lunes, 20 de agosto de 2018

El Imperio del Terror tiene poderosas armas químicas, pero acusó a Siria de usarlas


TRIBUNAL DIGNIDAD, SOBERANÍA Y PAZ CONTRA LA GUERRA

El 20 de marzo de 2003, Estados Unidos, bajo la administración de George W. Bush y sus aliados europeos, invadieron con todo tipo de armas a Irak con el pretexto de que poseía y estaba desarrollando armas de destrucción masiva (ADM), violando un convenio de 1991. Nunca encontraron armas de destrucción masiva, pero provocaron el asesinato de Sadam Husein y la muerte de más de un millón de iraquíes y el surgimiento del terrorismo del Estado Islámico. Con el mismo pretexto, el 'emperador' de turno Donald Trump y sus aliados: Reino Unido y Francia lanzaron 103 misiles crucero contra Siria con clara violación a las normas del Derecho Internacional, que no les importa, sino tan solo sus acusaciones para justificar sus crímenes de guerra y de lesa humanidad.

A las potencias occidentales encabezadas por el impero yanqui debería preocuparles las provocaciones a Rusia que podrían desatar la III Guerra Mundial, pero al mismo tiempo deberían analizar el fracaso del bombardeo del pasado 14 de abril. Las tres potencias occidentales lanzaron 103 misiles, 75 fueron destruidos en vuelo por la defensa antiaérea de Siria, y el resto alcanzaron un desmantelado laboratorio militar y 2 aeródromos en los que afectaron algunas instalaciones. El famoso bombardeo ocasionó heridas en tres personas, y, felizmente ningún muerto que lamentar.

Terminado el bombardeo, el 'pueblo' sirio, especialmente en Damasco, salió a las calles a respaldar al régimen de Bashar Al Asad, repudiar el lanzamiento de misiles y burlarse de la «eficacia» de los misiles que según Donald Trump, Emmanuel Macron y Theresa May, sólo «querían hacer una demostración de fuerza, pero lo único que lograron fue poner en evidencia su impotencia».

Thierry Meyssan, Director de la Red Voltaire, desde Damasco, la capital de Siria decía que es evidente que la preparación de esa fuerza naval y de sus 6.500 efectivos comenzó mucho antes del asunto de la Guta, utilizado como pretexto para su despliegue.

La cuestión es entonces saber si, al desatar una lluvia de misiles sobre unos cuantos edificios abandonados, Washington y sus aliados han pospuesto el enfrentamiento para posicionarse mejor o si, por el contrario, han renunciado a la prueba de fuerza y se preparan para otra forma de conflicto.

Visto desde Damasco, el mensaje era claro: Siria está liberándose de los yihadistas, pero eso no le garantizará la paz y no podrá contar con ayuda occidental para su reconstrucción.

Las potencias occidentales afirmaron que Siria conservaba armas químicas a pesar de su adhesión a la Convención que las prohíbe. Afirmaron que sólo apuntarían a objetivos vinculados a esas armas. Pero, por ejemplo, lanzaron 4 misiles contra el aeropuerto comercial internacional de Damasco, un blanco exclusivamente civil. Felizmente, la defensa antiaérea siria logró interceptar esos 4 misiles.

En total, el Ejército Árabe Sirio —que sólo disponía de S-125, de S-200, de Buk, de Kvadrat y de Osa como medios antiaéreos— logró derribar, sin ayuda de nadie, dos tercios de los misiles occidentales. En definitiva, muy a su pesar, las potencias occidentales acaban de librar la primera batalla de su historia en la que no han matado a nadie. Francia, que por primera vez utilizó en situación de combate su nuevo misil crucero naval, no logró un éxito capaz de atraer a los posibles clientes.

«ARMAS QUÍMICAS» EN SIRIA Y LA OPAQ

Como acostumbran las potencias occidentales que se creen con pleno derecho para dominar y apropiarse del mundo, utilizan cualquier pretexto para invadir y desatar guerras que siembran terror, muerte y destrucción. Ahora le tocó el turno a Siria de ser acusada de poseer y usar armas químicas en contra de la población civil en Guta, acusación que fue negada, enérgicamente, por el gobierno de Siria y por Rusia que, según informaba Sputnik News, desde Moscú, Rusia sigue contribuyendo a la investigación que están realizando en la ciudad de Duma, en Siria, los expertos de la Organización para la Prohibición de Armas Químicas (OPAQ), de conformidad con la declaración de la portavoz del Ministerio de Exteriores ruso, María Zajárova.

«Seguimos contribuyendo a la investigación de la OPAQ sobre el supuesto uso de armas químicas en la ciudad de Duma», dijo en una rueda de prensa. En ese mismo sentido, el ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, había comentado que Moscú espera de la OPAQ una investigación imparcial e independiente del presunto ataque químico en Duma.

Por su parte, Mijail Alaedin escribía sobre la situación en Al-Jafra, Siria, al señalar que Estados Unidos prepara otro «montaje de ataque químico» en esa zona, pero la OPAQ ya está en Duma y su informe se espera esté listo en tres o cuatro semanas.

La Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ) es la organización internacional que los Estados adherentes a la Convención sobre las Armas Químicas crearon en 1997 para asegurar la eficacia de la Convención y el logro de sus fines.

La OPAQ tiene como misión eliminar todo tipo de armas químicas en todo el mundo. Según establece la Convención, la labor de la OPAQ consiste fundamentalmente en:

• verificar y confirmar la destrucción de las armas químicas existentes;
• mantener la vigilancia sobre ciertas actividades de la industria química para aminorar el riesgo de que sustancias químicas comerciales se empleen con fines de armas químicas;
• prestar asistencia y protección a los Estados Miembros que fuesen atacados o amenazados con armas químicas, inclusive por terrorista;
• y promover la cooperación internacional para el empleo de la química con fines pacíficos.

Por lo expuesto, la OPAQ debe poner en práctica las disposiciones de la Convención sobre las Armas Químicas (CAQ) para hacer realidad sus aspiraciones, es decir, lograr un mundo libre de armas químicas y de la amenaza de que se empleen, un mundo en el que se fomente la cooperación para el uso de la química con fines pacíficos. Con ello, perseguimos un objetivo fundamental, a saber, contribuir a la seguridad y estabilidad internacionales, al desarme absoluto y general, y al desarrollo económico mundial.

La OPAQ ya trabajó en Duma, Siria, sitio en el cual se habría producido el supuesto ataque con armas químicas. El director de esa organización, Ahmet Uzumcu, dijo en una entrevista al diario británico The Financial Times que los inspectores del organismo se preparan a exhumar los cuerpos de las víctimas del supuesto ataque químico en Duma. Según comentó, desde el 21 de abril los inspectores tomaron un centenar de muestras del terreno en el lugar de los hechos.

Sin embargo, explicó, esas muestras se deterioran muy rápido y los especialistas sugirieron tomar muestras de los tejidos de las presuntas víctimas para poder probar el uso de cloro o sarín en Duma.

Sobre ese asunto, desde Costa Rica, el profesor Nicolas Boeglin al comentar el último comunicado conjunto, redactado por Francia, contra Rusia y Siria, advertía que rompiendo con lo que fue su tradición en materia de diplomacia, París ignora el derecho internacional y recurre al insulto. Añadía que durante una reunión que Rusia organizó en la sede de la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ), en La Haya, el 26 de abril de 2018, para dar a conocer los testimonios de varias personas sobre el ataque químico supuestamente perpetrado en Duma por las fuerzas armadas sirias, los representantes de Estados Unidos, Francia y Reino Unido, junto a los de otros 14 países miembros de la OPAQ (que cuenta 192 Estados miembros) hicieron circular una declaración conjunta que denuncia la iniciativa rusa en términos inusitados.

La OPAQ cuenta 192 Estados miembros, el único Estado del mundo que no es miembro de la OPAQ es Israel. Salta a la vista de inmediato que ningún Estado de África, de Asia ni de América Latina aceptó firmar la declaración conjunta del 26 de abril de 2018 y que en Europa sólo aceptaron firmarla Alemania, Dinamarca, Italia, Islandia y los Países Bajos, así como Bulgaria, Polonia, la República Checa, Eslovaquia y los tres Estados bálticos. Australia y Canadá vienen a completar la lista de los 17 países que firman la declaración conjunta.

Esa declaración conjunta llega precedida, al menos en el sitio web oficial de la diplomacia francesa, de un texto que cita al delegado de Francia ante la OPAQ utilizando un tono y expresiones bastante inusuales en comunicados oficiales. Su lectura permite comprender que Francia y sus aliados anglosajones no están de acuerdo en lo absoluto con el paso que dio Rusia y que han juzgado útil y oportuno alzar el tono, aunque eso signifique innovar en materia de diplomacia.

EL CONTEXTO DE ESTA DECLARACIÓN CONJUNTA

Recordemos que, después del bombardeo aéreo que Estados Unidos, Francia y Reino Unido realizaron contra Siria el pasado 14 de abril, diversos sitios y análisis pusieron en duda que Siria fuese responsable del incidente de Duma y denunciaron el verdadero «fiasco» que fue la operación [de bombardeo] en el plano militar. Mientras tanto, buena cantidad de juristas concluyeron sus análisis, reafirmando la ilegalidad del bombardeo a la luz del derecho internacional y de lo que dispone la Carta de las Naciones Unidas en cuanto al uso de la fuerza armada. Rusia, por su parte, denunció el hecho de que se acusara a las autoridades sirias sin tener la menor prueba de su responsabilidad directa en el uso de armas químicas y encontró varios elementos que parecen demostrar que el incidente de Duma sólo es un montaje.

En materia de derecho, un análisis de los profesores Olivier Corten y Nabil Hajjami, titulado «El bombardeo de Estados Unidos, Reino Unido y Francia contra Siria: ¿Bajo qué justificaciones jurídicas? resalta»:

«Dicho esto, a fuerza de multiplicar los precedentes en los que pura y simplemente el derecho internacional se deja de lado en nombre de imperativos morales o políticos que uno mismo define e interpreta, la norma misma tiende a perder nitidez, si no a desaparecer.»

En el texto de la declaración conjunta podemos leer que para los 17 Estados que la firman «obstrucción, propaganda, desinformación son intentos tendientes a afectar el marco multilateral».

Esta frase hará reír a los numerosos especialistas que denunciaron la acción unilateral cometida (por 3 Estados que son miembros permanentes del Consejo de Seguridad [de la ONU]) en violación de las disposiciones de la Carta de las Naciones Unidas. En relación con esta última, vale la pena destacar que después de los atentados perpetrados en París, en 2013, Francia presentó ante el Consejo de Seguridad un proyecto de resolución que omitía toda referencia a la Carta de la ONU.

Desde el punto de vista político, está claro que los tres Estados autores del bombardeo del 13 de abril, al asociarse de esa manera (sin esperar a disponer de los elementos probatorios verificados y verificables) perdieron la poca credibilidad que aún podían conservar en el Medio Oriente, sobre todo en el caso de Francia. En cuanto a la fecha escogida para lanzar su ataque tripartito del 14 de abril, esa fecha coincide con la llegada a Siria del equipo enviado por la OPAQ para investigar el incidente de Duma.

La ausencia de pruebas que demuestren la responsabilidad de Siria en los diversos incidentes donde se alega el uso de sustancias químicas ha dejado de ser un obstáculo para la realización de bombardeos aéreos contra Siria. Esto ya quedó demostrado con el bombardeo estadounidense de abril de 2017, realizado en solitario, decía el profesor Nicolas Boeglin.

Se debe recordar que los expertos de la OPAQ empezaron el 21 de abril su trabajo en Duma, donde, según algunos países de Occidente, se perpetró un ataque químico. En concreto, los países occidentales, basándose en las afirmaciones de grupos de la oposición armada de Siria y ONGs relacionadas, acusan a Damasco de haber arrojado el 7 de abril, un barril con cloro sobre la ciudad de Duma.

A solicitud de Damasco y Moscú —que calificaron el presunto ataque químico de montaje— la Secretaría Técnica de la OPAQ decidió enviar un grupo de expertos para realizar una pesquisa in situ.

Estados Unidos, Francia y el Reino Unido, sin esperar los resultados de la investigación, lanzaron el 14 de abril más de un centenar de misiles contra tres instalaciones en Siria que, según el Estado Mayor Conjunto de EEUU, estaban relacionadas con un supuesto programa clandestino sirio de armas químicas.

Por otro lado, la OPAQ había confirmado en enero de 2016 que Siria destruyó por completo su arsenal químico.

El presidente ruso, Vladímir Putin, calificó el ataque de agresión contra un Estado soberano y remarcó que ni los residentes locales, ni los expertos, han confirmado el presunto ataque químico en Duma que sirvió de pretexto para los bombardeos.

BBC Mundo informaba que los expertos de la OPAQ terminaron su misión en Duma y decía que «los diferentes análisis a los que someterá las muestras "tomarán de tres a cuatro semanas", antes de que la OPAQ pueda confirmar a los Estados participantes si hubo o no un ataque químico».

Los expertos de la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ) terminaron su misión de recogida de material y datos en la localidad siria de Duma, para investigar el presunto ataque químico del 7 de abril, y señaló que el equipo de la ONU sufrió ataques de los grupos terroristas, durante la inspección en Duma.

Sin embargo, el organismo explicó en un comunicado que las muestras obtenidas serán trasladadas a sus laboratorios, situados en la ciudad holandesa de Rijswijk (cerca de La Haya) y a otros vinculados al mismo para dos análisis distintos. Los diferentes análisis a los que someterá las muestras «tomarán de tres a cuatro semanas», antes de que la OPAQ pueda confirmar a los Estados partes si hubo o no un ataque químico.

Se conoce que la OPAQ determinó que Siria no posee armas químicas o tóxicas y que el uso de ese tipo de armas en Duma, puede ser un montaje organizado por Occidente con la cooperación de grupos terroristas opuestos al legítimo gobierno de Bashar Al Asad.

Por otro lado, Thierry Meyssan en Red Voltaire sostenía que «mientras más días pasan desde el bombardeo occidental perpetrado contra Siria el 14 de abril de 2018, más información aparece mostrando la extensión del desastre. En Estados Unidos, el Pentágono todavía logra impedir las filtraciones provenientes de los círculos militares, pero las que van llegando de Francia son devastadoras. Washington, París y Londres mostraron que pretenden seguir regentando el mundo, pero también se ha visto que ya no tienen cómo hacerlo».

Agregaba que después del bombardeo occidental contra Siria, aún siguen sin respuesta numerosas interrogantes sobre los objetivos de esa operación militar y sobre su realización. Los hechos demostrados que han ido saliendo a la luz, contradicen las declaraciones oficiales de las potencias occidentales.

LOS OBJETIVOS DEL BOMBARDEO

Según la narración occidental, el bombardeo no apuntaba a derrocar la República Árabe Siria (lo que los gobiernos y medios de prensa occidentales llaman «el régimen de Bashar» sino a «castigar» el uso de armas químicas.

Sin embargo, no se ha publicado absolutamente ninguna prueba del uso de ese armamento por parte de Siria. A modo de prueba, Estados Unidos, el Reino Unido y Francia publicaron por separado evaluaciones basadas en el video original grabado por los «Cascos Blancos», El problema es que ese video ha sido desmentido por los testimonios de varias personas que aparecen en él y por el personal mismo del hospital donde fue grabado, informaba Meissan.

Al contrario de lo que afirman las tres potencias occidentales que perpetraron el bombardeo, no es ilógico pensar que el verdadero objetivo era derrocar la República Árabe Siria. Esa posibilidad parece confirmarse por el hecho que varios misiles tenían como blanco el Palacio Presidencial de Damasco. Esa es también la interpretación de Rusia, que estima que el verdadero objetivo del bombardeo occidental era contrarrestar «los éxitos de las fuerzas armadas sirias en la lucha por liberar su territorio del terrorismo internacional».

La destrucción del Centro de Investigación Farmacéutica de Barzeh sigue siendo un misterio. Esa instalación no tenía absolutamente nada de secreta, incluso fue creada con ayuda de Francia. La Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ) había inspeccionado ese centro 5 veces sin hallar allí nada vinculado a alguna investigación sobre armas químicas. Según los responsables del Centro, ese laboratorio realizaba investigaciones sobre productos contra el cáncer y se vio gravemente afectado por las sanciones occidentales. No estaba bajo custodia militar y no hubo ninguna víctima cuando fue impactado por los misiles occidentales. El bombardeo ni siquiera provocó la dispersión de agentes químicos en la atmósfera.

Esto recuerda el bombardeo estadounidense que destruyó la fábrica de Al-Shifa, en Sudán. En 1998, el presidente estadounidense Bill Clinton ordenó la destrucción de aquella instalación, orden que se concretó con el lanzamiento de 4 misiles Tomawak, con saldo de un muerto y 10 heridos. Los servicios de inteligencia de Estados Unidos afirmaban que la fábrica de Al-Shifa producía gases neurotóxicos por cuenta de Osama ben Laden. Finalmente resultó que era la principal unidad de producción de medicamentos genéricos existente en Sudán. La fábrica de Al-Shifa producía, entre otros, medicamentos contra el sida sin pagar licencia a Gilead Science, empresa que dirigían Donald Rumsfeld y George Schultz.

LA REALIZACIÓN DE LA OPERACIÓN

Estados Unidos, el Reino Unido y Francia anunciaron haber lanzado 105 misiles, pero las fuerzas armadas rusas contaron sólo 103. Aunque mantuvo en silencio su participación en la operación, la OTAN garantizó la coordinación entre las fuerzas de las tres potencias occidentales. Según sus estatutos, la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) puede actuar solamente después de haber obtenido el aval del Consejo del Atlántico Norte… pero parece que ya no es así ya que el Consejo del Atlántico Norte nunca fue consultado para iniciar los bombardeos contra Libia, en 2011, y nadie protestó por ello. La coordinación a través de la OTAN tenía como objetivo lograr que todos los misiles —lanzados desde unidades navales desplegadas en el Mediterráneo y el Mar Rojo y desde aviones en vuelo— alcanzaran sus blancos en el mismo momento. Pero las cosas no salieron como se habían planeado: la operación occidental debía desarrollarse en media hora, pero pasaron 1 hora y 36 minutos entre el lanzamiento del primer misil y el del último.

Rusia había advertido que respondería al ataque si había muertes entre sus militares. Por consiguiente, las tres potencias occidentales ordenaron a sus fuerzas poner el mayor cuidado en evitar bajas entre los militares rusos.

Las fuerzas rusas se limitaron a observar los lanzamientos de misiles y a transmitir en tiempo real las coordenadas necesarias al Ejército Árabe Sirio para que pudiera destruirlos en el aire. Cuando los sirios se vieron desbordados por la cantidad de misiles lanzados, las fuerzas rusas utilizaron su dispositivo de inhabilitación de los sistemas de mando y control de la OTAN, paralizando así el uso de la mayoría de sus lanzadores. Los franceses se vieron así por primera vez ante ese dispositivo, cuyos efectos ya habían sufrido los estadounidenses y los británicos en el Mediterráneo y el Mar Negro, así como en Kaliningrado.

Además, dos navíos rusos salieron del puerto sirio de Tartús para jugar al gato y el ratón con un submarino nuclear de ataque del Reino Unido.

Según el estado mayor ruso y su homólogo de Siria, 75 misiles fueron destruidos en vuelo, cifra que los estados mayores de Estados Unidos, Reino Unido y Francia rechazan con tono altanero. Pero todos los observadores presentes en suelo sirio, pudieron comprobar la actividad de la defensa antiaérea y nadie ha visto los supuestos impactos de los 105 misiles occidentales anunciados.

Estados Unidos, el Reino Unido y Francia se apresuraron a declarar que los detalles de la operación eran información clasificada. Sin embargo, los foros especializados han dado a conocer todo tipo de revelaciones inverificables sobre el estruendoso fracaso de la operación occidental. Lo único que ha podido saberse con certeza es que un avión francés no logró lanzar uno de los 2 misiles que debía disparar y tuvo que dejarlo caer en el mar sin lograr que funcionara y que 2 fragatas francesas tuvieron problemas informáticos que les impidieron lanzar todos sus misiles crucero navales (MdCN), anomalías muy conocidas por todos los que han visto sus sistemas de mando y control bajo los efectos del arma rusa que inhabilita los dispositivos radioeléctricos.

La defensa antiaérea siria, ante la gran cantidad de misiles provenientes de todas partes, optó por defender prioritariamente objetivos como el Palacio Presidencial y sacrificar otros, como el Centro de Investigaciones de Barzeh. Como consecuencia del ataque, Rusia ha anunciado el envío de nuevas baterías antimisiles a Siria. En todo caso, el bombardeo occidental contra Siria ha resultado ser el fiasco militar más grande desde la Segunda Guerra Mundial.

A la luz del Derecho Internacional, el bombardeo occidental contra Siria es indiscutiblemente ilegal: ninguno de los tres agresores había sido atacado antes por la República Árabe Siria y el ataque de estas tres potencias occidentales no contó con el aval del Consejo de Seguridad de la ONU.

Estados Unidos, Reino Unido y Francia afirmaron, claro está, que su acción militar contra Siria fue legítima, afirmación desmentida por… el servicio jurídico del Bundestag —el Parlamento alemán—. En efecto, aún pasando por alto el carácter totalmente mítico del supuesto incidente químico de la Guta, ese tipo de bombardeo no permitiría el fin de los sufrimientos de los civiles.

Francia, por su parte, no deja de repetir que su participación en esa acción militar no significa que haya entrado en guerra contra el «régimen de Bashar», declaración que Siria contradijo de inmediato devolviendo a París la Gran Cruz de la Legión de Honor otorgada al presidente Asad. La portavoz de la presidencia siria precisó que «para el presidente Asad no hay honor en portar una condecoración otorgada por un régimen esclavo de Estados Unidos que apoya a los terroristas».

Algunos autores, cercanos a la OTAN, han mencionado la «responsabilidad de proteger» (R2P) proclamada por la ONU. Pero eso tampoco corresponde a la situación de Siria ya que la R2P sólo se aplica cuando se trata de llenar el vacío de los Estados fallidos, lo cual no es el caso de la República Árabe Siria, cuyos servicios públicos siguen funcionando al cabo de 7 años de guerra.

En definitiva, Estados Unidos, el Reino Unido y Francia sólo han mostrado dos cosas con esta operación: que se han puesto al margen del Derecho Internacional y que sus ejércitos ya no son lo que alguna vez fueron, sostenía Thierry Meyssan.

Desde el lado occidental, el emperador Trump decía: «Muy orgulloso de nuestras grandiosas fuerzas armadas», que en realidad fue un monumental fracaso.

Después de la agresión, el presidente de Rusia, Vladimir Putin, describió los bombardeos como un acto de agresión y a través de su embajador en Washington, expresó que «tales acciones no se quedarán sin consecuencias» y que «toda la responsabilidad recae en Washington, Londres y París».

El ayatolá Alí Jamenei, el líder supremo de Irán, el otro aliado de Siria, tildó a los mandatarios de EEUU, Reino Unido y Francia de «criminales» y añadió que no ganarían nada con el ataque, en tanto que el gobierno de Al Asad, que niega haber usado armas químicas, denunció «una flagrante violación del derecho internacional».

21 julio 2018

1 comentario:

METAL dijo...

excelente post!!!!!!!!!!!!!