miércoles, 10 de junio de 2009

La recompensa del trabajador

Por lo que me he enterado por ahí. Resulta que en marzo del 2001, en la excavación de unas obras, para el Instituto Valenciano de Vivienda, en el barrio del Carmen de Valencia, un obrero de Construcciones Hnos. Felipe S.L. encontró 1.940 monedas de oro de hace más de mil años (valoradas actualmente en unos dos millones de euros). El trabajador entregó el tesoro a sus jefes, y estos a la administración pública. Y la obra en cuestión no se paralizó para nada.

Tiempo después Antonio Martínez, el albañil, reclama su parte de la recompensa, amparándose en las leyes vigentes:

«El tesoro oculto pertenece al dueño del terreno en que se hallare. Sin embargo, cuando fuere hecho el descubrimiento en propiedad ajena, o del Estado, y por casualidad, la mitad se aplicará al descubridor. Si los efectos descubiertos fueren interesantes para las Ciencias o las Artes, podrá el Estado adquirirlos por su justo precio, que se distribuirá en conformidad a lo declarado.» (Artículo 351, Código Civil.)

«El descubridor y el propietario del lugar en que hubiere sido encontrado el objeto tienen derecho, en concepto de premio en metálico, a la mitad del valor que en tasación legal se le atribuya, que se distribuirá entre ellos por partes iguales. Si fuesen dos o más los descubridores o los propietarios se mantendrá igual proporción.» (Artículo 44.3, Ley 16/1985 del Patrimonio Histórico.)

Pero se lo deniegan la Consejería de Cultura y el Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana. Y por otra parte, los empresarios para los que trabajaba, también exigen el botín.

Tras ocho años de litigios y pleitos con sus antiguos jefes y la administración pública autonómica, el Tribunal Supremo da la razón al obrero. Él, que halló el tesoro, y no su ex empresa, debe recibir la recompensa o premio (un 25% del valor estimado), el hecho de haber sido contratado por los hermanos Felipe no implica que la condición de descubridor se traspase a la constructora. ¡Pero que gentuza son estos patronos! Todo lo quieren, los muy codiciosos.

Según se comenta el albañil iba a ir al paro... pues cuando cobre seguramente la recompensa (solamente unos 9.000 euros —del resto, ni idea—), debería visitar a sus ex jefes bailando en pelotas, con una corona de flores sobre su cabeza y tocando una flauta, para hacerles rabiar. Y que se fastidien mucho, muchísimo... Por lo menos, una noticia alegre.

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