES dijo...

En una entrevista que hicieron al entonces líder del Frente Nacional francés, Jean-Marie Le Pen, y padre de la actual, le preguntaron si se identificaba con el fascismo, y la respuesta fue un NO categórico, ya que económicamente el fascismo tiene algo de socialismo, y él se define más como liberal, nacional-liberal.

Los partidos ultradrechistas y fascistas, debido a su policlasismo, recurren a discursos populistas y políticas socializantes, de ahí que la gente de EL MUNDO los denominen como «abiertamente de izquierdas», que sólo sirve para generar más confusión.

Ya hace años una mamarracha decía, más o menos, lo mismo...

http://losdeabajoalaizquierda.blogspot.com.es/2008/11/las-paridas-de-la-aguirre.html

Javier Del Canto dijo...

Es que.... Mira lo que llama medidas radicales el ABC: http://sevilla.abc.es/andalucia/20140411/sevi-tensando-cuerda-hasta-poner-201404102151.html

KRATES dijo...

¿Y a esta gente se les puede considerar de «izquierdas»?

https://es-es.facebook.com/FEdelasJONSCordoba/posts/369161599883735