domingo, 30 de septiembre de 2012

29S: Así entraron a golpes los antidisturbios en los bares de Huertas


Este sábado, mientras los últimos manifestantes se retiraban cerca de la medianoche de la plaza de Neptuno tras la protesta del 29-S y después de que los antidisturbios cargasen para disolver la concentración, la tensión se multiplicaba en las calles cercanas del madrileño barrio de Huertas, una zona de bares por la que suelen salir muchos extranjeros. En la calle Cervantes se registraron choques entre la policía y los manifestantes y también en la calle Lope de Vega, donde los incidentes quedaron registrados en un vídeo que está teniendo mucha repercusión en Internet. Es, de hecho, la historia más vista del domingo en Menéame.


En las imágenes, se observa cómo un grupo de antidisturbios carga contra un grupo de gente. La calle está repleta de basura y de contenedores tirados. En un momento, la Policía pasa a la acción con fuerza, golpeando con violencia a los que se encontraban por allí, que intentaron buscar refugio en los bares. Esfuerzo inútil, dado que los agentes entraron tras ellos y los sacaron mientras les golpeaban con las porras.

El autor del vídeo es Arturo DM, que vive en un edificio muy cercano a donde se produjeron los incidentes. Explica que estaba en casa tranquilamente cuando escuchó «jaleo» fuera. Al asomarse, se encontró con un panorama dantesco. «Había bastante gente, contenedores tirados haciendo de barricadas para evitar el paso de la Policía. Los antidisturbios estaban en la parte baja de la calle y esperaron allí a que otros compañeros suyos subieran, para tener rodeada a la gente que estaba en la calle», recuerda en una conversación telefónica. 


«SENTÍ IMPOTENCIA»

«La mayoría de la gente se dispersó entonces, pero quedó un grupo que se vio rodeado y fueron a buscar refugio a los bares», rememora Arturo, que señala que él no vio ningún tipo de agresión de la gente a la Policía. «Los antidisturbios entraron en los bares a por ellos y les empezaron a sacar a base de porrazos», asegura. 

Uno de los bares en los que buscaron refugio fue el Terramundi. «Entraron entre cinco y siete antidisturbios golpeando. Iban solo a por ciertas personas que habían entrado, pero todos nos llevamos un susto muy feo. Gritaban: '¡Fuera, fuera!' y les daban porrazos», explica una empleada del establecimiento. Los antidisturbios también irrumpieron en el bar Quevedo, como recogen otros dos vídeos que circulan por la Red. Los testigos aseguran que en el local no había entrado ningún manifestante. Los propietarios del bar, sin embargo, prefieren no hablar de los incidentes. 

Arturo, que asistió a la manifestación del 25-S pero no a la del sábado, vio cómo para sacar «a dos chicas que pesarían 45 o 50 kilos» fueron cuatro policías «que las pusieron a caldo». «Luego, subieron tres lecheras, supongo que para dispersar la zona. Lo que yo pienso es que si esa gente hubiera hecho algo, les hubiesen metido en los furgones. Pero no, se limitaban a dar palos y les dejaban marcharse». Reconoce que desde su balcón no pasó miedo, aunque le daba respeto observar las escopetas apuntando hacia arriba mientras la policía caminaba. «Pensaba: a ver si se le escapa el gatillo y…».

«Sobre todo sentí impotencia. No sabía si bajar a abrirles el portal o qué hacer. Los policías no iban identificados», destaca.

Salirse del euro

Artículo publicado por Vicenç Navarro en la columna “Dominio Público” en el diario PÚBLICO, 27 de septiembre de 2012

Este artículo señala las tres alternativas posibles frente a la crisis actual, subrayando que una de ellas debería ser la posibilidad de que España saliera del euro, presentando los argumentos que apoyan la consideración de tal alternativa ante las otras posibles.

Ante la enorme crisis financiera y económica existente en España, hay tres alternativas. Una es continuar las políticas de austeridad del gobierno del Partido Popular, siguiendo las instrucciones del Consejo Europeo (dominado por conservadores y neoliberales), de la Comisión Europea (de clara orientación conservadora neoliberal) y del Banco Central Europeo (bajo la enorme influencia del Bundesbank, el banco central alemán, que ha sido definido irónicamente y con bastante certeza, como el Vaticano del neoliberalismo), máximo exponente de la banca alemana. Estas políticas conducen inevitablemente a una situación de recesión, bordeando la depresión, por muchos años. Su eje central es un ataque frontal al mundo del trabajo, al Estado del Bienestar y a la democracia. La evidencia de ello es robusta y abrumadora. Su máxima expresión es lo que está ocurriendo a Grecia. Detrás de esta estrategia está el capital financiero (que hoy domina el comportamiento, no sólo financiero, sino también económico, de la Eurozona), así como el capital de las grandes empresas. Esta opción es, sin lugar a dudas, la peor. Esperar que las políticas de lo que se llama “austeridad expansiva” sean eficaces para estimular la economía y salir de la recesión pertenece al terreno del dogma neoliberal, aceptado por mucho tiempo por las izquierdas gobernantes que están llevando a España, a Europa y al mundo al desastre.

Otra alternativa es seguir unas políticas casi opuestas a las políticas de austeridad. Esta alternativa estaría inspirada en las políticas expansivas del New Deal a principios del siglo XX en EEUU y en las también políticas expansivas de los años cincuenta y sesenta que siguieron la mayoría de países en Europa, estimuladas por el Plan Marshall. Tales políticas expansivas, llevadas a cabo a ambos lados del Atlántico, permitieron que EEUU y la Europa Occidental salieran de la Gran Depresión. La aplicación de tales políticas en España y en la UE implicaría un gran aumento del gasto publico que tendría como objetivo crear empleo y, a través de él, aumentar la demanda doméstica y estimular la economía. Tales políticas tendrían como centro de su estrategia, el estímulo del crecimiento, tanto a nivel de España, como a nivel de la UE. En contra de lo que sostiene la sabiduría convencional, esta estrategia sería posible desarrollarla incluso en España, aún cuando su desempeño sería más sencillo si tales políticas fueran también realizadas a nivel de la Eurozona y de la UE.

Se me dirá que el gobierno francés ha iniciado ya este camino. Pero, como he escrito recientemente, tal gobierno ha firmado el Pacto Fiscal que obliga a los Estados a tener presupuestos equilibrados, sin cuestionar tampoco el Pacto de Estabilidad, que es el que está determinando los enormes recortes de gasto público que se están realizando en los países de la Eurozona. No pueden desarrollarse políticas de crecimiento sin cuestionar tales pactos.  El hecho de que el gobierno socialista francés acabe de proponer al Parlamento francés que se apruebe tal Pacto Fiscal, es un indicador de la poca probabilidad que tal alternativa expansionista tenga lugar en aquel país.

No descarto que las crecientes movilizaciones populares, liderados por los sindicatos, y el crecimiento de los partidos de izquierda, a la izquierda de los partidos socialdemócratas gobernantes, vayan moviendo a tales partidos hacia posturas más coherentes con su discurso pro-crecimiento. Pero esta posibilidad permanece en el aire. No la descarto (y sería mi preferencia personal), pero soy escéptico. Los partidos socialdemócratas no han hecho la autocrítica que deberían realizar que conllevase un cambio muy sustancial de sus políticas económicas. La socialdemocracia española y catalana son un claro ejemplo de ello. Las políticas económicas que están proponiendo asumen que la economía se recuperará a base del aumento de las exportaciones, sin comprender que el elemento clave de tal recuperación pasa por un aumento de la demanda doméstica.

Esto nos lleva a la tercera alternativa, que no es mi primera opción, pero cada vez creo más que es la única opción que nos queda, puesto que, como he dicho antes, la peor opción es continuar la situación actual. Y esta tercera opción es la salida de España del euro. Haber llegado a esta conclusión deriva de mi entendimiento de que España no tiene las herramientas e instrumentos para salir de la crisis. No puede ni devaluar la moneda, para hacer España más competitiva, ni el Estado puede protegerse de la especulación financiera, al no tener un Banco Central que la proteja. Ello es intolerable. A no ser que estas herramientas se recuperen, España, en el marco actual de la Eurozona, no puede recuperarse.  En realidad, no es por casualidad que Gran Bretaña y Suecia estén iniciando políticas expansivas, pues ambos países tienen moneda propia y su propio Banco Central.

Los argumentos que se han aducido en contra de tal salida del euro en la mayoría de los medios, son tan sesgados que carecen de credibilidad. Veamos. Uno de ellos es que España, a partir de la salida del euro, tendría cerrada la posibilidad de pedir dinero prestado en los mercados financieros. El mismo argumento se utilizó, por cierto, con muchos países, incluida Argentina (cuándo ésta se separó del dólar), sin que la realidad corroborara este hecho. Hoy el sistema financiero es multipolar, y no existe hoy en el mundo escasez, ni de liquidez ni de crédito. Antes al contrario. Hoy el mundo está inundado de dinero. Existe una excesiva acumulación de capital financiero. El problema es falta de demanda por parte de la mayoría de las poblaciones. Tal escasez en España está artificialmente creada (y diseñada desde el principio por los creadores del euro y del BCE). Hoy España podría conseguir crédito a intereses mucho más bajos si no estuviera en el euro. Suecia y Gran Bretaña, ambas en la UE, pero no en la Eurozona, no tienen dificultades en obtener crédito.

Otro argumento que se ha utilizado se basa en la ignorancia respecto a algunos hechos. Se ha repetido en muchas ocasiones que Argentina se pudo recuperar muy pronto (sólo seis meses necesitó para crecer de nuevo después de salirse del euro) como consecuencia de la gran demanda de sus productos naturales en una economía mundial muy expansiva. Tal argumento desconoce que la recuperación argentina no se basó en el crecimiento de las exportaciones, sino en el crecimiento de la demanda doméstica.

Un argumento que tiene mayor validez, sin embargo, es el riesgo del crecimiento de la inflación, resultado de que su banco central imprimiera mucha moneda para apoyar las políticas expansivas. Este riesgo es real. Ahora bien, entre dos males menores, es preferible una elevada inflación con bajo desempleo y elevado crecimiento, que la situación actual, con bajo crecimiento, con enorme desempleo, y en recesión.

Admito que la salida del euro no sería un proceso fácil. Pero este argumento –la dificultad de salirse del euro- tiene que evaluarse a la luz de los costes humanos, sociales y económicos de mantenernos en el euro. Las propuestas de salirse de la crisis, dentro del euro, a base de potenciar las exportaciones (tal como están proponiendo, no sólo los equipos económicos del Partido Popular, sino también del PSOE y del PSC), ignoran (repito lo que dije antes) que el mayor problema de la economía española es la enorme paralización de la demanda doméstica. Tal como he subrayado, el sector exportador ha ido creciendo en España, mientras que la economía ha ido colapsándose, año tras año. La solución pasa por un aumento de la demanda que no puede resolverse a no ser que se rompa con las políticas impuestas por las autoridades en la Eurozona y el FMI. Es interesante notar que los dos Estados citados anteriormente, el británico y el sueco (ambos gobernados por partidos conservadores) han concluido que sin políticas expansivas, de estímulo económico, no se recuperarán de su bajón económico. Pero como dije antes, ambos pueden hacerlo porque tienen su propio Banco Central y su propia moneda. De ahí que, aún cuando la deuda británica sea mayor que la española (que es relativamente baja), los intereses de su deuda pública sean mucho más bajos, y ninguno de los dos, Gran Bretaña y Suecia, tienen una elevada inflación. El hecho de que hubiera un riesgo de elevada inflación no tiene por qué concluirse que la salida del euro en España conduciría a una inflación elevada que afectara la eficiencia de la economía española.

Una última observación. Es de una enorme torpeza que ninguno de los dos partidos mayoritarios, con capacidad de gobernar a España haya amenazado con salirse del euro. Lo que menos desean Alemania y su banca es que España salga del euro. El Estado español debería utilizar tal amenaza como baza negociadora en sus discusiones con la troika. El hecho de que no lo haga muestra su grado de dependencia.

EUROVEGAS, otra multinacional subvencionada

 (Este artículo ha sido publicado en
El Huffignton Post el 22/09/2012)

   Por Ignacio Muro Benayas
  Miembro de Economistas Frente a la Crisis



Ni el seguro de paro ni los fondos del FORCEM para la formación, gestionados por sindicatos y empresarios, son subvenciones. Son recursos que surgen de los propios trabajadores, cantidades previamente detraídas de sus cotizaciones. No importa, se seguirá oyendo como les llaman subvenciones. Se trata de insertar en la cabeza de la gente la idea de que todo lo que supone el derecho del trabajo es un mundo declinante, antiguo, mientras que los empresarios crean futuro y riqueza, compiten sanamente, sin ayudas.

No se deje engañar. Si quiere conocer donde se irán nuestros próximos dineros apunte a Eurovegas, el mejor ejemplo de cómo un gran empresario puede conseguir rendimientos del 20% sobre una inversión, sin arriesgar recursos propios. 

 Lo que nos enseña la historia reciente

Una de las leyes no escritas de la globalización es que un elemento determinante para decidir el asentamiento de las grandes inversiones es el tamaño de las ayudas públicas que reciben. En palabras de Robert Reich, el que fuera Ministro de Trabajo de EEUU con Bill Clinton, incluidas en su libro El Trabajo de las Naciones:

 Los políticos que gestionan los estados, las ciudades y las naciones compiten entre sí por captar grandes inversiones, especialmente en momentos de recesión enconomica. La posibilidad de una nueva fábrica en la región desata una feroz competencia(…) y una serie de apasionadas rondas de negociación (…) que deriva en una carrera por ofrecer las mejores condiciones (y las mayores subvenciones)  (Robert Reich.)

 Despues de analizar multitud de casos, el autor perfila las pautas comunes, ocultas tras una montaña de opacidad, que comparten esas inversiones de relumbrón. Pocas veces se conocen los detalles. La verdad solo trasluce en aquellos casos en los que algún periodista (valiente) lo revela o alguna empresa perjudicada lo denuncia a los Tribunales de la Competencia. Un ejemplo típico fue el caso Daewo en el País Vasco en 1997, cuyas subvenciones fueron declaradas ilegales por los tribunales europeos en contestación a una demanda presentada por los fabricantes de electrodomesticos competidores (Siemens y Electrolux).

 La comunicación, soporte de la estrategia empresarial

Lo cierto es que las estrategias de estas operaciones se han hecho cada vez más sofisticadas, cuidadosamente preparadas por profesionales del management y la comunicacción en un mix que demuestra que ésta, la comunicación, es en el mundo moderno, cada vez más, un factor de plusvalía. Mientras se ultima lo principal, los dineros, lo cuantitativo, la batalla de la opinión publica es decisiva para contrarrestar los rechazos, con múltiples “noticias”, preparadas por gabinetes, dispuestas a resaltar las ventajas cualitativas que la inversión aporta a la localidad elegida, a la que inyecta un know how de primer nivel y oportunidades innovadoras para su industria (turística, en este caso). Un torrente informativo ocultará sus efectos negativos (cualquier contaminación fisica o moral, cualquier coste externo indirecto), neutralizando las alusiones a prostitutas o al juego.

 El juego del gato y el ratón

Pero la batalla decisiva se juega en la capacidad del inversor para  trasladar costes y riesgos a las instituciones publicas.  ¿Cómo lo consiguen? Si quiere profundizar en los números de Eurovegas husmée en este completo informe económico y fiscal; si quiere comprender como funcionan estas operaciones siga leyendo.

1- En primer lugar, es esencial inflar el tamaño del proyecto con un doble propósito: de un lado, alimentar el ego y las expectativas de los políticos y la imaginación de los comerciantes, empresarios y ciudadanos locales; de otro, justificar la sobretasación oficial, es decir, aumentar la base sobre la que se calcularán las subvenciones y las aportaciones de “los otros”.

Requiere airear (filtrar a los medios), como ha hecho LVS la gestora de Eurovegas, cifras desorbitadas y crecientes sobre el total de la inversión (entre 17.000 millones de € según LVS y 26.000 según el gobierno regional), o sobre la creación estimada de empleo directo e indirecto (260.000 empleos),  o el numero de edificios (12 complejos hoteleros) y del numero de habitaciones (36.000 nuevas plazas). Y por supuesto, exagerar los metros cuadrados que precisarán (12 millones de m2 ofrece el municipio de Alcorcón)

2- El segundo es encontrar dos competidores que se encelen con el proyecto, con políticos en apuros (hay muchos) dispuestos a otorgar un “interés público” a la operación. Conseguido esto,es facil elevar la puja con una campaña adecuada de comunicación, aireando cada mejora ofrecida por uno para presionar al otro. Pronto debe quedar claro que están igualados, y que se llevará el proyecto el que haya comprometido más dinero público, bien en forma de crédito fiscal, en terrenos o financiación directa. En definitiva, que no hay otro criterio de mayor peso.

3- Decidida la candidatura ganadora, con los politicos públicamente comprometidos y exultantes… empieza la verdadera negociación sobre la financiación. Si el proyecto está suficientemente hinchado y se ha cumplido el objetivo de sobretasación, es posible que cuando consiga comprometer la financiación ajena que precisa (el 65% de la primera fase en este caso), haya conseguido realmente mucho más, alrededor de un 90% de lo que realmente necesita.

¿Aportará el resto de los fondos LVS? No lo asegure. Lo normal es que cuando le pidan que concrete su aportación (que despues de la manipulación de cifras representará alrededor del 10% del valor real) manifieste que su aportación es el diseño del proyecto o su know how como gestor. O solicite, como ha hecho, que el Estado le avale un credito de 25 millones al Banco Europeo de Inversiones.

 Muchos años después…

Las cifras del caso Daewo aportan algo de luz. Sumando el crédito fiscal por  exenciones y bonificacioones de impuestos durante los primeros años, (el 45% de la inversión estimada), más una concesión de derechos de uso sobre suelo en condiciones muy ventajosas, (500.000 m2, cinco veces más de lo que después se demostró que necesitaba) y el efecto de la sobretasación, se alcanzaba cerca del 100% de la inversión efectiva, según los demandantes. Cuando, 14 años despues, el Tribunal de Estrasburgo obligó a devolver el exceso cobrado Daewo respondió con el cierre de las instalaciones en 2011.

La experiencia del Parque Warner, Terra Mítica, Isla Mágica, que siguen compensando pérdidas con subvenciones, o los ajustes de plantilla realizados por los casinos de Torrelodones y Aranjuez, después de constatar descensos del 45% en sus ingresos, muy dependientes de la alegría consumista, avanza un futuro inquietante. Eso sí, es posible que tardemos muchos años en descubrir el tamaño de la estafa politica y económica de la que hemos sido objeto.


25S: ¿dónde estaban los tanques?

El 23 de febrero de 1981 entraron en el Congreso asaltantes armados, con el apoyo de determinadas fuerzas del Ejército, con la finalidad de implantar una dictadura militar. Se decretó el toque de queda, se suspendieron las libertades y salieron los tanques a la calle, ante una población comprensiblemente atemorizada, por las similitudes con el alzamiento que dio lugar a nuestra guerra civil. Los hechos esenciales son bastante conocidos a través de numerosos estudios, entre los que cabe destacar la incursión histórica-narrativa de Javier Cercas en Anatomía de un instante.

El 25 de septiembre de 2012 se produjo una manifestación convocada con intención pacífica por un grupo de ciudadanos, que reclamaban alternativas ante la situación económica actual y una mejora de nuestro sistema democrático. Determinados gobernantes de bastante relevancia aseguraron que se trataba de un intento de golpe de Estado, comparable al 23-F. Semejante afirmación solo pudo formularse desde el desconocimiento histórico o desde la mala fe. Y, más probablemente, desde un intento de criminalizar una protesta que planteaba algunas preguntas incómodas.

Esa tentativa demonizadora se ha expresado con una deriva autoritaria que ha llevado a algunos excesos más propios de un Estado policial que de un sistema democrático. Hemos asistido a la irrupción de agentes en reuniones pacíficas en un parque público. Se han practicado cacheos sistemáticos en autobuses a ciudadanos sin que existieran indicios de delito. Con el pretexto de actuar contra unos pocos violentos, la manifestación del 25S fue disuelta con un uso desproporcionado de la fuerza institucional. 

Cualquier observador imparcial ha podido comprobar a través de numerosas imágenes cómo personas indefensas que se comportaban pacíficamente eran golpeadas con una saña difícilmente comprensible. Y la Delegación del Gobierno todavía no ha explicado por qué autorizó o consintió que los agentes no llevasen la preceptiva placa identificativa. Ello supone el incumplimiento de la normativa vigente, que expresa en su exposición de motivos el derecho de los ciudadanos a identificar a las fuerzas de seguridad, precisamente para controlar posibles abusos y que no se produzca indefensión.

Por supuesto, las propuestas de fondo de los promotores de la manifestación del 25S pueden ser discutibles. Pero una sociedad democrática avanzada debe ser capaz de integrarlas en el debate público y ofrecer respuestas adecuadas. La vía de la represión de la disidencia no resulta admisible. En un Estado constitucional los representantes institucionales deben garantizar el ejercicio de los derechos fundamentales, entre ellos el de manifestación, el de reunión y la libertad de expresión. Y en ningún caso utilizar fórmulas de disuasión del ejercicio de esos derechos. 

Además, no debemos culpabilizar exclusivamente a las fuerzas policiales, porque los agentes eran los mismos que hace poco más de un año durante las protestas del 15-M. Quienes han cambiado han sido los responsables políticos y sus directrices sobre el mantenimiento del orden público.

Ha quedado demostrado que los presuntos golpistas no llevaban tanques. Y han quedado en evidencia las autoridades que deslizaron comparaciones disparatadas, interesadas y oportunistas. Los manifestantes no llevaban tanques, pero sí que esgrimían argumentos que fueron apoyados por decenas de miles de personas en las calles de Madrid. Y formularon preguntas que son compartidas por millones de personas en nuestra sociedad. 

Pero se ha producido un silencio, en medio del aullido de las sirenas, del ruido de las salvas de pólvora y de los golpes del material antidisturbios. Un silencio casi ensordecedor, que no ofrece ninguna respuesta oficial a las preguntas de los manifestantes sobre las alternativas a la situación económica actual y a cómo podemos mejorar la democratización de nuestra sociedad. Como escribió Unamuno, a veces el silencio es la peor mentira.

ZONA CRÍTICA 
28/09/2012 


sábado, 29 de septiembre de 2012

Pues sí empieza ‘bien’ el director neofalangista de ‘La Gaceta’

Enric Sopena

27/septiembre/2012

 El nuevo y flamante director de 'La Gaceta', el neofalangista Eduardo García Serrano, inicia su mandato publicando esta noticia o, más bien, esta supuesta noticia. Se titula 'Aldo Moro, de mártir a santo'. El texto es tan corto como falso: "La Iglesia católica ha autorizado formalmente el proceso que puede llevar a la beatificación -y eventual canonización- de Aldo Moro, el líder democristiano, cinco veces jefe del Gobierno, asesinado por terroristas de las Brigadas Rojas en 1978. Moro podría ser declarado beato por dos motivos: por un milagro que se atribuye a su intercesión (...) y por su condición de mártir, de persona que fue asesinada por motivos ideológicos de "odio a la fe." Esta categoría ha permitido la beatificación de un millar de sacerdotes y religiosos asesinados durante la Guerra Civil española". ¡Lo que nos faltaba!


El secuestro y posterior asesinato de Moro nada tiene que ver con las víctimas religiosas de la guerra española y su presunta asunción a los cielos. Quienes mataron a los cinco escoltas que protegían al exprimer ministro italiano, muy relevante entonces como dirigente de la Democracia Cristiana Italiana, secuestraron a Moro. Eran miembros de las Brigadas Rojas, en efecto, los que lo asesinaron.

El “compromiso histórico”
Pero no lo mataron por su fe católica, sino porque Moro, perteneciente al ala progresista del Partido Democristiano, estaba intentando un denominado “compromiso histórico” con el Partido Comunista Italiano, encabezado en aquel tiempo por Enrico  Berlinguer, partidario del proyecto eurocomunista y de alianzas con la derecha democrática italiana. El segundo gran partido en la Italia de 1978 era el Partido Comunista. La situación económica, social y política de su país pasaba por momentos casi dramáticos.

Democracia cristiana y eurocomunismo
Tanto Moro como Berlinguer pretendían impulsar un Gobierno de concentración nacional, integrado básicamente por la Democracia Cristiana y los eurocomunistas. Esta fórmula de alianza se procuró ponerla en marcha también como una especie de escudo para evitar un golpe de Estado propiciado por las Brigadas Rojas y/o la extrema derecha. Las Brigadas Rojas estaban además infiltradas por miembros de la CIA. El hombre fuerte del presidente norteamericano Richard Nixon, un conservador radical, era el enigmático y poderoso Henry Kissinger. Fueron Nixon y Kissinger los que avalaron y ayudaron el golpe militar del malvado general Pinochet  en Chile. La mafia y la Loggia P2 pudieron también  asesinar a Moro.

Por eso lo mataron
El Gobierno de Estados Unidos no soportaba el mapa político de Italia porque no quería que la alternativa de la DCI fuera el PCI. En 1978 la guerra fría entre Washington y Moscú estaba aún en su apogeo. Moro era católico practicante y amigo del Papa Pablo VI, el último Papa aperturista antes del polaco Juan Pablo II y del actual Pontífice. A Moro, sin embargo, no lo mataron por su fe cristiana, sino porque era un demócrata de arriba abajo, que buscaba una Italia mejor, gobernada por democristianos y eurocomunistas. Por eso lo mataron.

Enric Sopena es director de ELPLURAL.COM


El camarero-héroe del 25-S: 'El jefe policial me ha empujado y me he desmayado'


Alberto Casillas, camarero del Bar Prado, fue atendido por el Samur.
La Policía quiso identificar a un grupo de jóvenes que fueron a saludarle.
Presentará una denuncia: 'Es intolerable que estén acosando así'.


Alberto Casillas, el camarero del Bar Prado que el pasado martes se convirtió en uno de los protagonistas de la convocatoria para rodear el Congreso al impedir a los antidisturbios entrar en su establecimiento, vuelve a serlo en la reedición de la protesta, #Vamos29S, al sufrir una bajada de tensión después de que agentes de la Policía Nacional identificaran a sus clientes.

Casillas, de 49 años, ha sido atendido por el Samur en el Paseo del Prado, frente al local en el que trabaja, y después ha abandonado el lugar por recomendación de los servicios médicos.

Según ha explicado, «habían venido unos 25 chavales a saludarme, sencillamente a darme las gracias por proteger a unos ciudadanos el otro día, cuando de pronto han aparecido cinco lecheras de las que han salido un montón de antidisturbios, que han pedido a los chavales que se fueran con ellos aparte para identificarles».

Siempre según su relato, transmitido por él mismo a ELMUNDO.es, Casillas se ha acercado a los agentes «simplemente para decirles que para qué necesitaban identificar a unos chavales que no estaban haciendo daño a nadie, sólo saludándome. Les he dicho que si tenían que identificarles a ellos, que lo hicieran conmigo también».

Lo siguiente ha sido un forcejeo con quien Casillas ha distinguido como «el jefe del operativo»: «Le he pedido de forma educada su número de placa, que están obligados a facilitar si cualquier ciudadano se lo pide. El hombre se ha encarado conmigo, se ha negado a dármelo, me ha empujado y la verdad es que me he asustado y me he desmayado».

Casillas aseguraba esta tarde que se dirigiría a una comisaria de Policía para denunciar lo sucedido: «Es intolerable que estén acosando y amedrentando a los españoles así, ¡es absurdo! El policía me decía que yo estaba alterando el orden público y que me iban a imponer una sanción... ¡A mí, que sólo le pedía que se identificara!».

«Mi hijo se ha quedado discutiendo con él, pero ha sido un momento dramático porque cuando me he dado cuenta estaba tirado en el suelo, y me estaban dando aire. No puede ser lo que está pasando en este país... Yo voté a Rajoy, pero esto no puede ser», ha terminado.


viernes, 28 de septiembre de 2012

Cortina de humo


     Juan Fco. Martín Seco

En 1997 el director de cine Barry Levinson estrenaba una sátira política titulada Wag the Dog (La cortina de humo, en su versión española). La trama es sugestiva. Tras ser pillado in fraganti en una situación escandalosa unos días antes de su reelección, el presidente de los Estados Unidos decide inventarse un conflicto que desvíe la atención de la prensa y de la opinión pública, una guerra en Albania a la que él pueda poner fin heroicamente ante las cámaras de televisión. Trama sugestiva, pero al mismo tiempo bastante real. El argumento, con variaciones, se ha repetido en múltiples ocasiones. Es un hábil resorte desviar hacia un teórico enemigo exterior la crítica y los conflictos internos.

Los nacionalistas son expertos en esa táctica. En estos momentos, Artur Mas la está empleando con gran eficacia. CiU ha sido una adelantada en instrumentar la política más reaccionaria, no solo porque tanto el Gobierno de Zapatero como el de Rajoy hayan contado casi siempre con su apoyo en el Congreso a la hora de aprobar los recortes y las reformas más antisociales, sino porque el Gobierno de la Generalitat se ha anticipado a los gobiernos del resto de las Comunidades en aplicar medidas regresivas. Hasta hace unos días, la sociedad catalana, al igual que el resto de la sociedad española, bullía de indignación y se manifestaba en contra de los recortes y de la política antisocial impuesta desde Europa e implantada por los distintos ejecutivos tanto centrales como autonómicos. Artur Mas y su Gobierno estaban en el centro de la diana de las críticas y de las manifestaciones. Y, he aquí que de manera un tanto prodigiosa el escenario cambia, los parados y los trabajadores en Cataluña, en lugar de revolverse contra el gobierno de CiU, culpan de su desgracia a los parados y a los trabajadores del resto de España. Y cuando todas las sociedades castigan a los políticos y a los gobiernos que siguen fielmente las consignas de Merkel y de los halcones de Europa, Mas piensa que, emboscado en la señera, va a lograr —y seguramente lo conseguirá— mejores resultados electorales y por eso convoca elecciones anticipadas.

El nacionalismo tiene la capacidad de desvirtuar la realidad, sustituye la lucha de clases por el enfrentamiento entre los territorios, reemplaza la confrontación ideológica por la pugna entre las naciones o las regiones, ofusca a las izquierdas desviándolas de su auténtico objetivo y en la actualidad aparta la atención del verdadero problema: la crisis, sus causas y sus auténticos responsables.

El nacionalismo españolista ha querido situar la causa de la crisis que padecemos en el despilfarro de las Comunidades Autónomas, lo que tiene muy poco de verdad. El nacionalismo catalán, a su vez, atribuye el origen de los actuales problemas de Cataluña al expolio que, según ellos, sufre del resto de España, lo que aún es menos cierto. Las dificultades económicas que hoy afectan tanto a catalanes como al resto de españoles tienen como causa última el euro y los defectos con los que se ha construido la Unión Monetaria, articulada en un proyecto neoliberal que, si bien realiza la integración mercantil, financiera y monetaria, descarta toda integración fiscal, laboral, social y, en definitiva, política.

Es por eso por lo que extraña tanto que partidos de izquierdas secunden el plan de CiU y de Mas basado en creer que la salvación de Cataluña se encuentra en la Europa del Capital y de las multinacionales, y en querer repetir dentro de nuestro país los errores europeos, rompiendo la unidad fiscal. Si una unión monetaria sin integración fiscal resulta insostenible en Europa y por ello es muy probable que antes o después la Eurozona se desmorone, cuánto más si el modelo se aplica dentro de España.

Mas y CiU quieren convencer a los catalanes de que no necesitan a España y por esa razón repiten una y otra vez que Cataluña exporta ya más al resto del mundo que al resto del territorio español, lo cual puede ser cierto (alrededor del 50%); pero de lo que nada dicen es de las importaciones, porque si es verdad que como consecuencia del proceso de apertura que ha significado la incorporación de nuestro país a la Unión Europea las exportaciones catalanas al resto del mundo han crecido significativamente, también lo han hecho las importaciones, de manera que frente al exterior Cataluña presenta un elevado déficit comercial solo compensado por el superávit frente al resto de España.

El presidente de la Generalitat engaña a los catalanes haciéndoles creer que Cataluña fuera de España estaría a la altura de Alemania. ¿Se lo cree? Seguro que no, pero le sirve para que se olviden los recortes, los ajustes y, en general, su política antisocial y reaccionaria.


El pensamiento infantil es científico

 Los niños piensan de forma muy similar a la que se emplea en la ciencia. Investigadores de la Universidad de California explican que las hipótesis, las inferencias causales y el aprendizaje a partir de la estadística y de la observación son algunos de los métodos usados por los más pequeños y que los convierten en «pequeños científicos».


La comprensión de las relaciones causales al observar el entorno y la capacidad de establecer preferencias a partir de unos patrones estadísticos son algunas de las características de los niños que los convierten en pequeños investigadores. Ahora, una investigadora de la Universidad de California en Berkeley se ha adentrado en el aprendizaje de los más pequeños con un estudio que publica la revista Science y que puede ayudar a mejorar la enseñanza de las disciplinas científicas.

Hace 30 años, pensadores como Jean Piaget –pionero de la teoría del desarrollo cognitivo– defendieron que los niños pensaban de manera opuesta al método científico. Él los describía como «irracionales, ilógicos y limitados al aquí y al ahora», adjetivos que fueron base de inspiración para algunos modelos educativos y políticos de una época en la que, por encima de todo, las técnicas de enseñanza se centraban en el profesor.

Sin embargo, esta nueva investigación refuta las ideas de Piaget y relata un experimento curioso: dos niños menores de dos años ven a una persona ‘A’ que coge ranas de una caja llena de ranas, o bien ranas de una caja en la que solo hay patos. ‘A’ se marcha y otra persona ‘B’ da a los niños dos cajas, la primera con ranas y la segunda con patos. Cuando ‘A’ vuelve y extiende la mano, los niños pueden darle tanto una rana como un pato.

La sorpresa de la científica fue que cuando la persona ‘A’ había cogido ranas de la caja llena de patos, los niños le daban una rana porque intuían que prefería las ranas; en cambio, cuando había cogido una rana de la caja llena de ranas, le daban indistintamente un animal o el otro porque intuían que su elección había sido al azar. Este tipo de respuestas «demuestran que los niños menores de dos años tienen preferencia por patrones estadísticos», recoge el estudio.

En la última década algunas líneas de investigación han propuesto demostrar que los pequeños adquieren conocimiento mediante procesos similares a la inducción característica de la ciencia: analizan patrones estadísticos, hacen experimentos y asimilan conocimientos mediante la observación de lo que hacen los demás.

El uso de los métodos probabilísticos para conocer el entorno es muestra de la vertiente científica infantil. Las personas adultas, especialmente los científicos, son capaces de saber que hay muchas hipótesis compatibles con la evidencia y que, además, algunas tienen mayor probabilidad de ser acertadas que otras.

El trabajo explica cómo utilizando la técnica del ‘tiempo de observación’, un grupo de científicos situó a dos niños ante dos cajas, una llena de bolas rojas de pimpón y otra con bolas blancas. Cuando alguien extraía bolas rojas de la caja donde la mayoría de ellas eran blancas, los niños miraban durante más tiempo que cuando cogía muchas bolas rojas de una caja llena de bolas rojas. «Los niños menores de dos años infieren un estado mental subyacente –una preferencia– a partir de un patrón estadístico», explica el estudio.

Conocer observando a los demás

Otra faceta del comportamiento científico de los niños es la que les permite «aprender extrayendo conclusiones a partir de lo que hacen los demás». En su investigación se ha analizado el caso de niños de cuatro años que veían secuencias distintas de tres acciones con un juguete. Esas acciones sucedían o no en cada prueba y el análisis estadístico de los datos sugería que solo las últimas dos maniobras eran necesarias para activar el juguete.

Sorprendentemente, cuando los niños cogían el juguete, con frecuencia solo reproducían esas dos acciones relevantes en lugar de imitar todo lo que habían observado antes, lo que explica que «pueden aprender las relaciones causales observando lo que otras personas hacen y el resultado de esas acciones».

Saber que los niños aprenden a partir de la estadística y de las acciones de los demás del mismo modo que lo hacen los científicos podría facilitar el marco necesario para que «a partir de ahora se utilice la curiosidad natural de los niños para diseñar nuevos métodos de enseñar y aprender la ciencia».

Referencia bibliográfica:
Alison Gopnik. «Scientific Thinking in Young Children:Theoretical Advances, Empirical Research, and Policy Implications». Science, 27 de septiembre de 2012. Vol 337. 10.1126/science.1223416


Los niños adquieren conocimiento mediante procesos
similares a la inducción característica de la ciencia.

miércoles, 26 de septiembre de 2012

El máximo responsable del SUP defiende «leña y punto» para los manifestantes del 25-S


 Mientras el Gobierno defiende la «magnífica» actuación de los antidisturbios, IU denuncia que hubo provocadores vinculados a «círculos policiales» para generar violencia


 El máximo responsable del Sindicato Unificado de la Policía (SUP), José Manuel Sánchez Fornet, incendió anoche Twitter al defender que los antidisturbios repartiesen «leña y punto» contra los manifestantes del 25-S. Esta mañana, el ministro del Interior ha defendido la «magnífica» actuación policial contra la concentración 'Rodea el Congreso'. El Gobierno ha salido en tromba a defender la constitucionalidad de las cargas policiales frente a la «manifiestamente inconstitucional» protesta.

Frente a ello, IU ha calificado de «totalmente desproporcionada» la actitud de la Policía y han anunciado esta mañana su intención de pedir al Gobierno explicaciones. Asimismo han denunciado cómo «determinados hooligans de la política» compararon el 25-S con el 23-F, en referencia a María Dolores de Cospedal, con la única intención de «calentar el ambiente».

Asimismo aseguran que hubo personas, de «círculos policiales», que provocaron la violencia y reclaman una investigación. Por su parte, Alberto Garzón ha denunciado el proceso de «criminalización» de la protesta ciudadana.  «Estamos ante un caso flagrante de coartar los derechos fundamentales», ha resumido.

El PSOE también ve desproporcionada la actuación de los antidisturbios. El secretario general del Grupo Socialista en el Congreso, Eduardo Madina, ha considerado que «al Gobierno el país se le está yendo de las manos y la contención de la manifestación también se le fue de las manos». En términos similares se ha expresado el portavoz socialista de Fomento, Rafael Simancas, quien ha coincidido con Madina en censurar el proceder de los agentes antidisturbios para evitar que avanzara una marcha en la que unos ciudadanos ejercían su derecho a manifestación junto a «unos cuanto radicales».

Sin embargo, Jorge Fernández Díaz cree que la Policía actuó «magníficamente» ante la violencia de algunos manifestantes.«Felicito a la Policía, que actuó extraordinariamente bien y gracias a ella esa intención manifiestamente inconstitucional e ilegal de ocupar el Congreso y coaccionar a los diputados cuando están reunidos en sesión, no se pudo llevar a cabo», ha enfatizado.

«Hubo una perfecta respuesta ante la agresión», ha puntualizado el titular de Justicia, Alberto Ruiz Gallardón. En su opinión, era una convocatoria «manifiestamente ilegal» porque según la Constitución es inviolable y porque el Código Penal tipifica como delito pretender ocupar el Congreso o coaccionar a los diputados cuando están reunidos. «Es evidente que no se podía permitir semejante agresión al orden constitucional y al orden jurídico-penal y la Policía actuó espléndidamente», sostiene.

Anoche, el secretario general del sindicato mayoritario de la Policía, Jose Manuel Sánchez Fornet incendió las redes sociales defendiendo que los policías no fueran identificados con su placa. «Para los de las identificaciones: no las llevan y apoyamos que no las lleven ante organizaciones violentas. Leña y punto», escribió en su cuenta de Twitter en torno a las diez de la noche del martes.

El comentario provocó la reprobación inmediata de los usuarios de esta red social se ratificó en la expresión: «Leña y punto. Esa es la expresión que veo que ha sentado muy mal en quienes ni han leído los tuits anteriores, ni les interesa saber más».

Sánchez Fornet también criticó al Gobierno de Mariano Rajoy por el dispositivo de seguridad. «Que a estas horas haya diputados, representantes que no puedan entrar o salir del Congreso habla del fracaso del Gobierno. Torpes», comentó. Sus críticas también se dirigieron a «los pijoprogres de IU, esos que en ayuntamientos permiten a sus policías locales acosar a jóvenes con perros, cachearlos y multarlos si llevan hatchís han hecho sus pinitos».

viernes, 21 de septiembre de 2012

La extensión del hielo marino ártico registra su mínimo histórico

Científicos del Centro Nacional de Datos de Nieve y Hielo (NSIDC, por sus siglas en inglés) de la Universidad de Colorado en Boulder (EE UU) ofrecen datos preliminares en los que demuestran que la cubierta helada del océano Ártico ha alcanzado este verano su mínima extensión desde que en 1979 empezaran los registros satelitales.

A pesar de que cada año la capa de hielo marino ártico registra siempre su extensión mínima en el mes de septiembre, este año ha batido su récord. Según los investigadores, que han contado con la colaboración de la NASA, el pasado 16 de septiembre la extensión del hielo marino ártico se redujo hasta los 3,41 millones de km2, unos 760.000 menos que el registro mínimo anterior alcanzado el 18 de septiembre de 2007. En total se ha producido un deshielo de unos 12 millones de km2 desde la máxima extensión del hielo marino ocurrida el pasado 20 de marzo de 2012.

Aunque el NSIDC publicará un análisis sobre este deshielo veraniego a principios de octubre –una vez que se obtengan los datos completos del mes de septiembre–, los expertos confirman que este mínimo histórico revela un declive «dramático» durante los últimos 30 años, que es un 50% inferior a la extensión promedio registrada de 1979 a 2000. 

El 16 de septiembre la cubierta helada del océano Ártico
ha registrado
su mínimo histórico, al reducirse hasta los 3,41 millones de km2.

miércoles, 19 de septiembre de 2012

Medios extranjeros hablan de rescate y salida de Rajoy del Gobierno


CRISIS IN SPAIN, viernes, 7 de septiembre de 2012

Confirmado. Las noticias de interés están fuera de la prensa oficialista española. Es decir, para enterarnos de lo que pasa aquí tenemos que acudir a la prensa foránea. Medios internacionales hablan de segundo rescate español el próximo fin de semana, 14 de septiembre y posterior salida del gobierno Rajoy, aunque no se menciona que pasará después con el gobierno. La experiencia de Grecia e Italia nos hablan de un gobierno de tecnócratas.

NOTICIA RELACIONADA

Si acudimos a las fuentes originales encontramos que la cadena económica Bloomberg, adelantó en un día, las delcaraciones de ayer del BCE: la fuente, un memorándum interno de Goldam Sachs, el causante de la crisis americana, y para quien trabajó De Guindos, antes de ser ministro.

NOTICIA EN INGLES

En resumen, dice que lo anunciado ayer por el BCE, esta dentro de las espectativas de Goldman. Schumacher, economista de Goldman dijo que espera que España pida un rescate la próxima semana en la próxima reunión de ministros de Finanzas del Eurogrupo, ahora que los detalles del BCE de compra de bonos del programa han sido revelados.

Esta versión coincide con las declaraciones del ministro de Hacienda Luis de Guindos de que España estaba a la espera de conocer los detalles sobre el plan del BCE antes de presentar una solicitud de rescate financiero.

CALENDARIO SEGUN GOLDMAN SACHS

Este es el siguiente calendario previsto por el memorándum interno de Goldman Sachs que circula por webs internacionales:

-12 de septiembre: El Tribunal Constitucional alemán da su bendición a la ESM. Esto permitiría la ratificación alemana para ser completado y la ESM debe establecerse en un tiempo relativamente corto.

-13 a 14 septiembre: España hará una petición formal de apoyo EFSF en la reunión del Eurogrupo. Presionado por el fin de plazo para devolver intereses por rendimiento de bonos (y sin tener dinero para pagarlo) a finales de octubre (y bajo la presión de otros gobiernos de la zona del euro), esperamos que España avance hacia la búsqueda de apoyo.

Segunda quincena de septiembre : La condicionalidad requerida por EFSF tendrá que ser aceptada por las autoridades españolas, probablemente será necesario el voto parlamentario. En paralelo, la aprobación de los demás países de la zona euro para la prestación de apoyo EFSF tendrá que obtener: en algunos países (especialmente Alemania), esto también requerirá la aprobación parlamentaria.

-A finales de septiembre / principios de octubre : Memorando de Entendimiento (MoU), que codifica la condicionalidad se firma, la formalización de la disponibilidad de apoyo EFSF para España. En este momento, las condiciones necesarias establecidas por el Sr. Draghi del BCE para la compra de deuda soberana se han cumplido, muy por delante de la caducidad de los bonos españoles en octubre".

Ante estas revelaciones crece la sospecha de que grandes corporaciones internacionales están marcando nuestra agenda político y lo que es peor, nuestro futuro.

Sobre la posible marcha de Rajoy, es el semanario aleman de cabecera de Merkel, Der Spiegel, el que indica claramente DER SPIEGEL que un segundo rescate será el fin político de Rajoy. VERSION ALEMANA

¿PORQUE LOS DIARIOS ESPAÑOLES NO HABLAN DE ESTO?

La prensa española esta atenazada por deudas con bancos, que a su vez dependen del gobierno y de la UE. En resumidas cuentas, toda la información que no pase por canales oficiales está controlada, y serán las autoridades político-económicas las que decidan cuándo darán esta información.

SEPTIEMBRE LLENO DE PROTESTAS

Hoy, el Sindicato Andaluz de Trabajadores marchará por las calles de Sevilla con la presencia de muchos marcheneros, al igual que ya ha hecho en el resto de provincias españolas.

El próximo lunes, día 10, por la tarde en el salón de actos del Ayuntamiento de Marchena habrá una reunión convocada por ciudadanos anónimos, pertenecientes a movimientos sociales para preparar la marcha a Madrid del próximo 15 de septiembre, un día después del supuesto anuncio de rescate.

Autobuses saldrán de Marchena a la 1 de la madrugada del sábado 14, hacia la gran macro manifestación de Madrid, convocada por centenares de asociaciones y colectivos sociales y sindicales de todo el país y de toda ideología.

Critica marxista al derecho de autodeterminación de los pueblos

Ruthless Criticism

Prólogo

"El nacionalismo de los de arriba sirve a los de arriba.
El nacionalismo de los de abajo sirve también a los de arriba.
El nacionalismo, cuando los pobres lo llevan dentro,
no mejora: es un absurdo total."

BERTOLT BRECHT


¡Sin autodeterminación no hay revolución! Tal es la idea de una oposición radical contra el Estado español que no se ha vuelto suspicaz a pesar de que la autodeterminación cuenta, entre la clase dominante autóctona de Euskadi y de Cataluña, con paladines tan contrarrevolucionarios como naturales. Contrarrevolucionarios porque, como políticos, tienen a su cargo relaciones de producción, de propiedad y de justicia burguesas. Y naturales porque "autodeterminación" —e.d., más soberanía para los poderes que encabezan— es su aspiración natural, en tanto que políticos

Si, además, la soberanía es la causa por la que se lucha, es criticable cualquier desobediencia popular contra el poder que la reclama. La autodeterminación exige paz social y no lucha de clases. "Unidad popular" contra el enemigo común —el poder estatal negador de ese alto derecho— y no una división de la nación a tenor de los antagonismos propios que determinan las condiciones de vida del "pueblo trabajador", eso es lo que requiere toda causa nacional. Porque su objetivo eminente es la afirmación de un poder estatal propio que, orgulloso de su autenticidad y como representante de una identidad nacional que hace de súbditos y mandamases una masa armónica, esté legitimado para exigir la sumisión voluntaria de todo un pueblo. Sin una crítica del derecho de autodeterminación no hay, pues, revolución.

El derecho de autodeterminación de los pueblos


El poder de los Estados modernos sobre sus súbditos —se dice— emana del pueblo. No es la gracia de Dios la legitimación preferida del poder de un caudillo, de un monarca o de un político de punta: es la voluntad del pueblo. El avatar de las naciones, empeñadas en imponer sus aspiraciones nacionales, se transfigura entonces en la realización de un mandato de los pueblos.

Este mito consagra el derrumbe del socialismo real, y lo cuenta como un despertar de pueblos que, cansados del maltrato e impulsados por el ideario más puro de su nacionalidad, se alzaron para reclamar que sus Estados introdujesen cambios políticos que, por lo demás, el "mundo libre" consideraba como hacía ya tiempo necesarios. Para remacharla, estadistas de uno y otro lado, personajes autorizados por el hecho de que nadie duda de que son ellos quienes rigen los destinos de sus pueblos, afirman con inimitable desenfado que lo que ocurre —pogromos mediante— es algo muy natural: la práctica, por parte de los pueblos, de su derecho a la autodeterminación. ¡Puros cuentos!

Los derechos y los pueblos

A diferencia de otros principios y normas establecidos por el orden estatal, que le son familiares como las reglas del juego que hay que obedecer, al compatriota común el derecho de autodeterminación de los pueblos le es completamente ajeno. En su ajetreada vida, dedíquese a lo que se dedique, carece de toda ocasión para disfrutar o para infringir ese derecho, al que, como súbdito nacional, pareciera tener algún derecho. ¿Acaso no se trata del derecho más elevado a que puede aspirar un pueblo?

Por supuesto que sí. Y, por lo mismo, el derecho se refiere expresa, concisa y exclusivamente al pueblo, abstrayendo de la masa de compatriotas que lo integran. En la ilustre abstracción pueblo, los catalogados como compatriotas no figuran como lo que son: obreros, patrones, políticos o toreros, sino como las partículas idénticas de un ser colectivo nacional que existe como tal por la pura razón de estar sometido a la fuerza de una misma autoridad estatal. Una vez hecha la abstracción pueblo, una entelequia racial o histórica, surge radiante el derecho a la autodeterminación para reclamar, en nombre de la raza, la historia o la fe un ficticio "destino en lo universal"; como si fuera poco el destino real de un pueblo determinado sistemáticamente por la política de la fuerza estatal a la que hay que obedecer. Porque todo pueblo moderno muy honrado está con los derechos y deberes otorgados. Desde que se levanta hasta que se acuesta, la vida de un compatriota cualquiera transcurre en los marcos que la ley le fija y dentro de los cuales se le permite perseguir sus ubérrimos intereses, compitiendo contra los demás. Además de votar, está obligado a ganar dinero para existir y a servir, con su vida y sus bienes, a la autoridad nacional.

Por lo tanto, los miembros de una nación, todos libres e iguales ante la ley, en la medida en que se comporten de acuerdo a lo que el derecho les señala y permite, son compatriotas que están perfectamente autodeterminados. Siempre que actúen según las leyes, son completamente libres. En caso contrario, caen en la categoría de delincuentes, experimentando en carne propia que la conveniencia de perseguir el interés propio existe exclusivamente dentro de los términos del derecho que el monopolio estatal de la fuerza mantiene en vigor.

¿Qué razón pueden tener entonces los sumisos miembros de un cuerpo social, ocupados ya de por sí en gozar de la más completa libertad dentro de los marcos del orden vigente, para, encima, preocuparse por el ejercicio de la facultad que les otorga el derecho a la autodeterminación? Pues ninguna.

Los agentes del derecho de los pueblos a la autodeterminación

Las informaciones que se publican sobre la vigencia del derecho de autodeterminación de los pueblos son, por lo general, decepcionantes: se le constata menoscabado o pisoteado sin piedad. De los informantes llama enseguida la atención que entre ellos los sufridos y numerosísimos compatriotas, de cuyos más profundos intereses se trataría, no juegan papel alguno.

Suelen ser el presidente de los Estados Unidos o el Congreso de ese país, el Parlamento Europeo o el señor presidente de la URSS quienes llevan la voz cantante en la cuestión de la autodeterminación de tal o cual pueblo. Es decir que los protagonistas reales de este derecho de los pueblos son quienes mandan. En su calidad de personajes que deciden cómo y cuándo usar la fuerza estatal, han elegido el derecho a la autodeterminación de los pueblos como un tema del diálogo entre ellos. Y sería peligroso confundir semejante cosa con un clamor de los de abajo frente a poderes extranjeros. Pues se trata de una cuestión entre los más altos servidores de la más sagrada y brutal de las causas: la causa nacional. Cada estadista la reclama exclusivamente para sí y contra el otro Estado, en nombre de un mandante soberano, inapelable y ficticio: su pueblo. De sus integrantes, los compatriotas de carne y hueso, nada importa, fuera del hecho de ser grises partículas de la masa nacional. La función única y eminente que los caracteriza es la de ser dignos miembros de la "comunidad de destino" a la que pertenecen y, en tal sentido, exponentes auténticos de los intereses nacionales que los líderes políticos asumen e imponen como si fuese por encargo de la masa de compatriotas. La política del Estado se realiza, entonces, en nombre del pueblo, su masa de maniobra, a la que se honra como sujeto de todas las maquinaciones de quienes detentan el poder y como fuente de todas las ambiciones del Estado frente a soberanías extranjeras. A los jefes de Estado o de Gobierno les queda, por ello, muy bien presentarse como luchadores incansables por el derecho de autodeterminación de los pueblos que ellos mismos mandan. Acostumbrados a la servidumbre voluntaria de la mayoría nacional, la premian con todo el cinismo de que son capaces regalándole y garantizándole un derecho a la autodeterminación, de cuyo ejercicio positivo —agregan— no cabe duda. Y es que, según ellos, de lo que se trata, en primer lugar, es del derecho del poder estatal al logro pleno de sus fines internos y externos y, en segundo lugar, del derecho de ellos como estadistas a ejercer el poder sin cortapisas de ninguna clase. ¿Acaso no consideran inadmisible todo aquello que dificulte, ya sea en lo más mínimo, el ejercicio soberano del poder político? Que algo huela a "presión callejera" cuenta ya como acto de coacción sobre los poderes públicos: figura delictiva punible en todo Estado de derecho.

Se comprende, por lo tanto, que no haya personaje de la alta política que no pierda ocasión de mostrarse satisfecho por el hecho de gobernar pueblos cada día más y más autodeterminados, ya que una legitimación tal del poder del Estado es siempre bienvenida, pues ideológicamente lo perfecciona. Pero que, en nombre de una facultad inexistente de los pueblos, los Estados modernos hayan librado dos guerras mundiales, hayan firmado la paz, y que casi medio siglo de guerra fría y de preparativos de guerra atómica mundial tengan en el derecho universal de los pueblos a su autodeterminación su motivo más profundo, no es asunto que se pueda entender sin más ni más.

Derecho a la injerencia en nombre del pueblo

Para aclarar la cuestión conviene analizar tanto la querella entre los abogados de uno y otro pueblo sobre el citado derecho como el ámbito "natural" en que ésta tiene lugar: la diplomacia y la política externa. En primer lugar, ese mundillo no está para atender a los intereses y a las necesidades de los compatriotas. Por el contrario: es la masa de sufridos compatriotas la que con sus diarios sacrificios debe cumplir la delicada función de atender a las necesidades que surgen de los multifacéticos planes de intervención del propio Estado en los asuntos de las otras soberanías. Como estos planes tienen el fin nacional inobjetable de acrecentar el poderío y la riqueza de la propia nación, a costa de las otras, ningún patriota serio piensa en ponerles reparos. Y, en segundo lugar, para la política exterior de un Estado el derecho de autodeterminación constituye un título de validez universal que avala la justeza y la justicia de su fuerza nacional soberana. El poder estatal mismo se lo ha librado a su favor, y la mafia diplomática lo lleva en su valija. Caso que, frente a otro Estado, un Estado decida —en bien de su interés nacional— sacar el valioso título de la maleta y ponerlo en la mesa de conversaciones, entonces, en el habitual tejemaneje entre las naciones se produce una grave modificación. Este acto anula la igualdad de las partes y representa el menosprecio consumado del otro poder soberano. Porque el Estado, que precisamente deriva su carácter de poder plenipotente de la existencia de un pueblo auto-determinado y exalta, de esta manera, su fuerza como la consumación de todos los anhelos y sacrificios del pueblo, como la realización de su voluntad más genuina, niega con absoluta convicción que en el otro Estado existan esas premisas que él considera esenciales para el ejercicio de la soberanía.

El título así puesto sobre el tapete corrobora que el otro poder no está para servir al pueblo, que es fuerza pura y que lo decisivo para una soberanía estatal —el mando supremo sobre el inventario humano denominado "pueblo"— carece de los papeles que lo acrediten como nacionalmente legitimado. Ese poder no se justifica. Merece que se hunda. Entonces hay que hundirlo.

El categórico dictamen no se basa en que sus autores, los campeones de la autodeterminación, hayan prestado oídos a los clamores de una etnia foránea, a sus penas y exigencias. Se trata, puramente, de la calculada constatación de un principio lesionado, constatación ajena a cualquier interés menoscabado —real o supuestamente— por el poder en el banquillo. La situación declarada inadmisible por la diplomacia tiene que ver aún menos con las necesidades reales y cotidianas de los compatriotas del pueblo agraviado. Sus abogados defensores, gente acostumbrada a operar con valores tan superiores como son los derechos humanos, no van a andar perdiendo su valioso tiempo ocupándose de las condiciones de vida y de trabajo de súbditos extranjeros, como no sea para empeorarlas. ¿Acaso no se trata de los mismos personajes que en casa presumen de valientes por atreverse a imponer medidas político-económicas antipopulares para hacer frente a los problemas de la nación? Y son justo estos mismos personajes quienes les adjudican a los pueblos el papel de mandantes —tan indiscutible como ficticio— de las tropelías que ellos en la política internacional cometen. En nombre de "los pueblos" actúa la todopoderosa razón de Estado al decidir, basándose en las exigencias de la lucha por la hegemonía y el reparto del mundo, impugnar la soberanía de otro poder estatal. El poder que así opera, se entroniza como tribunal supremo sobre un derecho universal que declara transgredido, reclamando para sí la potestad de castigar las violaciones cometidas. Se erige en juez, se arroga el derecho absoluto sobre los demás y despoja, teóricamente, a los Estados inculpados de la facultad de disponer de su material humano, una de sus fuentes esenciales de poder

La frase "derecho de pueblos", que al comienzo parecía la muletilla idealista jurídica de una convivencia Ínternacional, se revela como la justificación de una formidable aspiración estatal, como la manifestación de la voluntad irreductible de un Estado —encarnada siempre en la firmeza de carácter de su conductor— de negar los derechos que el poder de otros Estados tiene sobre sus súbditos, reclamando para sí, en principio, una competencia sobre éstos. Semejante acto lleva implícita la advertencia de que el respeto a las soberanías así cuestionadas queda únicamente librado a los medios militares de los que ellas realmente dispongan; y ello sin que la fuerza militar extranjera amedrente para nada a los paladines de la autodeterminación de los pueblos. Como jueces sobre pueblos y naciones, han dictaminado castigo para quienes se han hecho culpables de agravios contra los pueblos y, lógicamente, hacen todo lo que está a su alcance para que se cumpla la sentencia. Cuando ese día llega, suena "la hora de los pueblos".

Hoy le toca a los pueblos de lo que una vez fue el "bloque soviético" convertir en realidad su derecho a la autodeterminación, cuyos más celosos guardianes residen en Washington, Bonn, Londres y París. Únicamente los Estados aliados en la OTAN tienen, además, todo derecho sobre este derecho: porque sólo la fuerza que lo garantiza da validez al derecho.

Los pueblos en vías de autodeterminarse


Por el sendero luminoso de la autodeterminación avanzan, según la opinión pública occidental, los pueblos de Europa Oriental. Acaban de hacer trizas la cárcel de pueblos que era su morada y con el flamante documento de "autodeterminados", que los acredita como naciones libres, acuden a las puertas de su librador, el Mundo Libre occidental y cristiano, buscando ayuda y consejos para apuntalar la nueva libertad nacional. Las potencias occidentales les marcan los pasos a seguir para que del proceso de desmantelamiento del viejo modo de producción, con sus secuelas de quiebras y destrozos, salga algo parecido a "estabilidad". Esta palabreja no alude, por supuesto, a aquellas circunstancias en las que un pueblo, una vez abatidos los viejos amos, toma riendas en el asunto para dedicarse a crear una sociedad de productores donde todos tengan lo que necesitan. Eso sería comunismo, algo que nunca se le pasó por las mientes a ningún disidente opositor al socialismo real.

"Estabilidad" significa, en esta caso, que desde arriba hacia abajo se mande y se obedezca, que se gobierne con absoluta soberanía, de manera que unas élites diestras en todas las inmundicias de la política liberen, absoluta y totalmente, a los pueblos del rompedero de cabeza que sería el pensar cómo y en beneficio de quién organizar mejor el consumo y la producción, la educación y la salud.

Así, las nuevas mafias políticas en el poder, ataviadas de pies a cabeza con los colores nacionales, conducen a los pueblos recientemente autodeterminados por la senda marcada que, por otra parte, se tiene como la única posible: la democracia capitalista. Con irónica suficiencia, las naciones occidentales no pueden menos de reconocer que, aunque tengan mucho que aprender, los pueblos de Europa Oriental van por el buen camino, ya que el nuevo interés nacional que allí se abre paso satisface las aspiraciones económicas y políticas globales de Occidente. Los nuevos mandamases, los Havel y Walesa, mendigan créditos, suplican asesorías y ofertan el patrimonio estatal a un capital y a una habilidad comercial occidentales que saben sacarle provecho. Mientras tanto, el pluralismo político "made in West" hace de los autodeterminados integrantes del pueblo... votantes, es decir, masas de maniobra de la competencia política por el poder. La rapidez de los cambios, mejor dicho la celeridad con la que hay que acostumbrarse a las durezas de la nueva vida, donde se generaliza una miseria que recuerda a la que pintaba la propaganda del viejo Estado cuando difamaba al capitalismo para fabricar conformismo con su socialismo real, ha dejado boquiabierta a la masa de compatriotas. Y mientras siguen por un lado papando moscas y por el otro aprendiendo a arreglárselas con cada vez menos, el mundo del capital se vanagloria cada vez más sobre el estado de cosas reinante en lo que fue el "Bloque oriental". Los centinelas del derecho de autodeterminación celebran la ruina del socialismo como el triunfo de ese derecho que, como es el derecho de ellos, ha abierto a las naciones de la OTAN —a su política, a su economía y a su diplomacia— las perspectivas para la reconquista capitalista de toda Europa.

También los reconquistados pueblos tienen su perspectiva. Esta consiste en sacrificarse por una libertad nacional cuyo precio lo fija ese Occidente que tanto les ayuda y alienta.

Dentro de la Unión Soviética, Estado multinacional notorio, el derecho de autodeterminación de los pueblos encuentra un amplio campo de acción. Los efectos de las técnicas de injerencia y de disgregación imperialistas no serán tan contundentes como en el antiguo "glacis"; pero, de todas formas, hacen progresar la desunión soviética. Cada pueblo soviético, nacionalmente agraviado por la existencia de un Estado que le niega su derecho más preciado, se merece que le den una dosis de autodeterminación que esté en función de los intereses y medios empleados por las potencias que amparan y reclaman ese derecho.

En consecuencia, si bien Occidente promueve en general la jerarquización diplomática de cualquier motín nacionalista, ya que éstos minan el poder del enemigo, se reserva, sin embargo, todas las opciones ante cada alzamiento nacional: desde apoyar la xenofobia por justificada y útil hasta condenar una declaración de independencia por inoportuna y desestabilizarte.

Completamente distinta se presenta la situación del derecho de autodeterminación en Euskadi y en Irlanda del Norte. Allí esta facultad es asumida plenamente por gobiernos democráticos para quienes nada es más sagrado que el monopolio estatal de la violencia. Madrid y Londres reprimen, París coopera y la opinión pública del Mundo Libre, si se da por enterada, lo comenta como un tema de orden público.

El derecho de autodeterminación del pueblo alemán


Sus abogados naturales residen en Bonn. Como la única parte libre de la nación alemana, sólo el Estado alemán occidental puede asumir los derechos del pueblo alemán en su conjunto. Consecuentemente, la RFA reclama y ejerce el derecho tutelar sobre todos aquellos individuos a quienes considera —aunque se hallen sometidos a otra soberanía estatal— como miembros de la nación alemana. De manera que el régimen de Bonn no sólo posee derechos incontestables sobre los 17 millones de compatriotas de la Alemania Oriental, sino también sobre las minorías alemanas en Polonia, en Rumania y en todo rincón donde Bonn quiera descubrir la presencia de alemanes menoscabados en sus derechos nacionales. En la misma Unión Soviética la diplomacia de la RFA ha contribuido al despertar nacional de los alemanes del Volga. Estos descendientes de colonos alemanes importados por la zarina Catalina II, se hubieran olvidado de su alemanidad si no fuera porque Bonn los declaró reliquia nacional y auténticos ejemplares del derecho del pueblo alemán a la autodeterminación, sometiéndolos, por lo tanto, al derecho tutelar que el Estado alemán occidental se arroga sobre cualquier agraviado compatriota de sangre germana diseminado por el globo.

Según la doctrina vigente en Bonn —"una nación, un pueblo"— ni los habitantes de la RDA constituyen un pueblo ni la RDA una nación. Se trata de un producto espurio que contiene un patrimonio étnico alemán, el testimonio trágico de un cuerpo nacional mutilado. El derecho de autodeterminación le compete entonces exclusivamente a la RFA. El Gobierno de Bonn es el gobierno verdadero, legítimo y natural de todos los alemanes. Los amputados tienen entonces derecho, en nombre de su propio derecho de autodeterminación, a lo que el tutor occidental considera como absolutamente necesario para solucionar el problema "Alemania". Solución que reside en completar la unidad de la nación bajo una dominación estatal única.

Para alcanzar este propósito Bonn consideró que eran necesarias elecciones libres en el territorio de la RDA, que ratificasen la anexión a la RFA y que designasen nuevas autoridades germanoorientales con plenos poderes para ejecutar el "Anschluss". Un mandato electoral adverso a estos fines hubiera significado un atentado inadmisible contra el derecho de autodeterminación, puesto que los comunistas —una vez más— habrían logrado impedir que el pueblo asumiese su más alto derecho nacional. Para dar oportunidad a que el derecho de autodeterminación se ejerciese libremente, hubo que enviar medios técnicos, dinero y propaganda, promulgar nuevas leyes y abatir las instituciones de seguridad estatal del viejo régimen. El poder comunista quedó, así, desmantelado. Para ofrecer alternativas al electorado fue necesario, además, organizar varios partidos —sucursales locales de los exitosos partidos germanooccidentales—, de forma tal que el flamante ciudadano libre pudiese hacer uso de su derecho a elegir sin temor a errarle. La voluntad nacional se expresó entonces en toda su plenitud, y la ciudadanía libre de la zona oriental de la nación pudo, por fin, dar un sí abrumador y pluralista a una Alemania: una, grande y libre.

Aunque los altos agentes de la unidad nacional estimen la reunificación como un "proceso natural", no la dejan ni por un instante librada al curso de los acontecimientos. Un plan por etapas hacia la unidad —diseñado por Bonn y que lleva el título de "comunidad de acuerdos"— establece la vigencia de nuevas relaciones socio-económicas que, por su propio carácter, aceleran la descomposición del antiguo Estado y de su economía, y mediante sus efectos sobre los agentes de la producción y el consumo le advierten a la población germanooriental que, sin una reunificación sin demoras, no hay derecho ni a un plato de lentejas. Hasta el menos autodeterminado de los ciudadanos capta enseguida la brutal advertencia. La unidad de la nación sería defectuosa si entre los ciudadanos de la zona nacional liberada, que están dando sus primeros pasos en libertad, hubiera quienes confundiesen su derecho al sufragio con la facultad de tener algo que decir acerca de la conformación del nuevo orden estatal en vías de establecerse. Como cualquier reminiscencia socialistoide en tal sentido atentaría contra los intereses de Alemania, se machacan sin pausa las consignas de Bonn: ¡Alemania es una! y ¡Somos un pueblo!

Contra esa "dementia nationalis" son asimismo sus propagandistas más eminentes y oficiales quienes ofertan la terapia, afirmando que sólo una expedita reunificación de la nación es capaz de frenar el nacionalismo de masas a punto de desbordarse. Esta es la forma, consecuente por cierto pero no abusiva, en la que el Estado germanooccidental asume sus responsabilidades por la vigencia del derecho de autodeterminación de todo el pueblo alemán. Desde su fundación ese poder estatal reclamó exclusivamente para sí, como prerrogativa constitucional, el derecho tutelar sobre todo súbdito considerado como miembro del pueblo alemán, negando así de plano la legitimidad existencial del Estado alemán oriental. Fueron sólo las relaciones de fuerza internacionales las que impidieron, desde la postguerra, la vigencia real de un derecho a la anexión que hoy, como funciona apoyado hasta por gente a la que seguro no le toca nada del botín, se ha convertido en un negocio redondo... para la clase política germanooccidental, a la cual la RFA desde hacía ya un buen rato le quedaba chica.

Una victoria, no sólo ideológica, del imperialismo


Entre los "eternos valores humanos" que rescató Gorbachov del olvido comunista está la nación. Ahora Moscú considera, igual que Washington, que el derecho de autodeterminación es una "aspiración natural de cada pueblo". La política exterior e interior del Estado soviético basada en el respeto absoluto de la libertad nacional conduce, según el líder soviético, al "perfeccionamiento" de las relaciones Internacionales, tanto dentro como fuera de la Unión Soviética. A las antiguas naciones aliadas del Pacto de Varsovia Moscú les permite que se retiren de la Alianza, y el Presidente Gorbachov les desea, como naciones ahora autodeterminadas, el mejor de los augurios. Quizá Gorbachov y sus asesores realmente crean que una retirada general de posiciones, que no por casualidad la vieja y condenada "política de confrontación" consideraba vitales para los intereses de la potencia mundial Unión Soviética, beneficie a "la paz", al desarme, y acelere la construcción de la mansión común europea. Sin embargo, esa fraseología de verdad no tiene un ápice.

Lo cierto es que si la URSS abandona sus posiciones mundiales y europeas es porque pretende con ello poder librarse de la situación en la que la han colocado el chantaje y la presión exitosa, tanto política como militar, de un imperialismo democrático dueño del mercado mundial: la de ser una potencia nuclear mundial sin ninguna clase de derechos reconocidos a existir como tal.

Para ganar entonces libertad de acción y obtener por parte de las potencias occidentales el reconocimiento y la voluntad de cooperar en todos los terrenos, la URSS liquida su propio bloque como si él fuera el obstáculo que se interpone para alcanzar aquel fin. Y en la tarea asume el punto de vista ideológico del "mundo civilizado", que precisamente es el mismo que el imperialismo democrático levanta como bandera de combate contra el poder soviético: el derecho de autodeterminación de los pueblos.

El nuevo patrón ideológico de los dirigentes soviéticos, que ya no quieren oír hablar más de su vieja fraseología de una política al servicio de un interés de clase, tiene dentro del Estado soviético un campo enorme de aplicación. Porque vista la URSS, tanto su pasado como su presente, según el gran principio etnoracial de separación de los pueblos — a cada etnia su propio amo— y abarrotada como está de tribus que viven en abigarrada mezcolanza, manejadas por gente extraña, puede afirmarse que se trata de un conglomerado de injusticias históricas y nacionales necesitadas de urgente reparación.

Por su parte, los garantes genuinos del derecho, las potencias occidentales, subrayan que la condición para que la autodeterminación de los pueblos en el campo soviético sea fructífera es precisamente su efecto disgregador. Que para contrarrestarlo a los dirigentes soviéticos no se les ocurra cosa mejor que cortejar a todo nacionalismo que se les viene encima, no es ni una reacción muy inteligente que digamos ni una capitulación por etapas. Es la forma, explosiva y contradictoria por cierto, como la URSS practica la supervivencia de su soberanía estatal frente a una injerencia occidental que hace sentir sus efectos reduciéndole dramáticamente las opciones. Como quiera que sea, los dirigentes soviéticos ya notarán que esa política debilita a la URSS y fortalece a una coalición de naciones que, mediante sus ininterrumpidos preparativos bélicos, subrayan su carácter de enemigas. En cuanto a la especulación de los managers de la perestroika al reconocer nacionalismos que, una vez desatados, retornarían a una amistad imperecedera con la URSS, no es nada más que una vana ilusión.

Abandonada por sus aliados y resquebrajada por el separatismo, muy alto será el precio que la URSS tendrá que pagar para hacer frente a las reforzadas aspiraciones de las potencias imperialistas, las protectoras exclusivas de un derecho de autodeterminación que, en el Báltico y el Cáucaso, en Mongolia y en Ucrania, se abre paso en contra de Moscú y pueblo contra pueblo.

Sobre la Identidad Nacional


Una forma moderna de adhesión a la patria es afirmar que los seres humanos viven voluntariamente sometidos a una autoridad nacional por pertenecer a un tipo de hombre de características similares. Están juntos porque tienen algo en común. Ese algo en su interior que los impulsa a juntarse es su identidad nacional.

No es la coacción real del poder estatal la que obliga a los miembros de una nación a someterse ni es la conveniencia, hipotética o real, de perseguir los intereses particulares la que hace de esa sumisión un acto "razonable" para los ciudadanos: es un profundo carácter nacional colectivo que los convierte en un rebaño.

La identidad nacional se revela, así, como el dogma racista que justifica el nacionalismo moderno. Como todo dogma prefiere los ejemplos a las razones. Mediante ellos se ilustra lo que se afirma: que una cantidad de seres humanos poseen algo en común, preexistente en ellos a la presencia de cualquier coacción política organizada llamada Estado, y que eso los hace un pueblo, y más pueblo todavía en el caso en que no se hallen sometidos al poder de la misma nación. Tres ejemplos integran la Santísima Trinidad Nacionalista: el idioma común, la cultura común y la historia común.

1. La lengua común

Un idioma nacional no es el resultado de la evolución propia y "natural" de un habla local. Es un producto político que el poder de un Estado ha impuesto, ya sea como lengua imperial en los territorios sometidos, o bien como lengua oficial de la administración y de los negocios en todo el ámbito de su soberanía. En ambos casos sin ninguna clase de reparos hacia otras lenguas o dialectos locales. El dogma racista, dando vuelta a las cosas, afirma que la lengua es un lazo común prepolítico que ha contribuido a desarrollar otros "lazos comunes", los cuales el poder político no habría tenido más remedio que aceptar.

Igual confusión padecen quienes se proponen revivir una lengua por considerarla "lazo común de liberación". Así se liberan, pero sólo de la lengua oficial del Estado. En cuanto al "lazo común de liberación", hasta la misma fuerza pública se articula con él, y no sólo cuando reprime.

Por lo demás, no es por el hecho de hablar una misma lengua que se desarrollan "lazos comunes" entre la gente. Si se ponen o no de acuerdo, si profesan ideas semejantes o diversas, si persiguen fines similares o contrarios, no se debe al "lazo común".

La lengua está ahí para que cada uno diga lo que mejor le parezca o se calle. Para decir lo que se quiere y lo que no se quiere. Para hacer oír razones o injurias. Ninguna diferencia de ideas o de intereses pierde importancia porque quienes las tengan hablen la misma lengua. Hay que ser muy bruto, o muy tonto, para imaginarse que todos los antagonismos, ya sean ideológicos o sociales, pasen a un segundo plano por la mera existencia de un ser colectivo nacional-parlante.

2. La cultura común


Un libro, un cuadro, una sinfonía suelen gustarle a mucha gente. Y no precisamente porque gocen al unísono de lo nacional que la obra contiene. Sobre gustos no hay nada escrito, vale decir que manda en ellos la subjetividad y no el patriotismo. La nacionalización de la cultura es también una obra del poder estatal nacional, el cual coloca bajo su tutela un ámbito del que siempre se ha dicho que es donde se manifiesta lo individualísimo del individuo: el arte. El poder político declara el arte y la cultura patrimonio nacional, y, como patrono de la creación artística, usa los productos del arte para embellecerse y dignificarse con ellos. Además, hace que la cultura llegue nacionalizada al pueblo. Ya en la enseñanza básica, a los alumnos se les enseña a utilizar las anteojeras nacionales para que aprendan a interpretar —como es debido— la biografía y las ideas de los grandes creadores patrios. Y como con las obras que son el orgullo nacional no son pocos los que se aburren, no hay más remedio que obligar a memorizar de ellas aunque sea algo, por lo menos los títulos.

Igual de aburrido es rescatar las tradiciones culturales de naciones oprimidas; que tienen que gustar, porque ellas reflejan la inmaculada identidad nacional de quienes han sido y continúan siendo víctimas del imperialismo

3. La historia común


De común mucho; de en común nada. Quien afirme lo contrario, seguro que no se refiere a las actividades cinegéticas de los antiguos moradores del territorio patrio, sino a la herencia común, abundante en atrocidades, que todo poder estatal reclama como suya e impone como patrimonio histórico nacional. Los antepasados las sufrieron, y los súbditos de hoy no deben abandonarse a la idea de que de cosas tan horribles y dañinas, como son las guerras, habría que huir a como sea. No. Tienen que asumir los sufrimientos del pasado como herencia común, como el patrimonio horroroso y conmovedor de una "comunidad de destino en lo universal" que deben hacer suya. Cada miembro tiene, de esta manera, el derecho de enorgullecerse o de avergonzarse, lo que mejor le parezca, pero siempre sintiéndose como una partícula más de la gran causa nacional que, más allá de cualquier interés individual, encierra deberes y derechos.

El significado de los mismos los define la política del Estado según la naturaleza de sus intenciones y propósitos, tanto internos como externos. Al pueblo le cabe, como pueblo, identificarse con los proyectos del poder estatal al que obedece. Tiene que hacerlos suyos. Para ello es necesario olvidar toda diferencia entre ciudadano y poder político, entre súbdito y estadista. Si un pueblo logra brindar un rendimiento semejante puede estar seguro de que el Estado aun las guerras las declarará en su nombre. La obediencia ciudadana de un pueblo que se identifica con el poder estatal no aparece, así, como la sumisión popular al monopolio de la fuerza estatal, sino como la expresión de la voluntad libre del pueblo. Cuanto más grandiosa es la empresa que un Estado acometa, más útil para su logro es la idea de una volunta nacional colectiva que anida en el espíritu de todos los ciudadanos —quiéranlo o no— como identidad nacional: una ideología engendrada por el poder, el cual se vale de ella afirmando que él tan sólo la refleja.

Arremeter contra un Estado en nombre de una identidad nacional maltratada es un peligroso error, ya que supone que es en su cualidad de extranjero donde reside su carácter de opresor. Bastaría, según esto, con la sumisión a un Estado autóctono para llegar a ser libre.