Libia declaró el alto al fuego después de la votación de la ONU que autorizó una zona de exclusión aérea y «todas las medidas necesarias» para prevenir que el gobierno ataque a su pueblo. Sin embargo, la medida no hace nada para combatir la violencia en Bahrein, Yemen o en otros países.
Mientras que las próximas medidas aparecen inciertas en Libia, recientes ataques aéreos de aviones no tripulados en Pakistán asesinaron a 40 civiles y al menos 50 personas perecieron cuando las fuerzas de seguridad de Yemen dispararon a manifestantes antigubernamentales después de las oraciones musulmanas.
En Costa de Marfil 30 personas también fueron asesinadas cuando hombres armados leales al líder de la nación, Laurent Gbagbo, bombardearon un mercado en la capital comercial de la nación.
La ONU catalogó los abusos en Bahrein de «espantosos e ilegales» pero el régimen respaldado por EE UU continúa librando una violenta represión contra los manifestantes anti-gobierno sin restricciones por los gobiernos extranjeros.
¿Por qué toda la atención está en Libia cuando atrocidades, que algunos argumentan ser aún peores, han tenido lugar en otras partes de la región?
Michel Chossudovsky, director del Centro de Investigación sobre la Globalización en Montreal, Canadá, dijo que el sistema mundial está lleno de dobles raseros.
«Ellos han asesinado a miles de personas en Irak, ellos no pueden decirnos que están yendo al rescate de civiles. Es una absoluta estupidez», dijo.
«La situación en Bahrein es muy, muy seria. Ahí tienen a la V Flota Naval y no intervinieron, ellos permiten que todo esto ocurra», añadió Chossudovsky.
Él explicó que países del Golfo, incluyendo a Arabia Saudí, son una parte de la coalición general que trabaja con Occidente y son activamente apoyados por EE UU. Hay un aumento de las facciones y Occidente utiliza estos países como parte de su coalición para manejar el «trabajo sucio» en la región.
«Lo que la opinión pública mundial debe entender es que nosotros estamos al borde de un nuevo teatro de operaciones de una Guerra de Cuarta Generación en el norte de África», afirmó Chossudovsky. «Todo esto significa intervención militar, guerra y más víctimas civiles».
Mientras que las próximas medidas aparecen inciertas en Libia, recientes ataques aéreos de aviones no tripulados en Pakistán asesinaron a 40 civiles y al menos 50 personas perecieron cuando las fuerzas de seguridad de Yemen dispararon a manifestantes antigubernamentales después de las oraciones musulmanas.
En Costa de Marfil 30 personas también fueron asesinadas cuando hombres armados leales al líder de la nación, Laurent Gbagbo, bombardearon un mercado en la capital comercial de la nación.
La ONU catalogó los abusos en Bahrein de «espantosos e ilegales» pero el régimen respaldado por EE UU continúa librando una violenta represión contra los manifestantes anti-gobierno sin restricciones por los gobiernos extranjeros.
¿Por qué toda la atención está en Libia cuando atrocidades, que algunos argumentan ser aún peores, han tenido lugar en otras partes de la región?
Michel Chossudovsky, director del Centro de Investigación sobre la Globalización en Montreal, Canadá, dijo que el sistema mundial está lleno de dobles raseros.
«Ellos han asesinado a miles de personas en Irak, ellos no pueden decirnos que están yendo al rescate de civiles. Es una absoluta estupidez», dijo.
«La situación en Bahrein es muy, muy seria. Ahí tienen a la V Flota Naval y no intervinieron, ellos permiten que todo esto ocurra», añadió Chossudovsky.
Él explicó que países del Golfo, incluyendo a Arabia Saudí, son una parte de la coalición general que trabaja con Occidente y son activamente apoyados por EE UU. Hay un aumento de las facciones y Occidente utiliza estos países como parte de su coalición para manejar el «trabajo sucio» en la región.
«Lo que la opinión pública mundial debe entender es que nosotros estamos al borde de un nuevo teatro de operaciones de una Guerra de Cuarta Generación en el norte de África», afirmó Chossudovsky. «Todo esto significa intervención militar, guerra y más víctimas civiles».
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