viernes, 28 de diciembre de 2007

S.O.S. Vaquita marina


En este año 2007 que se confirmó la extinción funcional -se cree haber visto algún ejemplar vivo en agosto- del baiji (Lipotes vexilifer) del rio Yangtsé, China, no tenemos muy buenas noticias sobre otro Cetáceo: la vaquita marina o cochito (Phocoena sinus). Sí hace una década se estimó una población de no más de 600 ejemplares, el último censo es poco favorable: unos ciento cincuenta individuos.

Esta pequeña marsopa es el Cetáceo de menor tamaño; los adultos miden, como mucho, el metro y medio de largo. Perteneciente a la familia de los Focénidos (6 especies), tiene una de las distribuciones más restringidas entre todos los animales del planeta, limitándose al sector más interior y septentrional del Golfo de California, entre los limítrofes estados mexicanos de Baja California Norte y de Sonora, frente al delta del rio Colorado. Está filogeneticamente muy próxima a la marsopa negra o espinosa (Phocoena spinipinnis), que habita en las aguas costeras del cono Sur Americano, con la que comparte antepasado de hace alrededor un millón de años.

Con un peso máximo en torno al medio centenar de kilos, es de un color gris no uniforme y con la zona ventral blanquecina. Tiene una mancha oscura alrededor de los ojos, la zona de los labios y en la barbilla, y una banda oscura que se extiende desde el mentón hasta cada una de las aletas pectorales. Los ejemplares jóvenes son más oscuros. Su aleta dorsal es parecida a la de los tiburones. Se alimenta de peces, y sus depredadores naturales son la orca y los grandes tiburones.

De carácter tímido y hábitos solitarios (aunque se la ha visto formando pequeños grupos de ocho o diez), elude en todo lo posible todo tipo de embarcaciones, emerge de forma discreta y durante muy poco tiempo, lo que resulta difícil la observación en su habitat natural.

Se dió a conocer a la Ciencia en 1958, y ya desde entonces no era muy numerosa. Debido a la pesca camaronera en la zona, y hasta la prohibición de 1975 de captura de la totoaba (Totoaba macdonaldi) -un pez grande parecido a la lubina-, suelen quedar atrapadas accidentalmente en las redes. Hay unas perdidas de unas cuarenta marsopas enmalladas al año, por eso está protegida.

Pero, sí el delfín de rio chino tenía, hace una década, una población inferior al centenar de ejemplares, y ahora está practicamente desaparecido, a este ritmo, no habrá un futuro favorable para la vaquita marina. Y ésto es muy triste y condenable.

La Iglesia de siempre.

Recientemente nos hemos acostumbrado, o no, a ciertas declaraciones por parte de miembros destacados de la Iglesia.
Esta semana nos hemos sorprendido, porque en realidad no deja de ser sorprendente que esta gente siga anclada en el pasado, con unas declaraciones del obispo de Tenerife, Bernardo Álvarez, en donde afirma, entre otras lindezas, que "...la homosexualidad es perjudicial para las personas y para la sociedad, y que a la larga pagaremos las consecuencias como ya han hecho otras civilizaciones" (sic).

Y si esto no le deja a uno estupefacto, las siguientes declaraciones a propósito del abuso a menores, no creo que deje a nadie indiferente.

Extracto de la entrevista concedida a La Opinión de Tenerife.

_¿Hay que orientar la sexualidad?
_No se puede dejar a las personas libradas a lo que salga, ¿por qué no hacemos lo mismo con la violencia o con otros impulsos que tiene el ser humano? Además, sólo un 6% de los homosexuales se deben a cuestiones biológicas. No hay que confundir la homosexualidad como necesidad existencial de una persona, con la que es practicada como vicio. La persona practica como puede practicar el abuso de menores. Lo hace porque le atrae la novedad, una forma de sexualidad distinta.
_La diferencia entre una relación homosexual y un abuso está clara.
_Por supuesto. Pero, ¿por qué el abusador de menores es enfermo?
_Para empezar, un abuso es una relación no consentida.
_Puede haber menores que sí lo consientan y, de hecho, los hay. Hay adolescentes de 13 años que son menores y están perfectamente de acuerdo y, además, deseándolo. Incluso si te descuidas te provocan. Esto de la sexualidad es algo más complejo de lo que parece.

Esto último nos recuerda sentencias en casos de violaciones a mujeres en las que se justifica la absolución del acusado porque la agredida iba provocando.

Más sorprendente aún me parece esto que he encontrado vía Menéame.
Se trata de un grupo ultrarreligioso de Estados Unidos que afirma que cierta autopista, la Interestatal 35, parece ser que ya se mencionaba en la Biblia como la "Autopista de la Santidad" y que según un pastor ultraderechista le curó de su homosexualidad.



Lo que hay que oir, lo que hay que ver.


martes, 25 de diciembre de 2007

Otra especie zoológica que se nos va

Aquí os pongo otro video-denuncia de la posible extinción no muy lejana de una pequeña marsopa que además es el cetáceo más pequeño de todos: la vaquita marina o cochito (Phocoena sinus). Cuyos ejemplares adultos apenas alcanzan el metro y medio de largo; habita en el extremo septentrional del Golfo de California o Mar de Cortés frente al estuario del rio Colorado. Y según el último censo cometido recientemente no quedan más de 150 ejemplares (vienen desapareciendo a un ritmo de 40 individuos al año).


El texto está en inglés, pero viene a decir ésto:


Fue conocida por la ciencia en 1958. Es el cetáceo más pequeño del mundo. Es endémica del Golfo de California, México. En 1994 fue catalogada en peligro de extinción. Su mayor causa de muerte son las capturas accidentales en redes de pesca. Su población estimada es menos de 600 ejemplares. A 50 años de conocerla, ya la estamos perdiendo. La vaquita marina debemos recuperarla. Su extinción nos marcaría a todos para siempre.



domingo, 23 de diciembre de 2007

Una rata muy gorda

Ya que me he puesto a hablar sobre roedores, en estos días ha salido otra noticia sobre una expedición al interior de Irian Jaya, la mitad occidental de Nueva Guinea (una de tantas, de las que se vienen haciendo desde hace años en la zona), en donde se ha descubierto una nueva especie de rata lanuda de gran tamaño. Ésta pesa en torno al kilo y medio, y mide unos sesenta centímetros de cuerpo, sin incluir la cola, es unas tres veces más grande que nuestras ratas grises (Rattus norvegicus) de las ciudades, como véis en la foto.

El roedor en cuestión está catalogado como la quinta especie dentro del género Mallomys. Hace más de veinte años sólo se conocía una única especie: la rata lanuda de Rothschild (Mallomys rothschildi), un roedor en sí grande, con treinta centímetros de largo, más la cola (las otras tres se descubrieron más recientemente). Pero esta nueva especie es aún mayor. Y también en la isla se encuentra la rata gigante de Nueva Guinea (Hyomys goliath), de parecidas dimensiones a la segunda.

Más al norte en la mayor isla de las Filipinas, al noroeste de Luzón, encontramos otra rata gigante, la rata de Cuming (Phloeomys cumingi), que alcanza los 48 cm. de longitud cabeza-cuerpo y los 30 cm. de cola.

A estas especies mencionadas, las podemos considerar como de las mayores dentro de la familia taxonómica de los Múridos (ratas, ratones, hámsters, gerbillos, topillos y lemings), pero no entre los Roedores. Más grandes son los castores y los puercoespines, pero el más grande de todos es el americano capibara o carpincho (Hydrochoerus hydrochaeris), que puede superar los sesenta kilogramos de peso y alcanzar una longitud corporal de ciento treinta centímetros.

«Anarcoterrorismo»

Según noticias un tanto vagas, la policía ha bautizado con el evocador nombre de anarcoterroristas a individuos relacionados con la delincuencia común, que atentan contra la seguridad de personas o cosas sin aparente causa política para ello, a no ser por la necesidad de manifestación dramática de un rechazo indiscriminado del orden legal, para dotarse de una fuerza de presión, influencia y prestigio en el mundo carcelario en favor de una categoría especial de presos.

La policía parece que vincula a esos anarcoterroristas con el trato penitenciario de los llamados presos peligrosos. La noticia se refería a un intento fallido de hacer explotar una bomba de pólvora prensada, dotada de temporizador, en un local de Instituciones Penitenciarias. Y este hecho se ha puesto en relación con las cartas-bomba que han recibido ciertos periodistas que escribieron precisamente sobre presos peligrosos. Si esto es cierto, no pueden ser llamados anarcoterroristas, pues no son anarquistas ni ácratas. Creen en la realidad del subpoder carcelario y quieren participar en él, aterrorizando a la autoridad penitenciaria y a los informadores del submundo salvaje de las prisiones donde reina la ley del más feroz.

Todo acto terrorista, desde el más liviano al más desastroso, implica un atentado al orden legal. En este corto sentido, todos los terrorismos son iguales. Pero con tal de que se piense un poco en las estructuras de la sociedad se sabe enseguida que el orden jurídico no es un mundo autónomo que se sostenga a sí mismo con la sola fuerza de las leyes, y al que se pueda atacar mediante el terror sin afectar al orden social o político. El orden legal necesita estar constantemente apoyado en el orden social, del que es su expresión coactiva, y perentoriamente ayudado por el orden político del que emana. El terrorista tiene que atropellar las leyes para perturbar con sus atentados a la moral de lo que considera, casi siempre con error, el centro de gravedad del equilibrio político o social.

El viejo anarquista partidario del terror era un antipolítico magnicida. La clásica violencia del anarcosindicalismo era antimaquinista. Ser anarquista o ácrata no es carecer de ideología política, sino profesar como religión la ideología del antipoder. El anarquista no quiere mandar en otros ni que otros manden en él. Encarna en su vida el ideal de la independencia personal. Concibe el mundo como los antiguos artesanos. Su moral individual es intachable y su moral social, una utopía. Por el contrario, hoy no existe terrorismo que no derive de una ambición de poder. Sea la de dotarse de un Estado propio o de un benigno estatuto penitenciario. La finalidad del terrorismo nunca ha sido la de perturbar el orden legal para obtener ventajas legales de ese mismo orden al que ataca. Esa es la esencia del chantaje político, no la del terror público.

Esto no quiere decir que en el terrorismo político no se den las condiciones requeridas para la explotación del chantaje en aspectos secundarios o accidentales, como el tratamiento de los presos. Pero esa no es en absoluto la finalidad del terrorismo. La expresión anarcoterrorismo supone en realidad una contradicción en los términos. Ningún anarquista puede ser hoy terrorista. Supondría una negación de sí mismo. El terrorismo antiglobalizador tampoco es anarquista. La presencia de algún extranjero en el tipo de terrorismo carcelario que comentamos, no significa que tenga conexiones internacionales. Y el solo hecho de que la policía tenga que distinguir a estos terroristas con un nombre romántico, demuestra que la tesis del gobierno sobre la igualdad de todas las formas de terrorismo no tiene otro fundamento que el de igualarlas a todas en la represión.

ANTONIO GARCÍA TREVIJANO, 2002.

sábado, 15 de diciembre de 2007

Animalillo curioso

En esta semana ha salido una noticia, por varios medios, en la que se mostraba por primera vez imágenes en libertad de un llamativo roedor, del que se sabe poco todavía: el jerbo orejudo (Euchoreutes naso). Animalillo lamentablemente en peligro de extinción.

De pequeño tamaño, el cuerpo mide entre los siete y los nueve centímetros de largo, con el dorso de color rojizo-amarillento y la zona ventral blanquecina; más una larga cola de quince o dieciséis centímetros que posee un mechón blanquinegro al final. Lo más llamativo de su aspecto son sus grandes orejas, superan en un tercio el tamaño de la cabeza, y de ahí su nombre. Los huesos de sus tarsos están soldados en uno solo, como en la mayoría de las otras especies de jerbos. Sus pies tienen cinco dedos provistos de pelos que le sirven para desplazarse sobre la arena. Habita en zonas áridas desde el oeste de Sinkiang hasta el sur de Mongolia, los desiertos de Gobi y Takla Makan, con algo de vegetación arbustiva. De posibles hábitos nocturnos y alimentación insectívora. Se desconoce varios aspectos de su comportamiento, aunque es muy seguro que durante el invierno hiberne en el interior de sus madrigueras.

Esta especie de roedor forma parte de la familia taxonómica de los Dipódidos, unas treinta especies de jerbos. Todos estos animalillos saltadores son de costumbres nocturnas y crepusculares, que habitan en los desiertos, semidesiertos y estepas áridas de Asia y el norte de África. Adaptados a ambientes secos, apenas beben agua, salvan las grandes distancias con un mínimo consumo de energía mediante saltos, sus patas posteriores son mucho más largas que las anteriores, lo que les caracteriza. Además de poseer grandes orejas (no tan exageradas como las del jerbo orejudo) con las que irradian el calor corporal. Muchos son vegetarianos y otros son insectívoros. Las especies africanas y del Oriente Próximo suelen aletagarse en verano, estivación, y las especies más septentrionales hibernan en invierno.

Una de las especies más conocidas de Dipódidos, es el jerbo de Egipto o jáculo menor (Jaculus jaculus), también llamado ratón de las pirámides. Habita en el Sahara y la península Arabiga. Con un cuerpo de diez a quince centímetros de largo, color arena; y una cola de veinte o veinticinco. De vida nocturna y alimentación vegetariana, sólo bebe agua excepcionalmente. Posee un pliege cutáneo sobre las fosas nasales, que puede cerrarse cuando excavan.

No debemos confundir los jerbos con los gerbillos, éstos últimos, también denominados ratas del desierto, aunque tambien se desplacen a saltos y sean roedores están más estrechamente emparentados con las ratas, los topillos y los hámsters que con los jerbos, previamente citados. Conforman la subfamilia de los Gerbilinos, dentro de la vasta familia zoológica de los Múridos. Una de las especies más famosas es el gerbillo o jird de Mongolia (Meriones unguiculatus), fácilmente domesticable, de costumbres gregarias y almacena comida en sus cubiles.

domingo, 2 de diciembre de 2007

La acumulación capitalista

A principios del siglo XVIII, escribe Bertrand de Mandeville:

«Allí donde se proteja la propiedad es más fácil vivir sin dinero que sin pobres. No hay que matar de hambre a los trabajadores, pero tampoco darles suficiente dinero para que ahorren. Si algún individuo de clase inferior se aprieta el cinturón, ahorra suficiente y consigue superar su humilde origen, nadie debe impedírselo. Una vida frugal es la conducta más sabia para obreros y familias particulares. El interés de todas las naciones ricas consiste en que sus pobres permanezcan activos y gasten todo su sueldo. El estímulo de los que se ganan la vida diariamente consiste en la satisfacción de necesidades que es prudente aliviar, pero que nunca se deben suprimir. Un salario moderado es lo único que puede hacer laborioso a un trabajador. Un salario demasiado bajo le desanima; un salario demasiado elevado le volvería insolente y perezoso. En una nación libre, donde la esclavitud está prohibida, la mejor riqueza consiste en un número elevado de trabajadores pobres. Son una fuente inagotable de reclutas para el Ejército y la Armada. Sin ellos no habría disfrute de riquezas posible ni se aprovecharían las riquezas naturales del país. Para hacer feliz a la sociedad (que, evidentemente se compone de gente ociosa) y para mantener contento al pueblo, hay que mantener a la mayoría en la ignorancia y la pobreza. Los conocimientos desarrollan y multiplican nuestros deseos, de modo que, cuantos menos tenga el hombre, mejor dará satisfacción a sus necesidades.»

De lo que no se da cuenta Mandeville, escritor de gran capacidad y valor, es del mecanismo de la acumulación, que aumenta con el capital y la masa de los «trabajadores pobres». Es decir, los asalariados convierten sus fuerzas obreras en fuerzas del capital, permaneciendo esclavos de su propio producto, encarnado en la persona del capitalista.

El señor F. M. Eden considera la dependencia como una necesidad del sistema capitalista. En su obra sobre la Situación de los pobres o historia de las clases trabajadoras inglesas, dice:

«Para satisfacer las necesidades materiales es necesario trabajar. Al menos una parte de la sociedad debe trabajar sin descanso. Hay quien no trabaja y, sin embargo, dispone de los productos industriales. Los propietarios deben este favor a la civilización y al orden creados por las instituciones civiles.»

Eden debería preguntarse: ¿quién ha creado las instituciones civiles? El típico espejismo jurídico le impide considerar la ley como un producto de las relaciones materiales de producción. Linguet pulverizó el entramado ilusorio del Esprit des Lois de Montesquieu. «El “Espíritu de las Leyes”, dice, es la propiedad.» Eden contínua:

«Las instituciones civiles reconocen que los frutos del trabajo no tiene por qué pertenecer al productor. Los ricos deben su fortuna casi enteramente al trabajo ajeno, y no a su propia capacidad, que no difiere en nada de la de los trabajadores. Lo que distingue a los ricos de los pobres no es la posesión de tierra o dinero, sino el poder sobre el trabajo. (The command of labour.) Lo que necesitan los pobres no es una condición servil y abyecta, sino una dependencia «cómoda y liberal». (A estate of easy and liberal dependence.) Lo que deben tener los ricos es influencia y autoridad suficiente sobre sus trabajadores. Tal dependencia, como lo atestiguará cualquier conocedor de la naturaleza humana, es indispensable para la comodidad de los mismos trabajadores.»

[…]

El progreso industrial reduce cada vez más el número necesario de obreros. Al mismo tiempo, aumenta la cantidad de trabajo de cada obrero. En la medida que se desarrollan los poderes productivos del trabajo, se produce más con menos trabajo. Así es como el sistema capitalista consigue más trabajo asalariado. Unas veces prolonga la jornada laboral, otras hace que trabaje más. A veces aumenta aparentemente el número de trabajadores empleados, reemplazando los obreros más caros por fuerzas inferiores baratas, el hombre por la mujer, el adulto por el adolescente o el niño, o un yanqui por tres chinos. Éstos son los métodos con los que se consigue disminuir la demanda de trabajo y aumentar la oferta; así es como se fabrican, en una palabra, los obreros supernumerarios.

El exceso de trabajo impuesto a los obreros en servicio aumenta las filas de reserva. La competencia entre los obreros ocupados y los desocupados reprime toda protesta de los primeros. Comparemos las relaciones de los fabricantes ingleses del siglo XVIII, a un paso ya de la revolución industrial, con los obreros del XIX. Un portavoz de los capitalistas enjuicia la reserva de los obreros activos:

«Una de las causas de la ociosidad es la falta de un número suficiente de brazos. Cuando el número de obreros es insuficiente, éstos empiezan a darse importancia y se enfrentan a sus patronos; esta gente depravada, en algunos casos, se pone de acuerdo y para el trabajo una jornada completa.» Es decir, estos depravados imaginan que el precio de las mercancías se regula por la santa ley de la oferta y la demanda.

KARL MARX, El Capital. 1867.