[Supongo que en un día como hoy, 23 de abril (en el que el nacionalismo de izquierda congregado en la campa de Villalar de los Comuneros y la superficial progresía que le sigue manipula los hechos del pasado para reclutar nuevos adeptos a la causa “castellanista”), se volverá a airear el mito de los concejos medievales de Castilla como órganos de libertad y democracia directa. Ya el año pasado pudimos leer en la propaganda de las organizaciones convocantes cosas como que en la Castilla de la Baja Edad Media: “Las gentes (...) disfrutaron durante varios siglos de una estructura social fundamentada en el “Concejo Abierto” o asamblea popular soberana que realizaba la gestión de todos los bienes comunales.(...) Los bienes comunales pertenecían al común de los vecinos y estos constituidos en asamblea soberana tenían la capacidad de decisión y de gestión, sin subordinarse a ningún otro núcleo de toma de decisiones o centro de poder, siempre y cuando todos estos recursos fueran destinados al autoabastecimiento en forma de bienes de uso y nunca productos destinados al mercado”. Pero esta descripción de un concejo medieval como si fuera la asamblea de una colectividad anarquista de los tiempos de la Guerra Civil, no puede estar más alejada de la realidad histórica medieval, marcada por el dominio del sistema feudal del cual el concejo era un apéndice. Tampoco habría que olvidar que la aparición de los concejos medievales se produce en el contexto de una guerra de religión, lo que se llamó la Reconquista.
El texto que sigue, elaborado por los medievalistas de la Universidad de Valladolid J. A. Bonachía y J. C. Martín Cea, ataca esta imagen mitificada del concejo medieval que fue difundida por los liberales (que también crearon su particular novela romántica sobre la Revuelta Comunera del siglo XVI) y deja claro que el concejo tiene muy poco de democrático, que estaba dominado por un señor feudal que era propietario de tierras y ganados. No hay, pues, nada de ese “comunismo libertario” medieval que algunos quieren ver. Además, la poca representación que tenía el “común” en los concejos estaba en manos de la clase acaudalada, o sea, de la burguesía. Por otra parte, habría que aclarar que el término “concejo abierto” es un término jurídico moderno que se refiere a la organización de núcleos de población que por su escaso número de habitantes son considerados inferiores al municipio, según se recoge en la Constitución Española de 1978. Usar el adjetivo “abierto” para los concejos medievales tan sólo alimenta el confusionismo.
Lo que sigue es un extracto del texto. Quien quiera leerlo al completo lo tiene aquí:
http://centros.uv.es/web/departamentos/D210/data/informacion/E125/PDF196.pdf
Por cierto, la negrita es de mi cosecha.]
(...) la valoración del municipio en el Antiguo Régimen y el proceso de constitución de las oligarquías han centrado la atención de un gran número de historiadores, que, desde diversas perspectivas, han abordado su estudio desde bien entrado el siglo XIX.
Así, en 1877 A. SACRISTÁN y MARTÍNEZ publicaba sus Municipalidades de Castilla y León. Estudio histórico-crítico; algunos años más tarde, E. De HINOJOSA y NAVEROS sacaba a la luz su Origen del régimen municipal en León y Castilla, fruto de una conferencia pronunciada en el Ateneo de Madrid, en el curso 1895-1896. Como buenos representantes de su época, el municipio y el concejo abierto aparecían en sus textos como un símbolo de libertad, autonomía y democracia vecinal, hasta el punto de construir una imagen idílica que reflejaban frases tan rotundas como la siguiente: «el municipio leonés y castellano de los siglos X al XIII es esencialmente democrático» (E. de Hinojosa). Para estos autores, el municipio medieval castellano era, ante todo, un fenómeno institucional, ajeno a su entorno social, que básicamente había sido heredado del mundo tardorromano; un fenómeno democrático, puro, participativo, que sólo comenzaría a erosionarse a partir del siglo XIV, al irrumpir en escena el afán centralizador de la Monarquía.
Este mito, inspirado en el espíritu liberal y desarrollado al amparo de la pujante Historia del Derecho y de las Instituciones decimonónica, ha lastrado durante varias décadas las investigaciones efectuadas por sucesivas generaciones de medievalistas hispánicos, hasta el punto de convertirse en un referente clásico en la historiografía de mediados de los cincuenta, recogido en autores tan significativos como C. SÁNCHEZ ALBORNOZ, J. Mª LACARRA, J. Mª FONT RIUS. Se trataba no sólo de enfatizar la singularidad de la Península Ibérica sino de demostrar, también, que la llamada marea feudal había quedado varada en las laderas del Pirineo. Con estos antecedentes, no resulta extraño que el propio C. SÁNCHEZ ALBORNOZ se atreviera a manifestar la «gran sorpresa» que le produjo la donación que el concejo de Ávila realizó a favor de un particular, Velasco Velázquez, en 1283, de parte de su término concejil, y a interpretarla como un exponente de las «libertades de la democracia de Castilla en el siglo XIII» y de «la fuerza colosal de la organización municipal y parlamentaria de los concejos castellanos hasta Alfonso XI» (c. Sánchez-Albornoz). Lejos de ser una mera anécdota, este tipo de afirmaciones gozaron de gran credibilidad tanto en la España de la Autarquía como en la Escuela de Buenos Aires, creada en su exilio argentino por el viejo maestro del medievalismo hispánico. Sus tesis pueden verse reflejadas con nitidez en trabajos tan relevantes como el de R. GIBERT sobre El concejo de Madrid. Su organización en los siglos XII al XV o el de Mª del C. CARLE Del concejo medieval castellano-leonés, verdaderos compendios de instituciones municipales, en los que se concede enorme importancia a aspectos tales como el número de funcionarios y cargos concejiles, su tipología, competencias, salarios, el funcionamiento institucional de los ayuntamientos, etc.
Habrá que esperar, por tanto, a mediados de los años setenta para que, al tiempo que se produce el proceso de normalización de la vida pública española, comiencen a percibirse los primeros cambios de tendencia en el estudio del régimen municipal. Es entonces cuando empieza a manifestarse con fuerza la idea de que las instituciones locales no son realidades inmóviles o ajenas al entorno social, sino que se encuentran incardinadas de pleno dentro del contexto feudal. Se abría así, como dice J. Mª MONSALVO, un doble desafío para las nuevas generaciones de medievalistas hispánicos: por un lado, la necesidad de desmitificar las visiones idílicas pergeñadas en el pasado y, por otro, la urgencia de reemplazarlas por nuevas categorías de análisis más completas y elaboradas. Poco a poco, y gracias a trabajos como el de M. GONZALEZ JIZMENEZ sobre Carmona, el de C. ESTEPA sobre León o los de J. A. BONACHIA y T. F. RUIZ sobre Burgos, el viejo tópico de los concejos libres y democráticos comienza a derrumbarse; el concejo deja de ser un ente institucional y abstracto y se inserta con toda normalidad en las estructuras de poder feudales.
En el curso de los años ochenta, numerosas monografías siguieron la senda trazada por estos trabajos pioneros; tanto es así que, con el tiempo, acabará conformándose un modelo de análisis de las instituciones concejiles en Castilla, en el que, primero, se aborda el estudio del marco natural, después, el de las bases socio-económicas locales y, por fin, el examen de las instituciones municipales concretas; repaso que, generalmente, concluye con unas reflexiones más o menos breves sobre la hacienda municipal. En cualquier caso, tanto en este tipo de trabajos generales como en otros de enfoque más puntual, la tónica dominante apunta hacia la profundización en facetas hasta entonces menos desarrolladas, que tienden a ahondar en la relación de los diversos poderes concejiles con la sociedad feudal dominante. Ese es el caso de las nuevas y sólidas interpretaciones sobre el origen y formación de los grupos oligárquicos (J. Mª MÍNGUEZ, A. BARRIOS, etc.), sobre las particularidades de la conformación de los señoríos castellanos (C. ESTEPA) o, sobre el carácter colectivo del ejercicio del poder local sobre el conjunto del territorio dependiente, que dará lugar a la constitución de una forma específica de dominación feudal a la que algunos autores han calificado con el expresivo nombre de señorío concejil (J. A. BONACHÍA, M. SANTAMARÍA LANCHO, J. MARTÍNEZ MORO, etc.). (...)
Gracias a estos estudios, hay algunas conclusiones que poco a poco han ido cobrando cuerpo en el seno de la historiografía castellana hasta el extremo de ser mayoritariamente admitidas en la actualidad. De forma sintética, pueden destacarse algunas de ellas:
a) Así, frente a la concepción que se había defendido tradicionalmente, las oligarquías han dejado de contemplarse como una novedad radical de los siglos bajomedievales. Hoy no se discute que su formación es el resultado de un proceso histórico que arranca desde el mismo instante en que comienzan a producirse importantes estratificaciones sociales en el seno de las comunidades aldeanas (fines del siglo X-siglo XI). A este respecto, las consideraciones generales realizadas por J. Mª MINGUEZ han sido particularmente esclarecedoras, al apuntar, con datos fehacientes, cómo en el seno de las primeras comunidades podía detectarse con nitidez una clara polarización social entre unos pocos, los futuros caballeros villanos, que detentaban fortunas y cargos públicos y otros muchos, integrantes del común de la población campesina, relegados a un papel secundario en lo económico y en lo político.
b) En este mismo sentido, tampoco parece cuestionarse en estos momentos la íntima relación que se establece entre la ostentación del poder político en el municipio y la posición que ocupan los integrantes de las oligarquías en la estructura social; o, si se quiere, resulta cada vez más evidente que lo político no puede desvincularse de los aspectos sociales y económicos. Es más, si por algo se caracteriza la caballería villana de Castilla que se está gestando en los siglos plenomedievales es precisamente por su posición económica como medianos o grandes propietarios —tanto de tierras como de ganados— y por su progresivo control del poder político concejil, sin olvidamos naturalmente de lo que ha sido la base esencial utilizada para su promoción en la escala feudal: la especialización militar como combatientes a caballo. Por lo demás, hay que subrayar que este proceso de aristocratización y consolidación de la posición política dominante por parte de los grupos antes citados se produce siempre de forma paralela a la creación y desarrollo del propio sistema concejil.
c) Otro aspecto en el que se ha avanzado profundamente en los últimos años es la consideración de que la institución concejil no es un fenómeno ajeno al universo feudal, sino que se encuentra plenamente inserta e involucrada en él. A fin de cuentas, éste era el argumento central de partida de la renovación producida en los años setenta; un argumento que enfatizaba la definición y consideración de la caballería villana como parte integrante de la clase señorial feudal y que arrumbaba, de una vez por todas, las tesis sobre la inexistencia de feudalismo en Castilla.
(...)
La función de todo gobernante consiste principalmente en imponerse sobre los gobernados, pero con el menor coste posible y con el mayor grado de aceptación hacia sus dictados. La actuación de los dirigentes no puede cimentarse exclusivamente sobre la coacción o la imposición por la fuerza, sino que busca fomentar el más amplio consentimiento hacia su función y, a través de él, procurar la obediencia de los subordinados. En la medida en que esto se consiga, utilizando para ello la cobertura ideológica y los mecanismos de propaganda que sean necesarios, su autoridad será menos discutida, se atenuarán los posibles conflictos latentes y se avanzará hacia la consecución de su ideal de la paz social. Por el contrario, desde la perspectiva de quienes sufren el ejercicio de dicho poder, la respuesta no es uniforme, oscilando entre el acatamiento obediente a las decisiones del poder público, la oposición más a menos abierta a ellas, pero sin cuestionar el orden social vigente o la revuelta o la insurrección, cuando no encuentran otra alternativa.
Precisamente por todo ello el estudio del poder urbano nunca estaría completo si no se tienen presentes a los sectores integrados en el común y en tal sentido es fundamental ahondar en el análisis de sus formas de organización, en sus actitudes políticas, en sus líderes y en sus aspiraciones, en sus cauces de participación institucional en los órganos de gobierno, etc. No seríamos justos, sin embargo, si no reconociéramos que se están produciendo en esta dirección importantes avances, como los derivados de las recientes aportaciones de J. Mª MONSALVO, M. DIAGO HERNANDO o Mª I. Del VAL VALDIVIESO, por citar algunas de las más representativas y originales. Gracias a ellos, podemos conocer mejor las fórmulas organizativas empleadas por los pecheros en algunos concejos bajomedievales, así como las vías utilizadas para acceder en la medida de lo posible a los centros de poder local. En este orden de cosas, habrá que prestar atención a hipótesis tan sugerentes como la que habla de la constitución de una élite dentro del común de perfiles potencialmente revolucionarios; se trata, según Mª I. Del VAL, de un sector acaudalado y pudiente, constituido fundamentalmente por comerciantes, que, apoyado en su propia riqueza, pretende alcanzar un puesto político relevante; para ello, previamente se ha constituido en portavoz de la colectividad, se ha arrogado su representación política en collaciones, cuadrillas y otras asambleas vecinales y no duda en utilizar las luchas del conjunto de la población en su propio beneficio, enfrentándose con la oligarquía. Su actitud alcanza su máxima intensidad en torno a 1520 y acaba saldándose en un fracaso con la derrota de las Comunidades.
23 comentarios:
Me ha gustado tu articulo y es cierto la mitificación que existe. Pero no podemos olvidar que ( y esto también lo dicen Martin Cea y Bonachia en otros árticulos) que el grado de libertad de un campesino, pese a no ser tampoco el dueño de la tierra, era mayor en las del concejo que en las de los señores o de la misma IglesiA. Aun así la convivencia social esta siempre presente, los reyes mantenían cualquier derecho sobre estas villas puesto que para eso ellos mismo habían redactado las normas forales que les regía.
Si que es cierto que a partir del reinado de Alfonso VII, el emperador, lo que verdaderamente perdió poder fue la figura del tenente real, que en algunos casos llego a ser asesinado. Se considera también que Segovia fue la más adelantada a su tiempo.
¿Pero oteando documentación original nos queda una duda ¿Qué paso en Alba? ¿Por el concejo prohibió y declaro acto de traición a sus propios vecinos el ser merino del rey? Quizás un tema más interesante y a estudiar y clasificar dentro la historia.
POr lo demás tope con tu blog libertario por casualidad buscando unos fondos documentales, te felicito por tus articulos y sigue así.
El compañero que puso la entrada ya no está aquí con nosotros, pero yo también la suscribo.
La libertades que otorgaban los fueros a los municipios medievales, en especial a los de las llamadas Extremaduras castellana, leonesa o aragonesa (como también aquellos que se formaron a lo largo del Camino de Santiago), fueron con una finalidad: atraer repobladores.
Las llamadas Comunidades de Villa y Tierra de estas zonas fronterizas, tenían una función militar, y como tal debían reaccionar ante los ataques del enemigo musulmán, enviando sus milicias concejiles cuando el rey las requería, o, en otros casos, simplemente para hacer incursiones de castigo en territorio enemigo y obtener botín.
A mediados del siglo XIV, el rey Alfonso XI, oficialmente reconoce que el llamado Concejo Abierto ya no existe en muchas ciudades, el poder está en manos de una minoría —el patriciado urbano— que acapara y se reparte los oficios municipales. No fue obra del rey (aunque él instituyó la figura del corregidor) ni de sus predecesores, fue obra de la actividad de los mismos habitantes; aunque con libertades, seguían manteniendo las diferencias estamentales propias del feudalismo.
En pocas palabras, considerar a estos municipios medievales como «islas de libertad rodeadas por un mar feudal», es erróneo. Ya que eran parte integrante de ese mundo feudal.
¡Salud!
PD: Lamentablemente este blog no es específicamente libertario, y aunque algunos componentes más o menos lo seamos, ¡no lo es!
Bueno,esto no es del todo completo,ni mucho menos.Hay un libro que trata este tema de manera excelente,Los desiertos de la cultura,una crisis agraria,de Santiago Arauz de Robles.En este estudio del mundo rural de los años 50-60(el libro se publicó en 1975)se hace un repaso a los concejos de 5 aldeas cercanas a Molina de Aragón,se investiga sus usos y costumbres,así como las formas de entender la vida social,esto es,comunal,puesto que la mayoría de las tierras de las aldeas estudiadas tenían ese caracter.El libro enumera tanto las virtudes como los vicios,en un ejercicio de objetividad pocas veces visto,aunque eso es imposible de lograr.Además, se hace referencia a los diversos concejos,donde los alcaldes franquistas que había en cada respectiva aldea,sólo cumplían las ordenes que dictaba la mayoría simple del concejo.Asímismo,en la hacendera,la propia alcaldía trabajaba arreglando caminos o las tareas que fueran encomendadas por el concejo.Este estudio es muy revelador ,y no sólo porque no venga de un sesudo autor de universidad,que también,sino porque invita a conocer ese pequeño microcosmos, que lejos ya en el tiempo de sus años dorados de vida,lo que se maximizaba era la convivencia entre los vecinos.Esto desapareció por completo con la muerte de Franco,es decir,en 1975(año de publicación del libro)se puede decir que el universo rural feneció.Casi 40 años después,si alguien se acerca por esas villas y aldeas(aunque se puede decir que por toda la provincia)se da cuenta de que eso es así,que no es una "realidad" extraida de los libros,una especie de verdad revelada por los sabios oficiales,que de puro objetivos se podría decir que su muerte fuera una ascensión deífica.
La verdadera realidad se puede encontrar en las opiniones de las gentes que habitaron esas aldeas.Allí,si alguien se toma la molestia de ir a investigar,preguntar,indagar,inquirir,encontrará algo muy cercano a lo que refiere el anteriormente citado libro.Las gentes aún en algunos sitios,tienen todavía la gestión de las aldeas y el régimen de terruño comunal o de baldíos.Tambien hay otros regímenes,por supuesto,como las sociedades de baldíos(ahora en constante expolío de los recursos cinegéticos) y por supuesto las propiedades privadas(esta es la opción que más gusta a los socialdemócratas buenos,los que se dicen de izquierdas)que para el caso,ya todo es lo mismo.Los ayuntamientos se han terminado de apropiar de las tierras que al final acabarán vendiendo al mejor postor.Este es un mundo,que hasta hace muy poco relativamente,existía.Ahora bien,que eso venga de las prebendas que ofrecían los reyes a los que quisieran poblar esas tierras o de cualquier otra vaína,es asunto de expertos que puedan y tengan la capacidad intelectual iluminarnos.En algo nos iguala el tiempo,esas épocas nos quedan tan lejanas a los expertos como a los pobres ignaros,pero lo que sí está al alcance de cualquiera que tenga boca y algo de sentido común,es ver la realidad por sí mismo,sin cristales de aumentos o de colores,ya sean rosas o negros.
Por cierto,esos nacionalsocialistas que se mencionan aquí, estan de acuerdo con los de abajo a la izquierda en la vivienda social,los comedores sociales,los precios populares en todo lo que sea para el pueblo,la seguridad social universal,las ayudas sociales de todo tipo y que de todo eso se encargue el Estado,por supuesto.Es cierto que son racistas,pero no sería la primera vez que me he encontrado a gente que se dice de izquierda radical para declarar a continuación..."yo no soy racista,pero"...por tanto,como decía otro socialista,es más lo que os une que lo que os separa.
Me hablas de comunidades a nivel de aldea, de pequeños núcleos rurales, no de las ciudades y villas medievales a las que se refiere el texto.
Los fueros, y lo vuelvo a repetir, que es de lo que se trata, fueron otorgados por los reyes y demás señores feudales a los municipios con el fin de atraer repobladores y hacerlos funcionar económicamente. También otra finalidad de los habitantes de estas «extremaduras» o regiones fronterizas fue la militar, de ahí la existencia de unas milicias concejiles que de vez en cuando hacían expediciones en territorio musulmán para conseguir botín. Famosas fueron las incursiones de los concejos a Ávila y Segovia en tierras andalusíes, de ahí su gran cabaña ganadera.
Aunque a mediados del siglo XIV con las reformas del rey Alfonso XI se instauró el regimiento, el concejo restringido, y la figura del corregidor, representante del rey ante el municipio, el caso fue que la culpa no fue de los grandes que quisieron eliminar las «libertades» del pueblo, el común, sino del buen hacer, las prácticas, usos y costumbres de las gentes de estos mismos concejos.
Cuando existía el régimen del concejo abierto, el concepto de igualdad que entendemos ahora, no existía. El mismo mal estaba en el seno de estos concejos «abiertos» que también se regían en órdenes estamentales. Los pertenecientes a la nobleza y el clero tenían unos derechos y privilegios que el resto de los habitantes no compartían. La estructura social del estamento popular o el común era un auténtico «cajón de sastre» en los que había propietarios y jornaleros, mercaderes y pequeños comerciantes, artesanos y obreros, ricos y pobres, etc., todos, o casi todos, pecheros.
Entre las oligarquías urbanas entraron a formar parte los llamados «caballeros villanos»: campesinos ricos que se podían costear una montura y formar parte de la caballería de las milicias concejiles. Éstos, aunque al principio rivalizasen con los componentes de la pequeña nobleza urbana, con el tiempo pasaron a forma parte de ella. Y, por ende, a constituir el verdadero gobierno de los municipios medievales. Gobiernos en los que se practicaba algo tan viejo como el nepotismo y las corruptelas. El bipartidismo de tiempos más recientes y actuales tiene su origen en los linajes y banderías que se disputaban o repartían los cargos concejiles de las ciudades y villas de las Edades Media y Moderna.
Y ya que me hablas de un libro, uno de los autores del texto de la entrada, J.A. Bonachia, en 1978 escribió otro libro titulado El concejo de Burgos en la Baja Edad Media, en él nos contaba que en esta ciudad castellana el gobierno local estaba en manos de una oligarquía mercantil-caballeresca, aunque no fuese un sistema cerrado de acceso al poder, el poder verdadero lo ejercían unas pocas familias. La gente del común consiguió que representantes suyos formasen parte de dicho poder municipal, eran elegidos desde las parroquías con el nombre de procuradores mayores y menores; pero, con el tiempo, todo también se corrompió, y los cargos se quedaron en manos de unos pocos y se trasmitían de padres a hijos.
¡Eso sí...!, los bienes comunales (propios y baldios) existían y permanecieron inalterables, hasta las desamortizaciones liberales del siglo XIX.
¡De esto es lo que trata la entrada!
¡Otra cosa!, el compañero que puso la entrada, SORROW, que ya no está con nosotros, la puso coincidiendo con el aniversario de la derrota comunera en Villalar de 1521, fecha muy manipulada por los castellanistas y políticos de hoy en día.
Teniendo en cuenta un cierto rigor histórico, y como suplemento a lo dicho sobre las milicias concejiles medievales (muy admiradas por un personaje llamado Félix Rodrigo Mora, y me da la sensación que también influencia suya), uno de los líderes comuneros más conocidos y ejecutados en Villalar fue Juan de Padilla. Era capitán de las milicias concejiles de Toledo, ¿sabe usted cómo obtuvo el puesto? No fue elegido ni por aclamación, como alguno podría creer, lo obtuvo porque lo heredó de su padre. Otra prueba más, de lo anteriormente escrito.
¡Eso sí...!, los bienes comunales (propios y baldios) existían y permanecieron inalterables, hasta las desamortizaciones liberales del siglo XIX.
¡De esto es lo que trata la entrada!
Incluso ahora mismo existen,además este asunto lo conozco de primera mano,no por tal o cual libro,sino por la experiencia.
Pero hace usted afirmaciones sin fundamento,pues no es Félix Rodrigo Mora(uno de los mejores estudiosos de la Edad MEdia que existen)sino Francisco Martínez Marina quien me ha influido.Este autor era liberal además de canónigo y no estoy de acuerdo con ninguna de sus dos etiquetas,pero sí con sus maravillosos estudios,donde además de aportar la documentación en la que se basa son lo suficientemente prolijos como para convencer a los inconvencibles.Momento muy interesante es donde hace referencia a los mandaderos,esas personas que llevaban la palabra del concejo a las juntas,pero que no podían decidir.Recuerdo que contaba la anecdota de que a alguno lo mataron,asunto que declara la libertad que había,y que poco a poco se fue perdiendo.Los malos cada vez se hacían con más poder.
¿Que no eran todos los concejos buenos?,pues supongo que no,pero ni tanto ni tan calvo,no vayamos a dar por mala toda una época porque algún concejo había perdido su modo original de ser o algunos notables se habían hecho con las riendas del mismo.Ahora bien,todas estas cosas que se tratan deberían ser estudiadas de nuevo,yo sé que se ha ocultado información sobre el asunto y es necesario que se esclareciese.Para esto te propongo que nos unamos en el estudio de esta realidad huyendo de los autores que existan y teniendo como pruebas irrefutables los documentos y crónicas originales de la época.Sé que esto es un imposible,pues haría falta una revolución para que el Estado(el amo y señor de todo lo que ven nuestros ojos y parte de lo que no ven,es decir,nuestras almas)nos dejara libertad para poder acceder a toda la documentación que posee y tiene a buen recaudo.Si se diera esa situación, no tendría ningún problema en reconocer que la Edad Media es la edad oscura por excelencia,como soleis afirmar los que gustais de esta sociedad.Supongo que debe ser algo psicopatológico lo de la oscuridad para los actuales poderes establecidos,pues como dijo un autor con mucha gracia,incluso de la noche quieren hacer día,de puro iluminada que está.
Ahí queda mi propuesta,que no va en broma.Os asocio con el ente estatal porque vuestras tesis son las mismas que las suyas,es decir,se habla de lo mala que era la sociedad(quizá sea verdad que en algunos lugares era así)pero se oculta lo que tuvo de renovador y la libertad que tenía la gente en esas épocas,entre otras cosas de poder rebelarse contra los poderes,situación que actualmente no se piensa ni por asomo.Que lo intenten...o que lo intentemos,¿verdad?En este mismo sentido,todavía se pueden leer en algunos pueblos(yo lo he visto esto hace 10 días)donde se llama al pueblo al trabajo comunitario,esto es,a la hacendera.Un visitante poco avisado no tendría ni idea de lo que querría decir,se me ocurre,¿por qué no hacen una encuesta a la gente para ver cuántos saben lo que quiere decir hacendera?Sería gracioso que los que ocultan la información de algo que no está perdido pues aún sigue vigente y viene de ni se sabe lo tiempos se dedicaran a hacer una encuesta para que los ciudadanos nos dieramos cuenta del grado de estupidización en que nos quieren tener.Así,esta encuesta nos serviría a los ciudadanos y no a ellos,que ya nos conocen mejor que nosotros mismos.
Manteniendo lo expuesto os envío un cordial saludo y ¡viva la revolución!
En pocas palabras, considerar a estos municipios medievales como «islas de libertad rodeadas por un mar feudal», es erróneo. Ya que eran parte integrante de ese mundo feudal.
Suerte que tienen las mujeres de hoy que no tienen que ponerse el cinturón de castidad,que además,nunca entendí cómo podían pasarse tantos años sus maridos fuera mientras la mujer tenía que llevar eso puesto¿cómo hacían aguas mayores y menores?Pues si tuvieran agujeros no serviria para nada y si no los tuvieran tendría que salir el chocolate extrafino por todos los lados.Nos han frito desde pequeños con todas estas cositas,¿se han dedicado a desmentir todas estas locuras el estado o sus amigos y admiradores?No padre.
Parece que he sido malinterpretado... El hecho de que con las desamortizaciones decimonónicas los bienes comunales de los municipios fuesen alterados, no implica que desapareciesen del todo. Aunque, de unos cinco millones de hectáreas de bosque que había a mediados del XIX, con las privatizaciones de nuestros montes, y sus consiguientes talas abusivas, se quedó a finales de tal siglo con poco menos que un millón. Es más, todavía con las leyes de régimen local vigentes se consideran que los bienes comunales son los que su aprovechamiento corresponde al común de los vecinos. Según la actual legislación los llamados bienes comunales pertenecen a los denominados bienes demaniales, junto a los de uso y de servicio públicos. Si añadimos los patrimoniales o de dominio privado (los propios), todos forman parte de los bienes de las entidades locales de hoy en día.
Un año después del bicentenario de las Cortes de Cádiz, en este año se cumple el segundo centenario de la primera edición del libro Teoría de las Cortes del historiador que me has citado, Martínez Marina, que además de político liberal era clérigo. Con su obra defendía la autoctonía del parlamentarismo liberal, cuyos antecedentes directos partían de las Cortes medievales. En contra de los defensores del absolutismo que lo presentaban como extranjerizante, Martínez Marina quiso así legitimar el nuevo estado liberal. Discurso asumido desde entonces por el poder político actual.
Y lo del cinturón de castidad medieval es más producto de la imaginación humana que realidad histórica, un mito que alguien se inventó y que muchos creyeron.
Claro que era liberal,estoy de acuerdo,pero a lo que me refiero es a su trabajo como historiador.Por tanto,como expuse,no me interesa como legislador,ni como clérigo ni como publicista de sus ideas sobre cómo deben ser formadas las cortes,sino que lo que me interesa es su trabajo como historiador.Su tratamiento de las fuentes principales es muy interesante,pero como escribí anteriormente la historia debería ser de nuevo revisada,pues ya no me creo nada de lo que me digan desde las instituciones.Es un trabajo que debería ser hecho por el pueblo para el pueblo.Vayamos a buscarlo a las playas.
La obra de Martínez Marina como historiador sirvió de justificación para que el parlamentarismo burgués, que se formaba entonces, utilizase la historia para defender sus supuestas y nativas raíces medievales. Su discurso fue asumido por las instituciones liberales, y fue el dominante estatalmente.
Tendrás que demostrarlo,pues de lo que yo he leído no he sacado esas conclusiones.Además,Martínez Marina creo que fue encerrado y su obra no fue muy difundida precisamente,tanto es así que sólo hay una edición de teoría de las cortes.Era liberal,sí,pero como te dije,a mí me interesa lo que dice de cómo se gobernaban los castellanos,pues creo que es algo de lo que se debería aprender y de los concejos intentar recuperar lo que de bueno tenían,es decir,la capacidad de decidir sobre lo tuyo más cercano,algo que con el parlamentarismo no se tiene ni de lejos.Este autor está de acuerdo con el parlamentarimo,pero no le duelen prendas en reconocer cómo fue el gobierno por asambleas(pues eso es lo que era) que hubo en el medievo.Otro dato es que no habla de feudalismo para nada,asunto del que sí tratan los autores de hoy,tan rigurosos con la verdad.Lo peor de todo esto es que la palabra se puede utilizar casi para todo lo malo,y resulta que aqui hay muchos autores que la niegan.Creo que en su historia de las clases trabajadoras,fernando garrido(socialista y por tanto,de abajo a la izquierda) también dice que no ha existido o apenas,pero se refiere a la peninsula.
http://www.bibliotecadehistoriaconstitucional.com/cgi-bin/library.cgi?site=localhost&a=p&p=about&c=bibliote&l=es&w=utf-8
http://156.35.33.113/derechoConstitucional/
https://sede.asturias.es/portal/site/Asturias/menuitem.1003733838db7342ebc4e191100000f7/?vgnextoid=d7d79d16b61ee010VgnVCM1000000100007fRCRD&fecha=26/05/2008&refArticulo=2008-08579
Por ejemplo. Si fuera un disidente o un desconocido no habría instituciones como la Universidad que utilizasen su nombre.
Los municipios medievales inicialmente se regían mediante una junta vecinal o concejo abierto, pero a lo largo de la Baja Edad Media esos concejos se fueron haciendo cada vez más restringidos. El gobierno de tales municipios cayó en manos de unas oligarquías, el llamado patriciado urbano. Negarlo es de ignorantes. Ni yo ni mi antiguo compañero negamos la existencia de tal tipo de autogobierno vecinal, todavía existe en algunas pedanías.
En un acta concejil del pueblo de mis padres y antepasados —situado en el Valle Medio del Duero, por ende, yo también soy castellano— de 1581 (siglo XVI, fecha que es considerada posterior a la llamada Edad Media) se puede leer: «Estando ayuntados a campana repicada segun lo habemos por uso e costumbres de nos ayuntar». Lo que implicaba que para los asuntos del pueblo se llamaba al común de los vecinos a toque de campana enla plaza al frente de la iglesia. Pero en 1916 (en el siglo XX) también se puede leer: «con esta fecha [15-II-1916] del actual, segun consta en el expediente y por medio de pregón y toque de campana desde las nueve de esta propia mañana se declaró abierto el acto». Esto que puede dar a entender una especie de democracia popular, no implica la inexistencia en el pueblo de desigualdades sociales, no existía la igualdad que debería ir acompañada a la libertad.
Durante la Edad Media y el Antiguo Régimen la sociedad era estamental, los pocos privilegiados tenían unos derechos de los que carecían la mayoría, y con el Estado moderno liberal la sociedad se hizo clasista y siguió siendo nada igualitaria. Los municipios de realengo, con representación a Cortes, enviaban a sus representantes, los procuradores, bajo mandato imperativo. Éstos se sometían a la voluntad del municipio, y se desobedecían tenían que vérselas con sus vecinos, como fue el caso de Segovía que linchó en 1521 a su procurados por votar unos impuestos favorables al emperador en contra del pueblo. Pero, también es verdad que no todos los muncipios enviaban representantes delegidos, ya que sus representantes eran sus señores la´cios y eclesiásticos. Y el llamado «señorio colectivo o concejil», era el poder que ejercía el municipio a las aldeas y villas de su alfoz.
Ya he dicho que era liberal,en cualquier caso me interesa su estudio de la historia,¡qué más me gustaría a mí que sus escritos los leyeran por televisión o por radio para que la gente conociera el concejo abierto!Sin embargo,pregunta a cuaántos han leído sus textos sobre historia.Yo tengo un libro en mis manos sobre el Madrid medieval que apenas encuestras nada sobre el concejo.Es complicadísimo y además no suele ser muy claro,pues algunos dicen que la carta está hecha por un notable y en otros casos por el concejo.
Yo conozco casos donde los propios vecinos dicen que había igualdad,es cierto que sin opulencias,pero había igualdad.Ahora las desigualdades son gigantescas.
Pues se le puede leer por Internet:
Teoría de las Cortes de Francisco Martínez Marina.
Claro,yo lo he encontrado por esta vía,pero los tengo en papel,pues no hay Bakunin que pueda entender y leer más de veinte minutos en la pantalla,so pena de perder la vista.
En cualquier caso, mire usted lo que la mayoría de la gente ve por internet,¿pornografía,chats,lecturas variadas,videos graciosos,videojuegos on line?Puesto que nosotros no somos libres y dependemos de un ministerio de la publicidad,lo que no aparece todos los días repetido 1000 veces,no existe.No me dirá usted que todos los días exponen documentales sobre el anarquismo o sobre los sistemas asamblearios y que en lugar de incitar a la gente a comprar discos de algún cantante pisaverdes se hace para que vayan a comprar libros de Kropotkin,¿verdad?Porque si es así,mucho habria cambiado la TV desde que no la veo.
Otra cosa que quería decirle es que yo sólo he votado una vez y ha sido a Izquierda Unida.Estos son de izquierdas sin comillas,por tanto,para que se de usted cuenta de lo compleja que es la vida,yo no provengo de ningún nacionalismo,ni he participado en asociaciones que exaltan el valor de las milicias ni de los comuneros ni nada por el estilo,tampoco hago una defensa de Castilla.
Ahora bien,yo sí critico a los de "izquierdas"-"tanto como a los de derechas"porque no tienen el valor de,al menos,decir la verdad,y es que este sistema por mucho que se le quiera defender está podrído,no me creo nada que venga de partidos,no me creo nada que venga de instituciones,puesto que responden a unos intereses muy concretos.Por tanto,quien defienda el Estado capitalista me tendrá enfrente para lo contrario,para la crítica.Lo hago por convencimiento propio,no por oidas o por influencias.Llevo varios años fijandome como funciona la sociedad y creo que es así.Pero no soy dogmático,si hay algo bueno en esta sociedad tambien lo sé reconocer,lo que pasa es que ultimamente no encuentro nada.
¿Y todo este discursito a qué viene? A usted nadie le ha invitado a este blog y, ni mucho menos, nadie le ha impedido expresarse. Porque todavía no sé que es lo que quiere de mí.
Yo tampoco he votado en mi vida a ningún partido (ni de izquierdas, ni de derechas, ni de centro), no creo en este régimen partitocrático (el hecho de hacerlo les daría una legitimidad que no comparto). Sobre la democracia directa, ya me gustaría que existiese o que fuese posible, y para ello sería necesario algo tan importante como la responsabilidad; pero, lamentablemente, la gente por comodidad prefiere delegar en otros, y cuando algo no le gusta, se queja. Las cosas hay que hacerlas y no solamente con exigirlas o mandarlas se hacen. Estoy harto, por ejemplo, de las comunidades de vecinos donde todos deberíamos 'arrimar el hombro' en las cosas que nos afectan a todos, pero que simplemente se prefiere que lo hagan otros, ya sea porque tengan el cargo de responsabilidad que les corresponde en ese año, o porque ya se encargarían las autoridades... Estas cosas me hacen dudar de la probable existencia presente o futura de una 'democracia directa' en nuestra sociedad, aunque lo desee con todas mis fuerzas.
Y lo de 'LOS DE ABAJO A LA IZQUIERDA' no lo puse yo, pues no fuí yo quien empezó este blog, pero soy quién lo mantengo y permanece en él.
El temita de los concejos abiertos y la llamada «democracia castellana» medieval me la inocularon desde muy crío (durante la llamada Transición) los curas del colegio y los 'izquierdosos' del pueblo de mis padres. Me vendían los míticos municipios medievales o la rebelión comunera como lo más revolucionario que ha habido. Sin contar la defensa de las tradiciones populares, como algo que nos identificaba, nos daba personalidad y demás mamarrachadas.
Me dice que le interesa el funcionamiento de los concejos abiertos medievales, a mí también. Pero, también me interesa el proceso histórico que hizo que tales concejos abiertos se fuesen haciendo cada vez más restringidos (el conocimiento de la historia —¡se dice!— sirve para que no se cometan los errores del pasado), ¿por qué esas democracias vecinales se fueron haciendo oligárquicas? Y no es echar solamente las culpas a los liberales de las Cortes de Cádiz, como hace Félix Rodrigo Mora. La lectura de libros de los más diversos autores nos puede ayudar, y no sólo limitarse a unos pocos y desechar a otros.
Mejor me gustaria leer por Internet los escritos como La lucha de clases durante Revolución Francesa de Daniel Guerin o Los sans-culottes de Albert Soboul. Y, sobre todo, yo nunca he defendido el régimen parlamentario actual:
http://losdeabajoalaizquierda.blogspot.com.es/2011/01/la-farsa-democratica-espanola-o-falsa.html
En cambio, ví, no hace mucho, por la televisión pública (o estatal) una apología de las Cortes de León de 1188, como las primeras de la historia:
http://www.rtve.es/alacarta/videos/otros-documentales/cuna-del-parlamentarismo/954048/
O que lo reconozca más recientemente una institución internacional o interestatal como la UNESCO:
http://www.elmundo.es/elmundo/2013/06/19/castillayleon/1371632533.html
Y el jurista, político liberal y cura de Francisco Martínez Marina fue uno de los empezó todo esto.
A mi no me importa quien lo empezara,pues para eso ya está el régimen estatuido,para autodefenderse y lo hace muy bien,por cierto.No me ha invitado,ni me importa,no le necesito,pero tambien pasa usted a molestar,las más de las veces sin sentido,solo por el afan de criticar,por el blog del revolucionario Félix Rodrigo Mora y nadie le ha invitado tampoco.
La revolución francesa es un asco,y esto lo indica lo mismo que para usted es un asco Martinez MArina,que es defendido por las instituciones,¡incluso la gente del PP!sin embargo yo no defiendo a Martinez Marina,quede donde le plazca al tipo,pero me quedo con lo que creo que tiene de verdad de sus obras,lo he dicho seis veces.Otra vez más,¡no me interesa lo que diga sobre las cortes,odio las presentes,las pasadas y las futuras!
Sobre los puntos de vista ya lo he dicho,la vida la vivo por mi y me gusta charlar con la gente que creo que es interesante,poca ,ciertamente.Los sesudos autores que se creen dioses no me interesan,que se vayan a sus cátedras.
¡En cualquier caso,estoy criticando que pongan etiquetas!que quede claro,¡nacionalistas de "iz quierdas!Creo que era fácil de ver,pero cuando se tiene una venda no se puede ver,y es la venda del gobierno pues si quisiera de verdad que hubiera gobiernos por asambleas defendería otras cosas,como por ejemplo,la degradación del ser humano en el siglo XXI.
Se me olvidaba decirle que no quiero nada de usted,pues solo quiero defender los argumentos contrarios a los suyos,que creo que puedo hacerlo,al menos aún,hasta que la deriva totalitaria cambie de parecer.Lo mismo podrían decir en el blog esfuerzo y servicio de usted.
Espero que los reformistas estén en retirada dentro de poco y que los argumentos revolucionarios sean los que inunde el orbe,como en la Rusia de principios de siglo.
¡Viva la revolución!
En su blog Félix tiene la desfachatez de insultar a militantes reconocidos en el Movimiento Libertario por su abnegación y compromiso de «neolerrouxistas» o de «anarcoestatistas» e, incluso, diciendo de querer desnaturalizarlo, como a J. Reyero. Cuando el tal Félix es quien se está aprovechando, o se aprovechó, de tal movimiento para darse a conocer personalmente y así vender sus libros.
Dices que se habla más de lo oscura que fue la Edad edia y se oculta lo contrario. Creo que no. Yo siempre he defendido conorcelo todo, las luces y las sombras de un tiempo histórico.
Y, ¡gracias!, por lo menos reconoces, ya de una vez por todas, de que eres un 'felixista', un seguidor de Félix Rodrigo Mora, pues ya lo supuse desde el principio. Y si a ese personaje le molesto, que me lo diga él personalmente y no mande a sus acólitos. Parecéis la voz de vuestro amo.
No,ya te dije que yo no soy Felixista,yo soy quien soy yo,y no te importa lo más mínimo,solo debe importarte lo que yo te digo y sobre lo que trato,sobre las ideas políticas,pues que yo sepa,este no es un blog que trate sobre ti,¿verdad?Tratas temas políticos y eso es lo que yo critico,a gente como tú,no mandado por nadie.Te hago la misma pregunta,¿te manda a ti el tal Reyero ese al blog de Félix?
¿Su abnegación y compromiso?No me quiero reir a carcajadas porque me oirías hasta tú.¿Qué clase de sociedad han conseguido esos libertarios?¿Su lucha que ha obtenido,el Estado ha retrocedido en algo?¿Son como bandera negra ,que han puesto contra las cuerdas a burgueses y Estado?Como te dije,hay gente que se pone etiquetas,y esta sociedad es especialista en eso.Tu vas de libertario,pero,defiendes todos los postulados de lo que en teoría atacas,el estado.
¿La voz de vuestro amo?¿Y lo dices tú que te pasas el día en la pantalla?Todos tenemos amos,y más en esta sociedad,pues sin ellos no puedes vivir,¿aún no te diste cuenta o es que quizá tú formes parte de los privilegiados?Yo estoy en el trance de dejar el maldito internet,ese invento tan maravilloso que hace que los libertarios puros puedan combatir al Estado sin moverse de casa,¿crees que la gente que lee tu blog está haciendo algo que no sea para él mismo?Lo libertario,que yo sepa,anteriormente era ejemplo de virtud y de solidaridad,no se les podía achacar ningún vicio y alguien que defiende el Estado de bienestar no puede ser anarquista,pues eran como esenios,morían por la causa.Me rio yo de vuestra entrega.Si te pones etiquetas,tanto tú como los que has nombrado,ten el valor de portarte como lo que dices que eres,caiga quien caiga,pero no medias tintas,por favor.No ponerse etiquetas para ligar más o para tener amistades preferentes o qué se yo,que ya conozco a muchos sinverguenzas de este estilo.
Para que te quede claro,yo entro al blog de Félix tanto como al tuyo y apenas si escribo,no coincido con éste autor en muchas cosas,pero sí en lo fundamental,la idea de la Revolución y que en esta socieda,habitualmente,los que se dicen que son los que nos tienen que salvar del Estado y el capitalismo son,muchas veces peores que la gente que solo le interesa consumir.Y esto no es porque me lo diga Félix,sino porque lo he visto con mis propios ojos.Que te quede claro.
Como te dije anteriormente,me tendréis enfrente aunque sea lo ultimo que haga,pues mientras antes caigais ,antes se podrá emprender algo que valga la pena.
¿Siempre has defendido conocerlo todo?Sí,pero será insultando,pues lo primero que defiendes es que se pongan etiquetas como nacionalista de "izquierdas" entre comillas,claro,se entiende que si no somos como nos digan los señoritos de "los de abajo a la izquierda" no somos de verdad de izquierdas,es decir,¿os da rabia que seamos de otra manera y que no seais vosotros nuestros amos intelectuales?Pues ya lo dije,yo no soy de izquierdas ni de derechas,no soy libertario,y por ahora,el único que me hace la vida imposible es el Estado,ese que tú tanto defiendes.Tu me das las gracias por confesar no se que cosa,pero yo no puedo dartelas a ti,pues en otro artículo declaraste que esto es un sistema capitalista,vamos lo típico,que manda Botín.Sois un chiste y además cortados por el mismo patrón...
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