«Debemos ser plenamente conscientes de que sin un ambiente sano no gozaremos de nuestros derechos humanos básicos», subrayó un experto de la ONU. Sin embargo, el presidente Donald Trump anunció el retiro de Estados Unidos, el mayor contaminador de la historia, del Acuerdo de París sobre cambio climático.
Por BAHER KAMAL
09/06/2017
En el marco del Día Mundial del Medio Ambiente, el relator especial de la ONU (Organización de las Naciones Unidas) para derechos humanos y ambiente, John H. Knox, declaró en Ginebra: «Todos debemos alarmarnos frente a la acelerada pérdida de biodiversidad, de la que dependen los ecosistemas saludables».
Es tal la dependencia de ecosistemas saludables para la nutrición, la vivienda, la vestimenta y el agua misma que bebemos, además del aire que respiramos, que Knox recordó: «sin embargo, las áreas boscosas disminuyen, los ecosistemas marinos están cada vez más cercados y se estima que las poblaciones de animales vertebrados se redujeron en más de la mitad desde 1970».
De hecho, muchos científicos temen que estemos al comienzo de la sexta extinción mundial de especies, la primera en más de 60 millones de años, indicó el profesor de derecho internacional de la estadounidense Universidad de Wake Forest.
«Los Estados llegaron a acuerdos para luchar contra las causas de la pérdida de biodiversidad, que incluye a la destrucción de hábitats, la sobreexplotación, la caza furtiva, la contaminación y el cambio climático», recordó Knox.
«Pero los mismos estados fallan de forma lamentable en el cumplimiento de sus compromisos, los que buscan revertir las tendencias perturbadoras», apuntó.
Tala, pesca y caza ilegal
Knox recordó que casi una tercera parte de los sitios naturales que son Patrimonio Mundial soportan la caza furtiva, la tala y la pesca ilegales, lo que ha dejado a especies en peligro al borde de la extinción y ha puesto en riesgo a las fuentes de ingresos y el bienestar de comunidades que dependen de ellas.
«La extinción de especies y la pérdida de la diversidad microbiana socava nuestros derechos a la vida y a la salud al destruir posibles fuentes de nuevos medicamentos y debilitar la inmunidad de los seres humanos», explicó.
«La menor variedad, producción y seguridad de la pesca y de la agricultura pone en peligro nuestro derecho a la alimentación. La capacidad diezmada de la naturaleza de filtrar, regular y almacenar agua amenaza el derecho al agua limpia y segura», añadió.
El experto independiente de la ONU insistió en que la biodiversidad y los derechos humanos están «interrelacionados y son interdependientes» y que los estados tienen la obligación de protegerlos a ambos.
El mundo debe tomar medidas de forma urgente para reducir otro 25 por ciento las emisiones contaminantes previstas para 2030, señala el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente. Crédito: PNUMA.
Sin biodiversidad ni seguridad alimentaria ni nutrición
La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) subraya que la biodiversidad es «esencial» tanto para la seguridad alimentaria como para la nutrición.
«Miles de especies interconectadas constituyen una red vital de biodiversidad en los ecosistemas de los que depende la producción mundial de alimentos», señala la FAO.
«Con la erosión de la biodiversidad, la humanidad pierde el potencial para adaptar los ecosistemas a nuevos desafíos, como el crecimiento demográfico y el cambio climático. Alcanzar la seguridad alimentaria para todos está intrínsecamente vinculado al mantenimiento de la biodiversidad», alerta.
La agencia aporta algunos datos clave al respecto.
De las 8.800 razas de animales [domésticos] conocidas, siete por ciento están extintas y 17 por ciento, en peligro de extinción. Y de las más de 80.000 especies de árboles, menos de uno por ciento ha sido estudiada para su posible uso.
El pescado aporta 20 por ciento de la proteína animal a cerca de 3.000 millones de personas. Solo 10 especies proporcionan 30 por ciento de la captura marina y 10 especies, alrededor de 50 por ciento de la producción acuícola.
Mientras, más de 80 por ciento de la dieta de los seres humanos procede de las plantas. Y solo cinco cereales aportan 60 por ciento del aporte calórico.
La tierra finita
La Convención de la ONU para la lucha contra la Desertificación (UNCCD) se concentra en la tierra, «que es finita en cantidad».
La competencia por bienes y servicios aumenta las presiones sobre los recursos terrestres en prácticamente todos los países, alerta.
La conexión con la naturaleza nos convierte en guardianes de nuestro planeta. Para el director del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, Erik Solheim, la cercanía con la naturaleza nos ayuda a ver la necesidad de protegerla. Crédito: PNUMA.
La variabilidad climática, el crecimiento demográfico y la globalización económica generan un cambio de uso de la tierra y malas prácticas de gestión en todas las escalas, señala el documento. Por lo general, esos cambios y prácticas seguirán degradando el valor «real» actual y futuro de nuestros recursos terrestres, como el suelo, el agua y la biodiversidad.
«Ahora es momento de reconocer los límites biofísicos a la productividad de la tierra y la necesidad de restablecer la multifuncionalidad tanto de nuestros paisajes naturales como de los de producción. La evidencia comprueba la necesidad de actuar a corto plazo para evitar posibles resultados negativos e irreversibles a mediano y largo plazo», añadió.
La secretaría de la UNCCD, con sede en Bonn, indicó que su Perspectiva Mundial de la Tierra (GLO, en inglés) ofrece una visión estratégica para transformar la forma en que pensamos sobre el valor, el uso y la gestión de nuestros recursos terrestres, mientras planificamos un futuro más resiliente y sostenible.
La primera edición del GLO es la nueva publicación emblemática de la UNCCD, al igual que la Perspectiva Mundial sobre Biodiversidad, del Convenio sobre la Diversidad Biológica, y la Perspectiva sobre el Medio Ambiente Mundial, del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente.
«Es una plataforma de comunicaciones y de publicación estratégica que demuestra la importancia central de la calidad de la tierra para el bienestar de los seres humanos, analiza las tendencias actuales en la degradación, la pérdida y la conversión de la tierra, identifica los factores responsables y analiza los impactos, así como ofrece escenarios de oportunidades y desafíos futuros», indica.
«La pérdida tanto de la calidad como de la cantidad de recursos terrestres saludables y productivos es un motivo de preocupación inmediato, en especial en los países en desarrollo y en aquellos con una elevada proporción de tierras secas frágiles y vulnerables», añadió.
Esos son algunos de los motivos por los cuales el lema de este Día Mundial del Ambiente, «Reconéctate con la naturaleza», subraya los vastos beneficios, desde la seguridad alimentaria, pasando por las mejoras a la salud y el suministro de agua hasta la estabilidad climática, que los sistemas naturales y un ambiente limpio ofrecen a la humanidad. Pero hay más razones.
Numerosos estudios prueban que pasar tiempo en espacios verdes es bueno para algunos problemas de salud mental como el estrés y la depresión. Esta última, que afecta a 350 millones de personas, es la principal causa de discapacidad a escala mundial, según la ONU.
«El espacio verde urbano es un arma clave en la lucha contra la obesidad: se estima que las 3,2 millones de muertes prematuras de 2012 pueden atribuirse a la falta de actividad física», precisa el foro mundial.
Cada vez son más las ciudades que plantan árboles para mitigar la contaminación aérea, el mayor riesgo ambiental para la salud. De hecho, 6,5 millones de personas mueren por año debido a la exposición diaria a un aire de mala calidad.
Por último, la ONU recuerda que el uso de plantas en la medicina tradicional se remonta a los comienzos de las civilizaciones y que la medicina herbal tiene claros efectos terapéuticos reconocibles y desempeña un papel importante en la atención primaria de la salud en muchos países en desarrollo.
Los analgésicos comunes y los tratamientos contra la malaria (paludismo), así como los fármacos empleados en la lucha contra el cáncer, enfermedades coronarias y presión alta, derivan de las plantas.
¿Todavía necesitan más razones para conectarse, o mejor dicho, para reconectarse, con la naturaleza?
Traducido por Verónica Firme
IPS Noticias
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