Literalmente, «utópico» significa «lo que no está en ningún lugar» (tópos). Se llama (desde Tomás Moro, que acuñó la palabra) «utopía» a toda descripción de una sociedad que se supone perfecta en todos los sentidos. La sociedad misma descrita es calificada de «utopía». Se llama «utópico» a todo ideal (especialmente, a todo ideal de sociedad humana) que se supone máximamente deseable, pero que muchas veces se considera inalcanzable. «Utópico» equivale en muchos casos a «modélico» y a «perfecto».
Hay muchos ejemplos de utopías. Entre los más destacados figuran: la República, de Platón; la Utopía, de Tomás Moro; la Ciudad del Sol, de Campanella; la Nueva Atlántida, de Francis Bacon; el Erewhom, de Samuel Butler; el Viaje a Icaria, de Étienne Cabet; las Noticias de ninguna parte y El paraíso terrestre, de William Morris; Una Utopía moderna de H. G. Wells.
Estas «Utopías» son muy distintas entre sí, pero tienen en común el que describen no sólo una sociedad ideal y perfecta, sino que la describen también con todo detalle. Una sociedad utópica suele ser una sociedad cerrada en tanto que, supuestamente perfecta, no es susceptible de progreso o mejora.
No hay motivo que haga suponer que los autores citados considerasen realizables sus respectivas utopías; la gran mayoría, de hecho, las planteaba como algo ideal, movidos por el afán de crítica y mejora de la sociedad en que vivían. Ésa es su principal motivación, y en ese aspecto podría decirse que las utopías son revolucionarias; hay que tener en cuenta, sin embargo, que la revolución que propugnan suele ir dirigida al establecimiento de una forma de comunidad en la que la revolución no es posible.
Se ha tachado a menudo al «espíritu utópico» de ceguera frente a las realidades humanas, y es cierto que olvida algunos aspectos de la realidad que resultarían difíciles de encuadrar en el marco de ningún ideal. Sin embargo, tampoco es la utopía algo totalmente inoperante, ya que en ocasiones crea las condiciones previas que luego evolucionarán hacia realidades sociales concretas. Así pues, la utopía no es totalmente utópica.
Jose Ferrater Mora, Diccionario de Filosofía de bolsillo, 1983.
2 comentarios:
muy buen blog te felicito saludos...
Ciertamente así es. Muy interesante este articulo. También te felicito.
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